ARCANOID....MUCHOS ESTAMOS CONTIGO!
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ARCANOID....MUCHOS ESTAMOS CONTIGO!
No entiendo muy bien a dónde quieres ir a llegar, arcanoid. La película (mal presupongo, no la he visto) los muestra humanos, al igual que El Hundimiento mostraba a Adolfo como lo que era desde que nació: Un puñetero ser humano. No creo que exista ningún problema por ello: es más, es la mejor premisa que se puede coger para hablar de los torturadores al igual que de los torturados, porque si somos capaces de construir La Capilla Sixtina también somos capaces de convertir en cenizas a millones de almas. No hay que olvidarlo.
Eso pensaba yo también, porque la verdad es que las declaraciones de Spielberg me han dejado un poco descolocado en ese sentido. Quiero pensar que tito Spi se refería a que Golda Meir debía de hacer algo después de lo de Münich, pero que no en ningún caso debió de ponerse al nivel de los terroristas. Un saludete.Cita:
Esas declaraciones del Spielberg justificando el terrorismo de estado de la Golde Mier me parecen una humillación en parte y no me cuadra con la aparente intención de la pelicula.
porque si te parece bien esa actuación ¿para que haces una pelicula mostrando las dudas de sus ejecutores?
Crítica de Borja Hermoso en su blod de elmundo.es, no destripa nada :
http://www.elmundo.es/elmundo/2006/0...138042061.html
Cita:
Munich
¿Quי tiene de malo el תltimo film de Steven Spielberg?
Bret Stephens
Steven Spielberg quiere que usted sepa algo sobre “Munich”, su reciיn estrenado y controversial recuento de los esfuerzos de Israel por vengar la masacre de sus atletas en los Juegos Olםmpicos de 1972: “Trabajי muy duro”, dice, “para que este film no fuera a ser de ninguna manera un ataque contra Israel.” De ser asם, ¿por quי ha provocado entonces tanto disgusto entre los generalmente considerados como “pro Israel”?
Quizבs tenga algo que ver con su selecciףn de guionista, Tony Kushner, el escritor traםdo por Spielberg para reelaborar el guiףn original de Eric Roth. Kuushner (que, como Spielberg, es judםo) cree que la creaciףn del estado de Israel ha sido “una calamidad histףrica, moral y polםtica” para el pueblo judםo. Cree que la polםtica del gobierno de Israel ha sido “un sistemבtico intento por destruir la identidad del pueblo palestino”. Cree que la responsabilidad por hacer la paz entre israelםes y palestinos recae fundamentalmente sobre los israelםes, “porque son mucho mבs poderosos.” Cree que el Primer Ministro Ariel Sharon es “un criminal de guerra no encausado.”
Quizבs tenga que ver con el curioso uso de reflejos “judםos.” En “Munich,” una y otra vez los judםos aparecen contando el costo de cada muerte, hasta el תltimo dףlar: $352,000 por un asesinato en Roma; $200,000 por una bomba en Parםs. “Matar palestinos no es exactamente barato”, observa uno de los miembros de un equipo israelם. Un francיs que estב buscando el paradero de unos hombres buscados elogia al lםder del equipo israelם Avner Kauffman (Eric Bana) porque paga “mejor que nadie.” Un oficial del Mossad le advierte a Kauffman no excederse del presupuesto. “Quiero recibos”, le dice.
Quizבs tenga que ver con las libertades histףricas que Spielberg se toma para hacer la historia. “Venganza”, el libro de George Jonas sobre el que se basa la pelםcula, estב considerando como una fabricaciףn. Estב basado en una fuente llamada Yuval Aviv, que alega ser el modelo para Avner pero que, segתn las fuentes israelםes, nunca estuvo en el Mossad y no tenםa ninguna experiencia en inteligencia mבs allב de haber trabajado como un inspector para El Al, la aerolםnea israelם.
Quizבs tenga que ver con la descripciףn que Spielberg hace de los objetivos palestinos. El primer objetivo del equipo israelם es un hombre mayor, evidentemente buena persona que el pתblico ver por primera vez leyendo una traducciףn italiana de Sheherezada. El segundo objetivo es un culto diplomבtico y padre amante. El tercero le ofrece a Avner un cigarro, Avner le paga el gesto haciיndolo volar en pedazos mientras estב en la cama. Otro objetivo hace un conmovedor discurso sobre la nostalgia que siente por su patria y la agonםa de 24 aסos de desposesiףn. No hay nada de malo en presentar a los palestinos – inclusive a los terroristas – como seres humanos complejos. Sin embargo, no se ve a ninguno de estos personajes realizando los terribles actos por los que se han convertido en objetivos, a diferencia de los israelםes del film, que constantemente estבn realizando actos sucios.
Quizבs tenga que ver con los falsos argumentos que los israelםes ofrecen para justificar su venganza. “La תnica sangre que a mם me importa es la sangre judםa”, dice Steve (Daniel Craig), el mבs macho de los asesinos israelםes. Steve es un judםo de Africa del Sur, rubio y de ojos azules, y de alguna forma no nos sorprende que este ario judםo exprese los puntos de vistas mבs racistas. La madre de Avner le da a su hijo una justificaciףn de las ejecuciones diciיndole que el fin justifica los medios: “Lo que haya que hacer”, le dice, “al fin tenemos un lugar sobre la Tierra.” Y luego estב la Primer Ministro Golda Meir (Lynn Cohen) que justifica la polםtica de los ajusticiamientos diciendo “olvםdense de la paz por ahora, tenemos que ser fuertes”. No importa que en 1972 ni los estados בrabes ni la OLP estuvieran dispuestas a vivir en paz con Israel bajo ninguna circunstancia. No importa tampoco que la paz y la fuerza no sean opciones incompatibles.
Quizבs tenga que ver con la falsa dicotomםa que el film establece entre los ideales judםos y las acciones de Israel. “Toda civilizaciףn encuentra necesario negociar compromisos con sus propios valores’’, dice la Golda Meir del film. Y, sin embargo, la Torah y el Talmud estבn llenos de descripciones de la justificada aniquilaciףn de los enemigos. (Hanuka, por ejemplo, conmemora la victoria de los macabeos sobre el imperio Selיucida.) Es el cristianismo, no el judaםsmo, el que aconseja poner la otra mejilla.
