Bueno Xtina, lo de pensar que cuando eres niño y tienes sueños lúcidos, lo tiene el mundo, es más o menos verdad. Esta clase de sueños son muy propios de la infancia y casi todos los niños tienen alguna experiencia, pero se suele olvidar. Cuando te vas haciendo mayor, con el estrés y las preocupaciones adultas, ya se pierde esa forma "natural" de tenerlos, pero se pueden seguir practicando, aunque haciendo ya un esfuerzo consciente. En cuanto a que los alimentos no tienen sabor, en mi experiencia si la tiene, y son sabores extraordinariamente parecidos, incluso he probado alimentos que hace años que o se comercializan, y es increible como mi cerebro reproduce ese sabor... lo que pasa es que cada uno "exporta" a sus sueños sus pequeñas manías y prejuicios, pero puedo asegurarte que se puede saborear, bastaría con proponértelo y ejercitar un poco... ya ahondaré más en el tema si te interesa.
En cuanto a lo que comentan Jane o dani, es algo realmente terrorífico tener esa clase de sueños recurrentes, yo tuve algunos de esos en la adolescencia. Gran cantidad de sueños lúcidos "espontaneos" (que se dan sin entrenamiento) se deben a pesadillas tan intensas que la persona se "despierta" dentro del sueño. Los sueños lúcidos son la herramienta ideal para librarse de ello, pero no basta con decirte "uy, si, estoy en un sueño" tienes que hacer que tu cerebro se lo crea, ahí es cuando realmente empiezas a hacer cosas alucinantes y a tener un mayor control.
En vista de esto, voy a poner por aquí una pequeña "guía" que escribí yo mismo hace tiempo, sobre el entrenamiento para tener esta clase de sueños. Espero que le sea de ayuda a alguien, ya sea para descubrir que las X horas al día que pasamos durmiendo también podemos seguir viviendo, ya sea para ayudar a quienes sufren esas pesadillas tan...![]()
Pido perdón de antemano por el tochazo.
1. Fase pre-lúcida: Es la fase en la que la persona que quiere aprender a tener sueños lúcidos debe establecer metas, objetivos, tener claro el tiempo que puede dedicar al sueño lúcido, y fijarse una base sólida de confianza y sobre todo, el elemento más importante: constancia. En esa fase tienen lugar dos actividades diferenciadas: recordar (y anotar) sueños a diario, y realizar test de realidad. Recordar sueños es imprescindible, sin eso no se puede avanzar, y además es incompatible con las técnicas de inducción, sobre todo al principio, por lo que nunca debería mezclarse esta fase primera con la segunda, hasta que la primera esté bien consolidada. Consiste en recordarse a si mismo, sobre todo al acostarse, que se recordarán los sueños; sin poner demasiado empeño, pero con conciencia y firmeza. Al despertar, debe estarse quieto, con los ojos cerrados, expulsar todo pensamiento cotidiano, y concentrarse en recordar lo que se estaba soñando. Con paciencia, la técnica de recordar sueños aumenta su eficacia rápidamente día a día.
Los test de realidad, por otra parte, son pequeñas pruebas de hechos físicos y reales que, cuando suceden en un sueño, arrojan resultados diferentes. Una persona que usa gafas, puede ver con claridad sin ellas en un sueño, los relojes digitales y los interruptores de la luz suelen fallar, el número de dedos de las manos aumenta o disminuye, la imagen que ofrece un espejo es distinta a la habitual, con otro corte de pelo, ropa desconocida, o directamente, otro aspecto físico, las letras de libros y carteles no suelen ser muy constantes… la teoría es que, realizando estos test mientras se está despierto, por un lado se refuerza la intencionalidad, se "recuerda" al cerebro que se quieren tener sueños lúcidos, y por otro, se crea un hábito. El ser humano tiende a repetir hábitos de la realidad en los sueños (por ejemplo, si has dedicado muchas horas a jugar a videojuegos, o a un deporte, tarde o temprano soñarás con videojuegos o con deporte). De manera que, en algún sueño, se realizará alguno de los test, y se comprobará que el resultado no se corresponde con la realidad, disparando las alarmas de la conciencia.
2. Fase onírica: En esta fase, comienza la actividad onírica consciente. Hay que seguir recordando y apuntando sueños, así como haciendo test de realidad, porque si se pasa a esta fase sin tener dominadas estas dos técnicas, no servirá de nada todo el trabajo, y lo más probable es que acabes abandonando.. Para pasar a la fase onírica, habría que ser capaz de recordar de tres a cinco sueños por semana, y tener el hábito de apuntarlos nada más despertarse. En esta fase, además de las técnicas de la primera fase ya mencionadas, se empieza a tener una actividad onírica dirigida, por medio de las técnicas de inducción WILD y MILD. Ambas son excluyentes (no se pueden practicar las dos en el mismo momento de dormirse) e intentar alcanzar la lucidez de los sueños por caminos distintos.
La técnica WILD consiste en intentar quedarse dormido conservando la conciencia, por contradictorio que parezca. Se deben realizar esfuerzos para conseguir el estado de parálisis del sueño (podéis leer sobre él en muchos sitios) y con este estado como “puente” tener sueños lúcidos. El proceso tiene ventajas (es más “directo”, tienes la sensación de estar haciendo algo, de participar en el proceso, una vez se logra, la lucidez es más estable) y desventajas (la parálisis del sueño no es fácil de alcanzar, y puede resultar desconcertante si nunca te ha pasado).
La técnica MILD, por su parte, consiste en marcar la intencion de forma parecida a como se hace para recordar los sueños; te convences a ti mismo, recordándotelo cada X tiempo, que durante la noche tendrás un sueño lúcido. Una vez en la cama, se debe hacer un ejercicio de relajación, y se visualizan imágenes de logro (se ve uno a si mismo en un sueño, se imagina la sensación de descubrir que está soñando, se ve haciendo algo que desea hacer…). La técnica MILD tiene una ventaja sobre el WILD, y es que exige menos tiempo y energías, pero también como inconveniente, puede tardar más en obtener resultados, y al no ser una técnica directa, puedes tener la sensación de “no estar haciendo nada” si despiertas varias noches sin haber obtenido resultados. En cualquier caso, ambas técnicas deben probarse para comprobar cual funciona mejor a cada persona.
3. Fase onírica lúcida: Según he podido ver, la mayoría de la gente que intenta tener sueños lúcidos y abandona, lo hace por no tomar conciencia de que existe esta etapa. Y es que, los primeros sueños lúcidos suelen ser breves, duran minutos, cuando no segundos, y normalmente, no logras más que observar el mundo que te rodea, y si acaso, interactuar un poco antes de despertar. Porque no es lo mismo tener sueños lúcidos que estar lúcido en un sueño. La gente que quiere experimentar estos sueños, normalmente están tan deseosos de probar mil cosas en su mundo onírico, que no se dan cuenta de que cuanto más intenso sea su deseo, menos atención está poniendo a la lucidez, y por lo tanto, esta se evapora. La definición de sueños lúcidos es aquellos sueños en los que el soñador se da cuenta de que sueña, y controla los sueños, y esto implica que tiene que existir algún control consciente. En el mundo real, por muy intensa que sea una emoción o una experiencia, esta no se evapora, pero el mundo onírico no es sólido, y una emoción intensa suele deshacerlo. Así, para tener éxito en esta fase, y pasar de tener unos pocos sueños hiberbreves a tener sueños lúcidos completos y mucho más estables, hay dos elementos imprescindibles:
1. Conocimiento: Ser consciente de que el hecho de tener UN sueño lúcido, o dos o tres, no significa que el aprendizaje ha concluido, ni mucho menos. Se deben seguir llevando a cabo a rajatabla los pasos preliminares, recordar sueños y apuntarlos, hacer test de realidad, practicar métodos de inducción. Pero en esta nueva fase, comienza a jugarse con esos momentos en los que se logra el sueño lúcido. Hay técnicas para prolongar el tiempo del sueño cuando te vas a despertar.
