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Última edición por tomaszapa; 31/05/2020 a las 20:17
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Yo la he visto varias veces, no sé, 5 o 6 o quizá más. Recuerdo en los muy politizados años de la transición se la criticaba mucho por considerarla una película anticomunista. En realidad, como en general en el cine de Hitchcock, la trama política es una mera excusa. Con todo, y a pesar de algunos excelentes momentos, creo que es la menos atractiva del lote de los 60-70.
Por lo que leo, esta película, o más bien, el hecho de que a Hitchcock no le gustara lo que había compuesto Herrmann para Cortina Rasgada y contratara a otro, fue lo que acabó con ese dúo magnífico en el cine, de director y compositor.
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REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE SIR ALFRED HITCHCOCK (1899-1980) / PARTE XLIX:
50. TORN CURTAIN (1966, CORTINA RASGADA)
Director: Alfred Hitchcock.
Producción y distribución: Universal Pictures.
Productor: Alfred Hitchcock.
Guión: Brian Moore (y Willis Hall y Keith Waterhouse – no acreditados -).
Diseño de producción: Hein Heckroth.
Decorados: George Milo.
Fotografía: John F. Warren (en Technicolor y formato panorámico (1.85:1)).
Música: John Addison.
Montaje: Budd Hoffman.
Reparto: Paul Newman (Profesor Michael Armstrong), Julie Andrews (Sarah Sherman), Lila Kedrova (Condesa Kuchinska), Hansjoerg Felmy (Heinrich Gerhard), Tamara Toumanova (Bailarina), Wofgang Kieling (Hermann Gromek), Ludwig Donath (Profesor Gustav Lindt), Günter Strack (Profesor Karl Manfred), David Opatoshu (Señor Jacobi), Gisela Fischer (Doctora Koska), Mort Mills (Granjero), Carolyn Conwell (Mujer del granjero)
Duración: 2 h 07 m 43 s. (Copia en BD editada por Universal en 2013).
Rodaje: del 18 de octubre de 1965 al 16 de febrero de 1966.
Estreno: 14 de julio de 1966.
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Recorrido: Copenhague > Berlín Este > Leipzig > Berlín Este > Suecia
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En agosto de 1964 Alfred Hitchcock firmó un nuevo contrato con la Universal (con la que el director ya había trabajado – aunque en calidad únicamente de distribuidora – en una fecha tan temprana como 1941 (SABOTAJE)) por el que se convertía en el director mejor pagado de la industria. Y no sólo eso sino que él y su esposa Alma se convertían igualmente en los terceros accionistas de la compañía. A cambio, la Universal asumía el control de la televisiva Shamley Productions, Inc. (con la que el director confeccionó sus series “Alfred Hitchcock Presents” (1955-1962) y “The Alfred Hitchcock Hour” (1962-1965), además de PSICOSIS (1960)) y se hacía además con los derechos de cinco películas propiedad del director (LA SOGA, LA VENTANA INDISCRETA, PERO… ¿QUIÉN MATÓ A HARRY?, EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO y DE ENTRE LOS MUERTOS).
- Películas, por cierto, que no pudieron verse desde su estreno hasta que fueron sacadas a la luz pública en 1983, algunas de las cuales un servidor tuvo la fortuna de poder disfrutar en pantalla grande cuando llegaron a nuestro país. -
De esta forma Hitchcock abandonó su autonomía y pasó a formar parte del personal de la Universal como un empleado más (bueno, como uno más no, pues como decía su sueldo anual vitalicio era la envidia de sus pares) lo que significaría de facto que aunque se aseguraba una vejez placentera también suponía la perdida de su independencia, algo por lo que el director había luchado desde que había llegado a Norteamérica.
La película n.º 50 en la carrera del director debería haber supuesto para él enjuagarse el mal sabor de boca que le supuso la recepción, tanto a nivel de crítica como de público, de su última obra maestra, la incomprendida (aun hoy), MARNIE, LA LADRONA.
Sin embargo, CORTINA RASGADA (en mi modesta opinión una mala traducción del original, puesto que debería haber sido titulada aquí TELÓN RASGADO, por oposición al TELÓN DE ACERO en el que tiene lugar la mayor parte de la historia) supuso otra decepción (y muy grande) para el director, tanto a nivel personal como profesional y la primera muestra de lo que suponía no ser ya el productor de sus propias películas (cuando me refiero a productor hago referencia a una compañía propiedad del mismo, no al rótulo “Alfred Hitchcock’s...” que encabezaba los títulos de crédito de sus películas desde los años ‘40).