Quizבs tenga que ver con lo que en Hollyywood se conoce como el “arco de carבcter” del hיroe. La figura de Avner se presenta en la pelםcula como el quinta esencial sabra, el hijo de pioneros sionistas personalmente seleccionado para la misiףn por la misma Primer Ministro. Pero en lo que sus dudas sobre la misiףn van creciendo, asם aumenta su desilusiףn con Israel. En un viaje de regreso a Israel, apenas se anima a estrechar la mano de dos soldados que lo felicitan por sus legendarias acciones. Para el final de la pelםcula, se ha mudado con su familia para Brooklyn y estב convencido de que el Mossad estב planeando su asesinato.
Quizבs tenga que ver con la escena final del film. Ephraim (Geoffrey Rush), el jefe de Avner en el Mossad, ha venido a Nueva York para pedirle a Avner que “regrese a casa.” Avner rehusa, aparentemente, Israel no es un lugar adecuado para este hombre moralmente sensibilizado. Despuיs, Avner invita a Ephraim a comer con יl en su casa. “Parte el pan conmigo”, dice. “¿No es eso lo hacen los judםos?” Ahora es Ephraim el que se niega, como si esas viejas tradiciones ya no le interesaran a los duros israelםes de hoy.
Quizבs tenga que ver con la decisiףn de Spielberg de mostrar la matanza de los atletas israelםes (extraסamente intercalada con una escena sexual de particular vulgaridad) al final de la pelםcula en vez de al principio. El efecto es confundir causa y consecuencia; hacer que la matanza parezca una respuesta a las atrocidades de Israel; convertir a Munich en otra etapa del proverbial ciclo de violencia o lo que Spielberg llama de “respuesta a una respuesta.” Spielberg ha dicho que hizo esta pelםcula como un tributo a los atletas caםdos. Lo que ha conseguido es trivializar su asesinato.
“Si uno parte de un prejuicio”, le dijo recientemente Kushner al diario Cleveland Plain-Dealer, “va a escribir una mala obra de teatro o una mala pelםcula.” Ver “Munich” es reconocer la verdad de esta afirmaciףn.
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Tomado de The Wall Street Journal
Traducido por AR
M'as. Joder, a m'i cada vez me da m'as repel'us la secuencia esa de la follada-atentado...es que suena a recurso de quinceagnero. Bueno, veremos...( la verdad es que despu'es de las decepciones de los 'ultimos y mediocres Lee-Haneke sobrevalorados uno ya est'a desesperado)
Cita:
Munich
¿Quי tiene de malo el תltimo film de Steven Spielberg?
Bret Stephens
Steven Spielberg quiere que usted sepa algo sobre “Munich”, su reciיn estrenado y controversial recuento de los esfuerzos de Israel por vengar la masacre de sus atletas en los Juegos Olםmpicos de 1972: “Trabajי muy duro”, dice, “para que este film no fuera a ser de ninguna manera un ataque contra Israel.” De ser asם, ¿por quי ha provocado entonces tanto disgusto entre los generalmente considerados como “pro Israel”?
Quizבs tenga algo que ver con su selecciףn de guionista, Tony Kushner, el escritor traםdo por Spielberg para reelaborar el guiףn original de Eric Roth. Kuushner (que, como Spielberg, es judםo) cree que la creaciףn del estado de Israel ha sido “una calamidad histףrica, moral y polםtica” para el pueblo judםo. Cree que la polםtica del gobierno de Israel ha sido “un sistemבtico intento por destruir la identidad del pueblo palestino”. Cree que la responsabilidad por hacer la paz entre israelםes y palestinos recae fundamentalmente sobre los israelםes, “porque son mucho mבs poderosos.” Cree que el Primer Ministro Ariel Sharon es “un criminal de guerra no encausado.”
Quizבs tenga que ver con el curioso uso de reflejos “judםos.” En “Munich,” una y otra vez los judםos aparecen contando el costo de cada muerte, hasta el תltimo dףlar: $352,000 por un asesinato en Roma; $200,000 por una bomba en Parםs. “Matar palestinos no es exactamente barato”, observa uno de los miembros de un equipo israelם. Un francיs que estב buscando el paradero de unos hombres buscados elogia al lםder del equipo israelם Avner Kauffman (Eric Bana) porque paga “mejor que nadie.” Un oficial del Mossad le advierte a Kauffman no excederse del presupuesto. “Quiero recibos”, le dice.
Quizבs tenga que ver con las libertades histףricas que Spielberg se toma para hacer la historia. “Venganza”, el libro de George Jonas sobre el que se basa la pelםcula, estב considerando como una fabricaciףn. Estב basado en una fuente llamada Yuval Aviv, que alega ser el modelo para Avner pero que, segתn las fuentes israelםes, nunca estuvo en el Mossad y no tenםa ninguna experiencia en inteligencia mבs allב de haber trabajado como un inspector para El Al, la aerolםnea israelם.
Quizבs tenga que ver con la descripciףn que Spielberg hace de los objetivos palestinos. El primer objetivo del equipo israelם es un hombre mayor, evidentemente buena persona que el pתblico ver por primera vez leyendo una traducciףn italiana de Sheherezada. El segundo objetivo es un culto diplomבtico y padre amante. El tercero le ofrece a Avner un cigarro, Avner le paga el gesto haciיndolo volar en pedazos mientras estב en la cama. Otro objetivo hace un conmovedor discurso sobre la nostalgia que siente por su patria y la agonםa de 24 aסos de desposesiףn. No hay nada de malo en presentar a los palestinos – inclusive a los terroristas – como seres humanos complejos. Sin embargo, no se ve a ninguno de estos personajes realizando los terribles actos por los que se han convertido en objetivos, a diferencia de los israelםes del film, que constantemente estבn realizando actos sucios.
Quizבs tenga que ver con los falsos argumentos que los israelםes ofrecen para justificar su venganza. “La תnica sangre que a mם me importa es la sangre judםa”, dice Steve (Daniel Craig), el mבs macho de los asesinos israelםes. Steve es un judםo de Africa del Sur, rubio y de ojos azules, y de alguna forma no nos sorprende que este ario judםo exprese los puntos de vistas mבs racistas. La madre de Avner le da a su hijo una justificaciףn de las ejecuciones diciיndole que el fin justifica los medios: “Lo que haya que hacer”, le dice, “al fin tenemos un lugar sobre la Tierra.” Y luego estב la Primer Ministro Golda Meir (Lynn Cohen) que justifica la polםtica de los ajusticiamientos diciendo “olvםdense de la paz por ahora, tenemos que ser fuertes”. No importa que en 1972 ni los estados בrabes ni la OLP estuvieran dispuestas a vivir en paz con Israel bajo ninguna circunstancia. No importa tampoco que la paz y la fuerza no sean opciones incompatibles.
