De horca a horca y tiro por que me torca...
PROGRAMA DOBLE:
20. NAZARÍN (1959, ídem)
Nacionalidad: México.
Director: Luis Buñuel.
Productor: Manuel Barbachano Ponce.
Producción: Producciones Barbachano Ponce, S. A.
Guion: Julio Alejandro y Luis Buñuel, basado en la novela homónima de Benito Pérez Galdós (1895).
Supervisión de diálogos: Emilio Carballido.
Fotografía: Gabriel Figueroa, en blanco y negro (1.37:1).
Dirección artística: Edward Fitzgerald.
Selección musical: Rodolfo Halffter (desde “Dios nunca muere” (1868), de Macedonio Alcalá hasta los tambores de la Semana Santa de Calanda, Teruel).
Montaje: Carlos Savage.
Reparto: Marga López (Beatriz), Francisco Rabal (Padre Nazario) y Rita Macedo (Andara).
Duración: 01:30:52.
Lugar e inicio del rodaje: 14 de julio de 1958 (Estudios Churubusco [México D. F.]).
Estreno: 11 de mayo de 1959 (Festival de Cannes); 4 de junio de 1959 (México).
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Nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes de 1959
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Érase una vez un joven sacerdote…
y
23. VIRIDIANA (1961, ídem)
Nacionalidad: España-México.
Director: Luis Buñuel.
Productor: Gustavo Alatriste.
Producción: UNINCI, S. A. / Gustavo Alatriste P. C. de México / Films 59, S. A.
Guion: Luis Buñuel y Julio Alejandro.
Fotografía: José F. Aguayo, en blanco y negro y formato panorámico (1.66:1).
Dirección artística: Francisco Canet.
Selección musical: Gustavo Pittaluga (desde “El Mesías” [1742], de Georg Friedrich Händel hasta “Shimmy Doll” [1958] interpretado por Ashley Beaumont the 18th [sic]).
Montaje: Pedro del Rey.
Reparto: Silvia Pinal (Viridiana), Francisco Rabal (Jorge) y Fernando Rey (Don Jaime).
Duración: 01:31:24.
Lugar e inicio del rodaje: 4 de febrero de 1961 (Estudios CEA [Madrid]).
Estreno: 17 de mayo de 1961 (Festival de Cannes); 10 de octubre de 1963 (México); 9 de abril de 1977 (España).
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Ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes de 1961 junto a UNA LARGA AUSENCIA, de Henri Colpi.
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Érase una vez una joven monja…
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A pesar de la tibia acogida recibida por l@s colaborador@s que participan en este hilo de la para mí excelente LA JOVENno creo ir desencaminado cuando afirmo que pocos directores a lo largo de la Historia del Cine han encadenado de forma casi consecutiva películas tan magistrales como NAZARÍN, LA JOVEN (ya lo siento...), VIRIDIANA, EL ÁNGEL EXTERMINADOR, DIARIO DE UNA CAMARERA (a falta de revisarla…) o SIMÓN DEL DESIERTO.
De hecho, el único director que le puede (y de hecho le hace sombra) es, por supuesto, nuestro querido Sir Alfred Hitchcock y si no ahí va la retahíla de títulos y, esta vez, sí consecutivos…
… DE ENTRE LOS MUERTOS, CON LA MUERTE EN LOS TALONES, PSICOSIS, LOS PÁJAROS y MARNIE, LA LADRONA…
Y aunque el tema de los premios siempre ha sido objeto de debate Buñuel mantuvo un idilio (y esta vez sí consecutivo) con el Festival de Cannes precisamente con varias de las cintas arriba mencionadas.
En concreto, fue nominado a la Palma de Oro en 1959 (por NAZARÍN), en 1960 (por LA JOVEN...) y en 1962 (por EL ÁNGEL EXTERMINADOR) y ganador en 1961 (por VIRIDIANA).
Un auténtico póquer de ases cuasipluscuamperfecto, al menos según mi modesta opinión.
