Lo del grillo tuvo gracia. Se fue moviendo por la casa cada día. Nos estábamos volviendo locos. La última parada suya fue en el salón. Creíamos que era ruido del movil o del televisor. Al final, eché fli-fli en un lugar concreto, y mi padre, que Dios le conserve la vista, al rato grande dice bajito: "ha pasado un bicho". "Dónde?, le dije yo. Se ha metido por aquí, señalando su sillón.
Cuando lo vi, tan pequeñito (yo nunca había visto un grillo), digo "ya te tengo", y zas. Efectivamente, era EL GRILLO.
Yo creo que sería macho, que me parece que son los que llaman la atención de las hembras con esos ruidos, pero no me hagas caso. No le vi el rabo.
