Mi actitud y postura vital siempre ha sido (y sigue siendo) básicamente nihilista, por lo que este tipo de debates ideológicos estériles nunca me han motivado excesivamente.
El problema en todo esto del wokismo y del activismo identitario, es que han creado un monstruo que les está devorando: Si uno de los bandos en cualquier conflicto o guerra "cultural", toma como actitud o posición mayoritaria la intransigencia, la prepotencia, el sectarismo... en resumen: comportarse como un perdonavidas o un idiota, lo único que acaba consiguiendo, a la larga, es rechazo e incluso desprecio, por "correctas" o deseables que puedan ser las ideas que defiende.
Aparte de que muchas de esas ideas y argumentos son falacias, manipulaciones y reducciones maniqueístas absurdas, pierden toda su legitimidad en las formas que utilizan para defender esas ideas, supuestamente "progresistas". Actúan, irónicamente, como fascistas y dictadores, y eso, a la larga, cuando se pase la fiebre woke, les va a dejar muy retratados. Como digo, aparte de lo discutibles de sus ideas, el principal enemigo del wokismo es el woke, el activista que defiende esas ideas cual cruzada ideológica, y que pretende dividirlo todo de forma maniquea, entre buenos (ellos) y malos (cualquiera que no haga suyas esas ideas de forma incondicional).
Hoy en día es muy fácil de detectar ese tipo de gente; hay indicios sospechosos -que no definitivos-, como los que ponen sus "pronombres" o triangulitos rojos en las redes sociales, o los que se ponen banderas o similares de avatares. El problema principal no son las ideas que defienden, sino cómo lo hacen: son activistas desde que se levantan hasta que se acuestan, y por ello acaban resultando cansinos y aborrecibles. No son personas individuales con sus propias ideas y visiones de la vida; son consignas políticas, lemas inamovibles, que combaten la "disidencia" de forma agria e inapropiada porque solo tienen eso... lemas simplistas y barreras arbitrarias para separar a los buenos de los malos.