Por primera vez he accedido al universo, tan personal por lo que veo, de Kevin Smith, con el primero y el penúltimo films de su filmografía.
En primer lugar su debut,
Clerks. Visto hoy en día aparece como una película genuinamente independiente, rodada en blanco y negro por cuatro duros y con una pandilla de colegas en la interpretación (Brian O’Halloran, Jeff Anderson, Jason Mewes como Jay, o el propio Kevin Smith como Silent Bob). Se trata de las aventuras y desventuras del dependiente de una tienda de conveniencia a lo largo de un día: sus conversaciones con su novia, con su exnovia, con su amigo que es el dependiente de la tienda de vídeos de al lado, y con toda una serie de fauna humana de lo más variopinta que se mueve alrededor de la tienda. La gracia está en la frescura de los diálogos (obscenos, escatológicos, absurdos) y en el descaro de las interpretaciones. Un film sencillo y divertido, realizado bajo el influjo de Richard Linklater, Jim Jarmusch, Spike Lee y Hal Hartley, como el propio Smith reconoce en los títulos de crédito.
Por en medio sé que ha realizado varias películas más explotando a los personajes de
Clerks, pero la otra película que he visto es el inicio al parecer de una trilogía “canadiense”,
Tusk. El título remite a su significado en inglés, “colmillo”, y también a una canción de Fleetwood Mac, que suena en la banda sonora. Un radiofonista dedicado a los podcasts (Justin Long) viaja a Canadá para entrevistar a un freaky que ha colgado un vídeo en Internet donde se ve como se corta accidentalmente una pierna. Pero el joven se acaba de suicidar por lo que necesita encontrar otro material humano de derribo para su programa. Y este es Howe (Michael Parks), un viejo marinero aparentemente inválido. Pero Howe no es un freaky al uso, es un auténtico psicópata que tiene un objetivo en la vida: convertir a un hombre en morsa. A partir de esta premisa, Smith consigue un film extraño, donde se mezclan los géneros (comedia, drama, fantasía, terror, investigación policial, etc.). He comprobado que es una película de las que generan odios enardecidos, pero a mí me ha parecido fascinante, a pesar de sus excesos. Comparten reparto un Haley Joel Osment obeso y un Johnny Depp totalmente irreconocible.
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Como complemento, un film británico de culto:
Withnail & I, de Bruce Robinson, con Richard E.Grant (Withnail) y Paul McGann (“and I”, según los créditos) en su debut cinematográfico. Se trata de dos actores en paro, desastrados y soeces, con cierta tirada al alcohol y las drogas (se fuman un espectacular porro denominado “Camberwell carrot”) que pasan unos días en una casa en el campo del tío de Withnail (Richard Griffiths), un obeso y maduro gay que intenta beneficiarse al personaje de McGann.
https://www.youtube.com/watch?v=PObknmaH9po
Hay humor disparatado, cierto exceso formal, pero también un poso un tanto amargo. A mí me ha recordado la serie
Bottom, aunque sin llevar la comedia a los extremos bufonescos de los inolvidables Richard Richard y Eddie Hitler.