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Tema: Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005)

  1. #301
    sabio
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    Predeterminado Re: Brokeback Mountain de Ang Lee (cuidado, SPOILERS)

    Hablando de guión, quien se lo quiera bajar fotocopiado y en pdf esta aquí

    www.dailyscript.com/scripts/brokeback_mountain.pdf

    A primera vista veo que la última escena es un poco diferente en la peli, el guión es más parecido al relato original.
    Creo que habrá muchas escenas eliminadas en el dvd.

    Y quien quiera tener en su armario las camisas originales de la peli puede pujar en ebay por ellas y de paso ayudar a los pobres niños californianos.


    cgi.ebay.com/ws/eBayISAPI.dll?ViewItem&item=7589737258

  2. #302
    sabio Avatar de Vincent
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    Predeterminado Re: Brokeback Mountain de Ang Lee (cuidado, SPOILERS)

    Uy, si desde que la vi no hice ningún comentario.

    Pues bien, la película me gustó muchísimo y desde que la vi hará un par de semanas no se me ha ido de la cabeza (así que será una buena señal). No la llego a considerar una obra maestra, pero si un film casi sobresaliente, muy bien dirigido e interpretado, con unos bonitos paisajes y una banda sonora que se dedica a subrayas los mejores y más emotivos momentos (aunque yo el Oscar se lo hubiera dado a otras BSO antes, pero bueno...).

    Afortunadamente, la vi un martes en un pase de sobremesa con no más de 10 personas y en un silencio absoluto (nada de risas tontas y estupideces varias). En ese sentido ha merecido ver la pena tardar tanto en verla. Respecto a lo de que si es valiente o no... a mi sí que me lo pareció (sobre todo durante los primeros 30 minutos), aunque también es cierto que Lee peca a veces de ser excesivamente frío en lo que narra.

    Me da la impresión de que en siguientes visionados, subirá mi valoración sobre ella. De momento, para mi hubiera sido una justa ganadora del Oscar a mejor film (dado que Munich, a pesar de ser mi favorita, era realmente difícil que ganara).

  3. #303
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    Predeterminado ¡¡¡"Oscar" se niega a salir del closet!!!

    ¿Y QUIÉN ES "OSCAR"?

    ¿Con qué criterio eligen los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood a los ganadores del Oscar en las distintas categorías?... ¿Qué debe tener una película para ser considerada la “MEJOR” según los miembros de la Academia?... ¿Acaso no es suficiente para una película contar con el mejor director, el mejor guión y la mejor banda sonora; además del mejor reparto (cuando por ejemplo tres de sus cuatro protagonistas optan por la estatuilla, cosa que no logran sus competidoras) y una hermosa fotografía, entre otros méritos, para ser honrada como la mejor?... ¿Qué pesa más en una obra cinematográfica… el montaje o la dirección?... ¿Cuántas veces se ha equivocado la Academia en la elección de los ganadores del Oscar a través de toda su historia?...

    Hace un año, a propósito de la derrota que sufrió por quinta vez el legendario Martin Scorsese (ésta vez a manos del siempre genial Clint Eastwood), decidí escudriñar en la historia del Oscar sobre los grandes del cine que se habían quedado sin recibir el beneplácito de la Academia. Muchas han sido las ocasiones en que el “muñequito dorado” ha despreciado grandes películas, grandes directores, grandes actores y grandes actrices por salir del brazo de otros; y sin embargo dichas películas, dichos directores, dichos actores y dichas actrices, aún en la derrota, no han dejado de ser grandes. Si no, vean:

    Era la noche del 27 de febrero de 2005 y desde el Teatro Kodak de Los Ángeles se transmitía para el mundo la 77 entrega de los premios Oscar. En Colombia la señal llegaba gracias a RCN, pero en especial al señor Julio Sánchez Vanegas; quien en medio de la transmisión hacia una revelación sorprendente: la protagonista de “El silencio de los inocentes”, que había alcanzado el Premio de la Academia en 1991, no se llamaba Jodie… sino José. Sí, ¡José Foster!. Sin embargo esa no sería la gran sorpresa de la noche. Cuando seguía atentamente la transmisión y estaba a punto de sucumbir en los tentadores brazos de Morfeo (sospecho que la mayor parte de los asistentes al Kodak estaban igual, a pesar de lo ágil que se hizo ese año la ceremonia), aparecieron dos grandes estrellas de Hollywood (Dustin Hoffman y Barbra Streisand) portando el sobre que contenía el nombre del ganador en una de las categorías más esperadas de la noche (al menos para mí). Supongo que, en ese mismo instante, el legendario director Martin Scorsese planeaba la reacción que tendría al escuchar su nombre, mientras comenzaba a despegar (muy lentamente) sus nalgas de la silla, para disponerse a subir los escalones que lo separaban de la preciada estatuilla dorada. Hoffman abrió el sobre y Streisand, emocionada, leyó su contenido: “Clint Eastwood”. Scorsese se limitaba entonces a acomodar nuevamente su cansado trasero en la silla, mientras la frustración y el desconcierto se apoderaban de él. Y es que para esas alturas de la noche su “Aviador” terminaba de irse en picada, impulsado por los contundentes golpes que le estaba propinando “La bebé del millón de dólares”. De cualquier modo, esto no era nuevo para Marty (como le dicen sus amigos); pues ya le había tocado ver a “Oscar” salir con cuatro hombres distintos desde 1980, cuando recibió su primera nominación como director por “Toro Salvaje”. Claro está que su desafortunada relación con el “muñequito” dorado había comenzado cuatro años antes, es decir en 1976; cuando los miembros de la Academia determinaron que su trabajo en “Taxi driver” no lo hacía merecedor (siquiera) de la nominación al Oscar. Lo que resulta paradójico, para muchos (entre los que me incluyo), es saber el nombre del ganador en aquella ocasión. Se trató de John Avildsen por “Rocky”; quien superó incluso al genial Ingmar Bergman, que lograba entonces con “Cara a cara al desnudo” la segunda nominación, al Premio de la Academia, en su brillante carrera como realizador. Era su segunda nominación y su segunda derrota; lo que me lleva a concluir que Scorsese no ha sido el único al que “Oscar” le ha “hecho el feo”. ¿Qué les parece si examinamos al respecto, rememorando los nombres de aquellos que -como Martin Scorsese (¿y “Brokeback Mountain”?)- se han quedado con las ganas de salir con “Oscar” a través de la glmourosa historia de los Premios de la Academia?...

