Tema: Peter Weir: revisando sus películas

Tenía previsto completar la reseña de (ÚNICO) TESTIGO y colgarla en el post pero al final he preferido verme la entrega nº 14 (y la película nº 15) de Sir Alfred aprovechando que tenía el salón libre.

O sea que mañana me toca doble ración.

Siguiendo con la peli de los poetas muertos, he visto los extras del dvd, se componen de:

- Los actores hablando de Peter Weir y un poco de la película: ABURRIDISIMO
- Peter Weir y David Lynch (su voz) hablando del "Sound designer" Alan Splet, encargado del sonido del film, Lynch lo pone por las nubes, aunque creo que fue más un homenaje por su muerte. Interesante por desconocimiento, me hubiera gustado ver la peli otra vez para prestar atención en dicho sonido, ya que en el visionado no me fije.
- John Seale masterclass: interesante extra con el director de fotografía del film.

Tenía previsto completar la reseña e incluirla en el post esta mañana pero debido a la coyuntura familiar por la que transito he aprovechado ayer primero para visionar la entrega semanal de Sir Alfred y segundo para comentarla esta mañana.

Hoy sin falta entrego ambas reseñas.

Además son dos películas que me han gustado aunque sea por distintos motivos.

Espero encontrar otro huequecito entre pariente y pariente para verme LA COSTA DE LOS MOSQUITOS aunque, en principio no me parece tan interesante (o atractiva) como (ÚNICO) TESTIGO.

06. WITNESS (1985, ÚNICO TESTIGO)





Compañía: Paramount Pictures presents an Edward S. Feldman production (Copyright 1985 by Paramount Pictures Corp.).

Productores: Edward S. Feldman y David Bombyk.

Guión: Earl W. Wallace y William Kelley, a partir de una historia de William Kelley, Pamela Wallace y Earl W. Wallace.

Diseño de producción: Stan Jolley.

Fotografía: John Seale (en formato panorámico (1.85:1) y Technicolor).

Música: Maurice Jarre.

Reparto: Harrison Ford (John Book), Kelly McGillis (Rachel), Josef Sommer (Schaeffer), Lukas Haas (Samuel), Jan Rubes (Eli Lapp) , Alexander Godunov (Daniel Hochleitner).

Duración: 1 h 52 m 24 s.

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Pennsylvania

1984

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Tenía un recuerdo lejano de esta película que, además, no tuve oportunidad de ver en el momento de su estreno en salas comerciales en nuestro país. Por tanto, el visionado de esta noche viene a ser casi como si la hubiese visto por primera vez.

Si bien es cierto que coincido con ambos en que estamos ante una película, en líneas generales, excelente también he de decir que me parece una cinta un tanto irregular quizás por el hecho, de un lado, de trabajar para una gran compañía estadounidense y de otro lado, el incluir en su reparto a la gran estrella del momento, Harrison Ford, que venía de encadenar una serie irrepetible de éxitos (EL IMPERIO CONTRAATACA, EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA, BLADE RUNNER, EL RETORNO DEL JEDI, INDIANA JONES Y EL TEMPLO MALDITO), con los consabidos peajes que ello conlleva para un director neófito en el cine norteamericano como era Peter Weir en ese momento.

Estoy completamente de acuerdo con que el título original de la película, TESTIGO, hace referencia por igual al niño y al policía encarnado por Ford, el primero por ser el único testigo (valga la redundancia) visual del asesinato y el segundo por ser la única persona del departamento que conoce los turbios negocios en los que se han involucrado sus antiguos compañeros (su compañero de fatigas será prontamente eliminado).

Aunque en el primer tramo de la historia, la que transcurre en Filadelfia y el que determinará el rumbo (y el desenlace) de la misma, está, efectivamente, vehiculizado a través de la mirada del pequeño Samuel (un excelente Lukas Haas), es igualmente cierto que en el bloque que acontece en la comunidad amish y que es, de lejos, el más bello (y emocionante) de toda la película, será el punto de vista de Rachel (una espléndida y rubensianamente hermosa Kelly McGillis) el que se imponga sobre la narración. Y ésto es importante destacarlo porque Weir acertadamente da un mayor protagonismo (aunque pueda pasar inadvertido – ahí se ve el talento del director -) a Rachel sobre John.

