Tema: Las últimas pelis que has visto en casa

POr cierto, en esa Song for Jo (no confundir con A song of joy, que fue el título en inglés del multinacionalmente conocido HImno a la alegría, que tantas alegrías le dio a Miguel Rios) aparece vocalmente acompañada por el músico, actor. y un largo etcétera..Tunde Adebimpe, que hace de novio de Rachel, en La boda de Rachel. En la película, canta a capella un tema de Neil Young, Unknown legend.

Iniciado por Alcaudón

Ya te vale, amigo tomaszapa.

Hoy, 1 de julio de 2019, es el 103º cumpleaños de una de las mejores actrices del Hollywood clásico y la única superviviente de una película que este año celebra su 80º aniversario.

La actriz es, lógicamente...



Y la película es, lógicamente...

¡Qué bien, pues muchas felicidades para ella!... Desde luego todos los grupos de cine clásico lo anuncian..., y no es para menos.

Iniciado por Alcaudón

ANGEL AND THE BADMAN (1947)



Director: James Edward Grant (y John Wayne).

Producción: Patnel Productions, Inc. (A John Wayne production).

Distribución: Republic Pictures Corp.

Productor: John Wayne.

Guión: James Edward Grant.

Diseño de producción: Ernst Fegté.

Fotografía: Archie J. Stout.

Música: Richard Hageman.

Reparto: John Wayne (Quirt Evans), Gail Russell (Penelope Worth), Harry Carey (Marshal Wistful McClintock), Bruce Cabot (Laredo Stevens), Irene Rich (La señora Worth), Lee Dixon (Randy McCall), Stephen Grant (Johnny Worth), Tom Powers (El doctor Mangrum), Paul Hurst (Frederick Carson), Olin Howlin (Bradley), John Halloran (Thomas Worth).

Duración: 100 minutos.

Rodaje: abril/junio de 1946.

Estreno: 15 de febrero de 1947.

Esta breve reseña (por motivos de salud la estoy elaborando a trozos - o sea, en varios días -) es, a la vez, un triple homenaje.

Primero, a una delicada y bellísima actriz (“Nadie era tan guapa como ella, ni siquiera Elizabeth Taylor”) de trágica trayectoria vital (y por ello breve filmografía – 25 películas (de 1943 a 1961) -) llamada Gail Russell (1924-1961).



Segundo, a un actor al que sólo en el ocaso de sus días se le reconoció su valía con la concesión de un Oscar pero que fue sin duda uno de los mayores astros de la pantalla, un hombre “feo, fuerte y formal” llamado Marion Mitchell Morrison, más conocido como “Duke” o John Wayne (1907-1979).



Y tercero, a un compañía considerada como la más pequeña de las grandes (o la más grande de las pequeñas) llamada Republic Pictures Corp. (1935-1959) dirigida por un botarate llamado Herbert J. Yates pero que desde mediados de los años ‘40 intentó codearse con los primeras y contrató a golpe de talonario a alguno de los mayores realizadores de la época como Frank Borzage, Orson Welles, Lewis Milestone, Fritz Lang, Nicholas Ray (JOHNNY GUITAR (1954)) o el mismísimo John Ford (que elaboraría allí tres de sus mejores películas – RÍO GRANDE (1950), EL HOMBRE TRANQUILO (1952) y THE SUN SHINES BRIGHT (1953) -).



John Wayne llegó a trabajar en 33 películas para la Republic de Yates (a las que podríamos añadir las 16 inmediatamente anteriores para la Monogram dado que dicha compañía sería absorbida por la citada en 1935) y la hoy comentada sería su primera película como productor, lo que vendría a ser un reflejo del estatus conseguido por el actor dentro de la productora.



- La primera de las 33 películas que Wayne rodó para la Republic (1935-1952) -

Aunque ya en 1939 Wayne había intervenido en la mítica LA DILIGENCIA de John Ford todavía tuvo que penar varios años en la Republic en aquellos westerns de serie B que le habían llevado a la fama (aunque también colaboró en obras de más calidad como MANDO SINIESTRO (1940) – la película más cara (y taquillera) de la compañía hasta la fecha – dirigida por el mismísimo Raoul Walsh).



No obstante también tendría oportunidad en cintas fuera de la influencia de Yates (su contrato no era en exclusiva) como HOMBRE INTRÉPIDOS (1940) de John Ford, THE SHEPHERD OF THE HILLS (1941) de Henry Hathaway – su primera película en Technicolor – o PIRATAS DEL MAR CARIBE (1942) de Cecil B. DeMille (igualmente en un rutilante Technicolor).