    Quizá el más renombrado de los desplantados ha sido el “Maestro del Suspenso”, Alfred Hitchcock. Desde su exitoso debut en Hollywood con “Rebeca”, en 1940, Hitchcock debió aprender a ser nominado más no ganador. En ese momento fue John Ford quien, por su trabajo en “Las uvas de la ira”, le arrebató la estatuilla. La derrota llegaría nuevamente para él en 1944, estando nominado por “Náufragos”; aunque esa vez a manos de Leo McCarey, director de “Siguiendo mi camino”. Un año más tarde Hitchcock volvía a ser nominado gracias a “Recuerda”; pero tenía que conformarse con ver a Billy Wilder recoger la estatuilla por “Días sin huella”. En 1954 con “La ventana indiscreta” alcanzaba su cuarta postulación y su cuarta decepción, frente a Elia Kazan por “La ley del silencio”. Y sería en 1960 cuando, sin saberlo, se despediría de la contienda con la incomparable “Psicosis”; pues Wilder le volvería a arrebatar la “gloria”, ésta vez por “El Apartamento”. Claro que dos décadas después la Academia le devolvió la “gloria” a Hitch concediéndole el Oscar… El Oscar póstumo.

    Ya que hablamos de Hitchcock, vale la pena mencionar a dos íconos de Hollywood que tampoco alcanzaron la estatuilla por alguno de sus memorables trabajos interpretativos y tuvieron que ver con el “regordete” director inglés, aunque de forma muy distinta. El primero de ellos es Cary Grant, estrella de películas como “Encadenados”, “Atrapa a un ladrón” y “Con la muerte en los talones” (todas de Hitchcock); quien obtuvo tan solo dos nominaciones en su extensa carrera como actor. En 1941 alcanzó la primera por “Serenata nostálgica” y en 1944 la segunda por “Un corazón en peligro” (ninguna de Hitchcock). Sin embargo solo recibió el Oscar hasta 1969 por “su incomparable talento en la pantalla, que le ha merecido el respeto y afecto de todos sus colegas”. Se trató del Oscar honorífico. El otro icono es Greta Garbo, quien nunca trabajó con Hitchcock pero si le dio una “probadita” de su carácter al sentarle un fuerte bofetón; anécdota que el director luego recordaría en sus conversaciones con François Truffaut. La Garbo no alcanzaría entonces la estatuilla con ninguna de sus dos nominaciones (1937 “Margarita Gautier”, 1939 “Ninotchka”); pero sí por “sus inolvidables interpretaciones”, logrando el Oscar Honorífico en 1954. A propósito de Truffaut, tampoco recibió la estatuilla cuando logró su única nominación como director, por “La noche americana”, en 1974; siendo superado por Francis Ford Coppola y, la secuela de su gran obra maestra, “El Padrino II”. Esto nos da pie para recordar a legendarias personalidades del cine que tuvieron solo una oportunidad de empuñar el Oscar, a lo largo de sus brillantes carreras, y la perdieron. Comencemos con uno de los máximos exponentes del Neorrealismo Italiano, Michelangelo Antonioni. En 1966 con “Blow up” logró su única nominación al Premio de la Academia, pero fue vencido por Fred Zinnemann y “Un hombre para la eternidad”. Recibiría entonces en 1994 el Oscar Honorífico por “el conjunto de su carrera cinematográfica”. Pero si hay alguien que puede ostentar el título de “un hombre para la eternidad” en la historia del cine es Orson Welles; quien, como director, recibió su única postulación al Oscar en 1941 por la insuperable “Ciudadano Kane”. Sin embargo cayó frente a John Ford por “¡Qué verde es mi valle!”. Y, aunque ganó junto a Herman Manckiewikcz el premio a Mejor Guión Original, también perdió en la categoría de Actor Principal (recordemos que él mismo interpretó al multimillonario “Charles Kane”). Pero quizá el gran consuelo de Welles, más que recibir el Oscar Honorífico en 1970 por “su calidad y versatilidad en la realización cinematográfica”, sería el de haber dirigido, escrito y protagonizado la que es considerada por quienes conforman la industria del cine como la mejor película de todos los tiempos.

    Siguiendo con la lista de aquellas celebridades a quienes se les quemó su único cartucho, está la gran estrella de musicales como “Cantando bajo la lluvia” (la décima mejor película en la historia del cine) y “Un americano en Paris”, Gene Kelly. El actor Ray Milland, gracias a su interpretación en “Días sin huella”, le arrebató el total reconocimiento de la Academia en 1945; cuando Kelly, por su papel en “Levando anclas”, alcanzó la única nominación de su carrera. Claro que en 1951, Gene Kelly también sería merecedor de un premio Honorífico por “su versatilidad como actor, cantante, director y coreógrafo”. En 1949 le llegaría el turno de recibir el Oscar de Honor (¿o consolación?) a otro grande de Hollywood. Me refiero a Cecil B. de Mille por “sus 37 años en el cine, como distinguido pionero”. Para quienes no les resulta familiar éste nombre, les digo que por estos días, muy probablemente (como cada Semana Santa), tendrán algo que ver con él; pues de Mille es el productor y realizador de grandes producciones cinematográficas basadas en hechos bíblicos, como “Los diez mandamientos” (con Charlton Heston en el papel de “Moisés”). Tres años después de recibir el Oscar Honorífico, Cecil B. de Mille casi “se la hace” a la Academia; pues por única vez, en su extensa carrera como director, fue nominado al Oscar por “El mejor espectáculo del mundo”. Solo que en esa ocasión el espectáculo se lo volvió a robar John Ford por su trabajo en “El hombre tranquilo”. El que sí no debe estar tranquilo en su tumba es Anthony Perckins (¿Se acuerdan? El aterrador “Norman Bates” de “Psicosis”); ya que su única opción de empuñar el Oscar la tuvo en 1956 por su actuación de reparto en “La gran prueba” y la perdió frente a su tocayo, el actor de origen mexicano, Anthony Quinn por “El loco del pelo rojo”. Igual suerte corrió su compañera de escena (y de ducha) en “Psicosis”, Janet Leigh; quien precisamente por su actuación en dicha película alcanzó en 1960 la primera y única nominación de su carrera al Premio de la Academia. Shirley Jones le arrebató la estatuilla, gracias a su actuación en “El fuego y la palabra”.