De hecho, si nos fijamos son los ojos, la mirada, primero la del niño, luego la de la madre, los elementos fundamentales en los que Weir (inteligentemente) basa su puesta en escena.

La mirada asombrada del pequeño cuando sale fuera de su entorno y todo le llama la atención. Pero también de incomprensión (por ejemplo cuando confunde a un judío ortodoxo con uno de los suyos) o de puro terror (cuando observa – fascinado y horrorizado a la vez – la muerte del policía en los baños de la estación).

La mirada de Rachel que va desde la indiferencia (viene de un mundo completamente diferente al que habita Book (curioso apellido) donde la violencia no existe y las personas viven en paz y armonía) hasta el amor más terrenal hacia ese rudo policía tan distinto de los hombres que viven en su cerrada comunidad.

[Mientras Book es una persona hermética, solitaria y con carencias afectivas (no tiene mujer ni hijos – como le observa Rachel en una divertida escena, donde parece empezar a tantear al apuesto polícia - y la relación con su hermana no es precisamente fluida), por el contrario Rachel es una persona que irradia calidez, que tiene las cosas claras y que vive en una comunidad donde vive en armonía con el mundo y con los seres que la rodean].

Creo que los segmentos inicial y final son sensiblemente inferiores al bloque central, donde se desarrolla esa hermosa historia de amor imposible entre dos seres que viven en mundos (y en tiempos) completamente distintos.

De hecho creo que los citados tramos (ni especialmente bien filmados – como bien decís parece más una producción de los años ‘70 – ni con una trama especialmente original) son simplemente el MacGuffin (Hitchcock siempre apareciendo por todos lados…) del que Weir se vale para centrarse en lo que a él realmente le interesa, la bellísima (no cabe otra palabra) historia de amor (¿imposible?) entre dos personas aparentemente antagónicas pero que comparten una misma soledad (aunque no la vivan por igual pues Rachel tiene a su hijo y además se siente querida y arropada por su comunidad).

La delicadeza y sensualidad con la que Weir filma esta relación, sobre todo a través del juego de miradas de sus protagonistas (y especialmente por parte de Rachel que parece la que siempre toma la iniciativa) es una muestra del enorme talento del director australiano y sin duda uno de los mejores segmentos de su cine hasta la fecha.

[Es sintomático que en la bellísima escena del baño de Rachel (filmado con una extraordinaria elegancia y delicadeza por Weir) sea John quien se muestre mas azorado al contemplar la deslumbrante belleza natural de Rachel mientras esta no muestra turbación alguna.

Pocas veces se ha podido expresar en el cine el deseo femenino como esta (breve) escena pero que se nos quedará en las pupilas hasta el final de la proyección y más allá…].

Y aunque aparentemente Weir parece mostrarnos que no hay un final feliz posible para la pareja (algo que parece confirmar el saludo de Daniel a John cuando éste se marcha en el coche) no deja del todo la puerta cerrada…

Y si bien ese plano de John despidiéndose de Rachel pueda hacernos recordar a uno similar de la magistral CENTAUROS DEL DESIERTO creo que la intención de Weir es completamente distinta. En la película de Ford no hay redención posible para el personaje encarnado por Wayne mientras que en el caso de Book vemos que el contacto con los amish (y en especial su amor por Rachel) lo ha humanizado y le ha hecho ver que todavía es posible encontrar un mundo incorrupto totalmente distinto al suyo.

Aunque cerraré mi comentario con una nota positiva también he de decir que el tramo final con la llegada de los tres policías y la resolución violenta del mismo están filmados de forma un tanto rutinaria por Weir, como si en el fondo no le interesara. Además es inconcebible que después de todo lo que ha hecho su superior (y de todo lo que se juega) no acabe con la vida de John y se marche tranquilamente del pueblo como si no hubiese pasado nada.