Algo tampoco de extrañar dado que el guión original de Brian Moore no gustaba ni el director, ni a la estrella principal (Paul Newman) ni al propio autor…
- Aunque la intención original de Hitchcock era tomar como referencia la historia real del grupo llamado Los Cinco de Cambridge, formado por Anthony Blunt, Guy Burgess *, John Cairncross, Donald Maclean * y Kim Philby, un grupo de espías británicos reclutados por la U.R.S.S. en los años ‘30 y específicamente en el caso de Burgess y Maclean, que acabarían huyendo a dicho país en 1951, lo cierto es que poco de ello (por no decir nada) sobrevivió a las sucesivas reescrituras que sufrió el guión de Moore, las primeras a cargo de él y siempre con la supervisión del propio Hitchock (y Alma, nunca lo olvidemos) y las últimas por el tándem Willis Hall y Keith Waterhouse (que ya compartían créditos desde los tiempos de la espléndida CUANDO EL VIENTO SILBA (1961) de Bryan Forbes).
Aunque la intervención en el libreto por parte de los Hitchcock fue decisiva y de ahí que el propio Brian Moore sugiriese (tal vez en tono irónico) que en los títulos de crédito se indicase tal circunstancia [“Guión de Alfred Hitchcock, asistido por Brian Moore”], algo que rechazó el director, en cambio se negó posteriormente a que los citados Hall y Waterhouse compartiesen la autoría del mismo. -
Si el guión fue la primera piedra de toque de que CORTINA RASGADA no se iniciaba con buen pie, la imposición por parte de la Universal de la pareja protagonista, Paul Newman y Julie Andrews, fue muy cuestionada por el director.
Y es que aunque ambos eran (aparentemente) un valor seguro de cara al rendimiento en taquilla de la película (recordemos que él ya había sido nominado tres veces a los Oscar (en 1959 por LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC; en 1962 por EL BUSCAVIDAS – seguramente su mejor papel en el cine - y en 1964 por HUD) y ella ya había ganado uno (en 1965 por MARY POPPINS), lo cierto es que su caché era tan elevado (sólo ella cobró 750.000 dólares más un 10% de los (posibles) beneficios en taquilla, incluso por encima de su compañero, pese a aparecer éste primero en los títulos de crédito) que Hitchcock se sintió por primera vez que ya no era la estrella de sus propias películas.
Hablemos un poco de los dos protagonistas.
Paul Newman (1925-2008), seguramente el ejemplar más bello masculino del cine clásico (o al menos eso dicen sus admiradoras), no era precisamente el tipo de actor que mejor se adaptaba a la puesta en escena tan minuciosa de Hitchcock.
Si ya con el gran Montgomery Clift (YO CONFIESO), otro Actor del Método, el director tuvo problemas para encajar ese tipo de actuación introspectiva en su forma de rodar, en el caso de Paul Newman los problemas se agravaron muy notablemente, llevando incluso el actor a hacer un memorándum lleno de acotaciones sobre aspectos del guión con los que discrepaba.
Por su parte, Julie Andrews (1935), tampoco era el prototipo de rubia hitchcockiana que requería el director (y la película) y además se encontraba con problemas de agenda puesto que tenía que compaginar el rodaje de la película con la postproducción de la mastodóntica HAWAI (1966) de George Roy Hill.
- Curiosamente este mismo director se encargaría de dos de las películas más celebradas de Paul Newman, DOS HOMBRES Y UN DESTINO (1969) y EL GOLPE, ambas con su gran amigo Robert Redford. -
Y lo que es más importante es la escasa, por no decir nula, química que destilan Paul Newman y Julie Andrews, algo de capital importancia en la trama dado que CORTINA RASGADA es una mixtura de cine de espías y de melodrama. Nunca hay que olvidarse del público femenino que acudía a las cines de la época.
Como ya dije en uno de mis comentarios previos, CORTINA RASGADA, aun siendo una buena película (en verdad que es difícil encontrar dentro de la filmografía del británico una que no lo sea…) y aunque cada vez que la veo encuentro cosas que antes se me habían pasado desapercibidas, creo que es una de sus películas menos afortunadas. O dicho de otra forma, de las que menos me gustan.
