No me olvido del tema de DREYER eh! es que hay tanto que visionar
Me quedaré muy atrasada pero el compi mad me perdona
VIVA EL CINE!
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No me olvido del tema de DREYER eh! es que hay tanto que visionar
Me quedaré muy atrasada pero el compi mad me perdona
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Última edición por hannaben; 09/11/2022 a las 23:17
09. La passion de Jeanne d’Arc (1928)
Última película muda de Dreyer, tan muda que, a pesar de estrenarse con música compuesta para la ocasión, y disponer de una variada colección de copias sonorizadas con partituras diversas, Dreyer era de la opinión que lo ideal era ver la película en silencio, sin ningún añadido musical. Cito lo que dejó escrito Dreyer (en inglés, porque así se recoge en el librito que acompaña la edición de Eureka): “Trust me, the silence of the silent version would make a much greater impact on the audience than the violent fortissimo of the music chosen here” (en referencia a la banda sonora de la conocida como la versión Lo Duca).
La passion de Jeanne d’Arc es uno de esos films silentes que requieren todo un trabajo arqueológico previo, solo al alcance de especialistas, para desentrañar qué versión hay que ver y hasta qué punto lo que podemos ver hoy en día se adecua a lo que pretendía mostrar Dreyer. En esta ocasión me he decantado por ver la versión a 20 fps incluida en la edición de Eureka, musicada con una partitura al piano de la japonesa Mie Yamashita. En la misma edición hay la posibilidad de ver la película un poco más rápida, a 24 fps, con partitura experimental () de Loren Connors. Asimismo, se puede ver la copia conocida como Lo Duca (en referencia al crítico e historiador del cine Giuseppe Maria Lo Duca), montaje presentado en 1952, con algunas intervenciones que modificaban la versión original, perdida entonces, y que fue el que se vio (y comentó) hasta que en los años 80 se descubrió otra versión, aparentemente la original, en Noruega. Las vicisitudes del negativo (o negativos), supuestos incendios incluidos, y los distintos montajes de la película dan para una tesis doctoral, cosa que, obviamente, no es mi objetivo ni estoy en condiciones de afrontar. En la edición de Eureka se comentan brevemente estos aspectos.
Hay que recordar que Du skal ære din hustru (El amo de la casa) gozó de un notable éxito cuando se estrenó en París. De ahí viene el interés de la Societé Générale des Films por ofrecer un contrato al director danés. Aunque parece ser que Dreyer estaba interesado, inicialmente, en llevar a la pantalla el drama de Victorien Sardou “La Tosca”, que Puccini convertiría en ópera (y que Carl Koch, acabando el trabajo de Renoir, filmaría años después), la SGF ofreció al danés tres posibles personajes históricos como tema de la película: las reinas Marie-Antoinette y Catherine de Médicis y Jeanne d’Arc.
Dreyer, asumiendo un gran riesgo, se inclinó por Jeanne d’Arc. Ahí es nada que un danés luterano se atreviera con la heroína y santa francesa, símbolo de la nación, justo poco después que fuera canonizada (en 1920). A pesar de que partió de un guion de Joseph Delteil, que había publicado una novela sobre la Pucelle en 1925, Dreyer lo transformó llevándolo a su terreno, contando con el asesoramiento histórico de Pierre Champion).
Y el terreno de Dreyer, a mi entender, queda muy bien reflejado en el mismo título de la película, con esa apelación a la “pasión”. Es, precisamente, la dimensión más humana (demasiado humana), más terrenal y frágil, de Jeanne la que Dreyer resalta, acercándola a la pasión de un Cristo sufriente (personaje que Dreyer siempre quiso llevar a la pantalla, sin suerte, si dejamos de lado el episodio que le dedicó en Blade af Satans bog). Tiempo habrá en el futuro para comparar esta “passion” dreyeriana con el tratamiento que hizo del mismo personaje un director que suele asociarse al danés, Robert Bresson (recordemos el célebre ensayo de Paul Schrader: “El estilo trascendental en el cine. Ozu, Bresson, Dreyer”), en su Procès de Jeanne d’Arc (1962). Digo que tiempo habrá, porque si nada lo impide me planteo una revisión de la obra del director francés para finales del año que viene.