Aunque entre NAZARÍN y VIRIDIANA se intercalan LOS AMBICIOSOS y LA JOVEN, creo que ambas mantienen numerosos puntos de conexión hasta tal punto de poder considerarlas en cierta medida primas hermanas…
… al igual, por cierto, que pasaba en el caso del mencionado Hitchcock en el caso de DE ENTRE LOS MUERTOS y MARNIE, LA LADRONA…
Más adelante volveré a sacar el nombre de Sir Alfred a colación.
Aprovechando que el Nervión pasa por Bilbao, o sea, la próxima edición en BD (en concreto el 30 del presente mes) de una copia restaurada del segundo largometraje de dibujos animados español, ÉRASE UNA VEZ… (1950) [léase LA CENICIENTA, si no hubiese estado el tío Disney por medio...] y cuya adquisición recomiendo encarecidamente (aunque servidor ya tenga una copia en HD…) he usado dicha expresión para sintetizar en una sola frase (algo digno del mismísimo Alex Fletcher…) dispuesta debajo de la consabida ficha técnica (que como digo en numerosas ocasiones a veces me lleva más tiempo completar que el comentario de la propia película) el argumento de cada una de las dos cintas objeto hoy de análisis. Otro de los motivos para emparejar ambas propuestas.
Y es que tanto en NAZARÍN como en VIRIDIANA se narra la misma historia, aunque los árboles no dejen ver el bosque.
¿Y cuál es esa historia?
Pues algo tan simple (¿simple?) como es la pérdida de la fe en Dios (y en el ser humano por extensión, dado que este está creado a imagen y semejanza de Aquel) por parte de una persona ordenada (o casi, en el caso de Viridiana) que se había comprometido a seguir a Cristo en una vida consagrada por completo a la Iglesia pero que al final de ve superada por las circunstancias que la rodean o acaba sucumbiendo a las tentaciones de la carne.
Empecemos con NAZARÍN, donde por cierto al protagonista no se le llama jamás de tal guisa sino bien como Padre Nazario o bien como Don Nazario, aunque sí en la novela de Pérez Galdós que le sirvió de base.
Comparto al 100 x 100 la apreciación de Roy Earle cuando dice que Francisco Rabal (1926-2001) realiza un trabajo magistral encarnando al mencionado Nazario, seguramente uno de los personajes más complejos (y mejor desarrollados) de toda la filmografía del cineasta aragonés.
Lástima que solo pudieran trabajar juntos en tres ocasiones (las cintas hoy comentadas y BELLE DE JOUR (BELLA DE DÍA)), aunque en esto solo le superó el igualmente genial Fernando Rey (1917-1994) que lo hizo en cuatro (VIRIDIANA, TRISTANA, EL DISCRETO ENCANTO DE LA BURGUESÍA y ESE OSCURO OBJETO DEL DESEO)… en cuanto a primeros espadas españolas se refiere…
NAZARÍN (y casi en igual medida VIRIDIANA) me recuerda a una excelente novela corta del norteamericano Herman Melville (1819-1891) – el autor de “Moby Dick” (1851) – publicada póstumamente y titulada “Billy Budd, marinero” (1924) – y, por cierto, llevada de forma magistral a la gran pantalla por el actor (y ocasional director) Peter Ustinov (1921-2004) en 1962 y distribuida en nuestro país como LA FRAGATA INFERNAL – dado que en todas ellas el protagonista de la historia, un ser ingenuo e inocente y lleno de buenos propósitos, se enfrenta con honestidad y valentía a la hostilidad del mundo que le rodea y, especialmente, de las personas que en él (mal)viven pero que finalmente acaba pereciendo ya sea literal (en el caso de “Billy Budd”) o figuradamente (Nazarín, Viridiana).
En el caso de Nazarín la derrota es mucho más dolorosa que en el de Viridiana puesto que, aunque en ambos se produce una fractura de esa fe (aparentemente) indestructible que les protegía del mundo y de sus tentaciones, el padre Nazario no acaba de entender el por qué de su fracaso...
