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Tema: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

  1. #901
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Corregido el error - intencionado por mi parte - para ver si leéis atentamente mis crónicas...

    Young también fue uno de los tres Robertos que intervino en la mítica CROSSFIRE (1947, ENCRUCIJADA DE ODIOS) de Edward Dmytryk, uno de los títulos más perseguidos durante la Caza de Brujas.


  2. #902
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    En el libro de Maugham al personaje encarnado por Peter Lorre se la llama "el Mexicano Calvo" (porque es ambas cosas, aunque usa peluca, no como en la película) o "el General", pero también Manuel Carmona.

    En el libro además el personaje es mucho más inteligente y taimado que el desatado Lorre.

    Eso sí, en ambos casos - libro y película - hay una antítesis entre el flemático Ashenden y el más expeditivo Carmona.

    Lo que más me gusta de la película como he comentado es el intento de no seguir la estela de 39 ESCALONES (que fue su película más exitosa hasta la fecha) sino tratar de hacer algo nuevo, potenciando los elementos de comedia (y más específicamente de comedia romántica) y de suspense, además de introducir un acto tan abominable como la muerte de un inocente - que como ya dije Hitchcock volvería a usar en su siguiente película y con un tono todavía más luctuoso -.

    Pero de todas formas reitero que es una buena película, aunque con un ritmo un tanto caótico y al que perjudica seriamente unas malas elecciones en el reparto.

  3. #903
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Ah, y recomiendo la lectura del libro de Maugham que NO es una novela como aparece reflejado en los propios títulos de crédito de la película



    sino una colección de cuentos enlazados (en la ciencia ficción se suele usar el término fix-up).

    Maugham es un escritor de estilo sencillo pero que se lee bien. Además, como ya decía, algo debe de tener su obra dado que ha sido vertida a la gran pantalla en numerosas ocasiones.

    Ésta es la edición que tengo yo (aunque la mía es en e-book):




  4. #904
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    El agente secreto (Secret Agent, 1936)



    De todas las películas que rodó Hitchcock entre El hombre que sabía demasiado y Alarma en el expreso, todas ellas plenamente hitchcockianas en su planteamiento argumental, más allá del resultado final obtenido, El agente secreto me parece la más irregular, la menos lograda. Como le reconoce a Truffaut, había muchas ideas en el film (y muchas manos detrás de ellas, de ahí quizá el problema), pero no cuajaron de manera satisfactoria. Hitchcock señala como problema principal que el héroe (Brodie/Ashenden) tiene que matar a un hombre, pero no quiere hacerlo, su objetivo es negativo y eso comporta que se “origina una película de aventuras, que no avanza, que rueda en el vacío”. Aunque la queja parece apuntar sobre todo al impacto negativo que este tipo de héroe podía tener (y tuvo) para la taquilla, creo que, una vez más, la autocrítica del director desnuda bastante claramente algunos de los problemas del film.

    Como las dos anteriores, la película funciona por superposición de secuencias, casi episódicas. No sé si este carácter se deriva ya de la obra de Somerset Maugham, pero responde muy bien a esa tendencia hitchcockiana de aplicar los mecanismos de la literatura pulp, que ejemplificaba a la perfección un autor como John Buchan (y ahora que estoy acabando ya de leer “The Thirty-Nine Steps”, lo certifico). Pero lo hace de una manera menos eficaz de lo habitual, como bien dice él mismo, no avanzando con la celeridad que debería. Quizá porque Hitchcock parece vacilar en el tono que ha de adoptar el film, pasando del humor negro de la secuencia inicial, ese falso entierro con un manco intentando trasportar un ataúd… que resulta que está vacío;



    a, como bien se ha dicho, momentos dignos de la screwball comedy, con ese triángulo amoroso entre Ashenden, su falsa esposa y el mujeriego norteamericano que esconde la identidad de un espía alemán.



    Pero ese apunte de comedia todavía va a ir más allá cuando aparezca en escena el “General”, personaje excesivo, grotesco, que como bien apunta Alcaudón recuerda en muchos momentos a Harpo Marx (sólo falta que se saque la bocina de…).



    Ese “General Pompellio Montezuma De La Vilia De Conde De La Rue” (según imdb, porque en los subtítulos en castellano transforman el quilométrico nombre en algo acabado en “Alburquerque”) potencia al máximo los elementos de humor negro, negrísimo, casi como si nos encontráramos en un film como Arsénico por compasión, pero con mucha menos gracia.

    Esa falta de definición respecto al tono del film se agrava por lo inadecuado de parte del reparto, en particular su protagonista masculino: John Gielgud era un gran actor shakespeariano, pero me parece que poco dotado para la comedia, y ese espía con licencia para matar, pero sin valor para hacerlo, requería de un actor más ligero, más versátil, si se quería evitar que cayera en lo patético (que es lo que le ocurre a Gielgud en más de un momento). Robert Donat hubiera sido perfecto, pero quizá también Michael Redgrave, al que veremos en Alarma en el expreso. Su falsa esposa, Elsa, la atractiva Madeleine Carroll, ha de luchar con un personaje mal dibujado, que sólo parece tener consistencia cuando juega en el terreno de la comedia, pero resulta completamente inverosímil como espía. En cambio, Robert Young encarna de manera muy convincente ese espía, Robert Marvin, oculto bajo la máscara de un frívolo americano interesado en ponerle los cuernos a Ashenden. Su rostro se transforma en la fase final del film, pasando de una sonrisa burlona y juguetona a una expresión fría y despiadada.





    Y llegamos al personaje que intuyo que le justificaba a Hitchcock la realización del film: el General, interpretado por Peter Lorre. Por supuesto, su caracterización es grotesca, exagerada, pero yo creo que funciona, el problema es que lo hace de manera autónoma, como si protagonizara otro film dentro del film (algo que, dicho sea de paso, ya pasaba en buena medida en El hombre que sabía demasiado).

    No obstante todo lo dicho, no estamos en mi opinión ante un mal film. Contiene varias escenas soberbias. Ya se han comentado, pero me detendré un poco en ellas.

    Por un lado, la visita al pueblecito entre montañas donde descubren al organista muerto. Aquí Hitchcock sabe, una vez más, hacer un eficacísimo uso del sonido, con esa nota sostenida que delata desde el primer momento que algo extraño ocurre en la iglesia. Impresionante el plano en picado, cenital, sobre el muerto.