Yendo al film (y dejándome de preámbulos), la película de Dreyer tiene una estructura argumental muy clara, que concentra ese proceso en tres momentos, casi respetando la unidad de tiempo (cosa que simplifica la realidad histórica): el juicio que lleva a cabo un tribunal eclesiástico en Rouen, en 1431, en el contexto de la conocida como Guerra de los Cien Años, que enfrentó a los reinos de Francia e Inglaterra; las torturas y amenazas para que Jeanne firme una retractación de sus supuestas visiones y de su pretensión de ser una enviada de Dios; y, finalmente, su ejecución en la hoguera y la represión del pueblo de Rouen que protesta por la muerte de la que ya empiezan a considerar una santa, o, en todo caso, una mártir.
La película se inicia con unas imágenes de las actas del proceso, con lo que Dreyer nos indica que va a basarse estrictamente en los hechos documentados. No hay en el film, por tanto, ningún intento ni de idealizar al personaje ni de inclinarse por una versión interpretativa u otra. Ni santa, ni heroína con armadura, ni bruja, ni iluminada, ni loca. Jeanne es una joven de fuertes convicciones que no se va a dejar doblegar por el tribunal (aunque tendrá su momento de debilidad), lo cual la llevará a la muerte después de pasar por un calvario particular. Y Dreyer lo filma prescindiendo de los antecedentes (que, probablemente, para el público francés eran innecesarios, pero que creo que, en el fondo, no le interesaban especialmente): la guerra, la política de los dos reinos enfrentados, ni siquiera las sutilezas teológicas. Lo que vemos es la lucha entre unos poderosos y astutos clérigos,
en buena medida al servicio de Inglaterra (representada por el conde de Warwick, interpretado por Camille Bardou),
y una frágil muchacha, de fuertes convicciones pero de escasa formación, una campesina convencida de ser la depositaria de un mensaje divino. Dreyer nos muestra esa creencia de Jeanne en toda su pureza y sencillez, en toda su ingenuidad, que desarma en muchas ocasiones los alambicados intentos de los jueces de confundirla.
Y todo ello nos lo traslada Dreyer de una manera visualmente insuperable (y me atrevería a decir que insuperada): mediante el recurso, casi exclusivo, de mostrarnos los rostros de los contendientes. El campo de batalla son los ojos llorosos o iluminados de Jeanne (maravillosa Maria Falconetti), sus miedos reflejados en el rostro,
y las miradas de odio, de intolerancia, de astucia maliciosa, de los jueces, sus arrugas, sus bocas que escupen palabras (literalmente en algunos momentos), sus gestos. Todo ello en una de las mayores y más brillantes colecciones de retratos en movimiento de la historia del cine: primerísimos y primeros planos que ponen “palabras” sin necesidad de recargar los intertítulos.
El trabajo de encarnación de los personajes, con actores en muchos casos no profesionales y sin maquillar, es extraordinario. Destacan Eugène Silvain, como el juez Cauchon;
Maurice Schutz, como el taimado Nicolas Loyseleur;
el poeta Antonin Artaud, como el compasivo Jean Massieu;
Michel Simon, como Jean Lemaître, y el resto, así como los carceleros, que someterán a Jeanne a todo tipo de burlas y sevicias.
Para ello Dreyer va a utilizar una variedad enorme de encuadres, una planificación vanguardista que hace que prácticamente todos los planos sean significantes, no solo en la posición de los personajes dentro del cuadro (a menudo en contrapicados, que incluso nos muestran los techos), sino incluso en su recolocación dentro del plano, con rostros que suben o bajan,
que aparecen desde una esquina, mediante atrevidas angulaciones de cámara. Detrás, como un telón de fondo, una decoración minimalista (obra de Hermann Warm, responsable de los decorados de films capitales como Das Cabinet des Dr. Caligari, Der müde Tod o Der Student von Prag), deslumbrantemente blanca, carente de objetos, que deja al desnudo lo que acontece entre los humanos que aparecen en pantalla. La película es un torrente de imágenes, magistralmente filmadas por Rudolph Maté y montadas por Dreyer con Marguerite Beaugé, que nos dejan anonadados.
