Robert Bresson (1901 – 1999)



En 1972, un joven crítico norteamericano, Paul Schrader (destinado a ser un brillante guionista y director de cine), publicó un ensayo titulado Transcendental Style in Film: Ozu, Bresson, Dreyer. Como indica el título, en su análisis Schrader conceptualizó lo que consideró común a la obra de los tres grandes directores estudiados con el término “estilo transcendental”. El mismo Schrader comentó años después que envió un ejemplar a Robert Bresson (Ozu y Dreyer ya habían fallecido), recibiendo a cambio un agradecimiento de cortesía, pero ningún comentario, lo que nos da una primera pista de lo peculiar de la personalidad del francés.

Esta introducción viene a cuento porque, completada hace ya unos meses la revisión de la filmografía del danés Carl Theodor Dreyer, nos vamos a dedicar ahora, durante unas semanas, a hacer lo propio con la del francés (queda la del japonés, más dificultosa de ver en su totalidad, para más adelante). Será un buen momento para valorar si ese “estilo transcendental” identifica la obra de Bresson y si encontramos puntos de contacto entre el francés y el danés. De entrada, hay que decir que Dreyer parece ser que no era un director que gozara del aprecio de Bresson (aunque la pregunta es: ¿había alguno que tuviera su admiración?), en particular su trabajo sobre Jeanne d’Arc, personaje sobre el que nuestro director realizaría una de sus películas más austeras.

Plantearse en un foro como este dedicado a la cinefilia el comentario de las películas de Bresson asumo que es sumamente arriesgado. Por un lado, a Bresson, en cierto modo, lo podríamos calificar de "cinéfobo". A lo largo de su carrera, y en particular en su “biblia” particular, escrita en 1975, Notes sur le cinématographe, Bresson arremetió furibundamente contra el cine (le cinéma), contraponiéndole el cinematógrafo (le cinématographe), expresión tomada de la denominación original de los hermanos Lumière. Según Bresson sus películas no son cine, que define como un “teatro bastardo” o “teatro fotografiado”, sino algo distinto, el cinematógrafo lo entiende, precisamente (militantemente podríamos decir) como no-cine, como “una escritura realizado con imágenes en movimiento y sonido”.

Una posición estética de tal radicalidad, que viene a dejar fuera de juego todo lo que entendemos habitualmente por cine, para pasar a declararse único poseedor de la verdad cinematográfica no es, desde luego, algo fácil de compartir. Bresson plantea su obra como un intento único de huir de “la terrible costumbre del teatro”, que ha imperado a lo largo y ancho de la historia del cine (tanto antes como ahora). Esa misma radicalidad hace difícil que puedan encontrarse discípulos de su obra, e incluso que sus propias películas puedan llegar a ser rigurosamente fieles a su doctrina. Será cuestión de irlo viendo a lo largo del ciclo.

Por otra lado, Bresson arrastra el sambenito de ser un autor de “cine religioso”, y en particular católico. Ayuda a ello el gran número de premios que le concedió la Oficina Católica Internacional del Cine (OCIC, desde 2001 convertida en SIGNIS, organización con sede en Bruselas), aunque hay que añadir que, en general, la obra de Bresson cosechó galardones en casi todos los grandes festivales, empezando por Cannes. Es innegable que entre sus películas hay más de una que tiene un claro vínculo con lo religioso, de Journal d’un curé de campagne a Procès de Jeanne d’Arc como ejemplos más obvios.

Lo que parece indiscutible es que, gusten más o menos sus películas, nos resulte el personaje más o menos “simpático” (algo que no creo que le preocupase en absoluto, ni para lograr lo cual hiciera el más mínimo esfuerzo), su planteamiento estético lo defendió con claridad y rigor, ajeno a las posibles críticas, y diría que también a las alabanzas.

Poco dado a hablar de sí mismo, su biografía se puede resumir escuetamente. Nacido en 1901 (aunque parece ser que él dio en alguna ocasión 1907 como fecha de nacimiento) en Bromont-Lamothe, en el departamento del Puy-de-Dôme, en el centro de Francia, inició su actividad artística como pintor (de hecho, siempre se consideró pintor). Empezó a trabajar en el cine en los años 30 como script, para filmar en 1934 un cortometraje, Affaires publiques, del que nos ha llegado un copia incompleta (que, además, no he conseguido localizar, por lo que, de momento, queda fuera de esta revisión). Valga como curiosidad que se trata de una comedia que tiene como protagonista al payaso Beby, al que recordaremos del cortometraje 24 heures de la vie d'un clown, con el que también debutó otro director francés, Jean-Pierre Melville, cuya obra hemos revisado recientemente. Para más coincidencias, Melville y Bresson rodaron el mismo número de largometrajes, 13, y compartieron un individualismo radical, que los convierte en personajes singulares dentro de la historia del cine.

