Aquí tienes el cuadro que nos fascinó a los tres:



Es La isla de los muertos, de Arnold Böcklin. Tengo una anécdota sobre esta pintura. Está constatado que el pintor realizó cinco versiones diferentes. Pues bien, yo me inventé una sexta para protagonizar un suceso misterioso de mi novela (inédita) La dama del cuadro.