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Tema: Peter Weir: revisando sus películas

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  1. #29
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    Predeterminado Re: Peter Weir: revisando sus películas

    02. PICNIC AT HANGING ROCK (1975, PICNIC EN HANGING ROCK)

    [T.O.: PICNIC EN LA ROCA DEL AHORCADO]



    Compañías: B(ritish) E(mpire) F(ilms) Film Distributors Pty. Ltd., The South Australian Film Corporation y The Australian Film Commission (Copyright 1975 by Picnic Productions Pty. Ltd.).

    Productores: Hal McElroy y Jim McElroy.

    Guión: Cliff Green, basado en la novela homónima de Joan Lindsay (Melbourne, 1967).

    Dirección artística: David Copping.

    Fotografía: Russell Boyd (en Eastman Color y formato panorámico).

    Música: flauta de Pan tocada por Gheorghe Zamfir; música adicional original compuesta por Bruce Smeaton.

    Reparto: Rachel Roberts (La señora Appleyard), Dominic Guard (Michael Fitzhubert), Helen Morse (Mademoiselle Dianne de Poitiers), Jacki Weaver (Minnie), Anne Lambert (Miranda), Christine Schuler (Edith), Karen Robson (Irma), Margaret Nelson (Sara), Jane Vallis (Marion).

    Duración: 1 h 55 m 35 s (versión reconstruida)

    -

    En esta segunda (y ya avanzo magistral película) Peter Weir trabajó con buena parte del equipo de producción de su ópera prima (los productores Hal y Jim McElroy; el director artístico David Copping; el compositor Bruce Smeaton (aunque la participación a la flauta de Pan de Gheorghe Zamfir – y el órgano de Marcel Cellier - deviene capital a la hora de recrear ese ambiente fantástico que envuelve a toda la película). Únicamente decidió apostar por un cambio tras las cámaras y optó por el operador Russell Boyd que acertó plenamente a la hora de impregnar sus composiciones de una belleza etérea y poética, cargada de simbolismos y donde la Naturaleza (con mayúsculas) se erige en el núcleo sobre el que pivota toda la historia (fotografía ganadora de un merecido premio BAFTA en 1977).

    - La interacción entre las imágenes y la música es tan perfecta como atípica, dado que se alteran ritmos primigenios, con elementos modernistas y el uso de piezas clásicas, creando no obstante un todo armónico y que se complementan a la perfección -



    Y si allí partió de una historia original en la que participó el propio director aquí se basó en una novela de su compatriota Joan Lindsay (1896-1984) [publicada por Impedimenta en 2010] que ya desde ahora lamento no haber leído pero que espero que tal circunstancia sea rápidamente subsanada.



    http://impedimenta.es/libros.php/picnic-en-hanging-rock

    Un breve texto nos pone en antecedentes de la historia (añado algunos elementos posteriores para clarificar un poco la historia y que me sirven además de sinopsis argumental):

    El sábado 14 de febrero de 1900 durante la celebración de una merienda campestre en las faldas del monte Hanging Rock, en el estado de Victoria, cuatro chicas (Miranda, Irma y Marion – alumnas de los últimos cursos – y Edith – la alumna más torpe del colegio -) con la excusa de tomar unas medidas en la base de la roca y con el permiso de Mademoiselle Dianne de Poitiers se adentraron en las profundidades de la misma.

    Sólo Edith volvió.

    La profesora de matemáticas, la señorita Greta McCraw que fue en su búsqueda, también desapareció.

    Sólo más tarde sabremos que una de las tres alumnas desaparecidas, Irma, pudo ser encontrada (milagrosamente) con vida gracias al empeño del honorable Michael Fitzhubert y su amigo Albert, el cochero de sus tíos.

    Intentaré ser breve aunque la película me ha sugerido tantas cosas que me va a resultar difícil condensar mis pensamientos.

    Ahí voy.

    La primera imagen de la película se centra en ese Hanging Rock del que sólo vemos su base al estar su cima envuelta en niebla (iba a decir en tinieblas) y medida que ésta se va despejando va a ser luego su base la que se cubra del mismo fenómeno meteorológico.



    Rápidamente me viene a la cabeza ese “The Dawn of Man” de 2001: UNA ODISEA EN EL ESPACIO (1968) de Stanley Kubrick.



    Un mundo virgen (la palabra tiene un doble sentido en esta película) cuando no existían más dioses que los elementos de la Naturaleza.

    Simple asociación de imágenes.

    Weir establece ya de una forma inmediata y transparente la importancia capital que dicho accidente geográfico va a tener en todo el desarrollo de la historia. Una especie de dios primigenio a la manera de esos maravillosos relatos de Lovecraft que como bien apunta de forma imperturbable la profesora de matemáticas tiene un millón (o más) de años de antigüedad (surgió de una erupción volcánica) y además está rodeada por terrenos mucho más antiguos (“Esperando un millón de años sólo por nosotras” apunta premonitoriamente Irma).





    - “Lo que vemos y lo que parecemos no es más que un sueño, un sueño dentro de un sueño” -



    El despertar de Miranda:

    Si Hanging Rock es el lugar sobre el que se centra el enigma que encierra la película, la hermosa Miranda será el personaje más determinante de toda la historia puesto que todos los demás (voluntaria o involuntariamente) giran alrededor de ella.