Pequeñas manchas que, no obstante, no empañan la que es una de sus mejores películas y que contiene una de las historias de amor más bellas del cine reciente.

Ah, y si me preguntáis a mí, no hubiera dudado ni un instante en quedarme con Rachel y su hijo y poder vivir una historia de amor cómo sólo el cine es capaz de proporcionarnos.

Qué viva el cine. Y qué viva Peter Weir.

Comparto prácticamente todo el relato de Alcaudón. Es muy interesante, como dice él, la visión, primero infantil y después femenina de la historia. De esta forma, además, el espectador se pone en el lugar de ambos y miramos a la cara al protagonista, a Ford, interactuamos con él.
Es una historia de amor bellísima e improbable, o tal vez bellísima por improbable, dentro de otra historia de buenos y malos.
Destacar, además, la estupenda fotografía del maestro australiano, John Seale, con una filmografía de quitar el hipo. Rain man, El paciente inglés, Gorilas en la niebla, La tapadera, El aceite de la vida, Cold mountain o la ultima Mad max:fury road, por citar algunas.

A mí no me parece mal rodado el primer segmento, de aire setentero, sino que Weir busca el contraste con el mundo, supuestamente idílico de los Amish (supuestamente... porque no tienen cine!!!). Tampoco me parece rutinario el último tercio, aunque coincido en que lo más interesante del film es la parte central.
Respecto a las miradas, que sin duda son el elemento conductor del film, yo también incluiría la de Book, un hombre "de ciudad" que descubre un mundo completamente ajeno al suyo, y de pasó una mujer que lo fascina. Ahora bien, coincidiendo en que la relación amorosa entre ambos protagonistas es de una gran belleza y Weir la filma con gran delicadeza, yo no me hubiera quedado con los Amish ni harto de limonada.

Coincido con mad dog. Los amish pa unos diítas están muy bien, pero para tiempo más prolongado tienen que ser un coñazo de cuidado

Yo sólo echaría de menos mi televisor, mi BD y mis películas.

O sea eres un "inglés" y por tanto tienes poco que hacer con los Amish.

La semana que viene me veré LA COSTA y EL CLUB. Desafortunadamente no dispongo (de momento) de ninguna copia ni de GREEN CARD ni de FEARLESS.

En lo referente a lo que comenta el compañero Fletcher en el foro de Hitchcock tal vez deberíamos encontrar alguna forma para que sincronicemos las reseñas y evitar así quedar descolgados en los comentarios.

No es una mala idea sobre todo si indicamos la fecha, más o menos aproximada, en la que pensamos incluir el comentario para que los que vamos detrás nos podamos organizar en nuestros visionados.

Sería cosa de hablarlo en privado entre nosotros.

El siguiente comentario, el de Green Card, que en mi caso serà primer visionado, puedo dejarlo para jueves o viernes, así tienes más tiempo para ponerte al día.

Luego, si no hay causas de fuerza mayor, el ritmo será el habitual, comentario semanal sobre el jueves, viernes o sábado. De hecho, nos quedan pocos ya: solo cinco films.

Mañana se me marchan las últimas visitas de parientes hasta el lunes que viene así que puedo ponerme al día con las dos películas de Weir que me quedan por ver y comentar (LA COSTA y EL CLUB) de las que además tengo edición en BD.

Como ya he comentado de las dos siguientes no he conseguido (todavía) copia alguna aunque nunca se sabe...

Al final me he hecho con una copia de MATRIMONIO DE CONVENIENCIA y además en V.O.S.E....

Yo tengo un dvd de Matrimonio de conveniencia, pero claramente antiguo en un disco DVD 5, con lo cual no se verá demasiado bien. Pero es lo que hay, aparte de la red, claro.