Y no sólo por el hecho de que Hitchcock ya no contaba con el respaldo de alguno de sus más fieles colaboradores (aunque la incomprensible ausencia de Bernard Herrmann es especialmente dolorosa y más ahora que podemos comparar la música compuesta por él para la película y la ciertamente atonal de John Addison (de nuevo ese Oscar de 1964 fue determinante)).
O porque se trate, aparentemente, de lo que habitualmente se suele llamar despectivamente “cine de propaganda política” (como lo es TOPAZ, una película – ya lo siento – claramente superior a la cinta hoy comentada), como también lo eran, por otra parte ENVIADO ESPECIAL, SABOTAJE, NÁUFRAGOS o ENCADENADOS y no creo que nadie se atreva aseverar que entre ellas se encuentran algunas de las mejores obras del británico.
Ni siquiera porque su inicio se asemeja mucho al de una de sus peores cintas – creo que aquí la opinión es casi generalizada – como es MATRIMONIO ORIGINAL.
- Y donde, por cierto, existía mucho mejor química entre Carole Lombard y Robert Montgomery que entre la pareja Andrews / Newman. -
Sinceramente pienso que CORTINA RASGADA funciona únicamente a partir de secuencias aisladas, en concreto cinco, aunque sólo por una de ellas, el asesinato de Gromek, ya merecería la pena volver a verla de nuevo. Un genial anticipo de la feroz (y divertida) FRENESÍ en el uso mucho más explícito de la violencia (escena de la ducha aparte…) en el cine del director británico.
Aunque Hitchcock articula la trama en función del punto de vista de los protagonistas (primero el de ella, luego el de él y finalmente el de ambos) y además usa de manera inteligente el color de forma que éste va perdiendo luminosidad en el momento en que cruzamos el Telón de Acero (una forma quizás un tanto burda de mostrar el contraste entre ambos mundos pero bastante aproximada a la realidad de la época si uno ha tenido oportunidad de visitar la (no) capital alemana incluso en tiempos recientes), la imposibilidad de rodar en los escenarios naturales donde transcurre la acción y el uso (y el abuso) de las transparencias provoca una notable sensación de distanciamiento de lo que acontece delante de la pantalla.
Lo más desconcertante que me ha sucedido durante este último visionado y que además me ha agradado bastante, es que la pareja protagonista no cuenta precisamente con la simpatía del director.
No sólo porque uno no se crea desde el mismo principio que Paul Newman, el profesor Michael Armstrong del U.S. Interspace Committee, sea capaz de pasarse al bando enemigo únicamente por la cancelación de su proyecto antimisiles o que Julie Andrews, su asistenta, Sarah Sherman, le siga como un perro faldero detrás del Telón de Acero, sino porque claramente donde el director pone toda la carne en el asador es en los personajes secundarios, especialmente los encarnados por Wofgang Kieling (el señor Gromek) y Lila Kedrova (la condesa Kuchinska) y, por supuesto, Carolyn Conwell, la mujer del granjero que ayudará a Armstrong a matar al simpático señor Gromek.
Desglosemos brevemente esas cinco secuencias que para mí son lo más destacable de la película.
La primera.
Aparentemente sencilla y sin más trascendencia como es la persecución de Armstrong por parte de Gromek en la Antigua Galería Nacional de Berlín, Hitchcock la convierte en un ejemplo perfecto de su mejor cine, donde únicamente oímos las pisadas de Gromek y sin otro sonido, ni siquiera música, que las acompañe. Aquí, además, la labor de Albert Whitlock es capital, con unas formidables matte paintings que simulan a la perfección el interior del museo.
La segunda.
La mejor. El asesinato a mano de Armstrong y la mujer del granjero de Gromek. Una secuencia que encierra toda la sabiduría del maestro y que no sólo es lo mejor de toda la película sino que es un ejemplo pluscuamperfecto del estilo de montaje tan personal del gran director.
Una escena además donde la figura de Armstrong (Newman) se ve claramente oscurecida por otro de esos “villanos con encanto” como es Gromek (Kieling) – y cuya desaparición tan temprana se notará y mucho en lo que queda de película – e incluso por la mujer del granjero (Conwell), una actriz de notable parecido con la bergmaniana Liv Ullmann.