Es difícil destacar unos momentos de otros, pero me parecen especialmente extraordinarias dos secuencias: por un lado, cuando llevan a Jeanne a la cámara de torturas. No precisan ni siquiera de aplicarle un tormento concreto: la sola visión de los instrumentos de tortura es suficiente para que Jeanne se desmaye (y el espectador esté casi a punto de hacerlo).
Esa insistencia de Dreyer en mostrar las torturas que se han llevado a cabo a lo largo de la historia en nombre de Dios (recordemos la Sevilla de Blade af Satans bog, o, como veremos pronto, el proceso a la bruja de Vredens dag) refuerza el componente humanista y crítico del danés.
El otro momento para mí magistral es toda la secuencia final, comparable (y hay quien lo ha hecho) con la célebre secuencia de la escalinata de Odessa de El acorazado Potemkin,con el cuerpo de Jeanne quemándose en la hoguera mientras que los soldados ingleses reprimen a golpe de mazas a la gente, con insertos tan tremendos como el del niño mamando, o el cuerpo ennegrecido de Jeanne. Terrible.
Podríamos seguir hablando de la película, analizándola plano a plano (si Alcaudón quiere completar su comentario con la profusión habitual de imágenes, marca de la casa, va a tener trabajo para elegirlas). En todo caso, para mí estamos no solo ante una obra maestra dentro de la filmografía de Dreyer, sino ante uno de los films más grandes de la historia del cine.
A pesar de todo ello, la película fue recibida con tibieza en Dinamarca y con cierta hostilidad en Francia, por parte de los sectores más conservadores y católicos, en una muestra más de miopía valorativa, tan habitual a lo largo de la historia del arte. En todo caso, a Dreyer le costó tirar a delante un nuevo proyecto, siendo la próxima entrega su primer film sonoro (con tres versiones distintas: la inglesa, la francesa y la alemana), la inclasificable Vampyr.
Acabo el comentario dejándoos la bellísima canción que dedicó mi añorado Leonard Cohen a la Pucelle: "Joan of Arc".
Que el señor Fletcher aporte información más allá de su aburrida, pero corta eso sí, reseña, es muy significativo, entiendo yo que sólo con el entusiasmo que le ha podido producir un film, lleve al citado señor a algo tan poco habitual, pero el film lo vale, y así ha sucedido.
Fantástica edición de Criterion en DVD, buena calidad de imagen, que no sublime, eso lo deja para el BD de Eureka, si Mad no dice lo contrario, no creo haber leído ninguna referencia hacia la calidad de imagen de dicha edición; pero claro, como ya pasó en alguno de los primeros films de la revisión, otra vez es un film mudo literal, y he tenido que tirar de cd, esta vez ha sido una bastante acertado: Luigi Boccherini: Concerti oer Violoncello Vol.2 . Julius Berger. No voy a fardar, ni voy a hacer pose, la verdad que no tengo NPI de quien fue este señor, me suena de un podcast que se le dedicó un ratito a hablar de él pero poco más, lo dicho a parte de los 5-6 clásicos de toda la vida, no conozco mucho más de la música clásica, eso si tengo un porrón de cds, obtenidos de varias maneras: en puntos d'intercambio, en cajas en los portales que dejan estos suizos cansados de lo material, y porque un amigo trabaja en el sector de limpieza, y cuando hay defunciones por edad, tiene que tirar todo lo que los familiares han dejado, eso si tiene familiares. En fin, no me ha gustado y no me gusta ver pelis en total silencio, me descoloca.
Las alabanzas ya están todas dichas por Mad, me repetiré, pero ese ametrallamento de primeros planos es una gozada quizá irrepetible, aunque a Renoir también le molaba, esto es otra cosa. Maria Falconetti sublime es poco, me tiro de los pelos al ver que casi no ha hecho nada en cine!!!!. Escenas preferidas, ostras un porrón, las que ha nombrado Mad por supuesto, y a mi me han impactado una que aparentemente no lo es tanto, pero ese rapado tan dilatado y con esos primeros planos, sabiendo lo que significado de la finalidad del rapado, me ha dejado "gallina el piel": y of course, el momento que le sacan la sangre me ha hecho reaccionar como medio hooligan en la butaca. Podría seguir, pero me apetece aportar información, sobre una cosa que me ha llamado la atención, he encontrado algún atrezzo bajo sospecha y el texto que entrecomillaré me defiende, se trata de los cascos de los soldados, ostras, parecen sacados de "Senderos de Gloria", me han parecido totalmente fuera de época, parecían de algunas de las guerras mundiales, y Dreyer díjole:
"No estudié los vestidos de la época y ese tipo de cosas. El año del acontecimiento me parecía tan poco importante como su distancia respecto al presente. Quería interpretar un himno al triunfo del alma sobre la vida. Quería interpretar un himno al triunfo del alma sobre la vida. Todo humano es expresado en su rostro, del mismo modo que su cara es el espejo del alma".
