Hay un paralelismo inmediatamente anterior, más obvio, pero no por ello menos bien traído. Eli humilla a Daniel con el baptismo, haciéndole gritar sus miseras como ser humano, y Daniel posteriormente hace que confiese que dios es una superstición y el es un falso profeta. Máscaras fuera.

Yo creo -creo- que no pretendía matarle y sencillamente, como está medio ido ya y encima el otro tiene la santa caradura de venir a pedirle dinero, las cosas se precipitan. El I´m finished! antes del fundido a negro podría interpretarse como que ya le da igual todo, que acepta lo que venga (¿prisión?).


Poco antes, lo de Daniel gritando enloquecido I am the third revelation, I am who the lord has chosen!, tiene más chicha de la que parece.


Es el cambio de paradigma: Si la religión tradicionalmente había sido el instrumento que configuraba, manipulaba y estructuraba la sociedad norteamericana a su antojo, a partir de ahora va a serlo el capitalismo salvaje, encarnado en potentados sin alma como Plainview. Ninguna de las dos opciones, nos cuenta Anderson, es particularmente alentadora, por decirlo suavemente.

Efectivamente es una obra compleja y rica, que va bastante más allá de "el viaje a los infiernos de un ser despreciable".