Y donde no sólo se muestra lo difícil que es matar a una persona (teniendo en cuenta además que los causantes son un profesor de física y una granjera) sino también lo brutal que puede ser esa muerte, incluso aunque el personaje se lo merezca.
Y en verdad que tanto Kieling como Conwell se meriendan a Newman y ello pese a que es la secuencia donde le veo más suelto.
Además el uso de elementos cotidianos en la vida de la granja (el puchero, el cuchillo de cocina, la pala, el horno de cocina) se convertirán en las armas de las que se valgan los “buenos” para matar al “malo”.
Nada que objetar a la secuencia. Una joya engarzada en una baratija.
Y como decía Gromek es no sólo el personaje más simpático (y más carismático) de la película sino que cada vez que asoma en pantalla la película sube como la espuma.
De momento ya está en dos de las mejores secuencias de la película.
La tercera.
El McGuffin de la película. O sea, el encuentro entre Armstrong y el profesor Gustav Lindt (un estupendo Ludwig Donath), de nuevo alguien más humano que el antipático héroe norteamericano.
- Por cierto, ¿el apellido Lindt no haría referencia a la famosa marca de chocolates suiza dadas por una parte las apetencias culinarias del director y de otra su bien conocida pasión por el país helvético?
Aunque el toma y daca entre ambas eminencias en el campo de la física puede resultar un tanto simplista lo cierto es que el director logra un acertado suspense y donde además de nuevo parece que nuestras simpatías se inclinan más del lado del anciano profesor al ver éste traicionada su confianza por su presunto colega (y camarada).
- Una secuencia, por cierto, que siempre me ha recordado a una algo similar de la maravillosa ULTIMÁTUM A LA TIERRA (1951) y mediante la cual el alienígena Klaatu (Michael Rennie) se ponía en contacto con el profesor Barnhardt (Sam Jaffe). -
La cuarta.
La del autobús. Una secuencia que introduce además uno de los escasos elementos humorísticos que son característicos del mejor cine del británico, como es la pobre anciana a la que el grupo de activistas anticomunistas trata de ayudar a subir al autobús mientras el auténtico les pisa los talones.
A pesar, de nuevo, del abuso de las transparencias es otra de las pequeñas joyas de la película y donde de nuevo Hitchcock logra un acertado suspense en ese trayecto entre Lepizig y Berlín Este que se convierte en una carrera a vida o muerte entre los dos autobuses.
La quinta y última.
La que acontece en el teatro donde actúa la famosa bailarina cuyo nombre jamás llegaremos a conocer…
Un personaje al que hemos visto por primera vez junto al asiento de Sarah cuando viaja inadvertidamente en el mismo vuelo que Armstrong hacia Berlín Este.
Una secuencia que Hitchcock repitió varias veces a lo largo de su carrera, desde los tiempos de la magistral 39 ESCALONES (1935).
Por cierto, yo juraría que Armstrong grita “¡Fuego!” en inglés y no en alemán “Feuer!”, por lo que es difícilmente comprensible la estampida automática que se produce en el respetable…
Pese a todo y gracias a la labor del gran diseñador de producción Hein Heckroth que colaboró en ese delirio cromático que es LAS ZAPATILLAS ROJAS (1948) de la pareja Powell / Pressburger y que aquí imitó a la perfección la secuencia es todo un ejemplo de suspense bien llevado, aunque sea un recurso como hemos dicho repetidamente usado por el maestro (la última vez en CON LA MUERTE EN LOS TALONES (1959)).
Antes de esta escena que podría ser perfectamente el clímax de la historia, hemos tenido oportunidad de conocer a otro de los mejores personajes de la película, la condesa Kuchinska (Kedrova) y el mejor perfilado de todos ellos junto al del reiteradamente citado señor Gromek.
Y donde de nuevo vemos por dónde van las simpatías de Hitchcock dado que en una escena de notable crueldad por su indiferencia, Michael y Sarah se olvidarán completamente de ella en su huida a pesar de que su intervención ha sido decisiva para poder huir del país. Ese plano de ella llorando, tirada en las escaleras (como antes la brutal – aunque necesaria – muerte de Gromek), es ciertamente indicativo del aprecio del director por el personaje (y por la actriz).
Poco más que decir.
Esta vez tendréis que ser vosotros los que os explayéis.
