Tema: Humphrey Bogart: revisando sus películas (1941-1956)

Iniciado por mad dog earle

Es que Roy no se enamora de la Velma real, sino de la Velma ficticia que se crea en su mente, el reflejo, el eco de su juventud malgastada, ese ideal de chica de campo que precisamente parece ser la imagen de la que Velma quiere huir, lo que ella quiere ser es una chica de ciudad, a la que le gusta bailar y salir de juerga con sus amigos. El abuelo se da cuenta, Marie se da cuenta, Doc se da cuenta (hasta incluso Pard se da cuenta), pero Roy sigue deslumbrado desde su salida de la cárcel.

Es verdad, además siente nostalgia de su casa en el campo, es uno de los primeros sitios que visita después de salir de la cárcel.

Un tema netamente burnettiano como se puede apreciar en el personaje encarnado por Sterling Hayden en LA JUNGLA DE ASFALTO (1950) del propio John Huston, donde finalmente hallará la muerte entre sus queridos caballos.

Aún me estoy riendo con la coletilla de la carátula, ese énfasis, ese previous unrealesed para ensalzar el título, era un ejercicio tan típico en los VHS casposos y no tan casposos, y normalmente las frases tenían poco o nada que ver con lo que sucedía, aquí pues cogido por los pelos, con un título en castellano que no engaña a nadie, demasiado literal quizá: "Drama romántico en el que los protagonnistas se aman tan intensamente que logran estar.....JUNTOS HASTA LA MUERTE".

Bueno como ya hemos anunciado, es un remake en clave western de HIGH SIERRA, un remake muy estimable y muy a tener en cuenta, no diré que mejora a su original, ya que los contextos son diferentes, pero si se puede decir que está a la altura, por lo menos en mi opinión. Y las pequeñas variaciones en los personajes y algunas situaciones, como aventura el título, suman y no restan. Mi cambio preferido es cuando, la aquí no coja Julie Ann, intenta delatar a McQueen por la recompensa, un girito inesperado si lo comparamos con el original.

Y evidentemente el cambio más sonado es el final, explícito en la carátula. La comparación entre los Frontman del film no se sería justo, ya que la diferencia de escenarios importa, para el western McCrea, con un físico más poderoso, da más el pego que Mr Tirillas , y viceversa, no veo a McCrea con la entidad para interpretar a Earle Roy. McCrea es un actor de western (la pequeña joyita de PEckinpah es otro ejemplo), aunque he visto algunas cosas de él fuera de género interesantes, como el film de Hitchcock. Y en cuanto a las chicas, pues dos perfiles distintos, Ida Lupino fantástica, se come a la cámara con su interpretación, y Virginia Mayo se la come por su físico y con esos aires de gitaneo, ojo, que no es despectivo, ya que creo que hace una buena interpretación, pero me quedo con la de Ida Lupino.



Y como es bonus track del ciclo no me alargo más (interesante excusa para no seguir escribiendo), resumiendou un más que interesante remake, con un elenco un pelín por debajo al original, pero muy competente. Destacar también las excelentes escenas de acción, la primera por ejemplo de la diligencia, así como el robo del tren entre otras, hacen de Raoul Walsh un director a tener en cuenta y quizá infravalorado? me refiero a que nunca está en las listas top, pero tiene trabajos muy potentes no creen? Por cierto de él es una de mis pelis de infancia, OBJETIVO BIRMANIA, un film que vi de niño, literal, y que recreaba con esas bolsas de soldaditos que vendían por 25 pesetas, y que cada sábado iba con mi padre a la librería a pillar un par de bolsitas de guerra.


Ahí están los Gallipolis

Para mí Walsh es uno de los grandes, lo que pasa es que rodó un poco de todo, pero siempre consiguiendo films con un ritmo endiablado.
Para completar los comentarios sobre High Sierra hoy he revisado la versión de Stuart Heisler. Mañana lo comentaré brevemente.

Cuanto toque la de mi Fede a lo mejor comento....alzas también llevaba no?¿ En CASABLANCA sí o sí.

