Cada plano es una puñetera obra de arte, cada movimiento de cámara encuadre o transición tan milimetrica y precisamente calculados, que solo por eso este hombre debería ser ya un referente actual.
Que todo ello (y el uso de la música y los efectos de sonido), contribuya a la narrativa y no se use ni una sola vez de manera gratuita es merecedor de las más entusiastas alabanzas, sobretodo teniendo en cuenta el panorama actual.
La guinda es que eso soporta un torrente emocional y sensorial, que su ritmo pianissimo no hace sino acentuar. Es lenta, pero empleo el término a modo de descripción y no de crítica.
En música, un adagio es lento. Por definición. Tiene que serlo
Absolutamente fascinante, embriagadora y malsanamente bella.