El dibujo del manga no es nada del otro mundo, pero los detalles, sobre todo el gore, sí que son bastante sorprendentes.
En lo que se refiere a la serie, no sólo merece la pena, sino que la marcaría como una de las imprescindibles. Pocas veces he visto una serie que transpire tanta sensibilidad, emoción y salvajismo por partes iguales. Lo mismo pasas de una escena que hace que se te pongan los pelos como escarpias y se te salte la lagrimilla a otra en la que la sangre y las vísceras vuelan por la pantalla sin censura alguna.
El argumento del manga es mucho más extenso que el de la serie, pero el anime está bien planificado y no te deja insatisfecho y la banda sonora es de lujo, con un opening (Lilium) cantado por Kumiko Noma completamente en latín al estilo ópera que a mi se me ha hecho inolvidable.
Quizá no destaque por su calidad de dibujo, pero teniendo precedentes como GTO, que también engañaba en ese aspecto, todo buen amante del anime debería, sino ver, tener esta serie en su colección.