... mientras que Viridiana acaba por asumir que la atracción que siente por su “primo”, desatada a raíz primero de las aviesas maniobras de su fetichista tío y después por esa “última cena” que acaba como el rosario de la aurora y donde aflora lo peor del ser humano (y donde Buñuel, sabiamente, carga por igual contra tirios y troyanos), no es más que aceptación de su humanidad y del imperativo biólogo que es intrínseco a todos los seres vivos que pueblan el planeta...
Aunque VIRIDIANA es seguramente una película superior a NAZARÍN, gracias en buena medida a una serie de set pieces absolutamente antológicas y de las que el compañero mad dog earle dio buena cuenta en su (como siempre) excelente comentario, creo que esta última es mucho más compleja – quizás por ser menos explícita - y deja un poso de amargura del que carece (al menos en su misma medida) la primera.
Un Nazarín, que al igual que Jesucristo, viaja escoltado por sus discípulos/apóstoles, en este caso representados por una lunática (Beatriz) y una prostituta de buen corazón (Andara), ambas encarnadas magníficamente por las actrices Marga López y Rita Macedo.
Aunque sea una historia más adusta que la que se despliega en VIRIDIANA NAZARÍN no carece de esos toques surrealistas o sencillamente delirantes que caracterizan al mejor Buñuel como son los incidentes que le acontecen a no solo a Beatriz - desde su patético intento de suicidio por ahorcamiento...
..., pasando por sus ensoñaciones sadomasoquistas (ese beso sangriento que nos hace recordar a los mordiscos cuasivampíricos de Alejandro en la – para mí – excelente ABISMOS DE PASIÓN)...
... hasta llegar a esa (presunta) posesión diabólica que parece todo un precedente de la famosa escena que fue inicialmente eliminada del montaje original de la recientemente comentada en el OR EL EXORCISTA (1973)...
... – si no también a Andara, como esa homérica imagen de un Jesucristo desmadrado...
... y que seguro que levantará ampollas al meapilas de turno de la plataforma Pinterest donde meto y saco (ahí te visto, amigo Fletcher) las imágenes que hacen más agradable la lectura de los comentarios...
Sin embargo, justo es de reconocer que VIRIDIANA es una las cintas más representativas de su director puesto que es un popurrí de los temas que más le interesaban/preocupaban y lo más sorprendente es que pudiera realizarla en su país natal teniendo en cuenta la (férrea) censura imperante. De hecho y viendo cómo anda el panorama político/social de nuestro país dudo mucho que una cinta como la hoy reseñada pudiera siquiera estrenarse en nuestro país.
Bien es cierto que al menos a principios de los 1960s la censura fue notablemente permisiva si tenemos en cuenta que en dichos años se rodaron (y estrenaron) algunas de las mejores películas de nuestro cine, como las berlanguianas PLÁCIDO (1961) y – especialmente – EL VERDUGO (1963), EL MUNDO SIGUE (1963) y EL EXTRAÑO VIAJE (1964), de Fernando Fernán-Gómez, LA TÍA TULA (1964), de Miguel Picazo, EL COCHECITO (1960), de Marco Ferreri o NUNCA PASA NADA (1963), de Juan Antonio Bardem.
Y si hace unos momentos ensalcé la labor del gran Paco Rabal no voy a dejar de hacer lo mismo con la mexicana Silvia Pinal (1931), una espléndida (y muy atractiva) rubia hitchockiana que para mí está absolutamente perfecta.
Teniendo en cuenta el socarrón sentido del humor de Don Luisno es de extrañar que la actriz pasase de ángel a diablo en la que para mí es una de las grandes cimas de su filmografía.
Me refiero, lógicamente, a la truncada SIMÓN DEL DESIERTO.
Claro que antes participó en la igualmente magistral EL ÁNGEL EXTERMINADOR, una de las cintas más herméticas y seguramente por ello más fascinantes de toda la filmografía del cineasta objeto del presente estudio.