    Luego, la excursión fatídica con Caypor (Percy Mamont, el coronel Gordon de Rich & Strange), ese agradable británico que se presta a acompañarlos a las montañas de Langenthal. La secuencia es modélica, digna de figurar en cualquier antología. El montaje en paralelo entre el asesinato de Caypor que lleva a cabo el General; la visualización del mismo por parte de Ashenden desde el observatorio astronómico; y la reunión de Elsa y Marvin con la esposa de Caypor para aprender alemán, mientras el perro aúlla desesperadamente, presintiendo la muerte de su amo, es sensacional, y a la vez tremenda, pone los pelos de punta. Concentrar todo el dolor de lo que descubriremos poco después es el asesinato de un hombre inocente en el comportamiento del animal es una idea genial, devastadora para el espectador. Después de esta secuencia, se entiende que el espectador medio pierda toda sintonía con los protagonistas, por asesinos y por incompetentes.









    Aún nos queda un buen momento de tensión en la fábrica de chocolate, con esa caja que viaja con una nota que pone en peligro la presencia de Ashenden y el General,





    teniendo que salir, finalmente, por piernas de allí.



    La resolución del film, en cambio, no está a la misma altura. Ni la decisión de Elsa de abandonar a Ashenden, y en definitiva su misión, ni la de irse con Marvin en el tren ni la poco verosímil persecución final, y mucho menos el momento, simplemente ridículo, de la muerte del General, están a la altura del director. Esta parte nos deja, eso sí, dos imágenes poderosas y un diálogo irónico premonitorio: el beso de Marvin a Elsa (podría ser Claude Rains besando a Ingrid Bergman, o James Mason a Eva Marie Saint);



    y la incapacidad de Ashenden de matar al espía (yo creo que, nuevamente, no tiene el valor de hacerlo, con lo cual acaba siendo un “espía con licencia para matar” de lo más incompetente).



    El diálogo para recordar se produce cuando en el tren un soldado pregunta a Ashenden, que se ha identificado como norteamericano, donde vive.



    Su respuesta es antológica: “Hollywood”. Y el soldado, extrañado, inquiere: “Is that in America?”. “Sure”, añade Ashenden. Allí irá a vivir Sir Alfred pocos años después.
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  5. #905
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Lo que no me acaba de quedar claro es si el personaje encarnado por Robert Young es un alemán haciendose pasar por un norteamericano o un norteamericano que se pasó al otro bando.

    Teniendo en cuenta que en la película todos (salvo la inocente víctima) finje ser quién no es no sé por cuál de las dos opciones me decantaría.

  6. #906
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Cita Iniciado por mad dog earle Ver mensaje
    El agente secreto (Secret Agent, 1936)


    . Como le reconoce a Truffaut, había muchas ideas en el film (y muchas manos detrás de ellas, de ahí quizá el problema), pero no cuajaron de manera satisfactoria. Hitchcock señala como problema principal que el héroe (Brodie/Ashenden) tiene que matar a un hombre, pero no quiere hacerlo, su objetivo es negativo y eso comporta que se “origina una película de aventuras, que no avanza, que rueda en el vacío”. Aunque la queja parece apuntar sobre todo al impacto negativo que este tipo de héroe podía tener (y tuvo) para la taquilla, creo que, una vez más, la autocrítica del director desnuda bastante claramente algunos de los problemas del film.
    A mi lo que dice Hitchcock lo puedo entender si dicha sensación se dio cuenta después de ver la peli con todo finalizado y sin tiempo de corrección, no me cuadra en absoluto si tiene esta sensación sobre la marcha, y con el poder que tiene, no lo cambie. Lo entendería que lo dijera un crítico en el caso mencionado, pero no Hitchcock. Fuera lo que fuera, a mi si que me gusta en cambio la premisa de un espía que no quiere matar a su objetivo, le da un toque especial, además eso no implica que al final no lo hiciera, pueden haber circunstancies X que un espía hippie al final acabe matando, no sería nada inverosímil, más viniendo de este director, cosas mas imposibles ha plasmado en pantalla!!!! Yo por ejemplo trabajo en seguridad en Suiza, y te aseguro si hay algún problema que ponga en peligro mi integridad física, las opciones que barajo son pocas, irme corriendo es la que más números tiene.....suerte que trabajo en Suiza. Yo pongo por delante de todo mi seguridad, y el espía pone ante todo su moralidad, ética o lo que sea, y si hay que matar, que lo haga el loco de Lorre. Y si el personaje de Gielguld no quiere matar a su objetivo, el de Carroll no quiere matar ni a la mosca cojonera del casino.

  7. #907
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alcaudón Ver mensaje
    Lo que no me acaba de quedar claro es si el personaje encarnado por Robert Young es un alemán haciendose pasar por un norteamericano o un norteamericano que se pasó al otro bando.

    Teniendo en cuenta que en la película todos (salvo la inocente víctima) finje ser quién no es no sé por cuál de las dos opciones me decantaría.
    O quizá no es ni norteamericano ni alemán. Quizá me condiciona el actor, pero yo me inclino por un norteamericano espiando para Alemania, o bien un norteamericano de origen alemán.
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  8. #908
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    A mi lo que dice Hitchcock lo puedo entender si dicha sensación se dio cuenta después de ver la peli con todo finalizado y sin tiempo de corrección, no me cuadra en absoluto si tiene esta sensación sobre la marcha, y con el poder que tiene, no lo cambie. Lo entendería que lo dijera un crítico en el caso mencionado, pero no Hitchcock. Fuera lo que fuera, a mi si que me gusta en cambio la premisa de un espía que no quiere matar a su objetivo, le da un toque especial, además eso no implica que al final no lo hiciera, pueden haber circunstancies X que un espía hippie al final acabe matando, no sería nada inverosímil, más viniendo de este director, cosas mas imposibles ha plasmado en pantalla!!!! Yo por ejemplo trabajo en seguridad en Suiza, y te aseguro si hay algún problema que ponga en peligro mi integridad física, las opciones que barajo son pocas, irme corriendo es la que más números tiene.....suerte que trabajo en Suiza. Yo pongo por delante de todo mi seguridad, y el espía pone ante todo su moralidad, ética o lo que sea, y si hay que matar, que lo haga el loco de Lorre. Y si el personaje de Gielguld no quiere matar a su objetivo, el de Carroll no quiere matar ni a la mosca cojonera del casino.
    Tengo la impresión que los comentarios de Hitchcock estan hechos con la perspectiva que da el tiempo y el conocimiento de la recepción de la película. Seguramente en su momento pensaría que era una buena opción, pero el público dudo que pudiera recibir con alborozo un argumento de este tipo (como a continuación pasaría con Sabotage y la muerte, cruel en la manera de filmarla, de un niño). No estamos en los 60 y, por tanto, dispuestos a aceptar que James Bond mate sin problemas de conciencia. De hecho, sabemos poco de Brodie y lo meten a hacer de Ashenden casi a la fuerza. Tampoco sabemos nada de Elsa, cómo ha llegado a espía, cuando parece que no está especialmente dotada para ese trabajo. Y del General sólo sabemos que es una especie de sátiro que disfruta matando, lo cual tampoco es fácil que despierte simpatías entre el público. En esos años 30 tengo la impresión que se probaba hasta dónde se podía llegar, los límites de lo que se podía mostrar en una pantalla, sorteando las censuras varias. Por eso probablemente un personaje como el General tenía que morir sí o sí, aunque Hitchcock no se rompió la cabeza en cómo mostrarlo... o quizá estaba tan poco de acuerdo con esa solución que prefirió dejarla como está, o sea de forma absurda, ridícula, inverosímil, como diciendo "todo esto no es mas que una farsa; toménselo así".
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  9. #909
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas



    Vuelvo un poco atrás para añadir un breve comentario a The 39 Steps, en relación con la novela que adapta, “The Thirty-Nine Steps” de John Buchan.