2. Control: El control no debe malinterpretarse como control de los sueños, se trata de control de la conciencia. El control del mundo onírico, que es lo que lleva a la gente a desear tener sueños lúcidos, tiene infinitas posibilidades, permite recrear situaciones impensables en la vida real, y revivirlas una y otra vez, pero antes de poder controlar el entorno, transformarlo todo según los deseos del soñador, es imprescindible aprender a controlarse a si mismo. Mucha gente que ha tenido unos pocos sueños lúcidos se ha quejado de que quiso hacer aparecer un lugar, objeto o persona determinados, y este no se materializó, pero el problema no ha estado en el entorno onírico, hacer que este cumpla los deseos es tan fácil como desearlo; el problema está en que el soñador no se ha controlado a si mismo antes, y sin esto por delante, todo lo demás es, si no imposible, muy difícil. Las primeras experiencias lúcidas son imposibles de controlar, es todo tan nuevo, tan fascinante, que lo mejor es dejarse llevar por la fascinación, y que dure lo que tenga que durar.
Pero cuando has acumulado ya dos o tres experiencias, hay que empezar a intentar controlarse dentro de los sueños. Controlarse no es pasar cada segundo del sueño lúcido batallando con uno mismo, despertarse en un mundo nuevo y sin reglas, a disposición únicamente de lo que tú quieras que pase, conlleva emociones fuertes, la cosa no es tanto anular las emociones como evitar que estas se intensifiquen hasta despertarte. Para conseguir este control, es ideal seguir, en orden, tres pasos: Observación atenta, consciente, pero no participativa del entorno, tomar buena nota de colores, formas, personas y lugares, si estos son conocidos o desconocidos, señales oníricas, sucesos extraños… para apuntarlos al despertar. Esta observación es ideal para conseguir calmarse y mantenerse centrado, y debería hacerse lo primero, al cobrar lucidez. En segundo lugar, centrar la atención ya no en el entorno, sino en el “cuerpo” de uno mismo, observarse las manos, la ropa que se lleva puesta, las zapatillas (si lleva) la forma de caminar, de moverse, hablar para escuchar la propia voz y compararla con la voz habitual, si se puede, observarse en un espejo u otra superficie que refleje… en definitiva, probar los sentidos y comprobar la imagen externa que das en el sueño, esto ayuda a centrarse y también, a comenzar a comprobar los cambios que pueden llegar a producirse entre el entorno real y el onírico. Por último, hay ciertas “pruebas” que pueden mantener la lucidez y prolongarla, tales como girar en torno a uno mismo (esto, a veces, provoca un cambio de escenario onírico) o frotarse las palmas de las manos.
Problemas habituales: Prácticamente cada persona que se interesa por los sueños lúcidos pasa por las mismas fases psicológicas, y se enfrenta a las mismas dudas y problemas.
1. Miedos: Estos pueden ser propios o inducidos. Por ejemplo, en un sueño, arrojarse desde el piso 50 de un rascacielos no causa ningún daño, no va a provocar dolor, ni mucho menos muerte o daño físico “Real”, y una persona sin miedo a las alturas puede realizarlo como mera diversión. En cambio, una persona que sufra de miedo a las alturas toda su vida, no podría hacerlo. No porque tenga un miedo real a que, si se tira de un edificio durante un sueño, va a sucederle algo malo, sino porque tiene un bloqueo que viene de atrás y que provoca un miedo irracional. Los sueños lúcidos pueden ser muy eficaces para ayudar a lidiar con este tipo de miedos y bloqueos. Por otra parte, están los miedos inducidos, es decir, en torno a los sueños lúcidos siempre hay comentarios, habladurías, y leyendas. Si una persona lee que, cuando en un sueño miras a un espejo, ves algo horrible y aterrador, lo más seguro es que si esa persona tiene un sueño y mira a un espejo, vea algo horrible y aterrador, pero es pura sugestión. Si no hubiera leído esto, lo más probable es que no hubiera visto absolutamente nada. No hay que dejarse guiar por miedos ajenos; el mundo onírico de cada uno responde a sus deseos, exigencias (y miedos) propios, sin necesidad de incorporar los de terceros.