Iniciado por hannaben

Cuanto toque la de mi Fede a lo mejor comento....alzas también llevaba no?¿ En CASABLANCA sí o sí.

Sí, en Casablanca seguro. No era muy alto (sin ser bajo), y frente a la Bergman no estaba a la altura, aunque con Claude Rains no creo que las necesitara.

Ahora, si te has de esperar a la de "tu Fede", espera sentada, porque esa es la penúltima de la revisión, o sea dentro de 7 u 8 meses.

He muerto miles de veces (I Died a Thousand Times, 1955), de Stuart Heisler



14 años después del estreno de High Sierra, la Warner produjo un remake que, salvo por el hecho de estar rodada en Warnercolor y CinemaScope, es casi un calco de la película de Walsh.

A pesar de que los créditos solo atribuyen el guion al autor de la novela, W.R.Burnett, desapareciendo el nombre de John Huston, la película de Heisler, uno de esos directores en nómina que se suelen calificar de artesanos, es notablemente fiel a la estructura del film, a los diálogos e incluso en muchas secuencias a la planificación, aunque al estar rodada en CinemaScope, Heisler se ve en la necesidad de situar a los personajes más separados para llenar el plano, y recurre menos a los primeros planos.

No obstante, hay diferencias, las más importantes porque la versión de Heisler elimina algunos momentos fundamentales de la película de Walsh. A pesar de esas “ausencias”, el film de 1955 dura aproximadamente un cuarto de hora más que el de 1941, lo que permitir comprobar una vez más la habilidad de Walsh para narrar siempre con una economía de medios y un ritmo envidiables, todo en el cine de Walsh parece fácil, fluido.

Los cambios más importantes rebajan el carácter romántico y, si se quiere, patético de Roy Earle. No le vemos salir de la prisión ni dejarse llevar por la nostalgia en su paseo por el parque o en su visita a la granja de Indiana. Tampoco lo vemos sufrir una pesadilla. El Roy de Jack Palance es más de una pieza, no conocemos nada de su pasado, solo que en su día fue un importante gánster, pero carece de ese aire casi fantasmal, de personaje de otro tiempo del de Bogart.

Hay otros pequeños cambios: el personaje de Algernon se transforma en otro individuo ridículo, pero esta vez mejicano, llamado Chico; el tirador que acabará con la vida de Earle asciende a la cima gracias a un helicóptero; Marie realiza una exhibición de baile en casa de Velma, al ritmo de un mambo (bailando con un jovencísimo Dennis Hopper). Con todo, quizá la diferencia más notable es que Heisler aprovecha el formato en scope y el uso del color para situar al fondo del plano en numerosas ocasiones la larga cordillera de Sierra Nevada, destacando sus picos nevados y esa sensación de aire fresco y puro que tanto fascina a Roy y a Marie, frente a los encuadres más cerrados y oscuros (propios del cine negro de la época) del film de Walsh. A pesar de ello, es fácil apreciar que bastantes escenas están rodadas en estudio o con transparencias.



Por lo demás, la película de Walsh supera a la de Heisler (director que tuvo a Bogart a sus órdenes en dos films bastante olvidados: Tokyo Joe y Chain Lightning, incluidos en la presente revisión) en todos los aspectos: el guion es más rico, matizado, desarrolla más facetas del personaje de Roy; el ritmo es más ágil; y las interpretaciones también me parecen mejores. La pareja Bogart/Lupino muestra una química muy superior, llenando la pantalla, que la de Palance/Winters. Lupino consigue transmitir desamparo sin dejar de parecer una mujer fuerte, cosa que en el caso de Winters es más difícil de apreciar.



Incluso los actores de reparto, aunque correctos en el film de Heisler, me parecen mejor escogidos en el de Walsh. Anotar, eso sí, la presencia de Lee Marvin como Babe (aunque con un aspecto demasiado duro y maduro) y de Lon Chaney como Big Mac. En el caso de Velma, Lori Nelson carece de esa apariencia de pureza adolescente que tenía Joan Leslie.