    Volviendo a los grandes directores, el polaco (pionero del “cine de agitación moral”, en su país), Krzysztof Kiéslowski, fue nominado en 1994 por “Rojo”, la última parte de su “Trilogía de colores”; pero perdió frente a Robert Zemeckis y su enternecedor “Forrest Gump”. Claro que en 1988 una película suya había alcanzado la gloria, alzándose, no solo con el Oscar a la Mejor Película Extranjera, sino con el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes celebrado ese mismo año. Me refiero a la quinta parte de su serie “Decálogo”, traducida como “No matarás”. Otro genial director que tuvo su chance en 1985 y la perdió frente a Sydney Pollack, por “África mía”, fue Akira Kurosawa (el mismo que quiso llevar al cine “Cien años de soledad”), nominado por la dirección de “Ran”. De todas maneras recibió el Oscar Honorífico en 1989 por “el conjunto de su carrera” y, ya en 1951, su película “Rashomon” había alcanzado el Oscar especial como Mejor Película Extranjera (pues aún no existía dicha categoría). Para cerrar ésta tripleta de grandes directores, entra en la lista el francés Louis Malle; quien, atraído por los marginados sociales y los grandes perdedores norteamericanos, aceptó trabajar en Hollywood dirigiendo “La pequeña” y “Atlantic City”. Fue precisamente por la segunda que en 1981 consiguió su única nominación al Oscar; pero le tocó soportar la derrota frente a Warren Beatty por “Rojos”. Así, sin el Oscar y sumido en una profunda decepción amorosa por la actriz Susan Sarandon, abandonó Hollywood.

    Y aunque en ésta lista aparecen casos mas recientes, aún pueden aspirar a ser borrados; pues siguen estando activos dentro del mundo cinematográfico. Es el caso de Catherine Deneuve, la musa francesa de Luis Buñuel; quien en 1992 fue nominada por su magistral actuación en “Indochina”. Finalmente perdió frente a Emma Thompson por “Regreso a Howards End”. Dos años atrás era otra leyenda viva del cine francés quien perdía (siendo el gran favorito) la opción de llevarse a casa la estatuilla dorada, por su trabajo actoral (aplaudido en Cannes) como “Cyrano de Bergerac”. Me refiero (por supuesto) a Gerard Depardieu, que, gracias a una falsa acusación de violación divulgada por la revista “Time”, debió resignarse a ver (desde la sala de su casa) a Jeremy Irons recibiendo el trofeo por “El misterio Von Bulow”.

    Al director, guionista y actor norteamericano Quentin Tarantino también se le escapó la posibilidad de empuñar el Oscar por su trabajo de dirección en la sorprendente “Pulp Fiction”, en 1994. Su vencedor fue Zemeckis por “Forrest Gump”. Sin embargo, esa noche Tarantino salió con “Oscar”; no como director, pero sí como guionista. En el 2002, esa misma hazaña sería calcada por el excéntrico director manchego Pedro Almodóvar; cuando a pesar de no ganar en la categoría de Mejor Director se alzó con el premio a Mejor Guión Original por “Hable con ella”. De todas maneras con “Mujeres al borde de un ataque de nervios” ya había estado “al borde” de ganar la estatuilla como Mejor Película Extranjera en 1988, y la había conseguido con “Todo sobre mi madre” en 1999. Otro español que hace poco estuvo en la contienda, aunque sin mucha suerte, fue el siempre maravilloso Javier Bardem (sobrino de Juan Antonio e hijo de Pilar). Esto fue en el 2000, cuando la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood lo nominó por su actuación en “Antes del anochecer”; aunque finalmente la suerte estuvo con el australiano Russell Crowe por su papel de “Gladiador”. El año pasado volvió a estar muy cerca de la nominación por su conmovedora interpretación de “Ramón Sampedro” en la película de Alejandro Amenábar “Mar adentro”, pero no la alcanzó.

    Claro, no podemos dejar por fuera de ésta lista a las latinas Norma Aleandro (“Gaby, una historia verdadera”, 1987), Fernanda Montenegro (“Estación Central”, 1998), Salma Hayek (“Frida”, 2002) y la colombiana Catalina Sandino (“María llena eres de gracia”, 2004). Ahora, (al escribir los nombres de Hayek y Sandino) la pregunta que me surge es: ¿Cuántos de los anteriormente mencionados quemaron definitivamente su único cartucho en la aspiración por el Oscar?... Solo el tiempo, la suerte (que no siempre acompaña al indicado) y sus talentos lo dirán.

    Y es que quienes categóricamente ya no pueden aspirar a salir con “Oscar” (y no por falta de talento, porque lo tenían de sobra, sino por falta de tiempo y en su momento de suerte) son varios. Prueba de ello es el genial Federico Fellini, quien continúa la lista encabezada por Hitchcock. La primera vez que su ilustre labor como director fue reconocida con una nominación al Premio de la Academia, fue en 1961, gracias a “La dolce vita”. En esa ocasión sus vencedores fueron los directores de “West side story”, cuyos nombres (y aquí si disculpen mi falta de objetividad) prefiero no mencionar por respeto al propio Fellini. En 1963 volvió a perder la opción, a la que aspiraba por “Ocho y medio”. El ganador fue Tony Richardson por “Tom Jones”. Sin embargo, así como Welles (desde donde quiera que esté) debe sentirse orgulloso por su “Ciudadano Kane” y Hitchcock por “Vértigo” (considerada como la segunda mejor película en la historia del cine), Fellini debe sentirse igual por “Ocho y medio”; pues ocupa el cuarto lugar dentro de la misma clasificación, detrás de las dos primeras partes de “El Padrino” que comparten el tercer peldaño. En 1970 Fellini regresó nuevamente a la contienda con “Satyricon”; pero volvió a perder, ésta vez frente a Franklin J. Shaffner por “Patton”. La cuarta y última vez que Fellini aspiró al Oscar como Mejor Director fue en 1975 por su trabajo en “Amarcord”; siendo finalmente derrotado por Milos Forman y “Alguien voló sobre el nido del Cuco”. La Academia reconocería entonces en Fellini “sus años de dedicación al arte cinematográfico” con un Oscar Honorífico en 1994. A propósito de Fellini, Marcello Mastroianni (su alter ego), también perdió en tres oportunidades la posibilidad de ganar el Oscar como Mejor Actor. La primera de ellas fue en 1962 cuando fue nominado por su trabajo en “Divorcio a la italiana”, resultando como ganador Gregory Peck por “Matar a un ruiseñor”. La segunda opción la alcanzó en 1977 con la interpretación de un homosexual reprimido bajo el gobierno fascista de Mussolini en “Una jornada particular”; y la pedió frente a Richard Dreyfuss por “La chica del adiós”. Otro que esa noche veía como se le escapaba su primera opción al Oscar era John Travolta, quien con un sugestivo movimiento de cadera en “Fiebre de sábado en la noche” había convencido a la Academia de merecer la nominación. Y no pasó de eso, la nominación. Así como en 1994, cuando estando nominado por su actuación en “Pulp Fiction”, se le escapó nuevamente la estatuilla; ésta vez a manos de Tom Hanks por su impecable trabajo en “Forrest Gump”. Volviendo a Mastroianni, la tercera y última opción le llegó en 1987 gracias a su trabajo actoral en “Ojos negros”, reconocido previamente en Cannes. Pero en ésta ocasión era Michael Douglas, por “Wall Street”, el llamado a arrebatarle la estatuilla.