A raíz del éxito de esta última su agente negoció la revisión de su contrato lo que supondría al actor la bonita cantidad de 100.000 dólares al año y el poder seguir trabajando con otras compañías (LA PATRULLA DEL CORONEL JACKSON (1945) de Edward Dmytryk, THEY WERE EXPENDABLE (1945) de John Ford).

Pero una de las ambiciones de Wayne era convertirse en su propio productor. Algo que conseguiría en 1946 con la elaboración de la película que hoy comentaremos.

Para ello primero contrató al periodista/guionista James Edward Grant (1905-1966) que se convertiría con los años en el favorito del actor/director/productor aunque para ello pondría una condición: que él mismo se encargaría de la dirección (únicamente volvería a ser acreditado en tal faceta en otra producción de Wayne, RING OF FEAR (1954) pero que contaría con la ayuda – anónima – de William A. Wellman (un director muy querido por el astro) dado lo caótico del rodaje).

Un John Wayne que se rodeó (como solía hacer su mentor y maestro John Ford) de un equipo de fieles colaboradores (el gran Yakima Canutt como director de la segunda unidad; el excelente operador Archie Stout (con el que Wayne ya había trabajado en su primer western para la Republic - WESTWARD HO (1935) – y que rápidamente Ford adoptaría para su magistral FORT APACHE (1948); el músico Richard Hageman (otro colaborador fundamental dentro de la obra fordiana – recordemos sus aportaciones a las dos primeras entregas de “la trilogía de la caballería” - FORT APACHE y LA LEGIÓN INVENCIBLE (1949) -) y los actores Harry Carey (el “hombre del Oeste” de los primeros westerns mudos de irlandés (de corazón, no de nacimiento)) y Bruce Cabot.

Y dado que el actor no encontraba dentro de la Republic ninguna actriz de su gusto pagó la desorbitante cifra de 125.000 dólares por la cesión por la Paramount de la jovencísima (sólo 21 años) Gail Russell (ella, curiosamente, sólo recibiría 125 dólares a la semana).



Y esa decisión, un tanto arbitraria dada la escasa trayectoria fílmica de la actriz (sus títulos más importantes habían sido dos colaboraciones con el director Irvin Allen, LOS INTRUSOS (1944) y MISTERIO EN LA NOCHE (1945) – con guión del mismísimo Raymond Chandler - ) y sus graves problemas con el alcohol (debido a su inseguridad y al abuso que – pese a su juventud – había sufrido por parte de actores/directores/productores) fue uno de los mayores aciertos en la carrera de la estrella.



Porque, señoras y señores, la química que se produce entre las dos estrellas trasciende de la gran pantalla y se instala dentro de nuestros corazones. Pocas veces (tal vez en sus colaboraciones con la temperamental pelirroja Maureen O’Hara) Wayne ha encontrado una figura femenina a su altura y lo que es más difícil en un registro completamente diferente al suyo.

[Gail se sintió inmediatamente atraída por el fortachón de Wayne porque fue el primer hombre que no le exigió nada a cambio de sus servicios e igualmente John encontraría en esta jovencísima actriz alguien a quien mimar y proteger. Aunque siempre se rumoreó que entre ellos hubo "algo más" lo cierto es que ambos siempre negarían tal hecho. Y Gail siempre recordaría con afecto sus colaboraciones con Wayne como las únicas dignas de su carrera].



Una historia sencilla (que no simple) que es más una comedia romántica que un western sui géneris y que quizás por ello atrajo la atención de Wayne.

El (sobrevenido) forajido Quirt Evans (John Wayne) es herido durante un tiroteo y acogido por una familia de cuáqueros (enseguida seguro que se nos vienen a la memoria imágenes de LA GRAN PRUEBA (1956) de Wylliam Wyler o ÚNICO TESTIGO (1985) de Peter Weir) – aunque en mi modesta opinión las supera a ambas -) formada por el padre (John Halloran), la madre (Irene Rich – la esposa del sargento mayor encarnado por el gran Ward Bond en… FORT APACHE -), la hija mayor, Penelope “Penny” (Gail Russell – de una belleza cautivadora y deslumbrante -) y su hijo pequeño (Stephen Grant).



