Por la parte que me toca, te agradezco vivamente tus comentarios sobre el hilo. Para mí ha sido un placer completar el recorrido por la obra de Bergman y contar con la colaboración del puñado de entusiastas que han seguido el desarrollo del viaje durante más de un año.Espero que lo podamos mantener vivo, y cuento en especial con esos compañeros de viaje que se quedaron por el camino, con parte de la obra bergmaniana pendiente de ver o revisar. A ver si se animan y conocemos su opinión sobre la parte final de la obra de Bergman. En el mismo sentido, también te animo a ti, Vogler (¡con ese nickname tenías que ser un entusiasta de la obra del director sueco!), para que nos hagas partícipes de tus impresiones sobre su filmografía. Para muestra, ese excelente botón que ha sido tu aportación sobre En presencia de un clown. A mí de esta película me maravilla ese momento mágico en que el cine se transforma en teatro... teatro dentro del cine, obviamente. Y me parece especialmente conmovedor que para ello Bergman se rodee de personajes "reales": su madre, Karin, su tío, Carl; venciendo con ello la distancia que hay entre realidad y ficción, entre narración y memoria. Una delicia ver lo que un Bergman con casi 80 años era capaz de ofrecer para la televisión: admira la frescura que destila, su espíritu aún juguetón pero a la vez punzante como un estilete, ese descaro con que se enfrenta a la muerte.