Quizבs tenga que ver con la falsa dicotomםa que el film establece entre los ideales judםos y las acciones de Israel. “Toda civilizaciףn encuentra necesario negociar compromisos con sus propios valores’’, dice la Golda Meir del film. Y, sin embargo, la Torah y el Talmud estבn llenos de descripciones de la justificada aniquilaciףn de los enemigos. (Hanuka, por ejemplo, conmemora la victoria de los macabeos sobre el imperio Selיucida.) Es el cristianismo, no el judaםsmo, el que aconseja poner la otra mejilla.
Quizבs tenga que ver con lo que en Hollyywood se conoce como el “arco de carבcter” del hיroe. La figura de Avner se presenta en la pelםcula como el quinta esencial sabra, el hijo de pioneros sionistas personalmente seleccionado para la misiףn por la misma Primer Ministro. Pero en lo que sus dudas sobre la misiףn van creciendo, asם aumenta su desilusiףn con Israel. En un viaje de regreso a Israel, apenas se anima a estrechar la mano de dos soldados que lo felicitan por sus legendarias acciones. Para el final de la pelםcula, se ha mudado con su familia para Brooklyn y estב convencido de que el Mossad estב planeando su asesinato.
Quizבs tenga que ver con la escena final del film. Ephraim (Geoffrey Rush), el jefe de Avner en el Mossad, ha venido a Nueva York para pedirle a Avner que “regrese a casa.” Avner rehusa, aparentemente, Israel no es un lugar adecuado para este hombre moralmente sensibilizado. Despuיs, Avner invita a Ephraim a comer con יl en su casa. “Parte el pan conmigo”, dice. “¿No es eso lo hacen los judםos?” Ahora es Ephraim el que se niega, como si esas viejas tradiciones ya no le interesaran a los duros israelםes de hoy.
Quizבs tenga que ver con la decisiףn de Spielberg de mostrar la matanza de los atletas israelםes (extraסamente intercalada con una escena sexual de particular vulgaridad) al final de la pelםcula en vez de al principio. El efecto es confundir causa y consecuencia; hacer que la matanza parezca una respuesta a las atrocidades de Israel; convertir a Munich en otra etapa del proverbial ciclo de violencia o lo que Spielberg llama de “respuesta a una respuesta.” Spielberg ha dicho que hizo esta pelםcula como un tributo a los atletas caםdos. Lo que ha conseguido es trivializar su asesinato.
“Si uno parte de un prejuicio”, le dijo recientemente Kushner al diario Cleveland Plain-Dealer, “va a escribir una mala obra de teatro o una mala pelםcula.” Ver “Munich” es reconocer la verdad de esta afirmaciףn.
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Tomado de The Wall Street Journal
Traducido por AR
Ya está aquí la crítica de las horas perdidas. www.lashorasperdidas.com/criticas/0133.htm
Cita:
“Bueno, chico, esta es importante”, me dije antes de empezar la crítica del nuevo film de Steven Spielberg. Sin publicidad, estreno limitado, presupuesto relativamente bajo... Spielberg quiere hacer un film importante, una nueva reflexión sobre la historia y el pasado. La última vez que lo hizo el film se llamaba Salvar al Soldado Ryan. Recaudó mucho. Se llevó bastantes Oscar.
Como todos sabéis, Munich es la historia de las consecuencias de la masacre de los Juegos Olímpicos de 1972, donde la organización terrorista Septiembre Negro asesina a 12 atletas judíos y no por razones de honor, justicia, o compensación. Lo hace por motivos publicitarios, para dar a conocer al mundo la situación del pueblo palestino. Un acto brutal merece una respuesta brutal, dice la Primer Ministro Israelí Golda Meir. “Vamos a olvidar la paz por ahora”, comenta delante de su gabinete de crisis. Así que ahí va Avner (Eric Bana), exguardaespaldas de Meir y futuro padre de una niña, con un grupo de profesionales dispuestos a barrer del mapa a los 11 responsables directos de la matanza, los organizadores, los arquitectos. ¿Por qué? Para mandar otro mensaje. “No se jode a los judíos”, explica Steven (Daniel Craig), el más experimentado miembro del equipo de Avner.
¿Qué viene después? La ruta Spielberg: convencerte de que estás viendo un tipo de film para después, metértela doblada, destrozando las convenciones del género. Al César lo que es del César: Munich empieza como un thriller político y es asombroso. Correción: magistral. Corrección: soberbio. De nuevo tenemos a Spielberg con la cámara en la mano, metiéndonos dentro de las habitaciones de los atletas, y mostrando un sentido de la violencia sin parangón: cuchilladas en la cabeza, disparos en la mejilla, acribillamientos masivos (tapaos los oídos porque los efectos de sonido en este film son lo nunca escuchado en una pantalla de cine); que contrastan con las supercurradas secuencias de los asesinatos del equipo de Avner, que son puro Hitchcock, rebosantes de tensión (ojo al momento en el que una bomba está a punto de mandar a Avner al otro barrio: el elemento de suspense es una puta lámpara. Una puñetera lámpara) y de sabiduría cinematográfica y fuerza visual, donde la fotografía de Janusz Kaminski, que nunca me ha llegado en exceso, alcanza cotas impresionantes (el ataque de las fuerzas del Mossad en un piso franco terrorista que termina con un tiroteo en plena calle . Coño, si toda la película fuera como esta parte (que abarca unos buenos dos tercios), ojalá hubiera durado ocho horas. Es un ejercicio magistral de un Spielberg en estado de gracia como narrador.
Y las interpretaciones ayudan. El casting es unánimemente brillante pero Eric Bana y Ciaran Hinds son las puntas de lanza. El primero realiza una salvajada de interpretación. El segundo es puro metodismo y contención (Hinds tiene además una presencia física que acojona: es Pablito Terrores, el manager del Enterrador, y le viene pintiparado al papel). Además, existen un gran número de escenas intimistas que refuerzan los lazos entre los personajes de un modo bastante original en una película de estas características: alrededor de comidas opípara de cojones, donde el vino hace que salgan los escasos puntos de humor del film. Al parecer, el amigo Avner es el Arguiñano judío y prepara unos platos de no te menees. Sé que suena absurdo, pero Munich es a la comida como John Woo a las palomas. Fíjate tú que curioso.
Sin embargo, conforme la película avanza, otro mensaje comienza a traslucir. Spielberg quiere contarnos algo más. Algo distinto. El tema del film no es la justicia. Es la venganza, que es muy diferente. Tenemos a dos facciones enfrentadas por un trozo de tierra, sumidas en una guerra cuyo final no verán ni mis nietos. Es un conflicto generacional sin apenas perspectivas de futuro porque los contendientes ya no creen que exista un mundo fuera del combate. Árabes e israelíes parecen simbiontes. Como Veneno y Eddie Brock. Llega un punto en el que una vez eliminado uno de los bandos, el otro deja de tener sentido.
Me explico: Munich es un fenómeno raro porque es una película inútil. Cuando vemos a Bana en mitad de Nueva York, solo en un parque, sin identidad, sin patria, sin nada, abrumado por la inutilidad de sus actos, la sensación que nos queda es de profunda ambigüedad. En el nuevo mundo de Spielberg todo es ambiguo. Todo es gris. Tenemos a un policía drogadicto en Minority Report, tenemos a un antihéroe falsificador en Atrápame si puedes, a un padre desastroso en La Guerra de los Mundos. Y Spielberg, amigos, es un maestro del cine, pero la moral nunca ha sido su punto fuerte. Su mundo es gris, pero es falso, porque es desesperadamente gris, y todas las convicciones de sus personajes son forzadas. Uno de los miembros del equipo, Matthieu Kassovitz, entiende que se están pasando de la raya (empieza a caer gente relativamente ajena al suceso), pero en ningún momento esa decisión parte de su esencia como ser humano, de su sentido de la decencia: sencillamente deja de matar porque va en contra de sus convicciones como judío. Porque va en contra de lo que le enseñaron. ¿Comprendéis lo difícil que es identificarse con esos personajes?Existe un conflicto en Avner, una duda creciente y una paranoia en aumento, pero (otra vez la influencia externa) una charla con su madre lo arregla todo: “esta tierra es nuestra, hijo mío, y lo estás haciendo de puta madre, chaval”. Asunto concluido
Es difícil también porque Spielberg escoge soluciones erróneas para describir lo que sucede porque está demasiado atormentado (¿concienciado?) con el fenómeno que intenta explicar. Cuando llega un momento del film en el que Eric Bana alcanza el orgasmo con su mujer en mitad de flashbacks de cuerpos acribillados, el efecto es perturbador y molesto. Es como si el director, convencido de que el mensaje que nos ha intentado machacar durante todo el film no nos ha llegado, intenta tirar por lo subliminal. Sexo y muerte. Sexo y muerte. Sexo y muerte, pardillo espectador, a ver si te enteras, dice Tito Steven. Es un momento manipulador como pocos he visto. Es el momento en el que sale el Spielberg más horrendo, el mismo que ha demonizado hasta al último alemán que ha combatido en la II Guerra Mundial. Entonces, mi idea es esta: Spielberg está equivocado. La película no.
¿Estoy vengando vidas humanas, o estoy vengándome para dar un mensaje al mundo? ¿Es lo mismo? ¿Cuándo va a terminar esto, si por cada tío que matamos llega y le reemplaza otro peor? ¿Hasta cuando voy a dejar de vengarme? ¿Tiene esto algún sentido? ¿Estoy matando a gente que ya no tiene nada que ver sólo porque quiero seguir vengándome? Mientras se intenta explorar la venganza en todas sus facetas, Don Steven intenta colarnos un cuento unidimensional y contradictorio: “respeto a los palestinos pero se van a cagar, y todos los que les ayuden también”.] Y el conflicto es extraño, casi nunca se ve que un director se vea superado por la historia que cuenta, pero aquí Spielberg pierde: Munich no tiene un final satisfactorio, ni siquiera tiene un final porque el tema es imposible, porque la venganza es una espiral sin fin. Spielberg todavía no acaba de entender eso y mucho menos cambiarlo. La película le supera porque el tema le supera. Y nosotros ganamos, porque, independientemente de las intenciones de su director, el mensaje que termina transmitiendo el film, prescindiendo de la megadramática banda sonora de John Williams o de la labor del director es claro: la venganza es inútil. Es incómoda, daña al ser humano y nunca tiene final. Lo siento, Steven. Esta vez la partida es nuestra.
LO MEJOR:
- La puesta en escena de Spielberg. Brutal. Eric Bana y Ciaran Hinds. La fotografía. Las secuencias de acción y suspense. Y, perdonad por el morbo: las muertes. En particular la de una chica en un barco. No he visto nada igual. Nada. Tito Steven, consideraciones morales aparte, es un maestro. Era uno de los grandes directores del siglo XX. Ahora lo es del XXI.
LO PEOR:
- El mensaje ambiguo del film, que no se aclara. Si Spielberg quiere hacernos entender la inutilidad de la venganza... ¿por qué tanto preámbulo? ¿por qué no nos lo explica desde el principio? ¿por qué no se centra en transmitirnos directamente ese mensaje?. Entendedme, creo que es un fallo porque transmite ideas confusas y hacen bajar al film muchos puntos. Ojalá se hubiera limitado a ser una peli de acción. Porque queda claro que la película, a un nivel de puro entretenimiento, cumple de sobra.
Nota: 7
Rafael Martín.
Menudo engendro de crítica. Es inaguantable:Cita:
Iniciado por Joel
Penoso llamar cositas nimias e intrascendentes a obras maestras. Que asco y que cool queda el gilipollas. Y encima de Munich, pedazo de crítica, como el que opina sobre las lentejas, sin el más mínimo rigor y desde la burla progre.Cita:
cositas nimias e intrascendentes para algunos sesudos devoradores de masturbaciones intelectualistas como 'El diablo sobre ruedas', 'Tiburón', 'E.T.', 'Encuentros en la tercera fase','En busca del arca perdida', 'La lista de Schindler', 'Salvar al soldado Ryan' o 'Parque Jurásico'.
P.D. La crítica de las horasperdidas es realmente genial, leedla porque es de las mejores reflexiones que he leido en mucho tiempo, no como la cosa esa de este tal Borja Hermoso.
Si por algo destaca Borja Hermoso es por cobrar un sueldo a base de chanzas. Que le vaya bonito.
A mí ese tipo ni me va ni me viene, pero diría que los adjetivos "cositas nimias e intrascendentes" son una ironía por lo que sigue a continuación.