En definitiva, un buen film de género, pero que tiene la mala suerte de tener que competir con High Sierra, un film extraordinario, convertido en film de culto, en icono del cine negro.

Bogart medía 1,73. Imagino que para la media de la época no era muy alto pero tampoco bajo. En la media.
Bacall medía 1 cm más y Bergman, 2 cms más. Sin tacones, claro.
Cagney, 1,65. Eso ya era bajito. Al menos para una estrella.
Mickey Rooney si era chico, chico. 1, 57. Y Judy Garland, 1,51. Pequeñita, pequeñita.

Además, Bogart tendía a encorvarse un poco, con lo que acentúa la impresión de ser bajito. Por suerte, a Ida Lupino se le atribuye 1,63.

Imagino que, por contraste, debían ser majestuosos los James Stewart, con su 1,91 o Gary Cooper, con 1,90. John Wayne, 1,94, pero este también tendía a tener una postura no apropiada.

En el caso de Gary Cooper imagino que haces referencia... a su altura...

Ayer tuve oportunidad de (volver a) verme EL ÚLTIMO REFUGIO y aunque pensaba hacer un programa doble con JUNTOS HASTA LA MUERTE (traducción exacta del original - COLORADO TERRITORY - ) me pondré esta noche con el comentario de la primera porque si no voy a quedarme rezagado... como siempre...

Por cierto, una espléndida película pero inferior a THE ROARING TWENTIES (1939) o AL ROJO VIVO (1949), que además representan el cenit y el nadir del cine clásico de gánsteres.

Y que conste que no es por añadir unas gotas de vinagre, especialiadad de A. Fletcher...

Gracias por vuestros comentarios de "Juntos hasta la muerte" y "He muerto miles de veces", ambas las vi hace tiempo, si bien ahora no me apetece darles un repaso porque perderían ante la original, que acabo de ver... pero la de Joel McCrea me gustó, porque Walsh le da una vuelta totalmente, además el ambiente Western le va muy bien a la historia...

La de Jack Palance, me dejó frío, no ya sin compararla a la de Bogart, porque no me pareció gran cosa, además pienso que en general esos actores no me llenan como en la original y tampoco las chicas Winters y Nelson superan a Lupino y Leslie.

Curiosamente, HB trabajó en dos películas consecutivas con cuatro directores distintos: Howard Hawks, John Huston, Stuart Heisler y Richard Brooks.

Iniciado por Alcaudón

Por cierto, una espléndida película pero inferior a THE ROARING TWENTIES (1939) o AL ROJO VIVO (1949), que además representan el cenit y el nadir del cine clásico de gánsteres.

Me lo pones difícil con la comparación. En todo caso, a nivel emocional, me quedo con High Sierra sin dudarlo. Y no la veo inferior, si acaso sería un exaequo.

Pues eso de las ramificaciones inmediatas, y en este caso creo que muy espontáneas, en un ciclo, como que me está gustando, lástima que no tenga la edición de la de Stuart Heisler. Así a bote pronto, ya no sería tan espontáneo, pero en El halcón maltes se podrían hacer un par de bonus track con la versión de Roy del Ruth y la del William Dieterle Satan met a Lady, además tengo el dvd que contiene ambas pelis, así que...

Y por el mismo precio, en una sale la Davis. Sí, creo que se impone la sesión triple.

Hoy me ha sido imposible finalizar el comentario de la película. Como Cenicienta, a las 00:00 mi carruaje se convierte en una calabaza y debo retirarme raudo a mis aposentos.

No obstante ha sido una noche productiva y dado que estoy leyendo a la vez la novela de Burnett haré una breve comparativa entre ambas aunque sólo me he leído un tercio de la misma.

Espero darle carpetazo mañana por la noche y de esta manera el jueves verme JUNTOS HASTA LA MUERTE y hacer el doblete.

Agur.