    Ésta lista la continúa el neoyorquino Stanley Kubrick y sus cuatro nominaciones que, lamentablemente, también se quedaron en eso. Su primer chance la tuvo en 1964 cuando fue postulado por su trabajo en “Teléfono rojo:¿Volamos hacia Moscú?”; siendo superado por el director de “My Fair Lady”, George Cukor. Cuatro años más tarde, en 1968, recibió su segunda nominación. “2001: Odisea en el espacio” era la película por la que alcanzaba tal distinción. Con ella no logró la estatuilla, pero sí meterla entre las diez mejores películas en la historia del cine, ubicándola en la sexta posición. Entonces, perdió frente a Carol Reed por el musical infantil “¡Oliver!”. En 1970, gracias a la vanguardista y violenta “Naranja mecánica” recibió su tercera nominación al Premio de la Academia; pero lo venció William Friedkin por “Contra el imperio de la droga”. Su cuarta y última nominación le llegó en 1975 por “Barry Lyndon”, pero (al igual que Fellini) perdió frente a Milos Forman por “Alguien voló sobre el nido del Cuco”.

    Se suma a la lista de “geniales sin Oscar” la figura mas destacada del cine escandinavo, Ingmar Bergman (nominado en tres oportunidades). En 1973 obtuvo su primera postulación al Oscar por la dirección de “Gritos y susurros”, pero le ganó finalmente George Ray Hill por “El golpe”. Su segunda oportunidad la tuvo en 1976 por “Cara a cara al desnudo”; entonces fue John Avildsen quien ganó por “Rocky” (cuando Scorsese no fue tenido en cuenta por “Taxi driver”, ¿Se acuerdan?). En 1983 perdió su última opción, estando nominado por “Fanny y Alexander”, frente a James L. Brooks por “La fuerza del cariño”.

    Así como el tiempo ha decidido sacar del juego (llamado “Oscar”) a estos grandes exponentes del Séptimo Arte, hay varios talentosos que aún tienen chance, pero dependen de otros factores… en especial, la suerte. Es el caso de Robert Altman, para quien “Oscar” ha sido esquivo las cinco veces en las que ha estado postulado. La primera vez fue en 1970, cuando fue nominado por “M*A*S*H” y derrotado por Franklin J. Schaffner (“Patton”). En 1975, cuando consiguió por “Nashville” su segunda postulación, lo venció Milos Forman por “Alguien voló sobre el nido del Cuco”. Nuevamente compitió en 1992 por “El juego de Hollywood”, pero entonces ganó Eastwood por “Los imperdonables”. “Vidas cruzadas”, en 1993, le entregó su cuarta nominación; sin embargo el triunfo fue para Steven Spielberg por “La lista de Schindler”. La última aspiración (hasta hoy) la tuvo en 2001 por “Gosford Park”, perdiendo frente a Ron Howard (“Una mente brillante”). Claro, éste año recibió de manos de Meryl Streep el Oscar Honorífico por “el conjunto de su obra cinematográfica”. Otro caso es el de David Lynch, quien (hasta ahora) tampoco ha logrado la estatuilla a pesar de las tres nominaciones que lleva. La dirección de “El hombre elefante” lo hizo merecedor de su primera postulación en 1980 (mas adelante se sorprenderán al conocer el nombre del actor que venció a Lynch, como director, en aquella ocasión). En 1986, por “Terciopelo azul”, volvió a ser nominado. Entonces fue Oliver Stone quien se impuso por “Pelotón”. En el 2001 recibió su tercera y última nominación (hasta ahora) por “Mulholland drive”; pero también perdió contra el director de “Una mente brillante”, Ron Howard. Brillante, sin lugar a dudas, ha sido la carrera cinematográfica de Ridley Scott; quien, para muchos, mereció el Oscar a la Mejor Dirección por “Blade Runner”. Sin embargo, en aquella ocasión ni siquiera fue nominado. Su primera opción la tuvo en 1991 por “Thelma y Louise” y la perdió frente a Jonathan Demme por “El silencio de los inocentes” (¿protagonizada por José Foster?). En el 2000 volvió a ser nominado gracias a “Gladiador”; pero volvió a perder, ésta vez frente a Steven Soderbergh por “Traffic”. Al año siguiente, es decir en el 2001, alcanzó su tercera y última nominación (hasta ahora) por “La caída del halcón negro”; pero, al igual que Altman y Lynch, también fue vencido por el director de “Una mente brillante”. Claro que Scott, Lynch y Altman muy seguramente seguirán en la contienda. Junto a ellos, actores como Tom Cruise, que cuenta ya con cuatro nominaciones (1989 “Nacido el 4 de julio”, 1996 “Jerry Maguirre”, 1999 “Magnolia”, 2003 “El último samurai”); Kate Winslet, quien también lleva cuatro nominaciones (1995 “Sensatez y sentimientos”, 1997 “Titanic”, 2001 “Iris”, 2004 “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”); Glenn Close, que hasta la fecha suma cinco postulaciones (1982 “El mundo según Garp”, 1983 “Reencuentro”, 1984 “El mejor”, 1987 “Atracción fatal”, 1988 “Amistades peligrosas”); Julianne Moore, quien acumula cuatro nominaciones (1997 “Boogie nights”, 1999 “El fin del romance”, 2002 “Lejos del cielo”, “Las horas”); y Johnny Depp, que cuenta ya con dos nominaciones, alcanzadas de forma consecutiva (2003 “Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra”, 2004 “Descubriendo el país de Nunca Jamás”). Claro está que el acumular nominaciones no garantiza nada, como ya lo hemos podido ver.

    Y es que con el Oscar cualquier cosa puede pasar; sino que lo diga Charles Chaplin (si aún estuviera vivo, claro), quien solo recibió dos nominaciones a lo largo de su genial carrera cinematográfica. En 1940 obtuvo la primera, como Mejor Actor, por su burlesco retrato de “Hitler” en “El Gran Dictador”; siendo finalmente vencido por James Stewart y su trabajo en “Historias de Philadelphia”. Sin embargo, en 1972, Chaplin logró la preciada estatuilla con su segunda nominación. Pero no la ganó en alguna de las categorías que uno inicialmente podría suponer. No ganó como director. No ganó como guionista. Y muchísimo menos ganó como actor. Su Oscar lo recibió en la categoría de Mejor Música Original por “Candilejas”, al lado de Raymond Rasch y Larry Russell. De todas maneras, para él también habría un Oscar Honorífico en 1971 por “el incalculable efecto que ha producido en el arte del siglo: El Cine”. Reconocimiento que en 1959 también se le había otorgado a su eterno “rival”, Buster Keaton, por “su talento único en comedias inmortales”. Curioso, porque ese “talento único” de Keaton nunca antes fue tenido en cuenta por la Academia; al menos para habérsele nominado por alguno de sus memorables trabajos como actor o director.