Por cierto, uno de los atletas israelíes es interpretado por su propio hijo.
http://movies.yahoo.com/mv/news/va/2...811392200.html
No todo van a ser críticas neocons y de falsos liberales patrios:
De La Vanguardia:
edito para avisar que todo son spoilers aunque yo me lo he tragado todo y creo que no afecta a mi interés por la peli, al contrario
El reto que dedico a Steven Spielberg
LA PELÍCULA deconstruye todo el mito de la invencibilidad y superioridad moral de Israel, sus falsas alianzas
Y YO ME PREGUNTO: ¿tendremos una epopeya de Spielberg sobre la catástrofe palestina de 1948 y periodo posterior?
ROBERT FISK - 25/01/2006
Munich, de Steven Spielberg, es -rotundamente- una película espléndida. Ya oigo quejarse a los lectores. No se estrena en Gran Bretaña hasta el próximo viernes, pero en Estados Unidos los árabes han condenado la película -que aborda el asesinato de palestinos a manos israelíes después de la masacre de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972- por considerarla una diatriba antiárabe que deshumaniza a todo un pueblo presa de expolio y ocupación.
Grupos judíos han indicado que Spielberg ha deshonrado sus raíces judías al presentar a agentes del Mossad como asesinos indecisos y vacilantes que en último término llegan a despreciar a su propio país. "Aquí -dije para mis adentros- debe haber algo interesante", al tiempo que tomaba asiento al otro lado del Atlántico dispuesto a ver el éxito cinematográfico de asesinatos y derramamiento de sangre del famoso director.
La película ofrece numerosos motivos para sentirse horrorizado: la matanza de los atletas entrelazada con escenas del líder del comando asesino de la posterior misión secreta israelí (Cólera de Dios), Avner, mientras mantiene un encuentro sexual con su esposa en un piso en Nueva York; el asesinato israelí de una prostituta holandesa que ha facilitado el asesinato de un miembro de comando israelí (se aprecia cómo se arrastra desnuda y sangrando por el suelo de su barcaza amarrada en el canal, tratando de respirar tras el balazo abierto en su pecho)... y el tópico del año en Oriente Medio: cuando Avner - se trata de una escena totalmente ficticia- habla con un refugiado palestino al que asesinará posteriormente. "Dime, Ali: ¿de verdad echas de menos los olivos de tu padre?".
¡Naturalmente! Ali echa efectivamente de menos los olivos de su padre. Pregúntenselo a cualquier palestino de los miserables y sórdidos tugurios de los campos de refugiados de Ein El Helwe, Nahr El Bared o Sabra y Chatila en Líbano y obtendrá la misma respuesta. Es una escena preparada -escalofriante- en la que la actitud cortés y civilizada -incluso filosófica e imperturbable- de Avner choca frontalmente con la rabia áspera y tosca del palestino.
No acaban aquí los desatinos. El asesinato (acaecido verídicamente en la vida real) de un camarero marroquí totalmente inocente en Noruega se elimina en el relato fílmico evitando -supongo- el aprieto de tener que mostrar a uno de los asesinos ocultándose posteriormente en la residencia en Oslo del agregado militar israelí en Noruega, circunstancia que no favoreció precisamente las relaciones diplomáticas escandinavo-israelíes. De todas formas, la película de Spielberg ha cruzado impávida una de las principales avenidas que suelen conformar la perspectiva de Hollywood sobre el conflicto del Oriente Medio. Por primera vez tenemos ocasión de constatar cómo los espías y asesinos de Israel no sólo cuestionan su papel de vengadores, sino que llegan de hecho a la conclusión de que la vía del ojo por ojo no funciona; es inmoral e inicua. Asesinar a un pistolero palestino -o a un palestino que simpatiza con los asesinos de Munich- sólo sirve para que otros seis ocupen su lugar. Uno a uno, los miembros del comando asesino del Mossad son ellos mismos perseguidos y asesinados. Avner llega incluso a calcular que el asesinato de cada palestino le cuesta un millón de dólares.
Y cuando el responsable de Avner en el Mossad va a Nueva York para convencerle de que vuelva a Israel, para verse acto seguido desairado cuando el primero no aporta pruebas de la culpabilidad de los palestinos asesinados y alejarse asqueado tras el ofrecimiento de Avner de compartir el pan en su casa- da a entender, por primera vez en la gran pantalla, que la política de Israel de militarismo y ocupación es inmoral. Que la cámara enfoque a continuación a la izquierda de los dos hombres y destaque una imagen recreada digitalmente de las torres gemelas a través de la bruma es para mí la expresión de una queja, un gemido. Y me digo: "Gracias por tu trabajo, Steve, pero ahora sólo quiero decirte que hemos captado el mensaje"...
Porque la cuestión es que ahí radica el punto clave. Esta película deconstruye todo el mito de la invencibilidad y superioridad moral de Israel, sus falsas alianzas -uno de los personajes más simpáticos es un viejo capo francés de la mafia que ayuda a Avner- y su arrogante presuposición de que tiene el derecho de mezclarse en asesinatos de Estado a diferencia de los demás.
Tal vez resulte inevitable afirmar que el autor del libro en que se basa la película Munich -George Jonas, autor de Venganza se ha esforzado al máximo, al fin y al cabo, para deconstruir a Spielberg: "Uno no alcanza en absoluto el nivel de máxima exigencia moral manteniéndose neutral entre el bien y el mal". El factor que aparta al público de la película es "tratar a terroristas como personas (…); en sus esfuerzos por no demonizar seres humanos, Spielberg y Kushner (Tony Kushner, el guionista principal) acaban humanizando demonios". De acuerdo. Pero -y ahí radica el punto clave, ¿no?- llamar a seres humanos terroristas los deshumaniza, sean cuales fueren sus antecedentes e historial.
La pregunta sobre el porqué -prohibida después de los crímenes contra la humanidad del 11 de septiembre del 2001- es la misma pregunta que todo policía se hace en la escena de cualquier crimen o delito: ¿cuál ha sido el motivo?
Impulsado, presumiblemente, por la intención de coincidir con la película, Aaron Klein ha aparecido bajo el brazo con un nuevo libro sobre Munich, publicado por Random House. Como un crítico ha señalado, alude a los mismos matones del Mossad calificándolos de comandos asesinos a sangre fría en lugar de mercenarios indecisos y vacilantes.