01. HIGH SIERRA (1941, EL ÚLTIMO REFUGIO)



Director: Raoul Walsh.

Producción y distribución: Warner Bros. Pictures, Inc.

Productor ejecutivo: Hal B. Wallis.

Productor adjunto: Mark Hellinger.

Guion: John Huston y W. R. Burnett, basado en la novela homónima de W. R. Burnett (Nueva York, 1940).

Fotografía: Tony Gaudio, en blanco y negro (1.37:1).

Dirección artística: Ted Smith.

Música: Adolph Deutsch.

Montaje: Jack Killifer.

Reparto: Ida Lupino (Marie [Garson]), Humphrey Bogart (Roy [“Mad Dog”] Earle), Alan Curtis (“Babe” [Kozak]), Arthur Kennedy ([Joe] “Red” [Hattery]), Joan Leslie (Velma [Goodhue]), Henry Hull (“Doc” Banton), Henry Travers (Pa [Goodhue]), Jerome Cowan (Healy), Minna Gombell (Señora Baughmam), Barton MacLane (Jake Kranmer), Donald MacBride (Big Mac [M’Gann]), Willie Best (Algernon) y Zero (Pard).

Rodaje: desde principios de agosto hasta finales de septiembre de 1940.

Duración: 100 minutos.

Estreno: 25 de enero de 1941.



Dado que nuestro Roy “Mad Dog” Earle particular y el resto de los compañeros han dado buena cuenta del formidable trabajo interpretativo del Roy “Mad Dog” Earle de ficción, o sea, Humphrey DeForest Bogart (1899-1957), objeto de la presente revisión, yo me decantaré más por el resto del equipo creativo de este clásico imperecedero del cine negro firmado por el maestro Raoul Walsh (1887-1980) pero que yo, pese a todo, considero inferior a las magistrales THE ROARING TWENTIES (1939) y AL ROJO VIVO (1949), ambas protagonizadas por James Cagney y que bien podrían representar el cenit y el nadir del cine clásico de gánsteres.

El escritor de la novela original, W(illiam) R(iley) Burnett (1899-1982) y el guionista (y luego director e incluso actor) John Huston (1906-1987) se conocieron a principios de los años ‘30 cuando ambos colaboraron (el primero de forma anónima) en el libreto de una película protagonizada por el padre de este último, Walter, UN HOMBRE DE PAZ (1932), de Edward L. Cahn, la cual estaba basada en una obra del primero.

La novela de Burnett, publicada por primera vez en castellano en la colección Black de Plaza & Janés [n.º 17] dirigida por el estudioso Javier Coma y que estoy leyendo en estos mismos momentos, me servirá de base para hacer una pequeña comparativa aunque todavía no he llegado al ecuador de la misma.



- Por cierto, en la misma colección se publicaron otras dos novelas de Burnett, “Romelle” (1946) [Black n.º 9] y “El hombre frío” (1968) [Black n.º 1], a las que todavía no he tenido oportunidad de hincar el diente. -

Aquí, al igual que en EL HALCÓN MALTÉS, Huston jugó sobre seguro y prefirió seguir casi al pie de la letra no sólo el argumento sino incluso los diálogos de la novela. Y no sólo eso sino que no modificó el nombre de ninguno de los personajes, ni principales ni secundarios, incluido el del perro que, como bien habéis dicho, pertenecía al propio actor.

No obstante una escena tan bella (y determinante) como la parque, cuando Roy sale de la cárcel después de casi seis años de estar encerrado, no aparece en la novela.

Y digo determinante por esa ligazón emocional que une al personaje con la tierra y los espacios abiertos (en lógica correspondencia por los años pasados en la cárcel).

Recordemos que Roy nació en Brookfield, Indiana y aunque pronto se marchó de allí, nunca olvidó sus orígenes ni a su familia.

Igualmente, la relación entre Roy y su jefe, Big Mac (Donald MacBride), es mucho más cercana y personal que la que se nos describe en la novela. Y además será este y no el policía corrupto Kranmer (el incombustible Barton MacLane, que parece una presencia ineludible en toda revisión que se precie) el que le encargue el trabajo.

