Hola a todos,

Bueno, pues resulta que el mes pasado mi queridísimo receptor de A/V, un Denon AVR-3805, cumplió 8 añazos de fiel e inquebrantable servicio… lo de inquebrantable, además, en el sentido literal de la palabra: en estos años ni una sola avería. Ni un solo defecto. Funcionando como el primer día.

Pero en 8 años, el resto de mi equipo audiovisual ha ido actualizándose y la tentación de darle una merecida jubilación al receptor es casi inaplazable. Todas mis fuentes de video utilizan conexión HDMI, y como podréis imaginar este receptor no tiene entradas/salidas de este tipo.

Ese sería un motivo. Otro sería la posible ganancia en calidad al pasar de decodificar el sonido a través de analógico en el Blu Ray (un Pioneer BDP-LX71) a digital vía HDMI directamente en el receptor. Resalto lo de posible ganancia, porque recuerdo haber asistido en este y otros foros a un interesantísimo (y muy civilizado) debate a cerca de la calidad obtenida con uno y otro procedimiento… No sé como andará el tema ahora pero entiendo que la tendencia será dejar el trabajo de decodificación del sonido al receptor, lo que conlleva instalaciones infinitamente más limpias y ordenadas (no podéis imaginar lo que ocupan todos los cables RCA que van del lector de BD al receptor)…

Resumiendo, que estoy más que predispuesto al cambio. De hecho ya tengo fijado un hipotético presupuesto: 1200-1500. Y dos candidatos a jubilar a mi querido 3805: el nuevo Denon AVR-3313 ó el Pioneer SC-LX56–K.

Pero hay algo que frena: la calidad de construcción de los equipos hoy día.

No es ningún secreto. Hoy día raro es el fabricante que no lleva su producción a países como China. No es una cuestión de prejuicios. Es un hecho constatable que pagas 600€ por un iPad, o 1200 por un LCD de Sony y tienes un porcentaje escandalosamente alto de productos ensamblados muy pobremente, con unas tasas de fallos a corto/medio plazo que son inaceptables…

No sé si me explico. Cuando hace 8 años compre el Denon (por el que pagué 1350€) el aparatito lucía orgulloso una pegatina que ponía “Diseñado y fabricado en Japón”. El cacharro pesa 17 Kg y recuerdo que los análisis que de él se hacían destacaban la enorme calidad, no sólo de su sonido, sino también de su construcción. No entiendo absolutamente nada de electrónica, pero uno veía las fotos del interior de este cacharro y saltaba a la vista que aquello no lo habían ensamblado un grupo de operarios en régimen de semi-esclavitud en una factoría subcontratada por el fabricante en un país del tercer mundo.
Después de ver aquellas fotos de las tripas de este aparato, uno entiende como es posible que lleve 8 años de uso intensivo diario sin un solo fallo (todo en mi salón esta conectado al receptor: TV, lector de Blu Ray, lector de CD, HTPC, consola, tocadiscos…)

Por no extenderme más: que sí. Que estoy dispuesto a desembolsar de nuevo un dineral por un nuevo receptor. Que voy a presuponer que ganaré en prestaciones muy interesantes… pero que bajo ningún concepto estoy dispuesto a asumir que el cacharro empiece a fallar en 2 años porque por abaratar costes reputados fabricantes como Denon o Pioneer estén moviendo sus factorías a países donde la calidad final no es prioritaria…

Quizás resulta ya evidente ¿no?: llevo mucho tiempo desconectado del mundillo de audio/video, así que ahí va la pregunta: ¿siguen siendo Pioneer o Denon referentes de calidad en la construcción de sus equipos? ¿cómo andan de fiabilidad?... la pregunta no es capciosa: mis dos candidatos a destronar mi indestructible receptor de A/V han sido fabricados (oh sorpresa, sorpresa) en Malasia (Pioneer) y China (Denon).

¿Qué hacer?

Gracias por vuestra paciencia y (presupongo) sabios consejos.