Como ya he dicho antes, la siguiente película de su director, otra película “anticomunista”, TOPAZ, me parece mucho más atractiva aunque como también dije el protagonista, Frederick Stafford, me parece de lo peor de toda la filmografía de Sir Alfred. Pero la intriga me resulta mucho más apasionante. Ahora mismo me estoy leyendo la novela de Leon Uris en la que se basa pero ya adelanto que la novela no es precisamente para tirar cohetes. Un Leon Uris, no obstante que fue el guionista de dos excelentes películas, MÁS ALLÁ DE LAS LÁGRIMAS (1955) de Raoul Walsh y DUELO DE TITANES (1957) de John Sturges.
Por cierto, no deja de ser curioso que ambas películas, CORTINA RASGADA y TOPAZ principian en Copenhague y si en la primera tenemos un americano que se quiere pasar al bando soviético, en la segunda sucede a la inversa.
No os quejaréis que entre esta entrega y la anterior sólo han mediado cuatro días.
Y de nuevo recordar que hemos llegado a la película n.º 50 del maestro (aunque sea la entrega n.º 49…) y eso sin contar la addenda de los dos mediometrajes que el director rodó durante la Segunda Guerra Mundial (e incluso el aporte de mad dog earle sobre los campos de exterminio que al parecer supervisó).
Pues eso.
Feliz tarde, sed buenos y no hagáis tonterías…
… con el tema del virus.
De las otras, todas las que podáis.
Agur.
P.D. Os juro que en esta escena creía que la Andrews se pondría a cantar...
P.P.D. Y es que no es lo mismo mirar así...
... que así...
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Última edición por Alcaudón; 01/06/2020 a las 00:16
Esta noche ya estoy preparando la sala para la proyección de Cortina rasgada. Obviamente, manteniendo las medidas de seguridad y la distancia social. Con lo pequeñito que tenemos el salón, me veo sentado en la taza del water![]()
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Al final mi temor se ha hecho realidad, un film normal dentro de tanta obras de altísimo nivel, hace, que injustamente quizás, se devalúe el film de manera inconsciente y automática; pero es que claro razones tenemos de sobra para considerarlo un film muy normal para tío Alfred, y como siempre decimos, sería una obra maestra para la mayoría de otros directores, pero aquí somos exigentes y pedimos más.
Para mi es un film que va de más a menos, supongo que al ser "gente nueva" en el universo Hitchcock y ver como encajan en él, hace que sea una primera parte espectante e interesante. Como ya sabéis es mi primer visionado y tampoco me he leído ninguna sinopsis, es más, pensaba que era el típico thriller de asesinato o falso culpable, pero no, una de espías; pues me ha parecido la trama algo confusa y lo peor de todo, yendo como digo, de más a menos, un ritmo muy irregular, a veces cansino, eso si con escenas de alto nivel, como las que nombra el compañero Alcaudón, sobretodo la del asesinato de Señor Gromek, que Psicosis a parte, quizá es la escena más brutal, seca, sin lubricante y violenta que he visto hasta ahora en el universo Jicoc. Pero como bien dice Alcaudón, nos dejan sin el mejor personaje del film muy pronto. También destacaría las escenas de los autobuses. Las otras que menciona Alcaudón, también están bien pero tampoco para ponerlas en primera plana, sobretodo la última, que por cansina y tan usada, y por estar en el proceso de tolerancia bajo mínimos ya en su final, no me parece ni incluso destacable.
Pero lo peor de todo, como bien dice Alcaudios, es la nula química entre los personajes, y que ambos, por separado caen como el culo, uno, el de Newman, donde no se si el resultado final de este, estuvo del gusto del director, supongo que no, y Andrews, como perrito faldero, que pesadez de personaje, ambos me han causado una gran antipatía y por ende, una gran decepción con sus personajes y sus interpretaciones. Lástima porque actores malos no eran.
El film es interesante si, pero esto es poco, no fascina en casi ningún momento, y sus grandes problemas son de ritmo y de química y caracterización de los personajes, donde los secundarios parecen agua bendita, son dos problemas bastantes graves para considerarla como mínimo un notable film. Lástima.
Aunque obviamente "Torn Curtain" no está a la altura de otras películas de la filmografía de Hitchcock, creo que está sistemáticamente subvalorada (apoyándose muy a menudo en razones extracinematográficas o en inverosimilitudes y peculiaridades que son equivalentes a las de otros títulos del director pero que se han convertido en lugares comunes a la hora de criticarla).