    Como creo que ya dijo Alcaudón en su día, en la novela no hay la agente secreta Annabella Smith, ni Pamela (el personaje encarnado por Madeleine Carroll) ni la mujer del puritano granjero escocés. Richard Hannay, escocés que no canadiense, lleva poco tiempo en Londres después de haber vivido muchos años en Sudáfrica. Aburrido de la vida en la metrópolis, un buen día su vida cambia radicalmente. Un vecino, un tal Scudder, le pide que lo acoja en su apartamento porque “está muerto”. Y lo está de cara al mundo, porque ha dejado en su casa el cadáver de un hombre con la cara desfigurada, para dar la impresión de que se ha suicidado y así ocultarse de sus enemigos.

    Tampoco hay ningún Mr.Memory ni una organización llamada 39 escalones. Los 39 escalones del título son eso, 39 escalones que sirven de pista para localizar la casa donde se encuentran reunidos los espías (se supone que alemanes). La organización, en este caso, se llama Black Stone (Der Schwarzestein).

    El McGuffin no es ninguna fórmula sobre un motor para la aviación, sino que lo que Scudder le cuenta tiene que ver con un complot internacional para precipitar la guerra mundial (estamos en mayo de 1914). El complot consiste en asesinar a un ministro griego que vendrá de visita a Londres (o sea, un poco como El hombre que sabía demasiado) y que es clave en los equilibrios de la política europea. Pero al cabo de poco Hannay encuentra a Scudder asesinado en su piso, con un cuchillo clavado.

    Piensa que los asesinos de Scudder intentarán matarlo también a él, por lo que huye para preservar todo lo que el espía le ha contado. Como en la película, consigue salir de casa vestido de lechero (aunque la explicación que da para conseguir la ropa es otra). Dirige sus pasos a Escocia, más que nada porque su origen escocés le permitirá camuflarse mejor, pero no porque busque a nadie allí. A pesar de ello se va a dar de bruces con los espías del enemigo (alemanes), de una manera completamente inverosímil. Hannay deambula arriba y abajo por los páramos escoces, refugiándose en lugares diversos y disfrazándose cuando es necesario (por ejemplo, de picapedrero). Así pasan varios días hasta que se acerca la fecha del 15 de junio, que parece el día clave. Una de las personas que lo acogen es Sir Henry, un político liberal al que ayude en un discurso electoral. Sir Henry cree su historia y le pide que se ponga en contacto con su padrino, que ocupa un puesto de importancia vinculado al Gobierno.

    Pero el político griego es asesinado, aunque Hannay descubre que el peligro realmente no era ese, sino que lo que busquen los espías es hacerse con una información sensible sobre los planes conjuntos entre Francia y el Reino Unido de cara al inminente, y parece que inevitable, estallido de la guerra. En otro final completamente inverosímil, pero narrado con buen ritmo, Hannay será capaz de desenmascarar a los espías y evitar que el secreto llegue a manos de los alemanes. No obstante, a pesar del éxito de su actuación, la guerra se iniciará tres semanas más tarde.

    La novela, bastante corta, más bien un relato largo (algo más de 80 páginas en la versión en inglés que he leído, con dificultades), está dividida en 10 capítulos, y como toda novela por entregas, cada uno de ellos ofrece acción e información y personajes nuevos. La mayoría de los capítulos acaban, además, con algún hecho impactante. Por ejemplo, el primero, con la muerte, acuchillado, de Scudder; otro con la noticia de la muerte del político griego; otro con el descubrimiento de que diferentes miembros del gobierno has sido burlados por un espía de Black Stone, etc.

    Pura pulp fiction, que nos da una idea de por qué este tipo de literatura atraía a Hitchcock. Recordemos lo que decía a Truffaut: que veía The 39 Steps como un film de episodios (como claramente lo es la novela). “Deseaba que el contenido de cada escena fuese muy sólido y que constituyera un pequeño film” (como cada entrega ha de ser una pequeña novela, que además ha de mantener el interés del lector). Y añade más adelante: “lo que me gusta de Treinta y nueve escalones es lo súbito de las transiciones”, lo cual coincide con el estilo de Buchan, que pasa de una situación a otra casi sin transiciones, y forzando al límite la verosimilitud. Y ya hemos comentado lo que Hitchcock pensaba de la verosimilitud: “la verosimilitud no me interesa. Es lo más fácil de hacer. […] Pedir a un hombre que cuenta historias que tome en consideración la verosimilitud me parece ridículo como pedir a un pintor figurativo que represente las cosas con exactitud”. O sea que en una novelita como la de Buchan podemos encontrar, sintetizadas, buena parte de las ideas de Hitchcock sobre la manera de construir sus historias. Aunque con los años cada vez fueron más y más sofisticadas, esa forma de entender la narración, tan poco realista, tan poco verosímil, le acompañó hasta el final.
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  10. #910
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Excelente análisis de la novela de Buchan, amigo Earle.

    Sólo una pequeña corrección...

    ... la misma sólo se prepublicó en dos entregas (5 y 12 de junio de 1915) de la revista norteamericana All-Story Weekly.

    O sea que serían unos cinco capítulos por entrega.

    Última edición por Alcaudón; 09/09/2019 a las 01:01

  11. #911
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Mad dog, tu análisis de la novela sí que vale!!!

  12. #912
    Senior Member Avatar de mad dog earle
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Gracias, tomaszapa. Al menos tú no me confundes con Alex. Es que este Alcaudón toca demasiados palos y a veces se le va el santo al cielo.
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  13. #913
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alcaudón Ver mensaje
    Excelente análisis de la novela de Buchan, amigo Fletcher.

    Sólo una pequeña corrección...

    ... la misma sólo se prepublicó en dos entregas (5 y 12 de junio de 1915) de la revista norteamericana All-Story Weekly.

    O sea que serían unos cinco capítulos por entrega.

    Gracias, se hace lo que se puede

  14. #914
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alcaudón Ver mensaje
    Excelente análisis de la novela de Buchan, amigo Fletcher.