Por cierto, no sé si se ha mencionado antes pero la idea original de Burnett era haber usado la figura del famoso atracador de bancos John Dillinger (1903-1934) como modelo para su Roy Earle.

Finalmente por presiones (al parecer) de la Warner el escritor optó por partir de cero aunque en la novela se menciona que Earle formó parte de la banda de Dillinger, algo que creo no aparece en la película.

Como antes decía, el personaje de Kranmer (o Krammer, que es como aparece en la novela), es muy distinto en una y en otra. En la primera sigue en activo y acepta alegremente un soborno para hacer la vista gorda sobre lo que se traman Big Mac y Roy.

Una idea brillante, por cierto, la del apodo de Roy dado que será un perro, aunque sea de forma involuntaria, el causante de su muerte.

O la de enlazar las imágenes del inicio y del final con esa “High Sierra” que servirá lo mismo de imagen paradisíaca y de tumba del protagonista.

Y genuinamente burnettiana es la idea de enfrentar la ciudad y el campo, o sea, la corrupción y la pureza y que Huston plasmó a la perfección en ese bellísimo final de una de sus obras maestras, LA JUNGLA DE ASFALTO (1950), en el que Dix (Sterling Hayden) muere entre los caballos a los que tanto amó.

Tampoco debería dejar de mencionarse la decisiva intervención de los productores Hal B(rent) Wallis (1899-1986) y Mark Hellinger (1903-1947) puesto que fueron los que controlaron la película de principio a fin y cuya autoría no debería dejar de soslayarse.

- De hecho y si os fijáis, en el segundo de los carteles que el querido compañero cinefilototal incorpora a su crónica, en el recuadro inferior de la derecha podemos ver la efigie del segundo.

Hellinger y Bogart se convertirían en grandes amigos y de esta forma cuando el primero falleció repentinamente en 1947 (a los 44 años) transformó la compañía de aquel (Mark Hellinger Productions) en la suya propia (Santana Pictures). -

Se tiende a menospreciar la labor de Raoul Walsh frente a la de los arriba citados por el hecho de que durante “la era de los grandes estudios” el director solía ser la última persona en ser contratada y porque además no solía tener derecho al montaje final de la película.

Craso error puesto que EL ÚLTIMO REFUGIO no sólo es una continuación cronológica y/o secuencial de su obra maestra THE ROARING TWENTIES sino que toma prestados de la misma elementos esenciales de la trama, especialmente la figura de la joven pura y virginal de la que se enamora el protagonista, allí Jean (Priscilla Lane), aquí Velma (Joan Leslie), aunque en el fondo no tan diferentes la una de la otra como pudiera parecer en un principio.

Igualmente tanto Eddie (James Cagney) como Roy presentan una tipología muy similar dado que ambos, a pesar de su aparente dureza, son en el fondo seres frágiles y vulnerables, necesitados de cariño.



E igualmente son personas de honor, capaz de sacrificarse por sus seres queridos.

También el tema de la redención es central en ambas películas.

O el confundir la fantasía (un amor no correspondido) con la realidad (por cierto, más hermosa que la anterior, como queda claramente expresado en los personajes de Panama (Gladys George) y Marie (Ida Lupino)).

Los tres protagonistas de EL ÚLTIMO REFUGIO, Roy, Marie y Pard, son seres solitarios. Sólo se tienen los unos a los otros.

Incluso Big Mac, morirá en soledad, probablemente a manos de Kranmer, por lo que nos deja intuir Walsh, lo que provocará que Roy le mate de un disparo y le convierta, de la noche a la mañana, en “Mad Dog” Earle.

Como en la mencionada LA JUNGLA DE ASFALTO, al final el “atraco perfecto” se convertirá en un completo desastre y los protagonistas morirán a manos de la policía, aunque al menos encontrarán la paz en los parajes que tanto amaron.