La conversión del pistolero Quirt en un hombre de paz gracias al amor de una mujer pura e inocente (una película que podría haber firmado el gran Frank Borzage – que ya dijimos al principio que colaboró con el estudio en una de sus mejores obras, MOONRISE (1948), con… Gail Russell) cobra más importancia que su venganza por la muerte de la persona que le acogió cuando sus padres fueron muertos por los indios personificada en la figura del cacique Laredo Stevens (el habitual Bruce Cabot).



Y además y al contrario de que era lo habitual, es la mujer la que toma la iniciativa en la incipiente relación quizás por su bondad innata dada la religión a la que pertenece donde todos las personas son "amigos".



Y es que es mucho más hermosa la historia de amor que rápidamente se gesta entre “Penny” y Quirt (en este sentido la aportación más importante - y decisiva - serían los excelentes diálogos creados por Grant para ambos, más que su -discreta - labor detrás de las cámaras) que la citada historia de venganza y que además será resuelta de forma un tanto anticlimática dado que no es Quirt sino el marshal encarnado por el fordiano Harry Carey quien acabará con el villano.



Un western muy distinto a los habituales que solía encarnar el astro y que demuestra la gran calidad como actor que estaba empezando a adquirir y que rápidamente encaminaría su carrera a su punto culminante primero con su intervención en la mítica RÍO ROJO (1948) de Howard Hawks y luego (aunque se estrenó antes) en la igualmente maravillosa FORT APACHE (1948) de John Ford (“No sabía que es h… de p… supiese actuar”)… hasta el infinito y más allá…



Y una Gail Russell que impregna su dulzura personal y su melancólica mirada al personaje de la cuáquera que gracias a su amor hará cambiar la vida de violencia de su amado y que volvería a ser requerida por Wayne como partenaire en una hermosa (y poco recordada) película de aventuras, LA VENGANZA DEL BERGANTÍN (1949) de Edward Ludwig.



Y como no hay dos sin tres, de nuevo y con una Gail Russell ya notablemente deteriorada (pero todavía conservando restos de su extraordinaria belleza) y únicamente en labores de producción, en la extraordinaria SEVEN MEN FROM NOW (1956) de Budd Boetticher y con el otro westerner por excelencia, Randolph Scott.



Por cierto, si alguno (como yo) sois los afortunados poseedores de la excelente edición en DVD que la Paramount sacó de esta película (2007) podréis disfrutar entre los numerosos y jugosos extras de una estupendo documental sobre la figura de la actriz Gail Russell (“La John Wayne Stock Company: Gail Russell”).



Feliz tarde y espero recuperarme pronto de mis problemas de salud.

Muy bonita esta película ciertamente...

De la primera etapa de John Wayne me gusta especialmente su química en pantalla (y dicen que también fuera de ella) con la gran Marlene Dietrich, juntos hicieron tres películas que lo lanzaron aún mas a la fama como estrella de cine del oeste:

- Siete pecadores (1940), comedia deliciosa.
- Los usurpadores (1942), mi favorita de ellos.
- Forja de corazones (1942), la peor de las tres.

Yo me he tirado toda la tarde tumbado viendo LA película en V.O.S.E. acompañado de mi querida madre de 85 años.

Si preguntas a qué película hago referencia tendrás que esperar a que termine mi laboriosa (aunque esta vez sí breve) crónica para averiguarlo.

A ver se rodó en 1938/1939...

Iniciado por Alcaudón

Yo me he tirado toda la tarde tumbado viendo LA película en V.O.S.E. acompañado de mi querida madre de 85 años.

Si preguntas a qué película hago referencia tendrás que esperar a que termine mi laboriosa (aunque esta vez sí breve) crónica para averiguarlo.

A ver se rodó en 1938/1939...

No me suelo emocionar al leer vuestros mensajes, porque uno es muy macho, pero eso que has puesto de tu madre, aunque parece poco, es mucho, y me he emocionado recordando mis cosas.....Disfruta la compañia compañero!

Me sumo, por supuesto, a esa bonita estampa de madre e hijo. Y además, que con esa edad, guste de la VOS. En mi casa, a mis padres, que ya son mayores, pero afortunadamente aún conmigo, solo puedo ponerles películas dobladas.

GONE WITH THE WIND (1940, LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ)



Director: Victor Fleming + George Cukor, Breezy Reeves Eason, Chester Franklin, William Cameron Menzies, Eric C. