Se dice que (esto es real, sucedió, ya sabeis que es imprescindible decirlo en toda leyenda urbana que se precie) que había una chica que solia dormir con su perro Skrufi a los pies de la cama. Cuando la muchacha tenía miedo por la noche, por oir un ruido extraño o ver una sombra en la oscuridad, o cualquier cosa, ella sacaba la mano de la cama y buscaba a su perro. Entonces el perro Skrufi la reconfortaba lamiéndole la mano y haciéndole sentir que estaba allí, con ella para protegerla.
Una noche, como sucedía tantas veces, se dice que chica tuvo miedo en la cama. Sintió que algo no iba bien, así que como solía sacó la mano de la cama y buscó a Skrufi. Todo fue bien, y en seguida recibió un lamentón tenue de una lenguecita húmeda. Se tranquilizó y se durmió.
Pero se dice (me lo contarón o lo vi en la TV, o sea que es cierto) que a la mañana siguiente cuando la chica se levantó, su perro Skrufi estaba muerto,
ahorcado sobre su cama. Pero eso no fue lo peor: escrito con la sangre del perro en el espejo de su cómoda encontró lo siguiente: "que sepas que no solo los perros lamen...".