El personaje de Marie, encarnado por una maravillosa (y de ojos violeta, como Elizabeth Taylor) Ida Lupino (1918-1995) – y de la que un servidor hizo hace no tanto una revisión de su obra como realizadora – está suavizado si lo comparamos con el de la novela, donde llega a acostarse con Roy (por cierto, este último está divorciado), aunque mantiene esa pureza que tanto parece anhelar el gánster en todos los órdenes de la vida.



Tampoco deberíamos dejar de lado la corrupción de los poderes públicos (como ya vimos en los primeros títulos de la obra norteamericana de Fritz Lang) puesto que Big Mac compra (imagino que a precio de oro) la salida de Roy de la cárcel a pesar de la condena a cadena perpetua que pende sobre él.

La película glorifica en cierta forma la figura de estos forajidos que no actuaban en las grandes ciudades sino en el Medio Oeste, como era el caso del mencionado John Dillinger y que para las gentes de dichas tierras eran auténtico héroes, en una época, la de la Gran Depresión, donde los bancos y el propio gobierno eran el enemigo a batir.

También se nos habla de la profesionalidad, algo que queda patente al comparar la figura de Roy con la de “Red” y “Babe”.

De ahí esa alusión que hacéis al lema dylaniano The Times They Are A-Changin’.

EL ÚLTIMO REFUGIO sirvió a la vez de broche final (relativo) del cine de gánsteres y de pistoletazo de salida del de detectives.

Y en ambos casos, la figura de Humphrey Bogart será determinante, al protagonizar primero EL ÚLTIMO REFUGIO y después EL HALCÓN MALTÉS.

Como decía, no es la cinta hoy comentada la mejor aportación al género de su director, pero sí una obra excepcional y donde todos los profesionales que trabajaron en ella (como los futuros directores Irving Rapper o Byron Haskin) dieron lo mejor de sí.

Un clásico con todas las de la ley.

Bueno, con todas las de fuera de la ley, si queremos ser más precisos.

Buenas tarde y, buena suerte.

Juntos hasta la muerte (Colorado Territory, 1949), de Raoul Walsh



Pocos años después de High Sierra, la Warner volvió a llevar la novela de Burnett a la pantalla, pero mediante una magnífica trasposición del argumento al mundo del western. Curiosamente, no se cita en los créditos la obra de Burnett (ni a John Huston), solo aparecen los nombres de los guionistas, John Twist y Edmund H. North, aunque intuyo que se partió más del guion del film de 1941 que del propio texto (lo tengo solicitado a la biblioteca y espero poderlo leer pronto). A pesar de ello, en muchos aspectos este western me parece más cercano al film protagonizado por Bogart, al menos en espíritu, que el remake (casi calco) posterior I Died a Thousand Times, dirigido por Stuart Heisler.

Aquí Roy Earle es Wes McQueen, un famoso bandolero, al que vemos al inicio en la prisión. A diferencia de Roy, Wes no sale con un perdón gubernamental, sino que se escapa de la celda mediante una astuta estratagema. Detrás de su fuga se encuentra, como del perdón en el film de 1941, un viejo amigo y colega de tropelías, un “Old Man” (como lo era Big Mac), Dave (Basil Ruysdael), que también se ha rodeado de un exguardián del orden, en este caso un exagente de la agencia de detectives Pinkerton (de la cual formó parte en su día Dashiell Hammett, del que hablaremos pronto).

A diferencia del film de Heisler, aquí sí vemos a Wes visitar con añoranza la granja familiar. Su encuentro con los granjeros que se dirigen al Oeste, los Winslow, se produce a bordo de una diligencia. Son padre (Henry Hull, siempre de agradecer en un reparto) e hija, Julie Ann (una Dorothy Malone que uno intuye desde el primer momento que no va a ser esa jovencita ingenua que aparentaba Joan Leslie como Velma; no solo no tiene un pie zopo, sino que más bien le va la marcha y quiere volver junto a su amante, un hombre casado en Georgia).