    El despertar de Miranda, como el de la Bella Durmiente o más bien como el nacimiento de la Venus de Bottichelli (1482-1485) (como tan atinadamente indica la bella Mademoiselle Dianne de Poitiers, la única de las profesoras que siente un afecto sincero y profundo por sus alumnas (¿y tal vez algo más?)) viene a ser una alegoría o una metáfora no sólo del despertar sexual de las jóvenes, encorsetadas en un doble sentido (el corpiño con el que tienen que cincelar sus cuerpos y el de haber nacido en una época donde las mujeres ocupan un lugar secundario en la sociedad de su tiempo) sino también porque tendrá que ser un agente externo (en este caso la montaña) la que logre liberarlas de todo tipo de ataduras físicas y morales con las que se pretendía castrar sus ansias de independencia.











    En esas breves escenas en las que interaccionan las alumnas, además de estar cargadas de un suave erotismo (nada más lejos de las lolitas de un David Hamilton), ya se nos habla de unos ideales románticos que resultan ser las antípodas de las lecciones que las mismas reciben en el rígido colegio Appleyard. Unas jóvenes educadas para ser una dóciles y comprensivas esposas en lugar de compañeras en igualdad de condiciones que sus esposos.



    - “Debes aprender a querer a otras personas aparte de mí, Sara. Dentro de un tiempo no estaré” -





    El diálogo entre Miranda y Sara aparte de ser premonitorio de lo que va a suceder en el citado picnic también nos muestra el lado más vulnerable de ambas, especialmente de Sara que parece un ser mucho más frágil.

    Mientras Miranda tiene una familia que la quiere en Queensland, Sara es huérfana (¿o no?) y alguien que parece depender emocionalmente de su más avezada amiga.

    Y si son Miranda y las otras dos chicas desaparecidas las que mueven la historia en el exterior, entre los muros de lo que más bien es una cárcel que una escuela, Sara será el personaje más importante y sobre el que tanto uno de las profesoras como especialmente la directora parecen descargar todas sus frustraciones, tanto sexuales como económicas (es terrible la escena en donde aparece atada a la pared para que deje de andar encorvada).



    La forma en que las tres chicas se internan en el interior de la montaña, quitándose los zapatos y las medias, parecen ser una especie de (auto)sacrificio que las jóvenes parecen aceptar con regocijo. Sólo la más torpe (¿la más fea o la más terrenal – su gordura como símbolo del anclaje de su cuerpo a lo material del mundo -?) será rechazada.

    - ¿Y tal vez la desaparición de la profesora de matemáticas será la forma en la que la montaña se niegue a ser categorizada por una ciencia que va en contra de su naturaleza? -



    - Esa toma cenital me vuelve a recordar , lo siento, al Sol saliendo por encima del Monolito en la película de Kubrick -



    El joven noble que las observa con admiración cuando cruzan el arroyo y que mantiene una relación de igual a igual con Albert será, tal vez por su noble corazón o por su alma pura quien se lleve la recompensa de recuperar de ese dios inmisericorde a una de las jóvenes. Aunque tal vez no la que él anhelaba.



    [Entre las escenas que se han recuperado estan aquellas en las que Michael corteja a Irma, una Irma que será virulentamente atacada por sus ex-compañeras (el rojo pasión - su transformación en mujer - y el blanco - símbolo de la "pureza" de las mismas)].



    Y es que Michael parece el representante de esa nueva juventud que ya llama a las puertas de una época victoriana en sus estertores y al que no le importa establecer una sólida amistad con sus “inferiores”.



    La muerte de Sara (ya sea un suicidio o provocada por la directora) no deja de ser el inevitable destino de una mujer (porque ya lo es) que ha perdido no sólo a su mejor y más íntima amiga sino que carece de medios materiales para costearse su mantenimiento.



    El aparente suicidio de la citada directora podría ser una venganza de Hanging Rock - “porque soy un dios celoso” - o simplemente la consecuencia de su incapacidad de hacer frente a la realidad (la pérdida de las alumnas y su alcoholismo).



    El adiós de Miranda:

    De nuevo será Miranda la que cierre la historia sonriendo y saludando a Mademoisille en una especie de bucle sin fin.



    Las imágenes al ralentí del picnic parecen haber detenido en el tiempo a esas jóvenes en el umbral de su madurez y que dormitan plácidamente a la sombra del riguroso sol australiano.

    ¿El fin de la inocencia o el principio de la madurez?

    -

    Temo no haberle hecho justicia a una película tan bella con este sencillo comentario. Pocas veces he tenido más dificultades para poner por escrito mis reflexiones que en este caso. Espero que sepáis perdonarme.

    -

    P.D. El actor que encarna al joven Michael es el niño protagonista de otra bellísima película de época, EL MENSAJERO (1971), del represaliado Joseph Losey.

    [Cazando gazapos:

    - en los títulos de crédito finales la hermosa Helen Morse aparece erróneamente como Mademoiselle de PoRtiers en lugar de PoItiers que sería lo correcto].

    Si es que uno no sabe en qué entretenerse…

    Dulces sueños.



    Última edición por Alcaudón; 18/08/2019 a las 20:10

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