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-El Doctor Frankenstein, de James Whale. Tercera vez que la veo en mi vida, me sigue pareciendo increíble contar, en apenas una hora y poco de duración, una historia de semejante calibre
La historia de la obsesión de un hombre por "llegar a ser tan alto como Dios", crear vida de sus propias manos, a mi me resulta fascinante. De nuevo, se parte de una versión teatral en vez de la novela original, mucho más compleja de adaptar y para la época yo diría que imposible.
Los inicios, con esos planos del cementerio, picados y contrapicados en oscuridad, nos parecen revelar lo que va a acontecer. Henry Frankenstein es un hombre dividido. Dividido entre su vida pública (una bella novia y futura esposa, una carrera prometedora, una vida social y laboral de relevancia...) y la vida privada (una obsesión insana que está a punto de germinar en horrible realidad). Se dice mucho de Boris Karloff, que está aquí en la cumbre de su carrera, y no seré yo quien niegue la trágica belleza de su papel, pero durante la primera mitad de la película es Colin Clive quien lleva el peso, y cumple con creces, como ese hombre presa de una obsesión más fuerte que él, exhausto y condenado.
El verano pasado me vi todas las películas del ciclo Drácula de Universal, y ahora pretendo hacer lo mismo con Frankenstein. El saldo con la saga de Dracula es más bien escaso. Si bien el Drácula de Browning conserva unas imágenes espléndidas, tenebrosas, arrebatadoras, y con sus defectos (principalmente, que muchas veces se narra por boca de los personajes en vez de mostrar, supongo que por limitaciones de tiempo, de presupuesto y de cesnsura de la época) es una obra maestra, el resto baja mucho. El Dracula hispano es una joya muy interesante. La hija de Dracula es otra película interesante, alejada ya de un relato gótico de terror es el drama de una mujer que se auto condena al ostracismo y a la soledad porque se cree presa de una "maldición familiar" que, se atina a ver, podría ser simplemente una orientación sexual que para aquella época, era un pecado inasumible y síntoma de una mente enferma. El hijo de Dracula tenía una atmósfera muy lograda en los pantanos sureños de Estados Unidos, pero era ya bastante insostenible. De "La mansión de Dracula" prefiero no hablar, con lo que me gustan a mi los cócteles de monstruos, esta se me hizo insoportable, con unas tramas y motivaciones sin mucho sentido.