En mi caso creo que está bien argumentada mi antipatía por la película que en ningún caso digo que sea mala sino que cada vez que la veo me gusta menos.
Por otra parte es evidente que aunque es una película "anticomunista" (nótese el entrecomillado), como repito otras de los años '40 eran "antinazis", lo cierto es que los personajes que viven tras el Telón de Acero (por elección o por obligación) son mucho más interesantes y/o simpáticos y/o humanos que la insoportable pareja protagonista.
Film que lleva por momentos a ser aburrido, donde ya es imperdonable el punto debil de Hitchcock, que en otras obras se iba apuntando pero debido a la calidad, pasaba...y en esta ya es imperdineble. El comienzo del tercer acto...Pues esa historia de la señora que quiere escapar, ya es un poco tatar de hacer minutos en un climax que está perdiendose, ahogándose en relentí.
Pero hay cosas salvables?...Por supuesto, yo de hecho si diera clases de estructura de guión pondría una escena de esta película. Las películas más flojas si caben son las más didácticas. No me refiero a poner algo ¨que no se debería hacer¨, pondría esta escena como algo que se debe hacer.
1. La escena clave es la pelea, por supuesto, y ese Pi.
2. El plan de Newman de ir improvisando, está cogido con pinzas, aunque por ello mismo tiene su encanto de aventura juvenil..
3. Y luego tenemos ¨El premio¨, otro film con el que es confundido este, de trama también Hitchcockiana, con recogidas de premios nobeles en Suecia y guerras frías...que creo que tiene más encanto...En aquellos años Newman recogía, si no oscars, nobeles por doquier. Si aquí era en Fisicas, en el preimio era Literatura.
Última edición por C.Bethencourt; 01/06/2020 a las 12:50
Es que Paul Newman estaba pa darle un premio
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Un film de Alfred Hitchcock aburrido? Eso es INADMISIBLE. A mi me da igual que sea propagandístico o no, pero aburridillo, como en algunos segmentos del film, pues soy menos tolerante.
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Acabo de llegar del Berlin oriental. Mucho fresquete de nocheHacía tanto que no la veía, que la he disfrutado como nunca.
Mañana haré mi crónica del viaje, pero ya digo que me ha gustado bastante más de lo que algunos habéis contado de vuestras vacaciones por esas tierras
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"It's a hell of a lot easier to shoot color than it is to shoot black-and-white; don't ever let anybody tell you different" - John Ford
En 1966, Alfred Hitchcock iniciaba una etapa nueva en su filmografía, con Cortina rasgada.
Atrás había dejado la considerada , por la gran mayoría de críticos y aficionados al cine, la mejor década para el mago del suspense. Además, una década (de mediados de los 50 a mediados de los 60) en la que había cosechado enormes éxitos en taquilla, que habían hecho aumentar extraordinariamente su fortuna y su estatus en Hollywood, hasta alcanzar el de estrella absoluta.
Además, iniciaba nuevos retos con nuevos colaboradores.
Es cierto que Bernard Herrmann construyó una banda sonora para Cortina Rasgada, con ese toque de pop y jazz que Hitchcock le había encomendado. Sin embargo, el resultado no le satisfizo y encargó un nuevo trabajo a John Addison, que había recibido un Oscar recientemente por la banda sonora de Tom Jones. Ahí acabó una relación sensacional y longeva entre Herrmann y Hitchcock. Addison sería recordado por el gran público cuando compuso la sintonía de la serie de tv Se ha escrito un crimen.
Y finalmente, volvía a retomar el cine de espías, en este caso bajo la forma de thriller político. Era algo que había hecho antes, sin ir más lejos, en Con la muerte en los talones. Y además, era algo que estaba muy de moda, en vista del gran éxito de las primeras películas de la saga Bond.
La historia
Michael Armstrong, un físico e ingeniero aeronáutico norteamericano, viaja a Copenhague con su novia , que es además su asistente.
Ella cree que van para dar una conferencia sobre su trabajo, pero en realidad Michael no le ha contado nada del verdadero motivo de su visita.
Michael, que se ha comprometido a casarse con Sarah y volver a Estados Unidos a ocupar una cátedra en una universidad norteamericana, le insiste en que ella vuelva a Estados Unidos.
Sarah desconfía de Michael y le sigue en un avión que se dirige al Berlín oriental, en lugar de a Estocolmo, como le dijo Michael.