También aquí Wes va a sentirse atraído por Julie Ann, lo que se concretará en diversos viajes al Rancho del Sol, que es donde se han instalado los Winslow, un paseo bajo las estrellas y una petición de matrimonio. Pero Julie Ann es un personaje de armas tomar, que no está por la labor de vivir en un rancho, y mucho menos en uno tan miserable como al que le ha llevado su padre.

El escondrijo de la banda es un fantasmal pueblo abandonado llamado Todos los Santos (un gran acierto de guion, superior al del resort turístico de High Sierra), con una vieja iglesia que visita de vez en cuando un monje. Allí vivimos las mismas tensiones que en el film anterior, esta vez entre Reno y Duke, disputando por la explosiva Colorado (sensual Virginia Mayo), rescatada por Reno de un salón (y ya sabemos lo que quería decir esto en aquellos tiempos).



Esta vez no se trata de robar un hotel, sino un tren, y el colaborador bocazas (y finalmente traicionero) es el revisor. Wes, como Roy, quiere iniciar una nueva vida. De hecho, quiere abandonar ya la delincuencia, pero accede a un último robo por agradecimiento a Dave. El asalto al tren se salda con la muerte de Reno y Duke (colgados con una soga al cuello de un vagón del tren, en una imagen de una dureza inusitada), y con la huida de Wes y Colorado con el dinero. También aquí Wes se encuentra con Dave muerto y el exagente de la Pinkerton que quiere hacerse con el botín. Herido en el duelo, será curado en el Rancho del Sol y, después, se separará de Colorado, que se queda con el dinero en Todos los Santos (y lo deposita en la vieja iglesia… ¿Lo va a encontrar alguien?).

De camino a México, Wes tendrá que refugiarse en un antiguo poblado indio, la Ciudad de la Luna, incrustado en la pared rocosa del Cañón de la Muerte,



nombres y ambientes de resonancias lúgubres que acentúan el tono mortuorio del film (sin necesidad de recurrir a un perro gafe). Si Roy Earle acababa sus días rodeado por las cimas de Sierra Nevada, respirando aire fresco y puro, Wes McQueen va a vivir sus últimas horas en un mundo que ya está muerto, con la sola compañía de un buitre y un esqueleto, entre las ruinas de una civilización desaparecida. A pesar de ello, al final el destino le permitirá morir estrechando la mano de la persona que le ha dado amor, Colorado, unas manos unidas que, inevitablemente, me recordaron otro final apasionado, el de Duel in the Sun, de King Vidor.





La intensidad de ese final, digna culminación de otro film vibrante de Walsh (bien acompañado por la banda sonora de… David Buttolph, del que hablamos en el hilo de Lang), marca de la casa, hace que olvidemos su origen como remake en clave de western de High Sierra para valorarlo por sí mismo, y, como tal, Colorado Territory es una película excelente, bellísima, apasionante. No obstante, hay que lamentar que no dispongamos (que yo sepa) de una edición en BD en condiciones, porque el DVD editado hace años por Warner-Impulso deja muchísimo que desear.

A falta de leer la novela de Burnett, doy, ahora sí, por terminada la primera entrega de este ciclo Bogart. Aunque ha sido un placer recordar los films de Heisler, y sobre todo este western de Walsh, espero que no todas las entregas den tanto trabajo. Ahora, no sé si para relajarnos, toca The Wagons Roll at Night, toda una incógnita para mí.

Iniciado por Alcaudón

Por cierto, no sé si se ha mencionado antes pero la idea original de Burnett era haber usado la figura del famoso atracador de bancos John Dillinger (1903-1934) como modelo para su Roy Earle.

Finalmente por presiones (al parecer) de la Warner el escritor optó por partir de cero aunque en la novela se menciona que Earle formó parte de la banda de Dillinger, algo que creo no aparece en la película.

Se le asocia con Dillinger creo que un par de veces, aunque no recuerdo exactamente si se dice que formó parte de su banda.