Otra aspecto a destacar es la fantástica fotografía de Rudolph Maté (se podrían hacer muchos chistes sobre este apellido, tanto sutiles como más obvios, pero me abstengo gracias, y no me lo pidan!!!!). Luce todo tan blanco y claro, tan brillante, se dice que ninguno de los actores tenían maquillajes, el cual parece que todo fue grabado sobre fondo blanco, pero nada de eso (esto también es información) los decorados de estudio fueron pintados de amarillo y los interiores de rosa, dando como resultado dicho brillo deslumbrante.
También más que interesante lo que apunta Mad, el no posicionamiento del director en lo que se refiere sobretodo a la narrativa, se nota un film neutro, aunque me encantaría saber su posicionamiento en la vida (a base de prejuicio limpio, lo sigo viendo como si fuera alguien del PP, cierro los ojos y al lado de la silla de Dreyer veo a Aznar como consultor religioso), eso si, hay algún miembro del jurado que sería un fantástico villano para la siguiente peli de Batman, veo algo de maldad en alguno ellos. Por cierto antes del inicio del proyecto Dreyer barajó tres opciones: Maria Antonieta, Catalina de Medicis, y Juana de Arco, quizá al haber hecho en parte en "las páginas del libro de Satán" a Maria Antonieta, se decidió por Juana de Arco, parece ser que eligió bien
.
En resumen, sí, sería una obra total para mi, a falta de verla con una banda sonora adecuada. Por lo demás poca discusión habrá que estará muy arriba en el top 3 seguro. Por cierto, tengo medio disgusto anticipado con el ambiguo latigazo de Mad sobre el siguiente film, "Vampyr", eso de tildarla de inclasificable da algo de miedo, ya que dicho adjetivo queda bien tanto por si es también una obra total, pero puede ser una latigazo que al ser tan rara es difícil por donde cogerla, espero que sea buena que me ha costado un pastón!!!!!
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Tranquilo, Vampyr es una inversión sobre seguro. Lo que pasa es que es difícil de clasificar genéricamente. ¿Film de terror, fantástico, poético? Supongo que un poco de todo.
Me sorprende que la edición de Criterion sea muda, sin música. Yo tengo cuatro versiones (las tres de Eureka más otra, en DVD, de Sherlock), y todas llevan música, distinta por cierto. Creo recordar que en su día tuve grabada de la tele (probablemente de la 2) una versión sin música. Esa parece que era la forma preferida de verla de Dreyer. En todo caso, si el DVD/BD está musicado solo hay que eliminar el sonido del televisor. No sé si ponerle Boccherini de fondo es recomendable. Eso lo dejo para el final de Master & Commander.![]()
Esta noche me pondré con el visionado y posterior comentario de EL AMO DE LA CASA y raudo haré lo propio con LA NOVIA DE GLOMDAL y así ponerme (casi) al día en este hilo, incluidos todas vuestras últimas aportaciones.
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Por cierto, en el excelente pack(ete) [sic] editado por el BFI, "The Carl Theodor Dreyer Collection", falta uno de los 8 documentales que filmó a lo largo de su carrera.
Marco con un * los que sí se incluyen:
Mødrehjælpen (1942) *
Vandet paa Landet (1946)
Landsbykirken (1947) *
Kampen mod Kræften (1947) *
De nåede færgen (1948) *
Thorvaldsen (1949) *
Storstrømsbroen (1950) *
Et slot i et slot (1954) *
Juraría que el más famoso de todos ellos, De nåede færgen, llegué a verlo en la televisión... cuando sólo existía una...
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Última edición por Alcaudón; 13/11/2022 a las 13:09