    A propósito de curiosidades, es momento de mencionar la nominación que recibió uno de los grandes exponentes del Neorrealismo Italiano, Vittorio de Sica, como Mejor Actor Secundario en 1957 por “Adiós a las armas”. Y es curioso, teniendo en cuenta que de Sica ha inscrito su nombre en la historia del cine, más por su incalculable talento como director que como actor; a pesar de que, efectivamente, su exitosa carrera la haya iniciado como actor hacia 1920. En todo caso, dentro del cine, su legado se halla en películas como “El limpiabotas” ó “Ladrón de bicicletas”; ambas ganadoras del Oscar Especial en 1947 y 1949, respectivamente, como Mejor Película Extranjera (no fue sino hasta 1956 que se instauró dicha categoría). En ninguna de éstas películas actuó; solo las dirigió (bueno, y las produjo junto a su guionista Cesare Zavattini). De cualquier manera, Vittorio de Sica tampoco se alzó con la estatuilla en 1957; pues se la arrebató Red Buttons por “Sayonara”.

    La relación del célebre músico Bernard Herrmann con la Academia también puede ser considerada curiosa; pues a pesar de haber sido nominado en cinco oportunidades al premio Oscar y de haberlo ganado con su segunda postulación, por la música original de “El hombre que vendió su alma”, ni siquiera fue nominado en 1960 por la que es (quizá) su mayor herencia dentro de la historia musical del cine. Me refiero a la extraordinaria banda sonora de “Psicosis” (díganme si no merecía nuevamente el Oscar, ¿ah?). Y eso sin tener en cuenta la música de “Vértigo”, por la que tampoco fue reconocido.

    Pero si de curiosidades (o paradojas) se trata, el gol que le marcó el actor Paul Newman a la Academia en 1986 fue olímpico. Pues la Academia, creyendo (seguramente) que él ya no lograría alzarse con la estatuilla por algún trabajo interpretativo, y tras treinta años en el cine, decidió concederle en 1985 el Oscar Honorífico por “su amplia carrera como actor”. Sin embargo Newman, al año siguiente, bajo la dirección de Martin Scorsese, alcanzó el Oscar como Mejor Actor por “El color del dinero”; logrando así lo que, en su momento, casi se le da a Cecil B. de Mille (¿se acuerdan?). Claro que, a pesar del triunfo de Paul Newman, el trabajo de Scorsese fue nuevamente ignorado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Y es que desde 1980, cuando fue nominado por “Toro Salvaje” (cabe destacar que ésta película ocupa el octavo lugar dentro de las mejores en la historia del cine), y vencido por Robert Redford como director de “Gente corriente” (¿recuerdan que les vaticiné sorpresa al conocer el nombre del actor, convertido en director, que había sometido a David Lynch? Pues además superó a Scorsese), no volvió a figurar como candidato al Oscar sino hasta 1988 por su controversial trabajo en “La última tentación de Cristo”. No obstante, por segunda ocasión se quedó con las ganas de recibir un Oscar; ya que el vencedor de la noche fue Barry Levinson por “Rain man”. También era la segunda vez que otro grande, Alan Parker, se quedaba con las ganas; pues, en 1978, Michael Cimino (por “El cazador”) había superado su trabajo en “Expreso de medianoche” y ahora, estando nominado por “Mississippi en llamas”, caía frente a Levinson. Dos años más tarde Scorsese volvió a soñar con la estatuilla de bronce bañada en oro. Eso fue en 1990, cuando alcanzó la nominación por “Uno de los nuestros”. Entonces el turno de alzarse con el premio era para otro actor, convertido en director, llamado Kevin Costner (“Danza con lobos”). Scorsese tampoco alcanzó el premio a Mejor Guión Adaptado, al que también aspiraba por “Uno de los nuestros”. De modo que le tocó esperar doce años más para volver a estar en la contienda. En el 2002 “Pandillas de Nueva York” lo llevó a alcanzar su cuarta nominación al Oscar, Oscar que nuevamente fue esquivo con él; pero no con el parisino (nacionalizado en Polonia) Roman Polanski, quien no conformándose con la Palma de Oro obtenida en Cannes se alzó con el Premio de la Academia como Mejor Director por su dramático retrato de “El Pianista”. Polanski entonces no solo superó a Scorsese, sino a Stephen Daldry (“Las horas”), Rob Marchall (“Chicago”) y, al hijo de Calatrava, Pedro Almodóvar (“Hable con ella”). Claro que hasta ese momento la relación Oscar-Polanski tampoco había sido muy afortunada. En 1974, cuando recibió su primera postulación por “Chinatown”, fue derrotado por Francis Ford Coppola y su monumental trabajo en “El Padrino II”; y en 1980, nominado por la dirección de “Tess”, fue otro “damnificado” de Redford y su “Gente corriente”. Entonces, aunque ese año compartió el amargo sabor de la derrota con Scorsese, en el 2002 cambió su historia, saboreando (aunque a la distancia) la dulzura del triunfo.

    Volvemos así a la noche del 27 de febrero de 2005, la noche en que Martin Scorsese se proyectaba como el “seguro” ganador en la categoría de Mejor Director por “El Aviador”. Y es que todo estaba a su favor: Cuatro postulaciones previas por su labor como director (se dice que la Academia “siempre paga”), una película que ostentaba el mayor número de nominaciones de la noche (once en total) y con los ingredientes que siempre se habían robado el favor de los miembros de la Academia (espectacularidad técnica, derroche de estrellas ofreciendo muy buenas interpretaciones y el sello de “superproducción” que se le imprime a una historia de época, en éste caso recreando los años dorados de Hollywood). Pero, al mismo tiempo, lo tenía todo en contra. Y ese “todo”, tenía nombre propio: Clint Eastwood. Sí, otro actor convertido en director; pero… ¡Que director!.

