Exactamente. Eso es lo que le pasa: que es un cuento. Y o entras y lo aceptas todo, y te emocionas y no te planteas nada de su relación con la realidad y lo disfrutas a tope... o no entras y todo te parece una absoluta tontería. Como un cuento. ¿Alguien puede leer o escuchar o contar(le a un hijo, dios!) Caperucita Roja sin que se le caiga la cara de vergüenza? Pero se puede hacer porque no lo medimos con el rasero de la realidad. Es otro mundo. Reconozco que hubo un momento que me caló muy hondo por motivos personales, y que sólo por eso ya merece verse, pero pienso que quizá porque es fantasía fuera de la realidad (¿por qué los humanos nos empeñamos en buscar paralelismo a todo y sesudos mensajes y alegorías? ¿No podemos, por una vez, hacernos niños? ¿A quién no se le puso un nudo en la garganta en ET?), por eso está recibiendo críticas tan dispares: o entras en la fiesta y bailas como un condenado haciendo el gili y pasándolo como dios, o te quedas en la puerta viendo a los otros hacer el gili y pensando que todos son, en efecto, gilipollas. Es que así es la vida, no lo podemos remediar.
En cualquier caso, no creo que podamos negar que Shyamalan (¡creo que por fin aprendí a decir su nombre! ) se arriesga visualmente y sus películas son técnicamente buenas. No sé por qué se ha arriesgado esta vez tanto a nivel de aparición, ¿será porque todos tenemos nuestro punto narcisista?
Yo soy de los incondicionales: seguiré viendo sus películas.