    Sólo una pequeña corrección...

    ... la misma sólo se prepublicó en dos entregas (5 y 12 de junio de 1915) de la revista norteamericana All-Story Weekly.

    O sea que serían unos cinco capítulos por entrega.

    Por cierto, al margen de la autoría del comentario, de dónde sacas ese dato, porque en la Wikipedia dice que se publicó por primera vez en la Blackwood's Magazine los meses de agosto y septiembre de 1915.
    Ciertamente, se supone que publicarían cinco capítulos en cada número aunque no tengo constancia exacta de ello. Sea como sea, el estilo permitiría perfectamente la publicación de los capítulos uno a uno, aunque si la revista era mensual alargar el proceso 10 meses es un periodo muy largo.
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  15. #915
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Créeme, amigo Fletcher, digo mad dog earle, mis datos sobre las fechas de publicación son absolutamente correctos. Y te aseguro que me llevó tiempo conseguirlos.

    Prueba nº 1:



    Prueba nº 2:

    First appearance of Buchan's best-known work, and the debut of English soldier of fortune Richard Hannay. The appearance in All-Story Weekly presents the full text of the novel across two issues, preceding the serialized version (UK) in Blackwood's Magazine, published between July-September, 1915 under the pseudonym "H de V." The archetypal English spy thriller, never out of print, and rare in this format. Basis for three film adaptations, most notably Alfred Hitchcock's 1935 version starring Robert Donat and Madeleine Carroll.

    https://www.abebooks.com/first-editi...22385678245/bd

    P.D. Seguro que el nombre de Fletcher me vino a la cabeza por el comentario en el rincón de Weir acerca de mi debilidad por una película a mi modesto parecer tan magnifíca como es REBELIÓN A BORDO (1962) de Lewis Milestone cuyo protagonista es Fletcher Christian...


  16. #916
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Pues, entonces, me inclino a pensar que el autor o autora del artículo de la Wikipedia debe ser británico, porque ni rastro de la referencia a esa revista norteamericana:

    "The Thirty-Nine Steps is an adventure novel by the Scottish authorJohn Buchan. It first appeared as a serial in Blackwood's Magazine in August and September 1915 before being published in book form in October that year by William Blackwood and Sons, Edinburgh."

    Damos por buena esa publicación en dos entregas en Estados Unidos unas semanas antes de la publicación en el Reino Unido. Si el corte se hizo entre el quinto y el sexto capítulo se pasaría del episodio titulado (según una traducción al castellano que he localizado en Internet) "La aventura del picapedrero miope" a "La aventura del arqueólogo calvo", en el cual Hannay descubre de forma casual el escondrijo escocés de The Black Stone. Como se puede apreciar en el tono de los titulos, estamos en pleno territorio pulp.
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  17. #917
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Doble error, amigo Earle, dado que el libro de Buchan no sólo se prepublicó primero en los EEUU (en dos entregas) sino que la primera edición en libro fue simultánea en Edimburgo y en Londres, como se puede apreciar perfectamente en la fotografía adjunta:




  18. #918
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alcaudón Ver mensaje
    Doble error, amigo Earle, dado que el libro de Buchan no sólo se prepublicó primero en los EEUU (en dos entregas) sino que la primera edición en libro fue simultánea en Edimburgo y en Londres, como se puede apreciar perfectamente en la fotografía adjunta:
    Hombre, Alcaudón, no seas quisquilloso. Si te fijas en el artículo de la Wikipedia, ya se reproduce la portada de un ejemplar de 1829 en que se indica "William Blackwood [que fue el fundador], Edinburgh, and T.Cadell, Strand, London, y supongo que con esa doble localización se fue editando desde entonces. En todo caso, ciertamente, creo que debería decir "Edinburgh and London".

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  19. #919
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Me refiero a la edición en libro.


  20. #920
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Sí, por supuesto, ya te he entendido. La misma editorial publicaba los libros y la revista mensual.
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  21. #921
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Mañana (bueno, en realidad, hoy, dada la hora) visionado de la entrega número 19, SABOTAGE (1936) de la que afortunadamente dispongo de una excelente edición en BD (con subtítulos en inglés) de la mano de la británica Network.

    Como el viernes es un día que tengo muy poco trabajo me dedicaré a elaborar el comentario aunque probablemente no me de tiempo de acabarlo hasta que llegue a casa.

    Hoy he acabado terriblemente dolorido de cuello, hombros, espalda y donde ésta pierde su noble denominación debido a las dos entregas que he cursado y espero que no me acabe pasando factura.

    Espero no hacer una comentario tan detallado como en las últimas ocasiones pero ello parece ir en contra de mi naturaleza.

    Nos leemos.

    Última edición por Alcaudón; 12/09/2019 a las 02:36

  22. #922
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Acabo de finalizar el comentario de SABOTAGE. Sólo me queda añadir las fotos de rigor y limar una cosita aquí y otra cosita allá.

    Como llevo unos días francamente dolorido (hoy incluso han tenido que inyectarme para calmar mis dolores de lumbares) dejo la labor para mañana.

    He procurado hacer un comentario distinto sin detallar tan exhaustivamente el argumento y centrándome sólo en lo que más me ha gustado porque no puedo pasar tanto tiempo delante del ordenador (primero en el trabajo y luego en casa).

    Ahora me voy a tumbar porque el dolor es francamente difícil de sobrellevar.

    Espero estar mañana mejor.

    Feliz noche.

  23. #923
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE SIR ALFRED HITCHCOCK (1899-1980) / PARTE XIX:

    20. SABOTAGE (1936)



    Director: Alfred Hitchcock.

    Producción y distribución: Gaumont-British Picture Corp. Ltd.

    Productor: Michael Balcon.

    Guión: Charles Bennett, a partir de la novela “The Secret Agent: A Simple Tale” de Joseph Conrad (Londres, 1907). Diálogos: Ian Hay y Helen Simpson. Continuidad: Alma Reville. Diálogos adicionales: E. V. H. Emmett.

    Dirección artística: Oscar Friedrich Werndorff.

    Fotografía: Bernard Knowles (1.37:1).

    Música: Hubert Bath, Jack Beaver y Louis Levy.

    Reparto: Sylvia Sidney (La señora Verloc), Oskar Homolka (Karl Anton Verloc), Desmond Tester (Stevie), John Loder (El sargento Ted Spencer), Joyce Barbour (Renee), Matthew Boulton (El superintendente Talbot), S. J. Warmington (Hollingshead), William Dewhurst (El profesor).

    Duración: 1 h 16 m 39 s (Copia en BD editada por Network en Reino Unido en 2015).

    Estreno: diciembre de 1936.