    En 1992, Eastwood ya había alcanzado el Premio de la Academia por la dirección de “Los imperdonables” (o “Sin perdón”, como también se conoce) y, en el 2004 (cuando se premiaba lo mejor del 2003), estuvo a punto de repetir por su gran trabajo en “Río Místico”. Y es que de no haber estado de por medio Peter Jackson con “El retorno del rey”, Eastwood y su película quizá se habrían convertido en los grandes ganadores de aquella noche; pero como se había llegado el momento de premiar la espectacular trilogía de “El Señor de los Anillos”, la Academia consideró que el brasileño Fernando Meirelles (“Ciudad de Dios”), Sophia Coppola (“Lost in traslation”) y el propio Eastwood, sencillamente, debían hacerse a un lado. De cualquier modo, al inolvidable “Harry, el sucio” no le tocaría esperar mucho tiempo para aspirar nuevamente al Oscar como director; y así, en el 2005 (cuando se premiaba lo mejor del 2004), recibía por segunda vez en su carrera cinematográfica la prestigiosa estatuilla. En ésta ocasión era por “Million dollar baby”; la historia de una boxeadora (Hilary Swank) que, junto a su entrenador (Eastwood), conoce la gloria y la desgracia. Para infortunio de Scorsese, “Million dollar baby” también se imponía por encima de “El Aviador” en la categoría de Mejor Película; sellando así la mala noche del neoyorquino. Lo cierto es que ninguna película de Scorsese, así como él, ha alcanzado el Premio de la Academia. Claro que Eastwood, como actor, tampoco ha tenido el beneplácito de “Oscar”. Dos nominaciones, dos derrotas. En el 92, cuando competía por su interpretación de un pistolero retirado que regresa para hacer su último trabajo en “Los imperdonables”, perdió frente al “monstruo” Al Pacino por su magnifica actuación en “Perfume de mujer”; y en el 2005, su gran papel como entrenador de boxeo en “Million dollar baby”, fue superado por el de Jamie Fox como el músico invidente “Ray”. Pero Fox no solo se llevaba por delante a Eastwood, sino a Leonardo DiCaprio; quien llegaba con el Globo de Oro en el bolsillo por su interpretación de “Howard Hughes” en “El Aviador”. Con éste trabajo, DiCaprio alcanzaba la segunda nominación de su carrera, tras haber sido postulado en 1993 como Actor Secundario por su brillante papel de retrasado mental en “¿A quién ama Gilbert Grape?”. Con “El Aviador” volvía entonces a la contienda, luego de ser “despreciado” por la Academia en dos oportunidades; la primera, en 1997, cuando no fue nominado por “Titanic” y, la segunda, en el 2002, cuando por su trabajo en “Pandillas de Nueva York” tampoco fue considerado para el premio. Claro que perdió, como perdió Eastwood; a quien definitivamente le queda algo por ganar. Y es paradójico teniendo en cuenta que actor que él dirige, actor que tiene grandes posibilidades de obtener la estatuilla. Si no, vean: En 1992 Gene Hackman alcanzó su segundo Oscar por interpretar al malvado “Billy” en “Los imperdonables”; aunque ésta vez era como Actor Secundario, categoría en la que sumaba cuatro nominaciones, desde que en 1967 fuera postulado por “Bonnie y Clyde”. En el 2003, Sean Penn (el “rebelde” de Hollywood), obtuvo su primer Premio de la Academia por “Río Místico”; después de haber sido nominado en tres oportunidades previas. La primera de ellas en 1995 por su interpretación de un condenado a muerte en “Morir, viviendo”; sin embargo fue Nicolas Cage quien salió con “Oscar” por “Leaving Las Vegas”. La segunda nominación la obtuvo en 1999 por “Acuerdos y desacuerdos”, perdiendo frente a Kevin Spacey por “Belleza Americana”. Y en el 2001 fue Denzel Washington por su actuación en “Día de entrenamiento” quien le arrebató el triunfo, cuando estaba nominado por su actuación en “Yo soy Sam”. Para Sean Penn, entonces, la cuarta fue la vencida; mientras, para Tim Robbins, la primera fue suficiente. Sí, aunque ya había sido candidato al Oscar en 1995, el premio al que aspiraba en aquella ocasión era el de Mejor Director por “Morir, viviendo” (finalmente ganó Mel Gibson por “Corazón Valiente”). A propósito de Robbins, como director, en aquella ocasión también le dio su empujoncito a su hoy esposa Susan Sarandon (la ex de Louis Malle) para que lograra su única estatuilla en la categoría de Mejor Actriz, por encima de la mismísima Meryl Streep; quien recibía entonces su décima nominación al Premio de la Academia (cuando ya le pisaba los talones a la legendaria Katherine Hepburne), ésta vez por “Los puentes de Madison”, también dirigida y protagonizada por Clint Eastwood (¿Qué tal el salpicón, ah?). Pero bueno, volviendo a Tim Robbins, con “Río Místico” consiguió su primera nominación como Actor (secundario) y la ganó. No corrió con la misma suerte quien interpretaba a su esposa en dicha película. Me refiero a Marcia Gay Harden, quien perdió la posibilidad de ganar su segunda estatuilla en la categoría de Actriz Secundaria a manos de la rubia Renée Zellweger (que obtenía con “Cold Mountain” su tercera nominación consecutiva al Oscar).

    El año pasado Eastwood, con su magnifico trabajo de dirección en “Million dollar baby”, contribuyó nuevamente (de manera substancial) para que dos de sus actores subieran a recoger la estatuilla al escenario del Teatro Kodak. El primero en hacerlo fue Morgan Freeman, que sumaba con ésta la cuarta nominación de su extensa carrera. En 1987 su nombre fue postulado al Oscar como Mejor Actor Secundario por “El reportero de la Calle 42”; pero fue vencido por Sean Connery y su actuación en “Los Intocables”. Nuevamente nominado, en 1989 (ésta vez por “Paseando a Miss Dasy”), cayó frente a Daniel Day-Lewis por “Mi pie izquierdo”. Y en 1994, fue Tom Hanks por “Forrest Gump” quién salió victorioso, cuando su trabajo en “Cadena perpetua” le había concedido la tercera postulación de su carrera. Con tan buenos antecedentes era lógico que aquel 27 de febrero los asistentes al Teatro Kodak de Los Ángeles lo ovacionaran de pie, mientras recogía su primer Oscar. Más tarde, casi al final de la noche, el turno fue para Hilary Swank por interpretar a “La bebé del millón de dólares” (traducción literal de “Million dollar baby”); con la que conseguía su segunda nominación y su segunda estatuilla (Certera, ¿no?). En 1999 ya había ganado por “Los muchachos no lloran”, y aquí hay algo curioso. En esa ocasión venció a Annette Bening (postulada por “Belleza Americana”) y en el 2005 volvió a derrotarla. Así, Bening consigue con honores (literalmente) un lugar en la lista de los “despreciados” por “Oscar”, pues con la del año pasado (por “Conociendo a Julia”) sumaba tres nominaciones; desde que en 1990 fuera tenida en cuenta como Actriz Secundaria por “Los timadores” y finalmente vencida por la afroamericana Whoopi Goldberg (“Ghost, la sombra del amor”).