Iniciado por Alcaudón

El personaje de Marie, encarnado por una maravillosa (y de ojos violeta, como Elizabeth Taylor) Ida Lupino (1918-1995) – y de la que un servidor hizo hace no tanto una revisión de su obra como realizadora – está suavizado si lo comparamos con el de la novela, donde llega a acostarse con Roy (por cierto, este último está divorciado), aunque mantiene esa pureza que tanto parece anhelar el gánster en todos los órdenes de la vida.

No se dice nada del pasado sentimental de Roy en la película. En cambio, en Colorado Territory, en la pesadilla que altera el sueño de Wes, este nombra a una tal Martha, que fue su mujer. Creo que el hecho de que desconozcamos su pasado amoroso dota al personaje de una fragilidad emocional adicional, me parece una buena decisión (fuera de Burnett o de Huston).

Iniciado por Alcaudón

La película glorifica en cierta forma la figura de estos forajidos que no actuaban en las grandes ciudades sino en el Medio Oeste, como era el caso del mencionado John Dillinger y que para las gentes de dichas tierras eran auténtico héroes, en una época, la de la Gran Depresión, donde los bancos y el propio gobierno eran el enemigo a batir.

En mi opinión, no hay tal "glorificación", que sí parecía existir en el díptico dedicado a los James y que comentamos en el hilo de Lang. No creo que Roy Earle se convierta en un ídolo de nadie, porque es un personaje abocado a la muerte, un hombre que en el fondo ha fracasado en la vida, ha perdido aquello que realmente le gustaba: esa sencilla vida en el campo, en la granja, pescando siluros, como le pasaba al personaje de Hayden en la espléndida The Asphalt Jungle.

Iniciado por Alcaudón

También se nos habla de la profesionalidad, algo que queda patente al comparar la figura de Roy con la de “Red” y “Babe”.

De ahí esa alusión que hacéis al lema dylaniano The Times They Are A-Changin’.

Bueno, no es una alusión a Dylan, es la transcripción de una línea de diálogo del film. Quizá Mr.Zimmerman se inspiro en el film, estrenado el año de su nacimiento.

Iniciado por Alcaudón

Como decía, no es la cinta hoy comentada la mejor aportación al género de su director, pero sí una obra excepcional y donde todos los profesionales que trabajaron en ella (como los futuros directores Irving Rapper o Byron Haskin) dieron lo mejor de sí.

No te esfuerces, por mucho que insistas en decirlo, no conseguirás que devalúe ni un ápice la película de Walsh. ¡Faltaría más!

Con independencia de dónde sitúe cada uno sus predilecciones, hay que reconocer que la filmografía de Walsh es extraordinaria y me llama la atención, la regularidad durante casi toda su carrera en cuanto a alta calidad de sus cintas.

Juntos hasta la muerte (Colorado Territory) acaba de aparecer en Blu ray como extra en la edicion de Criterion de El ultimo refugio (High Sierra) en USA. Posiblemente tambien aparezca en UK. La pena es que son ediciones sin castellano y sin subtitulos.

De Raoul Walsh, la mejor definicion que se me ocurre es que nunca te aburriras viendo una pelicula de él. Es el tipo de director versatil que podia hacer una comedia, cine negro, aventuras, western... Para mí, uno de los grandes de la epoca dorada de Hollywood.

Yo todavía recuerdo aquel magnífico ciclo que dieron en los años '80 en la única televisión que entonces había y que dio a conocer a muchos, yo incluido, la obra de este titán del cine clásico.

Intentaré verme esta noche JUNTOS HASTA LA MUERTE dado que mañana en Bilbao tenemos "el partido del siglo" o sea, Athletic vs. Real Madrid y yo vivo al lado del estadio. Imagináos lo que puede pasar si gana el primero...

Iniciado por Alcaudón

Yo todavía recuerdo aquel magnífico ciclo que dieron en los años '80 en la única televisión que entonces había y que dio a conocer a muchos, yo incluido, la obra de este titán del cine clásico.

¿Te refieren a un ciclo sobre Raoul Walsh?, pues creo que no lo recuerdo...