    No deja de ser curiosa la confusión (lógica) que se produce entre la anterior película del director, SECRET AGENT y la presente, SABOTAGE, dado que esta última se basa en una novela del gran escritor Joseph Conrad, EL AGENTE SECRETO.

    Y no deja de ser igualmente paradójico que durante su etapa norteamericana (salvo un par de escapadas a su tierra natal) volviera a usar un título similar, SABOTEUR (1942) que en nuestro país y para rizar el rizo denominaron SABOTAJE en lugar de SABOTEADOR que hubiera sido más ajustado al original.



    De cualquier forma, SABOTAGE (inédita en salas comerciales en nuestro país) es una película que tiene méritos más que suficientes como para ocupar un lugar de privilegio entre las películas sonoras del período británico de su director.

    Eso sí para ello es preciso ver la película en una copia decente (por ejemplo la británica editada en BD por el sello Network en 2015) y no en la deficiente (iba a usar otra palabra más gruesa) en DVD que aquí nos llegó de la mano de Filmax en 2004 dentro de aquel coleccionable que muchos hicimos (aunque algunos no completamos).



    Al contrario de lo que suele ser habitual en Hitchcock (y una regla que el director mantuvo prácticamente inflexible a lo largo de su carrera – o sea, adaptar obras mediocres de autores menores - ) en este caso partió de una excelente novela de uno de los más grandes escritores en lengua inglesa, Joseph Conrad (1857-1924), aunque hubiese nacido en Polonia…



    Aunque tengo la novela de Conrad no he tenido tiempo más que de leer unas pocas páginas y por lo que veo y como suele ser habitual en el caso de Hitchcock éste toma los elementos de la misma que le interesan y que le permiten transformar una novela de profundo contenido político (y social) (una temática que el director eludiría en su obra hasta los años ’60 (léase CORTINA RASGADA (1966) y TOPAZ (1969)) en uno de los mejores ejemplos de cine de suspense dentro de su prolífica carrera.



    - Primera edición inglesa, Methuen & Co., Londres, 1907 -

    Como antes citaba de pasada su anterior película, EL AGENTE SECRETO, no deja de ser igualmente extraño (iba a decir paradójico pero ya he usado antes esa palabra) que el director repita una escena que ya le produjo un serio quebranto de cabeza. Me refiero, lógicamente, a la muerte de un inocente a manos del ayudante del protagonista (y que el BBFC obligó a que su ejecutor fuese debidamente castigado – o sea, muerto – al final de la cinta y contra toda la lógica del relato). Aquí Hitchcock sube la apuesta y en una escena que aúna a la vez un magistral uso del suspense y un retorcido gusto por lo macabro la victima será el hermano pequeño de la protagonista, Stevie (un excelente Desmond Tester) en la que es, a mi modesto entender, una de las escenas más angustiosas de toda la filmografía del director junto a ese canto del cisne final que fue FRENESÍ (1972) – una película, por cierto, de la que espero que hablemos largo y tendido cuando le corresponda y especialmente sobre su íntima conexión con el (apasionante) proyecto truncado que fue KALEIDOSCOPE (1967…) -).

    Y si en EL AGENTE SECRETO el personaje encarnado por Peter Lorre (al que Truffaut en su libro de entrevistas encuentra un malévolo parecido con nuestra protagonista, la diminuta y exquisita Sylvia Sidney – que no Sydney como indican los títulos de crédito -) acababa muerto de un disparo a cargo del agente alemán (¿?) aquí el señor Verloc (al que el todoterreno Oskar (que no Oscar) Homolka le confiere una cierta fragilidad por debajo de esa aparente opacidad que muestra en su fachada exterior) morirá a manos de su esposa (Hitchcock no deja claro si de forma intencionada o no – luego intentaremos profundizar en ello…-) aunque en este caso tal hecho no violenta la lógica del relato sino que la refuerza.





    Por una vez y para variar no voy a hacer un exhaustivo desarrollo de la trama sino que voy a centrarme en los aspectos de la película que más me han llamado la atención, lo que me permitirá hacer un comentario más fluido y además no me obligará a pasar tanto tiempo sentado delante de la pantalla del ordenador dado que últimamente me está pasando factura…

    El inicio de la película es un ejemplo pluscuamperfecto de cómo Hitchcock manipula al espectador de una forma aparentemente sencilla llevándole de la mano a dónde él quiere y dándole las pistas suficientes (desde la definición del diccionario de la palabra “sabotaje” hasta enseñarnos el rostro del autor material del mismo, el citado señor Verloc - con lo cual la posibilidad de un whodunit queda descartada a las primeras de cambio -) que le permitan entender de manera diáfana las claves por las que se regirá la historia.









    Hitchcock no deja de incluir elementos humorísticos ya desde el inicio como cuando vemos por primera vez a nuestra protagonista, la señora Verloc (una, como siempre, excelente Sylvia Sidney – que venía de protagonizar la primera película norteamericana de Fritz Lang (y una de sus grandes obras maestras), FURIA (1936) -) vestida de marinerito lo que le da un toque todavía más juvenil a la ya de por sí juvenil actriz.



    - Una actriz por la que Hitchcock sentía devoción pero con la que no se llevó demasiado bien durante el rodaje dada la singular forma que tenía el británico de usar a los actores con los que trabajaba y que era diametralmente opuesta a lo que se solían estilar en el Hollywood de la época -

    Además la presencia del sargento de policía encarnado por John Loder (un papel que en principio debía haber encarnado Rober Donat pero que tuvo que declinar por motivos de salud) camuflado como un vendedor de verduras con una notable labia – la policía tiene bajo sospecha al señor Verloc desde hace días debido a su posible conexión con los sabotajes que están teniendo lugar en Londres en los días previos – aporta igualmente no sólo un toque cómico, como cuando trata de engatusar a los espectadores habituales del cine regentado por los Verloc y que debido al sabotaje en las instalaciones eléctricas reclaman con insistencia la devolución del precio de las entradas sino también el imprescindible elemento romántico – esencial para atraer al público femenino -.



    - Aunque Hitchcock no hablaba nada bien del actor John Loder – probablemente por su disgusto por no poder contar con Donat – lo cierto es que hace un buen trabajo aportando una agradable vis cómica y además mantiene una buena química con la estrella norteamericana y yo diría que hasta es más guapo que el protagonista de 39 ESCALONES -





    Hitchcock nos introduce magistralmente en la vida cotidiana de la familia Verloc de forma que en seguida conocemos a los integrantes de la misma, no sólo a la encantadora señora Verloc sino también a su hermano pequeño Stevie (al que el director le otorga el suficiente protagonismo como para que la escena donde muere – al transportar un explosivo con el que su padrastro pretendía provocar una matanza en Piccadilly Circus – nos provoque un auténtico escalofrío y una profunda desazón) y, por supuesto, al villano de la función, el señor Verloc.



