Es que cualquier comparación con los Ford o Hitchcock (aquí yo metería a Wilder) no me parece justa. Bueno, y que tampoco esto es matemática exacta, sino que como todo arte, tiene elementos subjetivos.
Aún con todo, me parece muy de alabar que en un año, 1956, estrenara Lang dos maravillas como las citadas por Alcaudón, Mientras NY duerme y Más allá de la duda, ambas con una de mis debilidades ya confesadas, Dana Andrews.