Allí, Sarah descubre que Michael “se ha vendido” al enemigo, al ponerse al servicio de los alemanes del este en la construcción del sistema anti-misiles (que pudiera contrarrestar los ataques de los enemigos de Occidente).
Sin embargo, Michael realmente es un infiltrado, un espía al servicio de los Estados Unidos, que desea sonsacar de un prestigioso científico alemán, Gustav Lindt, la fórmula que culmine con éxito sus teorías, aún por concluir o inexactas, para la construcción de ese arma anti-misiles.
A continuación, vemos una película de espías en toda regla, en una Alemania Oriental regida por el mando único y contundente de los militares. Una Alemania donde el servicio secreto y para más inri, los informadores están en cualquier esquina, atentos a todo movimiento extraño y que pudiera poner en peligro el régimen totalitario en que viven.
El elenco
Paul Newman es el científico norteamericano que se “vende” al enemigo, o eso es lo que quiere que los demás crean. A mí me ha parecido muy correcta su interpretación. Es un tipo serio, inteligente y que optimiza enormemente el uso del lenguaje verbal. Se entrega con eficacia al thriller y nos muestra esos recursos que atesoraba, aprendidos del Actor´s Studio.
Precisamente a Hitchcock no le terminó de agradar su desempeño por este motivo. Y es algo que no llego a entender, porque los actores del método (véase el mismo Monty Clift, con el que trabajó en Yo confieso) eran “imposibles” de moldear. Claro, que fue imposición del estudio, que decidió tanto el actor para el papel protagonista como la actriz principal.
Julie Andrews es Sarah Sherman, la novia de Michael Armstrong, y quien quiere tanto al científico, que pone en peligro su vida para seguirle e intentar protegerle ante el enemigo de Occidente.
Andrews venía de cosechar un extraordinario éxito con Mary Poppins y Sonrisas y lágrimas, por lo que Hitchcock volvía a contar con un par de estrellas de renombre, al igual que había pasado con el Connery (Bond) de Marnie.
Realiza una interpretación bastante correcta e incluso brilla en algún momento del film, como cuando engaña a los alemanes, accediendo a colaborar con ellos.
Es en los actores de reparto, en donde nos encontramos las grandes actuaciones de la película.
Especialmente, destacar el papel de Lila Kedrova (que venía de ganar un Oscar a mejor actriz de reparto por Zorba, el griego) como la Condesa Luchinska.
Sin ningún lugar a dudas, es la actuación más emotiva y emocionante de toda la película. Es esa mujer que está desesperada por salir de esa Alemania que la ahoga y se agarra a un último intento, a un clavo ardiendo, para poder ver su sueño cumplido. Sus escenas en el bar, donde toman un café aguachirri y en la estafeta de correos, donde termina comprobando que sus fiadores se han marchado sin poder ayudarla, son maravillosas. Sobre todo, ese último plano de sus ojos, cargados de lágrimas, lamentándose de la ocasión perdida.
Escenas memorables
- Obviamente, hay que destacar la escena de la granja, donde quedó demostrado lo difícil que resulta acabar con la vida de un hombre, sobre todo si es tan fuerte y pesado como Gromek. Es uno de los momentos de mayor tensión y crudeza. Desde hacía ya un tiempo, Hitchcock enseñaba sin tapujos la muerte en pantalla, pero además, aquí lo hace con crudeza enorme, que incrementa la tensión y la angustia a niveles insospechados.
- Otro momento extraordinario es el duelo de científicos en la pizarra. Armstrong tiende la trampa a Lindt, quien primero le puede su curiosidad por saber qué conocimientos tiene Armstrong y después, le puede el orgullo, para mostrarle quién es el verdadero genio en el asunto del sistema anti-misiles. Cuando Lindt se da cuenta de que Armstrong lo ha utilizado, borra y tapa lo que ha escrito y llama a seguridad, pero Armstrong se ha quedado “con la copla”.
- Otro pasaje, de gran tensión, es cuando el grupo Pi, que ayuda a las personas a marcharse del país, saca en un autobús propio (que se hace pasar por uno de línea que va a Berlín) a la pareja de norteamericanos. Ese momento en el que el autobús es parado por la policía (que busca a Armstrong) y el posterior, en que ese autobús especial es alcanzado por el que recorre habitualmente esa línea, crea momentos de tensión enormes, fabulosos.