Vista esta noche LA COSTA DE LOS MOSQUITOS en una edición patria en BD que no es, precisamente, para echar cohetes pero que, al menos, se deja ver. Espero tener tiempo mañana para comentarla.

Una película que no recuerdo haber visto nunca pero que ya adelanto que me ha gustado bastante.

07. THE MOSQUITO COAST (1986, LA COSTA DE LOS MOSQUITOS)



Compañía: The Saul Zaentz Company presents a Jerome Hellman production (Copyright 1986 by The Saul Zaentz Company).

Productor: Jerome Hellman.

Guión: Paul Schrader, a partir de la novela homónima de Paul Theroux (Londres, 1981).

Diseño de producción: John Stoddart.

Fotografía: John Seale (en Technicolor y formato panorámico (1.85:1)).

Música: Maurice Jarre.

Reparto: Harrison Ford (Allie Fox), Helen Mirren (Madre), River Phoenix (Charlie), Conrad Roberts (El señor Haddy), André Gregory (El reverendo Spellgood).

Duración: 1 h 58 m 13 s.

Rodaje: del 3 de febrero al 19 de junio de 1986.

Estreno: 26 de noviembre de 1986.

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Hatfield (Massachusetts)

Costa de Mosquitos (Honduras/Nicaragua)

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Al contrario que en el caso de la anterior colaboración entre la estrella norteamericana Harrison Ford y el director australiano Peter Weir en esta ocasión la película visionada esta noche era totalmente inédita para mí.

Y aunque, ciertamente, no puede establecerse una comparativa entre ambas cintas simplemente por la presencia del famoso actor (y porque además no tienen nada que ver una con otra) también es lícito admitir que aunque ÚNICO TESTIGO me gusta más creo que LA COSTA DE LOS MOSQUITOS es una película mejor o al menos, más equilibrada, aunque parezca una paradoja dado los delirios de grandeza de su protagonista, un, por cierto, excelente Ford (que nunca ha sido santo de mi devoción pero que aquí tiene un papel difícil y lo saca adelante con notable soltura – en verdad no me imagino al histriónico Jack Nicholson para quien parece que estaba destinado el mismo -).

Quizás porque recientemente el compañero mad dog earle y un servidor hicimos la revisión completa (incluidos sus títulos apócrifos…) del director Nicholas Ray durante el visionado de la película me vino a la mente una obra del citado, BIGGER THAN LIFE (1956), protagonizada (y producida) por el siempre excelente (y elegante) James Mason, en donde debido al tratamiento a base de cortisona para combatir una enfermedad degenerativa al personaje encarnado por él le entraban ideas tan estrambóticas como cambiar radicalmente el sistema educativo de su país al que consideraba obsoleto.

Aunque en este caso Allie Fox (Harrison Ford), al que su esposa llama Padre (él a su vez la llama a ella Madre), no padece ninguna enfermedad que sepamos (aunque viendo la evolución del personaje ciertamente su estado mental deja mucho que desear) podemos establecer un cierto paralelismo con el Ed Avery (James Mason) de BIGGER THAN LIFE.

Ambos personajes acaban por embarcar en sus paranoias personales a sus seres queridos y aunque en LA COSTA el resultado final será mucho más drástico (incluyendo la muerte del protagonista) sus trayectorias son, en cierta forma, paralelas.

La obsesión de Allie, cuyas decisiones siempre son aceptadas con sumisión (y con agrado) por su esposa (la siempre impecable Helen Mirren, en un papel demasiado liviano para hacer frente a una apisonadora como el que encarna Ford) y con admiración por sus hijos, especialmente el mayor, Charlie (un excelente River Phoenix), se basan en un escenario cuasi-apocalíptico imaginado por el padre que ve en la Norteamérica actual una degeneración de las sociedades preindustriales en las que el hombre no era esclavo de las máquinas sino su amo y señor.

