Bonita review, Alcaudón. Me ha gustado. Casi tanto como la película. De pequeño, la primera vez que la vi no estaba preparado aún. Pero creo que algo queda en el subconsciente y que hace que años más tarde, vuelva a retomar, esta vez sí, con mucha más fuerza su visionado y con mucha más pasión.
Yo creo que esa es la palabra clave: la película rezuma pasión, pero no la fogosidad sensual (que también en algunos momentos) sino la pasión por unos ideales, la pasión por encontrar el lugar en el mundo de cada uno, la pasión por luchar contra los totalitarismos, y hasta la pasión por volver, aunque sea por un momento, a ser felices.
Por cierto, aquel año el premio a mejor actor concedido por la Academia fue a parar a manos de Paul Lukas por Alarma en el Rhin (junto a la Davis). Ya conté la anécdota de que Lukas se hospedó durante un tiempo en una de las casitas donde mis abuelos eran los porteros. Por allí pasaron otros ilustres del Hollywood de la época, desde guionistas, algún actor más o director. La mayoría eran desconocidos para la gente de aquí, y esa tranquilidad era precisamente lo que andaban buscando.