- Como dije antes, el momento emotivo es el de Lila Kedrova, que con su interpretación desesperada y patética, se come a los protagonistas. Debería haber alcanzado una nominación. Reboza credibilidad por los cuatro costados.
- El momento de tensión álgido es en el teatro. La pareja norteamericana, que acude allí para salir en unas cestas del vestuario de la compañía de teatro, se ve acechada por todas las salidas. El grito de “fuego” de Armstrong, como único recurso para salir, es un elemento inteligente que desata un mar de personas, entre los que tiene que nadar uno y otro, Michael y Sarah, para escapar de esa sala. Además, ese momento en que la bailarina reconoce a Armstrong, dando vueltas constantemente sobre sí misma, a una velocidad enorme, es espectacular.
- Y finalmente, cuando llegan a puerto sueco, antes de bajar del barco, en ese momento en que la policía, avisada por la bailarina, estrella de la obra, y egocéntrica como pocas, dispara a las cestas, creyendo que allí se encuentran los que buscan. Para entonces, ya se encuentran el científico y su novia en lugar seguro, dispuestos a partir hacia América.
La música
A pesar de que Bernard Herrmann se cayera del proyecto, el trabajo de John Addison es bastante notable. Me gusta ese sonido jazz. Es bien distinto a lo que habíamos escuchado en otras películas de Hitchcock , pero también eran otros tiempos, más convulsos, donde Hitchcock también intentaba “ponerse al día”, actualizarse.
La política y la crítica
Realmente, y en contra de las críticas que recibió el film como si fuera un “panfleto anticomunista”, a Hitchcock le importaba un pimiento la política. Para él, quedaba al sevicio de lo que quería contar y sobre todo, de las imágenes que quería mostrar en pantalla y la tensión que quería que sintiéramos los espectadores de sus películas.
Lo que sí hay es una crítica, no al sistema totalitario, sino a las consecuencias. Entre ellas destaca:
- El borreguismo de las masas. Los sistemas militares y autoritarios inoculan un elemento de servilismo en la sociedad, que obedece sin rechistar los mandatos de sus dirigentes.
- Las penurias que pasan esos sistemas, totalmente obsoletos, y concretamente, la que sufre el pueblo. Escasez de bienes, colas interminables en todos lados, etc..
- La cultura del informador (que en este caso, se materializa en el taxista que reconoce a Armstrong de haberle llevado a la granja). Cualquiera puede ser un delator en esa Alemania. Nos recuerda a casos reales como China o Venezuela.
- La cultura anti-imperialista que se promueve entre la sociedad por parte de los mandatarios. Los yanquis se sienten superiores , el Imperialismo quiere destrozar su forma ordenada de vida e imponer otra, la suya, mucho peor.
En resumen, y como conclusión, decir que me ha gustado bastante más de lo que recordaba. Me parece una película muy notable, y que quizá tiene su punto más débil en el guión (como también reconoció Hitchcock).
Los secundarios están extraordinarios, pero me falta esas gotas de humor que los personajes principales de Hitchcock, esparcían en sus películas, incluso en los momentos de tensión.
Con todo, es una película que volveré a ver dentro de no mucho, porque me ha dejado un regusto muy agradable. Nada que ver con el café del Berlín oriental.
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Última edición por tomaszapa; 02/06/2020 a las 12:01
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¡Querido tomaszapa, me ha encantado tu reseña, muy bien estructurada y con muchos datos, y muy bien escrita...
Que conste que me he leido todas las reseñas, aunque no he visto la pelí (toca mañana), pero como me la sé de memoria, no me ha importado, además estoy muy de acuerdo con tomás en todo lo que ha escrito.
Por cierto, me encanta el color y la tonalidad de ese cartel primero que has puesto, me lo llevo para imprimir...![]()
La menció del grito de Paul Newman en el teatro, "FIRE", me ha hecho recordar un apunte hecho por Alcaudón en su comentario, en que decía que se sorprendía que el público asistente, se supone que mayoritariamente alemán, entendiera el grito en inglés. Lo cierto es que la palabra alemana, "FEUER", se pronuncia de manera muy similar a la inglesa (el amigo Alex lo puede corroborar), de forma que si una persona se pone a gritar "fire" en un teatro alemán, seguro que se entiende perfectamente de qué está avisando.![]()