    Claro que, para los actores, trabajar con Scorsese también puede resultar muy lucrativo, si de figurar en los Oscar se trata. Prueba de ello, son: Robert DeNiro, quien tras haber sido nominado en 1976 por “Taxi driver” ganó en 1980 su segundo Oscar gracias a “Toro salvaje”; Paul Newman, que recibió el premio en 1986 por “El color del dinero”; Joe Pesci, nominado en 1980 por “Toro salvaje”, como Actor Secundario, y ganador en 1990, en la misma categoría, por “Uno de los nuestros”; y Cate Blanchett, quien se alzó con el Premio de la Academia, el pasado 27 de febrero, por su interpretación de la actriz “Katherine Hepburne” en “El Aviador”. Además, por sus trabajos bajo la dirección de Martin Scorsese, han sido nominados: Jodie Foster (1976 “Taxi driver”), Cathy Moriarty (1980 “Toro salvaje”), Mary Elizabeth Mastrantonio (1986 “El color del dinero”), Lorraine Bracco (1990 “Uno de los nuestros”), Winona Rider (1993 “La edad de la inocencia”), Sharon Stone (1995 “Casino”), Daniel Day-Lewis (2002 “Pandillas de Nueva York”), Alan Alda (2004 “El Aviador”) y Leonardo DiCaprio (2004 “El Aviador”).

    Dicho esto, lo que sucedió el 27 de febrero del año pasado entre Eastwood y Scorsese fue el resultado de una apuesta diferente por parte de la Academia (a lo que generalmente nos tiene acostumbrados), que se inclino por un trabajo mucho más intimista, de personajes, no tanto de efectos especiales; así que, desde mi muy humilde punto de vista, ¡bien por Eastwood!. Scorsese ha demostrado ser un maestro en presentar personajes complejos, profundos, con personalidades atípicas; y, aunque “El Aviador” es una gran producción, considero que en dicho aspecto se queda corta frente a “Million dollar baby”.

    Así pues (sin proponérmelo al inicio de éste escrito, siendo sincero), hemos terminado realizado un breve recorrido a través de los 78 años de historia del Oscar (mas allá de quienes no alcanzaron nunca la estatuilla y de quienes aún siguen luchándola); que nos ha llevado de Alfred Hitchcock a Clint Eastwood… de Greta Garbo a Hilary Swank… de Cary Grant a Jamie Fox… y, en lo particular, de la sorpresa al desconcierto… del pláceme a la consternación (¿a ustedes no?). A Scorsese le diría “¡tranquilo!”; pues aunque el Oscar es un icono dentro de la industria cinematográfica que cualquier persona que la conforme quisiera alcanzar (así muchos, que se las dan de “artistas” e “intelectuales de izquierda” lo nieguen), no se constituye en un pase para la historia, ineluctable para validar la axiomática calidad de un director como él. Prueba de ello son Luis Buñuel, Roberto Rosellini, Alfred Hitchcock, Vittorio de Sica, Orson Welles, Rainer Werner Fassbinder, Buster Keaton, François Truffaut, Pier Paolo Pasolini, Stanley Kubrick, Jean Renoir, Michelangelo Antonioni, Akira Kurosawa, Luchino Visconti, Ingmar Bergman, Charles Chaplin, Juan Antonio Bardem, Krzysztof Kiéslowski, Ettore Scola, Louis Malle, Federico Fellini, Marcel Carné… entre muchos otros, que no necesitaron salir con “Oscar” para que sus nombres quedaran inscritos (con letras de oro) en la historia del cine mundial. En contraste, nombres como el de Salma Hayek o Catalina Sandino Moreno, que han figurado en la lista de “Oscar”, ¿quién los recordará mañana?... Por eso, a mi admirado Martin Scorsese, solo me resta vaticinarle (sin necesidad de ser brujo) un Oscar Honorífico por “el conjunto de su obra cinematográfica” y una página entera en la historia del cine, con su nombre impreso en letras doradas. Además, agradecerle por los maravillosos momentos que nos ha hecho experimentar frente a la gran pantalla (y de antemano por los que, muy seguramente, faltan); ya sea transitando las “Malas calles”, como pasajeros de “Taxi driver”, en el ring de “Toro salvaje”, soñando con “New York, New York”, por los polvorientos caminos de “La última tentación de Cristo”, divirtiéndonos con “El rey de la comedia”, a la merced del azar en “Casino”, involucrados con la mafia en “Uno de los nuestros”, sin parpadear por “El cabo del miedo”, apoyados sobre una mesa de billar en “El color del dinero”, conociendo las costumbres de otra época en “La edad de la inocencia”, descubriendo el Tíbet en “Kundun”, sumergidos en las cruentas batallas de ”Pandillas de Nueva York” y viendo el mundo a través de los ojos de “El Aviador”. ¡Gracias, Mr. Scorsese!... pero en la lista de “Oscar” no están todos los que son, ni son todos los que están. ¿Qué le vamos a hacer?...

