Carga maldita, de William Friedkin,
remake de la célebre película de Henri-Georges Clouzot
El salario del miedo, a quien Friedkin dedica el film. O quizá mejor sería decir nueva adaptación de la novela del francés Georges Arnaud. Al parecer el rodaje de la película fue un auténtico infierno, y tuvo como resultado un monumental fracaso económico que cuestionó el lugar de Friedkin dentro del escalafón de la industria de Hollywood, después de dos sonoros éxitos como fueron
French Connection y
El Exorcista. La película empieza con cuatro prólogos que nos introduce a los personajes principales, todos ellos marcados por actos delictivos (un asesino, interpretado con convicción por Paco Rabal; un terrorista palestino; un empresario francés acusado de estafa, un magnífico Bruno Cremer; y un ladrón de poca monta, Roy Scheder, que comete el error de robar donde no debía). Los cuatro se refugian en un país latinoamericano, donde opera una empresa petrolífera. El incendio de un pozo obliga a sellarlo con explosivos, pero estos se han de transportan a lo largo de 300 km de carretera impracticable. Parten dos camiones a la aventura, conducidos por los cuatro citados personajes, con el riesgo constante de saltar en pedazos. Friedkin consigue con buen pulso un relato vibrante, de aventura en sentido puro, con algún momento sobresaliente, en especial cuando los fantasmagóricos camiones han de atravesar un frágil puente colgante de madera, auténtica
pièce de résistance dentro del film. Hace mucho que vi el film de Clouzot y no puedo establecer demasiadas comparaciones, pero me parece recordar que el film francés incidía más en la relación entre los personajes, aunque se sabía menos de ellos, y
que el final no era tan amargo como el de Friedkin. A destacar la presencia en la banda sonora de Tangerine Dream (en esos años en que ellos, Vangelis , Popol Vuh y otros, incluido Maurice Jarre, inundaron la música cinematográfica de sintetizadores y sonido atmosférico).