La película se abre con el plano de unas envejecidas manos pasando las páginas de un ejemplar de la novela (probablemente, una primera edición), mientras se sobreimpresionan los títulos de crédito. Son las manos del propio Visconti. Cuenta Renata Franceschi (la supervisora de guion o continuista de sus últimos films), en un interesantísimo extra contenido en la edición en
BD (magnífica de imagen) de CultFilms, que Visconti les hizo llegar a los responsables de la mezcla final de sonido e imagen esta secuencia, de la que desconocían su existencia. Al parecer, el director hizo que fuera a su casa un operador para que le filmara las manos pasando las páginas, una bella forma de cerrar su filmografía.
