Campa esto que dices, ¿lo piensas literalmente? Mira que nos pueden colgar por decir que Branagh está a la altura de los grandes, que salvo en UK y curiosamente en Francia donde le tienen como autor consagrado, no es que goce precisamente de prestigio.
Pues si, su cine es vitalista, emocional, apasionado, imaginativo, intenso (tal vez demasiado intenso para hoy en día), y por encima de todo se nota una implicación, un cariño, una fe ciega en lo que se está contando , que termina muchas veces arrastrandote quieras o no.
Comentaba hace poco en una entrevista que una de las cosas que siempre le chocó de Shakespeare era la tendencia que había a su excesiva intelectualización, con un halo de pomposidad y boato muy perceptible en el mundo del teatro ( en plan , eh, que este es un autor IMPORTANTE).
El, que viene de una familia irlandesa super humilde de varios hermanos, que pasaron bastantes penurias económicas en su niñez, se sorprendió cuando llegó a Londres persiguiendo su sueño de ser actor y vio toda esa pedantería y prepotencia; si lees por ejemplo a Shakespeare, te das cuenta de que n"no escribía arte y ensayo, escribía blockbusters". Y es cierto: En su época el pueblo asistia en masa a sus representaciones, y posteriormente sus obras han sido leídas por gente de toda condición. Es un autor del pueblo, dice.
Si, que escribe maravillosamente y contiene reflexiones y subtextos riquísimos, pero es tremedemante accesible, directo, emocionante y épico.
Entonces, cómo bien dices, a causa de esa intlectualización y respeto mal entendidos, se han llevado a cabo representaciones teatrales y adaptaciones cinematográficas encorsetadas, pretenciosas, que terminaban siendo tremendamente aburridas. El las ha enfocado directamente a través de las emociones puras y duras, y funciona, Enrique V es , épica, emotiva y emocionante, Mucho Ruido es hilarante, y toda una declaración de intenciones del porque merece la pena vivir, Hamlet es la historia más grande jamás contada, Trabajos... es una comedia musical cuyo único propósito es que acabes de verla sonriendo cómo un tonto... Cómo Gusteis exactamente igual...
Y claro, se ha dado la hostia tantas veces que ya no le dan financiación y de repente "cai en la cuenta de que tenía una hipoteca que pagar", y por eso está haciendo ahora el tipo de cine que está haciendo. Cómo el mismo dice, "creo que mi manera de hacer cine ya estaba desfasada en los 90. Mis maneras son muy clásicas, en cierto modo".
Puede que sea eso. Puede que el cine de Branagh sea demasiado directo, demasiado honesto, demasiado emocional, demasiado "noño", demasiado melodramático. Demasiada intensidad. Y sobre todo, creo que te chilla demasiado que ama lo que hace y cómo lo hace.
No sé, tal vez el Branagh de antaño volverá, o tal vez su transición a eficaz artesano de grandes producciones sea completa y para siempre. En cualquier caso, esperemos que mantenga el nivel de Cenicienta donde esa pasión desbordante de los 90 ha vuelto en gran medida.
Alegremonos de lo que tenemos. Pero todo lo que pueda haber expresado en mi parrafada inconexa sobre lo que pienso de Branagh cómo cineasta , lo escribió mucho mejor Alberto Abuin en blogdecine, en su preciosa crítica de Cenicienta (pongo fragmento)
Érase una vez hace mucho, mucho tiempo, en una lejana filmografía, un príncipe del cinematógrafo destinado a cumplir grandes sueños. Su nombre, Kenneth Branagh. Entró por la puerta grande, maravillándonos con sus planos secuencia y elogioso discursos en su primera adaptación de don Guillermo Shakespeare, con el que demostró siempre buen conocimiento y amistad atemporal. Brilló con más luz que nunca en la primera mitad de los noventa, de nuevo con don Guillermo y convirtiendo al monstruo de Frankestein en una criatura digna del dramaturgo inglés.
Pero pronto la oscuridad se apoderó del reino, y Branagh intentó alejarse del lado oscuro que tanto le tentó cuando fue considerado para dar vida a Obi Wan Kenobi en la segunda trilogía de una larga saga/leyenda, ya mítica, religión de muchos aficionados al cine. Ni la mejor adaptación del príncipe de Dinamarca logró que el nombre de su director volviese a estar en boca de todos, perdiéndose así en películas mal distribuidas y trabajos como actor en productos de dudosa calidad. Tampoco el remake de una de las joyas de Joseph L. Mankiewicz le devolvió la luz, y así permaneció. Dormido, esperando.
Música, maestro, y a bailar. El hijo pródigo ha vuelto, aunque sea bajo condiciones muy claras. Pero no nos corresponde juzgar, sino en la medida de lo posible disfrutar. Lejos quedan los tiempos de Guillermo y su pasión desbordante, aunque aún se oigan los ecos del más grande escritor inglés, llorando en su tumba al haber perdido al mejor adaptador al cine que sus palabras han tenido. Un eco que irá perdiéndose en la inmensidad de las tres dimensiones y la filigrana
Y colorín, colorado… este cuento acaba con un discurso otrora pronunciado, y cada vez que veo me encuentra de clasicismo embriagado. Lo que fue ya no es, y nunca será. "We few..., we happy few."[/I]
![]()
![]()
http://www.blogdecine.com/criticas/c...peare-a-disney
¿Estas de acuerdo con sus palabras, Campanilla?
![]()