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Branagh/Doyle
Jablonsky es mediocre, y eso se observa leyendo sus partituras.
Respecto a lo que expones, el tema es apasionante y complejo pero la cosa está jodida, mucho más jodida de lo que puedas llegar a imaginar.
Solo diré lo siguiente, de momento (fuentes privadas) . Korzienowski se está planteado tomarse un descanso del cine (o irse a la industria de su pais) , porque apenas le llaman. Hace relativamente poco, un pez gordo, productor, le dijo que la melodía (como concepto) estaba sobrevalorada y que no pega en las películas de hoy.
La cara que se le quedó fue un poema.
Marianelli ha tenido, creativamente hablando, una experiencia mucho más agradable y satisfactoria trabajando en la última adaptación de Pinocho en su tierra natal que en la mayoría de proyectos anglosajones en los que ha tomado parte en los últimos tiempos, y considera irse una temporada a trabajar allí, con la excepción de atender a su amigo Joe Wright cuando le solicite (del cual comenta en petit comité que le han vuelto a joder su último proyecto, The Woman In the Window) o al estudio Laika.
Interpretese esto como se quiera. Parece que no se ha terminado de recuperar de lo de Pan, y está moviendo cielo y tierra para conseguir grabarla y editarla por su cuenta (algo que no es nuevo, nuestro Angel Illarramendi, por ejemplo, lo consiguió con su partitura rechazada para la Lengua De Las mariposas).
Desplat ha triunfado porque ha conseguido hacer lo que hizo Korngold a principios de los 30; hacer que SU estilo se imponga en muchas películas de Hollywood como la forma de facto de abordar una banda sonora. No con la extensión de la empresa de Zimmer, por supuesto, pero si en gran medida, lo que tiene mucho merito. Así, las partituras y el estilo de Desplat se utilizan como temp track o molde para muchos otros proyectos con compositores que nada tienen que ver con el francés, lo que perjudica a todos. A Desplat por ver cómo su estilo se masifica, se devalúa y se imita innecesariamente, y al resto de compositores por impedirles desarrollar una voz propia.
Respecto a Elfman, Conrado está desgranando su masterclass en video en diversos artículos en MundoBSO que recomiendo encarecidamente leer. Rescato, a efectos de lo que lo que nos ocupa, un fragmento del artículo número 11.
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15.- The Devil's in the Detail (El intríngulis está en los detalles) Duración: 5:23
Me gusta el detalle. El detalle es lo que le da vida, lo que la hace interesante. Hay una cualidad en la complejidad de la estructura que se construye y los detalles de esa complejidad es lo que para mí hace que la música orquestal sea tan hermosa.
Lamentablemente, prosigue explicando Danny Elfman, esos detalles en la realidad suelen acabar arrollados en las mezclas y muchos de esos detalles no llegan a la audiencia por todo lo que está sucediendo en la escena y porque también está el sonido, cuyos creadores también quieren mostrar sus propios detalles, y se da un problema conceptual porque sigo creyendo en la pureza de la música y la imagen, y hay momentos donde la música puede hacer cosas que los efectos sonoros no podrían lograr nunca, y también hay momentos en los que los efectos sonoros pueden hacer cosas que la música no podría lograr, y ambos deben tener su espacio.
Explica que en el cine contemporáneo se les pide (a compositores y sonidistas) que hagan todo el rato lo mismo. Menciona como un modelo a seguir Lawrence of Arabia (62), la escena del ataque a Áqaba, en la que durante toda la primera parte solo se escuchan los efectos sonoros: es perfecto, no se emplea música porque se quiere que la audiencia se sienta en medio del caos del momento y los efectos sonoros funcionan de maravilla. ¡No se necesita nada más! Y entonces, cuando se ve la ciudad que va a ser tomada, aparece la música y es algo inmenso que el director, David Lean, deja que sea llevado por la música... y nadie se da cuenta que los efectos sonoros han desaparecido por completo para que la música perfecta ocupe su lugar y lleve el elemento emocional de lo que está ocurriendo. Dieron así a ambos sus momentos.
Desgraciadamente, prosigue el compositor, si Lawrence of Arabia fuera hecha hoy en lugar de, qué se yo, una partitura de 50 o 60 minutos sería probablemente de dos horas y media. Si la película durase dos horas y media tendría dos horas y veinte minutos, con solo diez sin música, y todo estaría en permanente conflicto. Así pues, sigue explicando, agradece cuando un director deja que ambas cosas (sonido y música) se respeten y que entonces el detalle en la música pueda ser sentido y escuchado.
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