2. Periodos de sequía: Hay momentos en la vida en los que, por falta de tiempo, pérdida de motivación o de constancia debido al estrés cotidiano, se abandona la práctica. Normalmente cuando pasa eso, todo lo aprendido se pierde, y se debe volver a empezar de cero. En mi experiencia, a mucha gente le pasa esto por que su progreso en el aprendizaje no se corresponde con lo que creen que deberían alcanzar. Por ejemplo, una persona que en la primera fase, se despertara dos días seguidos sin recordar ni anotar un solo sueño, puede desanimarse y pensar que el aprendizaje no está resultando, o que no es capaz de llevarlo a cabo, y por lo tanto, se desanima y abandona. Pero nadie es capaz de recordar todo lo que sueña, ni de tener sueños lúcidos todas las noches, y en ese sentido, nadie tendría que sentirse fracasado. La calidad y cantidad de sueños depende de la constancia, pero también de lo relajado y concentrado que estuviera al acostarse, de cómo se despierta (es mejor despertarse por uno mismo que abruptamente) y de otros muchos factores que escapan totalmente al control. No hay un patrón de tiempo aceptable para aprender a tener sueños lúcidos, para pasar por cada fase. El tiempo que debe tardarse en tener sueños lúcidos es, el tiempo que le cueste a cada persona.
3. Sueños cortos, o poco lúcidos: Si, tras seguir todas las fases, consejos y técnicas, tienes un sueño lúcido, por poco que dure, sueles despertarte en estado de excitación, deseando repetir y prolongar la experiencia para conseguir experimentar todas las cosas que cualquiera puede desear hacer. Pero, si después de este sueño lúcido, pasan varias noches sin que haya más, la gente se suele impacientes y desanimar rápidamente. Lo más importante cuando se tiene el primer, o primeros sueños lúcidos, es no perder la calma, conservar los hábitos y la constancia; es mejor que a la hora de acostarse, dejes de pensar en esa experiencia y te dediques a la rutina: test de realidad, intencionalidad de recordar sueños, técnicas de inducción. Es muy fácil obsesionarse con el primer sueño lúcido, hasta el punto de abandonar todas estas rutinas y pensar que ya no te hacen falta, cuando la verdad es que en ese punto son más necesarias que nunca. Lo importante es no desanimarse, y no dudar nunca de la capacidad para tener sueños lúcidos.
Para terminar, comentar una cosilla. En los sueños lúcidos, una vez dominados, se puede hacer cualquier cosa. Leed, recopilar por Internet: datos, técnicas, trucos, consejos... pero no os quedéis con los miedos de la gente. A la gente le encanta decir con lo que se puede o no se puede soñar, pero en eso no hay reglas. ¿Cuando pensáis, fantaseáis, o soñáis despiertos, acaso hay algo con lo que no podéis soñar? Esto es lo mismo. Los primeros sueños son cortos y muchas veces se puede hacer poco en ellos, porque al principio falta confianza. Simplemente, es tan real, tener cinco sentidos, ver, tocar cosas, tan reales como cualquier cosa que veáis despiertos, y saber que está solo en el cerebro, que eso impacta. Hay que ganar confianza. Tirarte de un piso 50 en un sueño no te mata. Puedes volar. Puedes tomarte una copita tumbado en la playa más perfecta que puedas imaginar. Cualquier cosa. Es cierto que siempre se ha dicho que hay cosas mas "difíciles" pero en mi experiencia, son mas difíciles porque son cosas que quieres hacer con más ganas o intensidad. Eso hace que el auto control baje... y como ya he comentado, hay que controlarse.
A los que hayáis llegado vivos hasta el final del texto, un saludito![]()



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