Pues, sin ir más lejos, que si todas esas iniciativas legales se salen con la suya, todos esos productos que cito iban a ver muy dañadas sus compras, pues gran parte del público que los adquiere lo hace fundamentalmente para realizar sus descargas y almacenarlas. Yo ya he oído a más de uno decir que, si impidieran descargar, para qué querrían el ordenador o incluso la conexión ADSL.
Para mí todo este asunto no va ni de "pobres creadores, cuánto les perjudica la piratería" ni de "los gobiernos se van a inmiscuir en lo que yo quiera decir o expresar por la red" (que ahí está Facebook almacenando casi todo lo que postea la gente, con unos potenciales usos lesivos que no quiero ni pensar, y a casi todos le parece bien). Para mí, el meollo de la cuestión es quién se va a hacer con el monopolio de la distribución de contenidos culturales. Por lo que a mí respecta, todos estos rebeldes sin cara bien podrían ser el brazo armado de grandes corporaciones informáticas u operadores de comunicación, que lo que desean es que nos gastemos el dinero con ellos y no con los distribuidores al viejo estilo, y tienen como objetivo final que necesitemos ordenadores para absolutamente todo.
Amén de que lo de "les castigaremos por estar a favor de estas leyes", o sea, penalizar por una opinión, con la que esté de acuerdo o no, primero, es aventurado (qué sé yo si esos autores o distribuidores o editores están a favor de esas leyes o no lo están) y segundo, tiene un tufillo totalitario un poco incómodo.