En otro contexto muy distinto, resulta interesante enterarse de que da la casualidad de que Klein, capitán de los servicios de inteligencia militar israelí, es al propio tiempo corresponsal de temas militares de la revista Time en Jerusalén. Supongo que esta respetada publicación proisraelí pronto nombrará a un miembro de Hamas como corresponsal de temas militares en Cisjordania. Aunque tal extremo, una vez más, pasa por alto la cuestión esencial. Porque no se trata de si Spielberg varía o no los personajes de los asesinos de su película -o de si Malta pasa por ser Beirut en la película y Budapest por París-, sino de que la entera estructura y anatomía israelí caracterizada por una actitud de superioridad moral se ve expuesta a un severo e implacable examen. Avner incluso entra rabiando en el consulado israelí en Nueva York porque cree que el Mossad ha decidido liquidarle también a él.
Ahora es cuando llega el auténtico desafío para Spielberg. Un amigo musulmán me escribió una vez para recomendarme La lista de Schindler, pero preguntó si el director proseguiría su relato con una epopeya sobre el expolio palestino posterior a la llegada de los refugiados de Schindler a Palestina. Spielberg, en cambio, ha dado un salto de catorce años hasta Munich, afirmando en una entrevista que el auténtico enemigo en Oriente Medio es la intransigencia. No es así. El auténtico enemigo les está quitando a otros sus tierras.
Y yo me pregunto: ¿tendremos una epopeya de Spielberg sobre la catástrofe palestina de 1948 y periodo posterior? ¿O, como esos refugiados desesperados por conseguir un visado en la película de tiempos de guerra Casablanca, habremos de esperar, esperar... y esperar?
Traducción: José María Puig de la Bellacasa © The Independent 2006
:agradecido Ya queda menos...
Puff, la he visto hoy en Arizona...me he enterado a medias porque mi ingl'es es medio pero s'olo puedo decir que es una puta maravilla. No puedo extenderme porque sin tildes ni egnes no quedar'ia bien, pero ya hablaremos largo y tendido. Adem'as ser'ia un atrevimiento sin verla entendiendo los di'alogos al cien por cien.
Un Spielberg sin tiempos ni fotogramas para ninguna concesi'on comercial...es probablemente el spielberg menos convencional, m'as atrevido y mejor acabado en cuanto al mensaje que quiere dar desde que empieza. Nos mete en una situaci'on, nos implica en ella y luego nos escupe. Yo pas'e de disfrutar con la venganza a odiar los atentados.
Kaminski se vuelve a erigir como Dios y los actores levitan continuamente. La direcci'on art'istica es apabullante.
Williams sutil, s'i, pero con un leit motiv que pone los pelos de punta.
Los personajes est'an definidos de una manera maestra, madura, con solvencia. Y son tan ambiguos que s'olo se les puede calificar de humanos.
La secuencia final sexo-terrorismo es algo pueril y tiene segmentos prescindibles...pero los ataques terroristas son, probablemente, el punto y final al respecto...igual que lleva haciendo con la SCI-FI o con la comedia Capriana aqu'i lo hace con el thriller pol'itico. La pel'icula finalmente se torna magistral, cercana a la masterpiece...
Otro de los t'itulos del agno, al tiempo...comi'endose las sobrevaloraciones de los invertidos con sombrero o los Hanekes menores. Vamos, otra firma de Spielberg para reventar los panteones de los maestros. Es ya tan indiscutible que escuece...
Ya hablaremos. Saludos.
Otra opinión que he encontrado por la red:
"DURANTE LAS Olimpiadas de Munich en 1972, un grupo de atletas israelíes es brutalmente asesinado. Para contrarrestar esto, el oficial israelí "Avner" es enviado por su superior "Ephraim" a localizar y eliminar a los 11 palestinos que estuvieron encargados de este tan lamentable evento conocido como el "Septiembre Negro".
Para completar su misión que los llevará a Londres, París, Atenas y Beirut, "Avner" ha logrado formar un equipo (que fue conocido como "La Ira de Dios") compuesto por un experto conductor ("Steve"); un diseñador de bombas ("Robert"); un falsificador de documentos ("Hans"); y el hombre que siempre esta preocupado por todo ("Carl").
Sin duda alguna, uno de los mayores logros de "Munich" es que no se concentra en ofrecer la opinión que pueda tener Steven Spielberg sobre el conflicto entre palestinos e israelíes. Más bien nos ofrece una perspectiva bastante amplia sobre el efecto moral, personal y psicológico que estos hombres sufrieron mientras llevaban a cabo tan importante misión.
Por ejemplo, al principio "La Ira de Dios" se encontraba de acuerdo en que la eliminación de estos 11 palestinos era lo correcto. Pero poco a poco se dan cuenta de que quizás se están convirtiendo en asesinos a sangre fría.
Esta crisis personal puede verse claramente en el personaje de "Avner" (interpretado excelentemente por Eric Bana) que toma esta misión por razones personales que van desde el orgullo, hasta el amor por su patria sin olvidar la presión en que vive ya que sus padres son considerados héroes.
Lo que realmente afecta al protagonista es no poder ver a su esposa dar a luz, al igual que ser parte del crecimiento de su hijo mientras combate a los "malos". A esto hay que añadirle el hecho que los miembros de "La Ira de Dios" comienzan a hacer eliminados por lo que parece ser otros grupos de palestinos y hasta del propio FBI.
Otro triunfo grande del filme es que Steven Spielberg no presenta a los miembros de la "La Ira de Dios" como el típico grupo de súper agentes "clichosos" y caricaturescos que usualmente aparecen en las películas de Hollywood.
Al contrario, el director se ha dado a la tarea de dejarnos saber que éstos son seres humanos comunes y vulnerables que se encuentran encerrados en una encrucijada moral bastante fuerte.
Spielberg optó como decisión inteligente evitar el típico "happy ending" por uno más triste y sobrío que encierra dos sentimientos centrales. El primero es la incertidumbre de saber si actuaron bien o mal y el segundo es que por más que se elimine al ser humano más cruel del poder, siempre va a venir alguien peor a reemplazarlo, manteniendo el ciclo de violencia.
Otra cosa es que la película explora la naturaleza sobre convertirse en un asesino y las implicaciones negativas que esto conlleva como la paranoia y la soledad.
Antes de finalizar, todos los actores sobresalen en sus papeles, especialmente Eric Bana (como había sido mencionado anteriormente), Daniel Craig (el nuevo "James Bond") que es posiblemente el personaje más frío del grupo y el más deseoso de llevar acabo la misión.
¿Cuál es el veredicto?
Con una duración de casi tres horas, "Munich" es sin duda una de las películas más fuertes y personales de Steven Spielberg. El hecho de que haya optado por concentrarse más en el elemento psicológico y moral de sus personajes, en vez de presentarlos como héroes encerrados en un conflicto violento y personal ue una opción bastante acertada.
