Sargento, acabas de hacerme llorar tras leer todo lo que has escrito... no tengo ni la capacidad verbal ni verborrea suficiente almacenada par siguiera acercarme a tu portentosa capacidad de expresión.
Por razones sobradamente conocidas por algunos de aquí, no puedo evitar mirarme parcialmente en un espejo al leerte. Todo igual, todo tan distinto. En todo caso, me has producido una enorme congoja. No sé si es bueno o malo, pero yo solo tengo palabras de agradecimiento para tí por ello.