    Ahora sí retrocedamos en el tiempo hasta la noche del pasado 5 de marzo; fecha en la que se celebró la 78 entrega de los premios Oscar. La controvertida “Brokeback Mountain” del taiwanes Ang Lee llegaba como la gran favorita, gracias a ostentar el mayor número de nominaciones (ocho en total) y una inagotable lista de reconocimientos previamente alcanzados alrededor del mundo (encabezados por el León de Oro obtenido en la 62 edición del Festival de Venecia). Sin embargo, para alzarse finalmente con la estatuilla, debía enfrentarse a “Capote” de Bennet Miller, “Good Night and Good Luck” de George Clooney, “Munich” de Steven Spielberg y (por supuesto) “Crash” de Paul Haggis (guionista de “Million dollar baby”). Así, la ceremonia de premiación se fue desarrollando sin mayores sobresaltos (exceptuando, creo, la derrota de Tim Burton y su “Novia cadáver” en la categoría de Mejor Película Animada). Sin embargo, la verdadera sorpresa estaba reservada para el final. El encargado de darla, Jack Nicholson; a quien le correspondió abrir el sobre y leer el nombre allí escrito de la película considerada por los miembros de la Academia como la mejor del año: “Crash”. Quizá no habría sido tan desconcertante si minutos antes Ang Lee no hubiera subido a recibir la estatuilla por su magistralmente estilizado trabajo de dirección, confirmando el favoritismo de “Brokeback Mountain”; pues en dicha categoría competían también Miller, Clooney, Spielberg y Haggis. Además la historia de amor entre Jack Twist y Ennis del Mar había sido premiada en el transcurso de la noche por su extraordinario guión (adaptación de un cuento corto ganador del Pulitzer) y su exquisita banda sonora (obra del argentino Gustavo Santaolalla). “Crash”, por su parte, había alcanzado los Oscar a Mejor Guión Original y Mejor Montaje; perdiendo en las categorías de Mejor Director (Haggis), Mejor Actor de Reparto (Matt Dillon, el único nominado entre un reparto de 13 actores principales) y Mejor Canción (considerada una categoría menor y en la que era favorita). A “Brokeback Mountain” se le habían escapado los premios a Mejor Actor (La interpretación magistral de Phillip Saymour Hoffman encabezaba previamente todas las apuestas sobre el impecable performance de Heath Ledger), Mejor Actor de Reparto (Jake Gyllenhall seguía en preferencias a Paul Giamatti por “Cinderella Man” y al gran favorito George Clooney por “Syriana”), Mejor Actriz de Reparto (Rachel Weisz siempre se perfiló como la ganadora por su gran trabajo en “El jardinero fiel”, seguida por la sorprendente Michelle Williams) y Mejor Fotografía (la competencia estaba abierta). De ésta forma la lógica le concedía a “Brokeback Mountain” el Oscar a la Mejor Película del 2005; pero como la homofobia no tiene lógica fue más “sensato” para la Academia dárselo a “Crash”. Y aunque se le reconoce a los miembros obtusos de la Academia la intención de hacer su jugada con el mayor tacto posible para evitar suspicacias, lo cierto es que fueron lo suficientemente estúpidos como para terminar poniéndose en evidencia. Primero, entregándole el Oscar a Ang Lee como Mejor Director (debieron habérselo dado a Paul Haggis y problema resuelto; pues si ya se lo habían robado a Lee en el 2000 cuando era candidato por “El tigre y el dragón”, y decidieron dárselo a “Steven Soderbergh” por “Traffic”, ¿qué más daba ésta vez?); y segundo, saliendo a declarar algunos de sus miembros que ni siquiera irían a ver la película (refiriéndose a “Brokeback Mountain”, por supuesto) seguramente porque lo que allí verían los enceguecería. Es increíble que la nación más “desarrollada” del mundo siga revolcándose en un lodazal rebosante de doble moral y prejuicios excluyentes; porque lo cierto es que aunque “Crash” es una buena película está lejos de alcanzar el status de OBRA MAESTRA DEL CINE que desde ya puede ostentar “Brokeback Mountain”, más allá de que cuente la historia de amor entre dos vaqueros maricas (seguro que podría ser la historia de amor entre una larva y un rinoceronte y desbordaría la misma magia). Pero eso seguramente es algo difícil de comprender para el señor Tony Curtis y su combo; para ellos debe ser demasiado complejo entender los antojos del corazón. Jamás le perdonarán a “Brokeback Mountain” el que se haya atrevido a transgredir los paradigmas de su cultura, confrontándola (como los machos); mostrándoles que su icono más representativo de la virilidad también puede ser vulnerable, también puede llorar, también puede soñar con tener un rancho en medio del oeste americano dónde vivir con el dueño de sus días y también puede escupir… no al suelo, ni rastros de tabaco, sino a la mano, saliva pura, para que ésta haga lo suyo y termine por facilitar los encuentros de la carne. Claro, la ala ultraconservadora de la Academia (que por cierto debe ser bastante) en medio de la desesperación tuvo un destello de astucia. Cuando vieron acercarse a sus terrenos el huracán llamado “Brokeback Mountain”, con tal fuerza y sin la “delicadeza” que pudieran suponer, decidieron tomar una ruta de escape: desempolvar una película que ya estaba prácticamente archivada y que mostraba con crudeza un problema social llamado racismo. Eso sí tendrían que ponerla de boca en boca rápidamente y como fuera, pues había sido estrenada el 6 de mayo con buena crítica pero sin mayores logros; incluso ya se estaba comercializando en DVD por todo Estados Unidos desde el 6 de septiembre. Así, en vista de que la historia contenía una temática social impactante pensaron en ella como la única capaz de liquidar a “Brokeback Mountain” en la carrera por el Oscar (racismo mata homofobia… ¡Que inteligentes!). Sin embargo el tiempo se encargará de darle a cada quien su lugar dentro de la historia; porque, ¿Quién a dicho que para validar el mérito artístico de una película ésta debe ganar el “muñequito dorado”?... O acaso, ¿Quién se acuerda hoy por hoy de la que ganó en 1941 el Oscar a la Mejor Película?... “Ciudadano Kane” es considerada la mejor película en la historia del cine y solo obtuvo en esa ocasión el Oscar al Mejor Guión Original… ¿Quién se atreve a poner por encima de “La dolce vita” los méritos artísticos de “West side story” solo porque le ganó el Oscar en 1961?... ¿Quién puede decir que “Gigi” es mejor película que “Vértigo”; solo porque ésta última alcanzó tan solo dos nominaciones al Oscar en categorías menores (Decoración y Sonido), y ambas las perdió en 1958, mientras la primera se alzó con el premio a Película del Año?... Por eso a todos los “fanáticos” (¡que término tan peyorativamente usado!) de “Brokeback Mountain” les diría lo mismo que a Mr. Scorsese: En la lista de Oscar no están todos los que son, ni son todos los que están ¿Qué le vamos a hacer?... Ah, y a los miembros de la Academia que seguramente se ufanan de poseer una moral intachable y “RECTA”, les diría (fusilando las palabras que Vivien Leigh convirtió en melodía, interpretando a Blanche en “Un tranvía llamado deseo”): “¿Recta? ¿Qué entiendes por recta? Una línea puede ser recta… o una calle; pero, ¿el corazón de un ser humano?”
    "Y si todos nuestros afectos enfadan al cielo... ¿Para qué entonces habrá creado Dios la Tierra?" Miguel Ángel

  4. #304
    sabio Avatar de Vincent
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    Predeterminado Re: Brokeback Mountain de Ang Lee (cuidado, SPOILERS)

    Bienvenido al foro

    Y por cierto, ¿dan premio al que se lea el texto entero?

  5. #305
    gurú Avatar de wakamole
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    Predeterminado Re: ¡¡¡"Oscar" se niega a salir del closet!!!

    Cita Iniciado por Hitch_22
    ¿Y QUIÉN ES "OSCAR"?
    Para no dar importancia al señor Oscar escribes demasiado sobre él.

    Ya lo dije en su momento pero lo repito. Ya estoy aburrido de esos planteamientos de confabulaciones de la Academia contra ciertas películas, como si la Academia fuera una mente perversa que vota según unos intereses ocultos. La Academia son más de 6000 personas que votan lo que les parece y punto.
    Aburre ese mal perder siempre echando la culpa a la Academia por ser "carca". A algunos se les olvida que sin ir más lejos el año pasado ganó una película tan "carca" como Million Dollar Baby.

    Y claro, que gane Crash y sus conflictos raciales es de carcas.

    Por cierto, yo quería que ganara Munich. No ganó y punto, lo acepto.

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