Rating - 10 de 10"
Saludos.
Crítica de los de cineol.net
:www.cineol.net/criticas.php?action=view&id=592&sid=2391b65dfe81ae 5cafd2d25bee7d48b4
Cita:
Los primeros meses del año son toda una primavera (a pesar del frío) para la cartelera de nuestro país. Y es que llegan las películas de los premios. Esas que se estrenaron a finales del pasado año en los EE. UU., las que parece que acapararán todas las nominaciones de los Oscars y de las que sólo hemos oído hablar maravillas. Esas que hacen que sea necesario sacar tiempo de debajo de las piedras para poder ir a verlas todas (cada viernes llegan dos o tres nuevas) y que nos devuelven la fe en el buen hacer del cine.
Así, tras unos cuantos títulos magníficos, y antes de que lleguen otros tantos, aparece el señor Steven Spielberg, el Rey Midas de Hollywood, quizá el más grande de los cineastas de nuestro tiempo (el más famoso desde luego), y lo hace además con un drama, un film político de esos que sabemos se le dan tan bien y en los que tan poco se prodiga (en los últimos años habíamos disfrutado de su trilogía de la ciencia-ficción y los efectos especiales, además de un par de películas que se podrían llamar menores en la megalómana mente del director).
Con estos antecedentes, toda expectación ante Munich está más que justificada, y afortunadamente se ve correspondida en la sala de cine. Es Munich un film de factura impoluta, grandioso, épico, que mezcla géneros y recorre medio mundo, que provoca muecas de desagrado con la misma facilidad con que nos hace llorar o sonreír. Una película cuya vocación es la de convertirse en una de las piedras de toque dentro de la filmografía del director.
Resulta imposible no hablar de lo que nos narra este film, pues como bien se anuncia al comienzo del mismo, está basado en hechos reales, hechos además de esos que levantan polémicas. Durante la segunda semana de los Juegos Olímpicos que se celebraron en Munich en 1972, un grupo extremista palestino (bajo el nombre de Septiembre Negro) entró en la Villa Olímpica y mató a dos miembros del equipo israelí a la par que se hacía con nueve rehenes. Todos ellos acabaron muertos, tanto rehenes como terroristas, en una desafortunada operación policial/militar que tuvo lugar en el aeropuerto de la ciudad al intentar escapar los segundos. Aquella matanza supuso un punto y aparte en la relación de ambos países, donde heridas milenarias se abrían de nuevo, y además una verdadera conmoción para el mundo, que gracias a la nueva era de la cobertura mediática fue testigo de los hechos.
Y es justo ahí donde arranca la acción de Munich, en las cabinas de los medios de comunicación, en esas salas llenas de televisores que nos cuentan de manera indirecta lo sucedido, siendo esta una idea brillante que quizá se ve desmerecida por el hecho de que más adelante en el film aparezcan tres flashbacks que esta vez sí detallan de forma directa (y casi hiperrealista, con una violencia extrema que nos hace querer apartar los ojos de la pantalla) lo ocurrido. Flashbacks que según el mismo Spielberg están ahí para recordar al espectador el leit motive de la película y que sin embargo quizá no sean demasiado necesarios (cosa que no impide que dejen al espectador totalmente boquiabierto).
Munich es una película de venganza. La venganza de un pueblo ante un ataque terrorista, y así se nos cuenta cómo el gobierno de Israel decide no quedarse callado y buscar a los responsables del atentado para acabar con ellos. Para esta misión secreta se contrata a Avner, hijo de un héroe de guerra; un hombre joven y no demasiado experimentado que acepta el trabajo aun sabiendo que tendrá que dejar de lado su vida y sobre todo a su mujer (embarazada). Su rostro aquí es el de Eric Bana, un australiano que poco a poco se ha cimentado una carrera más que interesante y que seguro dará mucho que hablar. Siempre al servicio del personaje, su interpretación es brillante, tanto en las secuencias más dramáticas como en aquellas donde prima la acción, y vemos a través de sus ojos cómo evoluciona el personaje, cómo poco a poco la misión le consume y le envuelve en la paranoia, cómo según avanza el tiempo es incapaz de no cuestionarse más y más las cosas hasta darse cuenta de que quizá, todo lo que hace, no sirva para nada. Sin embargo él no está solo, pues le acompaña, bajo su mando, un equipo de lo más variopinto: Steve (Daniel Craig), un surafricano temerario que ejerce de conductor, Hans (Hanns Zischler), un judío alemán experto en falsificar documentos, Robert (Mathieu Kassovitz), un fabricante belga de juguetes reconvertido a fabricante de bombas, y Carl (Ciaran Hinds), un silencioso y metódico agente que se encarga de “limpiar” cuando los demás se van. Todos estos nombres unidos al de Geoffrey Rush (como Ephraim, contacto entre la banda y el Mossad) conforman un reparto sólido como pocos y que funciona a la perfección. Vemos verdadera complicidad entre los ellos, no sólo cuando actúan de forma “militar”, sino también cuando se sientan a la mesa para disfrutar de la afición a la cocina de Avner.
La película así se podría calificar como una larga persecución, dado que la misma nos habla de cómo este comando recorre Europa buscando a esos palestinos que según su gobierno son responsables de los muertos en Munich, y cómo los mata uno a uno. Sin embargo la violencia conlleva violencia, y según pasa el tiempo las muertes son más severas, la sangre está más presente y son más los implicados. Spielberg logra con esta evolución de los hechos que el espectador se dé cuenta de esto, de cómo la violencia no es la solución, y lo hace con una serie de secuencias extremadamente duras, muchas de ellas con un sentido de la tensión y del ritmo apabullantes. Pero es que además, dado el periplo europeo de los protagonistas, el director aprovecha para enseñarnos cómo era el viejo continente en los años ’70 del pasado siglo XX. Cada viaje, cada nueva ciudad (desde Italia hasta París, pasando por Londres, por España, por Grecia,...) es un mundo, con su propia fotografía (excelente trabajo de Jamusz Kaminski), con sus ropas, con sus gentes. Todos ellos están retratados con maestría, pues si algo sabe hacer este Rey Midas es gastar bien su dinero. Esta película merece la pena sólo por lo brillante que resulta formalmente, por su total perfección en todos los aspectos, por lo arrolladora que resulta en todo momento (no olvidemos además el inevitable score de John Williams, que de nuevo presenta una partitura sencilla que acompaña a las imágenes en un segundo plano).