Por cierto, Buñuel volvería a usar el mismo truco al convertir a la angelical Catherine Denueve de LOS PARAGUAS DE CHERBURGO (1964), de Jacques Demy, en la prostituta vocacional de BELLE DE JOUR (BELLA DE DÍA) (1966).
Desde luego sentido del humor y mala baba no le faltaban al cineasta aragonés.
Igualmente me gustaría destacar la interpretación de todos los mendigos que encarnan a los 12 apóstoles como antes lo habían hecho en formato reducido las mencionadas Beatriz y Andara y, sobre todo, la de la recientemente fallecida Margarita Lozano (1931-2022), Ramona, una pobre mujer que se enamora como una colegiala del crápula Jorge (de nuevo, excepcional Francisco Rabal)...
... y que acabará por conformar un triángulo amoroso junto a este y a la derrotada Viridiana en uno de los finales más sexualmente explícitos del cine clásico español (salvo, por lo que parece, para la censura) y que sirve para finalizar la cinta con un broche de oro digno de la calidad artística de este monumento del cine mundial.
Aunque ya lo hemos visto en cintas anteriores (especialmente en la obra maestra que es ÉL) hay una continuidad estilística todavía más marcada entre LA JOVEN y VIRIDIANA puesto que Buñuel no sólo es un fetichista de las piernas femeninas sino también de otras partes de la anatomía femenina.
LA JOVEN...
VIRIDIANA...
... siendo además las dos criaturas inocentes...
El director además incluye entre sus “perversiones” el travestismo en la escena en la que Don Jaime juega con el ajuar de su primera esposa a la que nunca llegó a poseer…
Por cierto, si en NAZARÍN el intento de suicidio por ahorcamiento le sale rana (por falta de previsión) a Beatriz, no ocurrirá lo mismo en el caso de Don Jaime quien, para más inri, usará la cuerda de la comba con la que juega Rita (una jovencísima Teresa Rabal [1952]) y además conseguirá muerto lo que no que no pudo en vida: que Viridiana se quede en su casa a vivir.
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O sea, que Don Jaime se reencarnará en la figura de su hijo para de esta forma poder poseer a su sobrina (o prima, en el caso del segundo) y que es la viva imagen de su amada esposa.
Un historia digna sucesora de la magnum opus de Sir Alfred, DE ENTRE LOS MUERTOS (1958), una cinta con la que VIRIDIANA mantiene numerosos lazos de unión y que seguro que a Hitchcock le encantó cuando la vio...
E igualmente es ineludible la conexión con una de las cintas más malditas del cine norteamericano clásico, LA PARADA DE LOS MONSTRUOS (1932), de Tod Browning (¡para la MGM!), aunque los “freaks” de esta sean mucho más humanos (pese al brutal desenlace de la película) que los mencionados 12 apóstoles que tan ingenuamente (o soberbiamente, como recalca uno de los personajes de la película) ha recogido en su casa una Viridiana que ya está a medio camino entre el Cielo y el Infierno, aunque ella ni siquiera lo sepa todavía.
Y es que el camino al Infierno está empedrado de buenas intenciones.
Tanto Nazarín como Viridiana, que desconocen por completo el mundo en el que les ha tocado vivir, acabarán por provocar más mal que bien, siquiera involuntariamente, en su búsqueda de Dios.
Un Dios, como bien decía Bergman (Ingmar, no Ingrid), al que la humanidad parece importar más bien poco y de ahí su silencio. El silencio de Dios.
¿O es que tal vez hable tan bajo que nuestros oídos son incapaces de escucharlo?
En resumen, dos obras maestras (una menos evidente que la otra) y que confirman al Buñuel, si hacía falta a estas alturas, como uno de los más grandes cineastas que ha existido.
Buenas tardes y, buena suerte…
… y a ver si en esta ocasión yo también me libro de la censura…
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