Lo que llamamos "retirada de las tiendas" es más complejo de lo que parece.
Retirar un producto que ya está a la venta en una tienda como Fnac o Amazon, les supone recopilar de cada punto de venta o almacén las copias que tienen en stock y centralizarlo para su devolución, con el coste en tiempo, personal, logística y dinero que conlleva.
Sabiendo que habrá un disco de sustitución para aquellas copias con el defecto en la versión original, las tiendas optan por ahorrarse todo ese coste y trasladan la gestión del cambio al propio consumidor.
Tan simple como eso. Sin conspiraciones.