    Aunque nunca sabremos los motivos reales por los que el señor Verloc (al que su marcado acento extranjero ya parece delatarle como un agente enemigo…) se dedica a crear en caos en la capital del Imperio – aunque por la conversación con su contacto parecen más monetarios que ideológicos – lo cierto es que a Hitchcock en realidad le preocupan menos que el terrible hecho de que por su causa muera el querido hermanito de su esposa.



    Y lo cierto es que un actor tan maleable como Oskar Homolka (al que todos recordaremos, como uno de los siete enanitos – quiero decir, sabios – que acompañaban a Gary Cooper en la deliciosa BOLA DE FUEGO (1941) -) era el más idóneo para un papel tan poco agradecido – traidor a tu país de acogida y asesino de tu hijastro – porque aporta al mismo una sensibilidad que un actor de las características de Peter Lorre hubiese sido incapaz de otorgarle.



    Es más, el más que evidente interés amoroso del sargento de policía por su esposa (que aparte de interferir en su misión de tratar de desenmascarar al señor Verloc no tiene la espesura suficiente en el desarrollo de la trama – una de las escasas fallas de la película -) le sirve al director para crear una inicial corriente de simpatía por el saboteador dado además el poco aprecio que el mismo tenía por el cuerpo de policía desde su más tierna infancia.





    La película mantiene la unidad de espacio y de tiempo dado que la acción transcurre en unos pocos días (desde que sucede el sabotaje – que no es el primero – hasta el mucho más grave que los enemigos del Imperio tenían en mente).

    La modélica conversación que mantienen en el acuario del zoo de Londres el señor Verloc y el señor Hollingshead donde éste le comenta que el sabotaje en las instalaciones eléctricas no ha servido más que para que los londinenses se lo tomen a risa y que es necesario algo en verdad grande que haga temblar los cimientos del Imperio es otro ejemplo de puesta en escena magistral. Los personajes hablan siempre de espaldas, mirando las inmensas peceras y donde Hitchcock incluye otra de esas escenas suyas tan características como es la visión que Verloc tiene de las consecuencias de su acción jugando con el cristal de la pecera convertido en un Londres que parece fundirse por efecto de una catastrófica explosión.











    La visita de Verloc a la pajarería del pintoresco “profesor” que será la persona que le proporcione los explosivos con los que cometer su atentado es otro de los mejores momentos de la película. Un excelente William Dewhurst encarna al divertido dinamitero (que tiene alguno de los mejores diálogos de la película) que mantiene en su trastienda todo su arsenal y al que su hija parece tolerar sus excentricidades (un hija encarnada por una joven Martita Hunt – famosa por sus importantes papeles en dos títulos míticos como son CADENAS ROTAS (1946) y LAS NOVIAS DE DRÁCULA (1960) -) y sus mordaces comentarios tanto sobre su estado civil como por el escaso interés que pone en el cuidado de su pequeña hija.





    - Hitchcock parece hacer un homenaje al clásico del cine mudo EL TRÍO FANTÁSTICO (1925) donde los tres granujas, a la cabeza de los cuales se encontraba el gran Lon Chaney (disfrazado de tierna abuelita (¿?)), tenían su cuartel general… en una pajarería -



    Verloc escribirá a unos camaradas que le ayuden en su cometido (entre que podemos ver caras conocidas como Torin Thatcher (SIMBAD Y LA PRINCESA (1958) o Peter Bull (¿TELÉFONO ROJO? VOLAMOS HACIA MOSCÚ (1964)) y donde los comentarios del joven Stevie a su hermana sobre la apariencia normal de los maleantes sólo provocan en el señor Verloc que eleve la mirada y mire al muchacho fijamente con el puro entre los dientes (una imagen ciertamente similar a la del gánster prototípico encarnado por el gran Edward G. Robinson).









    - Se me olvidó comentar que Hitchcock va intercalando rótulos con los días de la semana, el primero es un jueves aunque la acción comienza el día anterior y el último un sábado, que coincide con el día de la fiesta del lord mayor y que será el día elegido por los conspiradores para dar el gran golpe -







    Verloc es continuamente vigilado primero por el sargento Spencer y luego por sus compañeros cada vez que sale de su domicilio.

    Su (estúpida) intromisión en la reunión del grupo que planea el atentado pondrá en aviso a uno de sus componentes al reconocerle como el policía que le metió en prisión.

    El señor Verloc se dará cuenta por primera vez que todos sus movimientos son escrupulosamente seguidos por la policía.

    Y ello será el catalizador que nos lleve a la gran escena de la película y donde Hithcock alcanza una asombrosa maestría logrando aunar en un perfecto equilibrio el dilatado suspense – probablemente el mayor tour de force de toda su carrera –, acentuado además por la constante visión de los relojes que jalonan el recorrido del autobus donde viaja el niño y un final abrupto que disloca la percepción puramente subjetiva a la que el director nos ha sometido haciéndonos partícipes de un acto tan monstruoso como el que se nos ofrece y del que el propio director – tal vez sorprendido de su propia audacia – parecía renegar en comentarios posteriores.



    La inoportuna presencia del policía ya descubierto será la sentencia de muerte para el hermano pequeño de nuestra protagonista porque obligará al señor Verloc a utilizarle como instrumento de su aberrante acto de violencia dado que él sabe que está siendo continuamente vigilado.



    Y aunque el villano da órdenes claras al muchacho para que entregue el paquete en el sitio y en la hora exacta, la curiosidad del mismo junto con las festividades del día harán que se le vaya el santo al cielo y finalmente muera en una terrible explosión en el autobús que le transportaba.











    Ese instante significará, igualmente, la muerte del señor Verloc.

    Un Verloc que aunque parece lamentar la muerte de Stevie no obstante trata de quitarse las culpas cargando las mismas en el sargento Spencer. Además su comentario sobre la posibilidad de tener un hijo - “nuestro propio hijo” - es tan absolutamente brutal que la señora Verloc es incapaz de reaccionar en ese momento…



    - En una escena que parece no tener relación con la película y en la que asistimos a la proyección de un corto de Walt Disney – un cineasta por el que el británico tenía especial veneración – el título del mismo tiene relación con la trama de la historia, “Who Killed Cock Robin?” (1935), en el que tres pájaros parecen conspirar para matar a un congénere… -



    En otra escena extraordinaria y en la que Hitchcock prescinde de los diálogos asistimos a la muerte del mismo a manos de su propia esposa.









    El director no deja claro si la muerte es accidental, debido al forcejeo entre marido y mujer o a la cumplida venganza (en este caso sí absolutamente coherente con la trama – no era el caso de EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO -) de ésta por la atroz muerte de su querido hermanito.