Y llegados a este punto, es imposible no hablar de esas constantes en la obra de Spielberg y que sin ninguna duda están aquí presentes. Empezando por el tema de la familia, que aquí es fundamental y que se trata de una forma acertadísima (¿es tu país tu familia? ¿a quién te debes?) para seguir con la habitual sensiblería (habiendo poco lugar para ella en una película valiente, que muestra sin miedo lo que tiene que mostrar) o ese exceso de metraje que tanto sufrimos los espectadores últimamente. Munich dura la friolera de 164 minutos, mas no se hace larga, no se hace pesada (quizá algo reiterativa en algún punto). Sin embargo, se podría decir que la última media hora de la misma sobra. Aunque no por cuestiones de tiempo. Son más bien cuestiones que aluden al guión, a las imágenes, a lo que sucede. Son cuestiones que emborronan con cierto bochorno todo lo visto anteriormente y que a más de uno dejarán con una sensación agridulce.
Para el final me dejo la polémica. La película está basada en una novela de George Jonas llamada Venganza: el relato verídico de una misión antiterrorista israelí, un libro que no posee la verdad absoluta en cuanto a lo que ocurrió pero que como tantos otros plantea sus hipótesis. Mucho se ha dicho sobre la posición política de Spielberg en el film, y lo más correcto sería afirmar que no se moja demasiado, aunque algo sí que se moja. Se han leído adjetivos como antisemita para calificar a este Munich sólo por el hecho de que se encuentre cierta ambigüedad a la hora de tratar a los palestinos (no se les tacha de asesinos porque sí, o por lo menos no más que a otros), pero está claro que Spielberg sí se pone de lado de los judíos, sí les convierte en más humanos (todavía), sí hace que sean los “buenos”. Pero eso no quita para que haya que aplaudir su labor en una película difícil que finalmente se convierte en un canto a la paz.
a las 22 voy a verla al kinepolis. Que ganas joder. siento daros envidia :D
Yo, por "vuestra culpa" es probable que vaya mañana a verla, cuando NUNCA voy a ver una peli el día de su estreno :preocupado
woody, cuando llegues a tu casa te quiero ver hacer una crítica para yo leerla esta noche. Que me apetece mucho saber las opiniones de los demás por curiosidad. :)
Pues poco que acabo de llegar pero solo digo unos pequeños detalles. Vaya cojones que tiene Spielberg por hacer algo así. Vaya riesgo que supone para su imagen. Vaya peliculón que ha hecho el cabrón. Vaya estética que nos ha mostrado. Y kaminski asombroso, en serio, vaya riesgo que ha tomado este también. Le van a criticar segurisimo pero aunque yo no soy gran fan suyo, aquí si creo que se sale (incluso en toda su exageración)
PD: el polvo-bomba no me ha molado no. Y por eso no le doy el 10 .Pero impresionante de verás. Lo mejor de Spielberg desde hace muchos años :hail
estaba leyendo la critica de chino y lo de la holandesa coincido con el que es bestial y si es verdad que podría ser un pelín mas corta; lo que pasa que no opino porque la he visto a las 22 de la noche un dia de diario despues de todo el dia trabajando. Con lo cual me pongan lo que me pongan me iba a cansar. A mi me ha encantado la escena dónde bana se hace pasar por aleman con el terrorista en las escaleras Creo que es de lo mejor de la película
Por cierto doblaje matador del todo.
No iba a entrar pero os he leido por encima (hola, Mo. Otra cima del judio, no? :) ). Me alegra volver a leer criticas positivas.
En Dias de Cine el Gasset la ha dejado muy buen ("seria, muy seria.... estupendo film de Spielberg"), y en el repor tb (aunq decian q tp es lo mejor del director).
Mañana por la noche la veo y os cuento!
La he visto hoy otra vez con una traductora y me dec'ia lo que ma's o menos se me escapaba. Hostia puta, bien entendido el polvo bomba nos muestra, al final de la pel'icula, lo perturbado y corrupto del Sr. Bana, en el fondo.
Y el plano final de las twin towers nos dice lo que vendr'ia despu'es con la misma ralea.
Hostia puta, qu'e buena es...una cima, s'i, pero de las de verdad. Y sin finales tontos...resulta que Spielberg ha tirao p'alante.
Disfrutemos de una leyenda del cine viva, que ya no quedan.
Saludos.
Aqui en USA hay una opinion generalizada de que Spielberg se la vuelve a cargar al final con el climax convencional, el polvo bomba (patentalo, Allen) y la obviedad de las torres...pero yo por mas severo que me pongo creo que funciona y que es una media hora final necesaria...tanto para confirmar el thriller con el climax como para cerciorar el escupitinajo con la follada y las twin...
No se, en un segundo pase ya me funciona. En un primero tambien tuve rechazo, la verdad...
Roger Ebert esta entusiasmado con la peli, por cierto...dice que su mejor obra desde AI
[spoiler:9d206a46c3]Yo creo que es de mal gusto. Si funcioana porque demuestra lo tarado que se ha quedado pero creo que podía haber hecho otra cosa. Entiendo que no haya gustado.[/spoiler:9d206a46c3]
Y si, es la mejor peli de Spielberg desde A.I. para los que quieran confirmación. Que seriedad y que lujo ha demostrado el tito steven. Es una peli de dialogos y sobre todo de momentos con las imagenes
Me ha parecido muy interesante, pero creo que Spilberg, sigue dejando mucho tiempo muerto, demasiada reflexión pretendida que hace peligrar el interes general de la trama, pero esos si salva esos momentos con nuevos giros que hacen más interesante la historia, asi que imagino que al fin y al cabo ese tempo no es casual.
Por otra parte la fotografía me ha parecido genial, incluso inesperada, la más luminosa que recuerdo de sus peliculas, cuando se trata quiza de su historia menos amable (pero si hasta salen tetas y hay sexo).
El reparto es uno de los mejores que ha tenido Spielberg en años, sin estrellas, todos muy buenos, me hizo cierta ilusión ver a Valeri Bruni Tedeschi en la escena de la comida en Francia. Si tienen intención de promocionar a alguien a los Oscar debieran pensar en Mathie Kassovitz o Ciaran Hinds como secundarios.
Y yo no creo que los judios tengan de que quejarse, si vien esta vez no quedan como victimas absolutas, tampoco son heroes esta claro, pero se supone que el estado medio es lo justo no?, yo supongo que hubiese hecho lo mismo (sobretodo por mi familia, como apunta El Papá).