El traslado de los Ford de Massachusetts hasta Costa de Mosquitos (que es, al parecer, el nombre correcto del lugar) en Honduras/Nicaragua será de un lado la progresión en la locura de Allie y su obsesión por encontrar un sitio auténticamente virgen, libre de toda contaminación por parte del hombre blanco invasor (género del que él, paradójicamente, forma parte) y de otro lado el reconocimiento por parte de su familia (especialmente de Charlie, que ejerce de narrador – no omniscente - de la ficción) de que al progenitor al que antes adoraban (no deja de ser curioso que alguien que detesta la religión y el concepto de un Dios creador – son divertidas sus diatribas con el reverendo Spellgood (André Gregory) – sea una especie de profeta del Antiguo Testamento y su palabra sea ley) y al que seguían a pie juntillas ha roto amarras con la realidad y pone por delante sus estrambóticas ideas sobre la seguridad y la salud de su propia familia.

Como decía el trabajo interpretativo de Ford es notable dado que además el personaje nunca se nos muestra como alguien con los pies en la tierra y que además parece mantener un dominio tácito sobre toda su familia. Difícil imaginar hoy en día una esposa que acepte de forma tan estoica las decisiones de su marido sin cuestionarlas siquiera una vez. Sólo a raíz de los sucesivos fracasos de Allie y su cada vez más demencial plan de convertirse en una especie de Robinsón moderno Madre (curiosa forma de llamarse el personaje) asume que debe anteponer la vida de sus queridos hijos al amor inquebrantable por su esposo.

Existe además una rivalidad entre Allie y el reverendo en su cruzada por salvar (o ayudar) a los indígenas de su (aparente) brutalidad aunque, por supuesto, nadie les pregunta jamás a ellos si están o no interesados en el aparente progreso espiritual/material que se les pretende otorgar.

En una escena tan marciana como divertida vemos como los habitantes del poblado donde está afincado el predicador (la mayor parte ex-habitantes de la utopía de Allie) atienden absortos la prédica del mismo a través de la televisión.

Y es que es tan absurda una fábrica de hielo en plena selva (por cierto, la imagen me recuerda a la esfinge que el viajero de LA MÁQUINA DEL TIEMPO se encuentra en su viaje al futuro) y todavía más absurdo el intentar que un pedazo de esa agua congelada llegue a esa tribu que vive todavía como sus ancestros.

Como decía Allie, que abomina de la religión, acaba por ser alguien similar al predicador dado que parece que su única misión en la Tierra es llevar la palabra de Dios (o sea, sus ideas científicas y de mecánica) a pueblos a los que les trae más bien al pairo la cuestión.

Esa utopía que Allie se construye en Jerónimo y que en un principio parece ser un éxito absoluto (no deja de ser curioso qué hubiese pasado a continuación si no llegan a aparecer los guerrilleros) parece escapar de sus dedos en los sucesivos intentos, cada vez a menor escala y más precarios, y que llevan al personaje a un callejón sin salida del que sólo la muerte parece ser la única solución (al menos para su baqueteada familia).

Un Allie que morirá plácidamente sin saber que su familia ha tomado, por fin, la decisión correcta: volver a la civilización.

Ciertamente no podemos estar de acuerdo con las decisiones que va tomando sucesivamente Allie y más cuando pone en riesgo la vida de sus seres más queridos pero sus disquisiciones sobre la obsolescencia programada y el progresivo deterioro de la civilización moderna (potenciado exponencialmente en el caso del medio natural) no están desgraciadamente demasiado lejos de la realidad de nuestros días.

Si en ÚNICO TESTIGO la utopía que rechaza John Book es algo que podemos lamentar dado el amor que siente por Rachel y su hijo, en LA COSTA DE LOS MOSQUITOS esa utopía se ha convertido más bien en una distopía.

Y así podemos asimilar esa balsa que flota en la desembocadura del río con el coche de Book que se pierde en la distancia.