    - Desde luego la explicación de que la misma haya podido ser debida al propio Verloc o sea, un suicidio, es totalmente incoherente si uno observa con detenimiento la escena y la forma tan magistral en la que Hitchock usa las miradas y los movimientos de los actores. Aquí se nota la herencia del cine mudo en la obra del cineasta -

    La descabellada idea de la señora de Verloc de declararse culpable de la muerte de su esposa tratará de ser evitada por el enamorado policía y es “guiño final” donde el jefe de Spencer no recuerda si la confesión de la autoría fue antes o después de que el cine en el que tiene su vivienda la familia Verloc salte por los aires añade un toque irónico a un final un tanto relamido.



    Lástima que una obra tan bella y con alguna de las mejores escenas de tensión que se pueden ver en la filmografía de su director, siga considerándose una obra menor. Yo creo todo lo contrario. Y además tampoco hay que hacer caso a pie juntillas al director en sus declaraciones a Bogdanovich o Truffaut. Después de todo para eso estamos los aficionados: para rebatir la opinión de los propios creadores.

    Feliz tarde a tod@s.



    P. D. He puesto el cartel norteamericano de la película en lugar del británico porque no he encontrado ninguno con la misma calidad, lo cual me contraría en demasía dado mi caracter perfeccionista.

    Y de nuevo se me ha vuelto a pasar el cameo del director dado lo absorbente de la trama.

    A ver si me voy recuperando poco a poco y espero tener lista a tiempo la entrega nº 20 (INOCENCIA Y JUVENTUD), una película que hace mucho que no veo y de la que sólo recuerdo esa magnífica escena, uno de esos tour de force a los que el director nos tiene (mal)acostumbrados.



    Además la semana que viene vuelvo a tener invitados en casa...

    Bonus tracks:

    - Un anuncio en el Variety del 10 de junio de 1936 anunciando el nuevo proyecto de Alfred Hitchcock, THE HIDDEN POWER (luego SABOTAGE), protagonizado por Sylvia Sidney y Robert Donat:



    - El rodaje de la escena del desfile o la magia del cine:

    Última edición por Alcaudón; 14/09/2019 a las 13:58

  24. #924
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Sabotaje (Sabotage, 1936)



    Empecemos con lo que opinaba Hitchcock del film en su entrevista con Truffaut: “¡Es un poco…chapucero! Con excepción de algunas escenas […] es un film desordenado, farragoso, no me gusta demasiado”. Creo que esta vez Hitchcock es injusto con su película. A mí, personalmente, no me parece nada chapucero, al contrario, en muchos aspectos creo que Hitchcock demostró un dominio de la cámara y del montaje espléndido, quizá como en ninguno de sus films precedentes. Eso sí, es una película algo espesa, falta de un cierto ritmo uniforme, que parece que avanza a empellones. Y además, desgraciadamente, de nuevo el reparto demuestra ser parcialmente inadecuado. Nada que objetar a Oskar Homolka, como Verloc, un espía trágico hasta llegar al patetismo. Tampoco a Sylvia Sidney, actriz por la que tengo una cierta debilidad, aunque en esta caso no convenció al director (“hubiera querido conseguir un poco más de movimiento en su rostro”); hay que concederle que su personaje es difícil de interpretar, porque no se acaba de comprender su matrimonio con Verloc, pero menos aún su enamoramiento de un sosísimo Ted (es esto no coincido con Alcaudón ). Ahí, en el detective encubierto Ted, disfrazado como improbable dependiente de una tienda de frutas y verduras, es donde radican buena parte de los problemas actorales. John Loder es, al menos en este film, un actor grisáceo, sin gracia alguna, que resulta francamente antipático. Como bien comenta Truffaut: “cuando el detective empieza a flirtear con la señora Verloc, la situación resulta chocante: se está a favor de Verloc y contra el detective”, y eso que desde el primer momento en que aparece Verloc en pantalla sabemos que es un criminal (en parte, debido a un subrayado musical completamente innecesario), aunque no necesariamente un asesino. Esa inadecuación del actor lastra todo el desarrollo del film, mucho más cuando además se sirve de su buena relación con Stevie (acertado Desmond Tester), la víctima inocente, para aproximarse a su hermana y al hombre que actúa como bondadoso padrastro.

    [Como el comentario ya lo había escrito antes de leer el de Alcaudón, habrá algunas reiteraciones.]

    Me centro solo en algunas de las secuencias más destacadas. El inicio es, una vez más, modélico. La forma con que Hitchcock nos cuenta qué es un sabotaje, de la página de un diccionario a los efectos en la ciudad y las probables causas (esa arena que veremos después como Verloc intenta quitarse de las manos, dejando un rastro en el lavabo), sintetiza en escasos minutos la esencia del film (incluido ese detalle “de lavarse las manos” del criminal, algo que no podrá hacer más adelante, aunque lo intente, cuando la magnitud del crimen es otra).







    La posterior entrevista de Verloc con su contacto en el acuario del zoo de Londres (momento que nos trae a la memoria La dama de Shanghai) es excelente, siniestra, a pesar de mezclarla acertadamente con algunas notas humorísticas. La conversación del espía (al parecer, a sueldo) con el que parece ser su jefe resulta inquietante, con los tortugas moviéndose en el fondo del plano.



    La imaginación de Verloc nos ofrece también la abstracta visualización de los efectos de una bomba en Picadilly Circus.




    Mientras, Ted lleva a Mrs. Verloc (de la que, como la protagonista de Rebecca, no conoceremos su nombre) y a Stevie a comer al restaurante Simpson’s (al parecer, el favorito de Sir Alfred), aprovechándose de su ascendente sobre el chico y de la atracción que empieza a despertar en la mujer.



    La visita de Verloc a una tienda de pájaros donde ha de encargar su instrumento de destrucción es otro de los momentos más logrados del film. El ambiente en que se desarrolla la conversación entre Verloc y el pajarero es genuinamente hitchcockiano: camufla un peligroso terrorista tras la amable imagen del vendedor de pájaros, que explica con total naturalidad los peligros de los explosivos en presencia de su hija y su nieta, mientras en un armario una muñeca convive con el material letal.



    Más tarde, Ted, en una acción de una torpeza impropia de un agente encubierto de Scotland Yard, se deja descubrir mientras espía una reunió en casa de Verloc (en la parte trasera del cine Bijou). Secuencia mal resuelta, un tanto torpe, y en la que se desaprovechan los actores secundarios, en especial el inquietante Peter Bull.



    Pero la secuencia cumbre, y a la vez más probablemente la más cruel de la filmografía hitchcockiana, es la de la muerte “accidental” de Stevie. Primero vemos como llega la bomba escondida en la jaula que encierra una pareja de pajaritos, aparente regalo para el chaval de su padrastro.