Movilizado como soldado durante la II Guerra Mundial, Bresson estuvo prisionero entre 1940 y 1941. A la vuelta, aún en plena guerra, realiza su primer largometraje, Les anges du péché, con el que iniciaremos la revisión. El programa es el siguiente.

01. Los ángeles del pecado (Les anges du péché, 1943)
02. Las damas del bosque de Bolonia (Les dames de Bois de Boulogne, 1945)
03. Diario de un cura rural (Journal d’un curé de campagne, 1951)
04. Un condenado a muerte se ha escapado (Un condamné a mort s’est échappé, 1956)
05. Pickpocket (1959)
06. El proceso de Juana de Arco (Procès de Jeanne d’Arc, 1962)
07. Al azar, Baltasar (Au hasard Balthazar, 1966)
08. Mouchette (1967)
09. Una mujer dulce (Une femme douce, 1969)
10. Cuatro noches de un soñador (Quatre nuits d’un rêveur, 1971)
11. Lancelot du Lac (1974)
12. El diablo, probablemente (Le diable probablement, 1977)
13. El dinero (L’argent, 1983)

De casi todas sus películas hay ediciones en DVD o BD en nuestro mercado, salvo de la primera y de Une femme douce y Quatre nuits d’un rêveur, para las cuales, al menos en mi caso, recurriré a copias disponibles en Internet.

Para aquellos que queráis seguir esta revisión, hay algunos libros recomendables. Para empezar, una de las clásicas monografías de Cátedra, Robert Bresson, de un especialista en el cineasta francés, Santos Zunzunegui. Además de pasar revista a todos sus films, el autor intenta un ejercicio de conceptualización de lo que llama el “sistema Bresson”.



Por otro lado, aunque se trate de un ensayo muy discutible, contamos con el trabajo de juventud de Paul Schrader anteriormente citado: El estilo transcendental en el cine: Ozu, Bresson, Dreyer.



Y, por supuesto, una lectura casi obligada: las Notas sobre el cinematógrafo del propio Bresson, texto breve, en forma de aforismos, que condensa la manera de entender su arte.



Además, contamos con una interesante edición en DVD de Intermedio del documental El camino a Bresson (De weg naar Bresson), de los holandeses Leo De Boer y Jurriën Rood. Ni que solo sea para ver las lacónicas y un tanto malhumoradas respuestas que un octogenario Bresson da a los directores durante el Festival de Cannes de 1983, ya vale la pena. También incluye las opiniones sobre el director de Tarkovski, Schrader, Dominique Sanda (que debutó en un film de Bresson, Une femme douce) y Louis Malle. Este último no se corta al declarar que Bresson, a pesar de admirarlo, es alguien muy intolerante, porque cree que es el único que sabe hacer las cosas, los otros cineastas y películas no existen para él. Además, el documental recoge también la impagable entrega del premio a la mejor dirección en Cannes que se le adjudicó por L’Argent, ex aequo con Andrei Tarkovski por Nostalghia



Por último, el DVD incluye como extra un singular “Abecedario Bresson”, elaborado por Santos Zunzunegui, en que desmenuza la manera de entender el cinematógrafo por parte del director.



Reconozco que me da un cierto temor iniciar esta revisión. De momento, solo el incombustible Alex Fletcher y yo nos hemos marcado el reto. A ver si se anima alguien más. Para ir calentando motores, e ir conociendo de qué va el percal, reproduzco un par de aforismos según la traducción publicada por Árdora Ediciones:

Nada de actores.
(Nada de dirección de actores).
Nada de personajes.
(Nada de estudio de personajes).
Nada de puesta en escena,
Sino el empleo de modelos, tomados de la vida.
SER (modelos) en lugar de PARECER (actores).

***

Dos tipos de películas: las que emplean los medios del teatro (actores, puesta en escena, etc.) y se sirven de la cámara para reproducir; las que emplean los medios del cinematógrafo y se sirven de la cámara para crear.

[Creo que queda claro a cuál de estos dos tipos de películas corresponden los films de Bresson... en su opinión, naturalmente. ]

La semana que viene empezamos siguiendo el método usual de todos estos ciclos “revisando sus películas” que hace ya unos cuantos años que estamos llevando a cabo. Será con Les anges du péché, película que he conseguido localizar en versión original subtitulada en inglés.