Antes de finalizar me gustaría destacar el personaje del señor Haddy (un magnífico Conrad Roberts), seguramente el más humano (o creíble) de toda la historia (descontando a los hijos de la pareja), que vive en armonía con la naturaleza y es feliz con su pequeño y cochambroso bote. Quizás por ello la escena en la que un ya muy deteriorado (mentalmente) Allie le desprecia su ofrecimiento de ayuda es doblemente doloroso. Pese a ello, su nobleza (Weir siempre trata con respeto y admiración a los pueblos indígenas y muchas veces encarnan personajes que tienen una importancia capital en las tramas) le impele a ayudar a sus amigos de la anunciada inundación (ecos de LA ÚLTIMA OLA…) y poder así salvar sus (para él) preciosas vidas.

Y un par de aspectos técnicos que me gustaría comentar.

Como no he leído la novela original de Theroux y dada la marcada personalidad de su guionista, el siempre interesante Schrader, sería curioso saber si ese tono marcadamente bíblico que parece yacer en el fondo de la historia se debe, en parte, a él.

Acostumbrado a las magníficas bandas sonoras de Maurice Jarre para David Lean, sus trabajos para Weir me parecen notablemente modestos y desde luego uno se olvida completamente de ellas una vez vistas las películas. Claro que igual es algo buscado por el propio Weir.

Es una lástima que la edición patria en BD de esta muy atractiva cinta no permita apreciar el trabajo fotográfico de John Seale (que ya había trabajado con Weir en ÚNICO TESTIGO) y más teniendo en cuenta el cuidado en la estética de las imágenes y la puesta en escena tan elegante típica del australiano.

Feliz noche.

Me alegro que te haya gustado, es una película a reivindicar, porque no tuvo éxito en su día, y entre otras cosas nos ofrece sin duda una de las mejores interpretaciones de Harrison Ford. Coincido en todo lo que dices. Solo añado una recomendación, que ya hice en su momento, y una aclaración: la novela de Theroux me parece excelente, aunque su traducción al castellano me ofrece dudas; y sí, el trasfondo bíblico ya esta presente en el texto literario, algo que supongo casaba a la perfección con los intereses de Schrader. La diferencia esencial entre novela y película es que el final de Allie es mucho más crudo en el texto (en la película tiene un bello aliento poético, mientras que en Theroux es un final casi de castigo divino para el blasfemo) y que además Allie no tiene el consuelo de ignorar que su familia no traiciona su voluntad, sino que es plenamente consciente de que lo han desobedecido.

Por cierto, para que nadie se relaje, ya he visto Green Card... ¿Dije que El club de los poetas muertos me parece irritante? Pues...

Esta noche, si puedo, me veré la de Hitchcock.

Ahora mismo estoy en Lourdes en una excursión de día que me ha obligado a levantarme a las 5.30.

Toda una hazaña en mi caso y más teniendo en cuenta que no soy creyente.

Iniciado por mad dog earle

Por cierto, para que nadie se relaje, ya he visto Green Card... ¿Dije que El club de los poetas muertos me parece irritante? Pues...

Pero a ésta se le ve venir de lejos!!!!

Iniciado por mad dog earle

Por cierto, para que nadie se relaje, ya he visto Green Card... ¿Dije que El club de los poetas muertos me parece irritante? Pues...

Yo tengo buen recuerdo de ella. Una pareja bastante inverosímil cuya química especial, para mí, funciona. En su tiempo, tuvo bastante buena acogida, con Globos de Oro, en el apartado de mejor comedia y mejor actor, para el francés. A MacDowell siempre la vi muy guapa, con mucho estilo, pero con escasas dotes interpretativas (aunque con eso simplemente, ya lo bordaba en Cuatro bodas y un funeral, que esa sí es una señora comedia)

Iniciado por Alcaudón

Esta noche, si puedo, me veré la de Hitchcock.

Ahora mismo estoy en Lourdes en una excursión de día que me ha obligado a levantarme a las 5.30.

Toda una hazaña en mi caso y más teniendo en cuenta que no soy creyente.

todo un meritazo, siendo ateo. Seguramente habrás aprovechado para rogarle no volver a tener visitas en casa. Yo lo hubiera hecho.