    Como Verloc se da cuenta que es probable que lo detengan, ya que Ted lo tiene bajo vigilancia, frustrando su misión (dejar el paquete bomba en la estación del metro de Picadilly Circus, donde ha de estallar a les 1.45 exactamente),



    le encarga el transporte a Stevie, advirtiéndole que no se ha de retrasar por ningún motivo. Pero el muchacho se entretiene en paradas callejeras, hasta participa como “voluntario” forzado en las demostraciones de un charlatán vendedor.



    Pero se trata, además, del día del Lord Mayor’s Show (un desfile anual en honor del alcalde de la City de Londres), con lo cual las calles estan cortadas, lo cual todavía acentúa más el retraso.



    Stevie ve como el reloj avanza e intenta subir al autobús, aunque está prohibido llevar substancias inflamables (transporta la bomba junto a unos rollos de película).





    El tiempo pasa angustiosamente para los espectadores, que sabemos que a la hora exacta estallará el artefacto. Incluso Hitchcock, en un alarde de crueldad, nos muestra en sus últimos momentos a Stevie jugueteando con un cachorrillo encantador. El desenlace es bien conocido: el autobús estalla ocasionando la muerte del chico (y se supone que del perrito).





    Hitchcock entonó numerosas veces el mea culpa por haber filmado esta secuencia, considerando, probablemente con razón, que el público no le perdonó la crueldad de matar al joven Stevie (superando la que mostró con la muerte del inocente Caypor en Secret Agent). Pero, a pesar de ello, sin negar que a mí también me produce escalofríos ese momento, creo que es una secuencia filmada de manera magistral. Como decía en mi comentario a Secret Agent, da la impresión de que Hitchcock fue probando durante los 30 (algo que continuaría haciendo a lo largo de toda su carrera, recordemos por ejemplo la violación y estrangulamiento de Frenzy) cuáles eran los límites de lo permisible en una pantalla de cine.

    El resto del film me parece muy inferior, como si después de esto fuera difícil continuar manteniendo la tensión. No obstante, todavía nos queda otra magnífica secuencia: la que enfrenta a Verloc con su mujer alrededor de la mesa con un cuchillo como protagonista (algo a lo que ya se había aproximado Hitchcock en Blackmail). Si en Blackmail utilizaba sobre todo el recurso sonoro, aquí todo se “dice” por medio de las miradas de Sidney y Homolka. El espía parece atraído como por un imán hacia el cuchillo que su mujer blande como en trance. Un “asesinato” que parece casi buscado, un reparador ajuste de cuentas que, después, por medio de un recurso un tanto facilón, quedará sin castigo. Parece como si se esperase que la platea bendijera la venganza de Mrs. Verloc por la muerte de su hermano.






    Lo que queda: la llegada del pajarero, la explosión en la casa de los Verloc y, como consecuencia, el disimulo del asesinato del espía por parte de su mujer, están resueltos de esa manera un tanto desmañada con que el director finalizaba expeditivamente algunos de sus films.

    Eso sí, hay tiempo para un par de planos atractivos: uno de esos primeros planos de dos enamorados, tan sensuales, que Hitchcock sabía filmar como nadie;



    y el plano final con la pareja alejándose del lugar del crimen, mezclándose con la multitud:



    En definitiva, irregular, sí, pero chapucera, no. Queda para la historia del cine uno de los momentos más brutales y dolorosos de la obra de Hitchcock, una secuencia de una crueldad extrema, filmada con auténtica maestría. Al director inglés se le podrán criticar muchas cosas (bueno, no tantas), pero falta de valor e imaginación a la hora de visualizar sus historias, desde luego, no.
    tomaszapa, cinefilototal, Alcaudón y 2 usuarios han agradecido esto.

  25. #925
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    Predeterminado Re: Sir Alfred Hitchcock: revisando sus películas

    Coincido en buena parte con tu comentario aunque yo sí la incluiría entre sus obras mayores dentro del período británico. Y desde luego hay un abismo entre verla en una (casi) impecable copia en BD y verla en la horrible edición patria en DVD que a veces es tan oscura que ni se aprecia a los actores.

    La escena inicial donde vemos al señor Verloc lavarse la arena de las manos la retoma Hitchcock más tarde cuando el mismo sale de la tienda de mascotas y se seca las manos (llenas de sudor) al creer que la policía está detrás de él.

    El detalle que tú no mencionas acerca del corto perteneciente a las "Silly Symphonies" de Disney (y que estuvo nominado a los Oscars de 1936) me parece no sólo un homenaje de Hitchock a un autor (Disney) al que tenía en gran estima sino que su argumento tiene bastante relación con la trama de la película - después de todo es una especie de película de suspense en forma de dibujos animados -

    Pese a tu criterio y al del propio Hitchock, yo creo que todos los actores están muy bien, incluido John Loder, aunque me gustaría destacar aparte de los dos protagonistas (y creo que el excelente trabajo de Homolka ha sido notablemente subestimado) el del dueño de la tienda de mascotas que aporta esas gotas de humor negro tan características del director.

    No incluí la mención a la película de Orson Welles porque no me acordaba exactamente de en cúal de sus películas aparecía esa escena (ya decía que mi memoria no es lo que era).

    Por cierto, quién lo iba a decir pero ya vamos por la película nº 20 (de 53) de Sir Alfred y todavía nos quedan un puñado (incluida alguna de mis favoritas como ALARMA EN EL EXPRESO (1938) - me temo que no vamos a tener a tiempo a nuestra disposición la edición de Reel One aunque tengo un copia muy buena en HD -) para llegar a su etapa más conocida.

    Espero que para entonces lectores habituales del foro (especialmente tomaszapa y muchogris) aprovechen la ocasión para hacer sus aportaciones. Todas las películas de la etapa norteamericana están editadas en BD en buenas ediciones así que no hay excusa posible.

    Claro que va a ser difícil hacer aportaciones originales sobre películas que todo el mundo conoce (o cree conocer, esa es otra). Pero siempre se nos ocurrirá algo.

    En "el otro rincón" ya comenté CRIMEN PERFECTO (1954) y DE ENTRE LOS MUERTOS (1958) - me gustó especialmente el comentario de la primera no por mis méritos sino porque encontré un montón de excelentes imágenes que me ayudaron mucho en el mismo y que ahora dudo si sería capaz de volver a encontrarlas aunque en The Alfred Hitchcock Zone tenemos 1.000 fotogramas de cada una de sus películas con lo cual creo que solventaremos el problema -. No sé si me limitaré a reciclar los comentarios (después de todo el de la (gran) obra maestra de Hitchcock lo hice hace relativamente poco) o los volveré a escribir de nuevo.
    Última edición por Alcaudón; 14/09/2019 a las 17:34

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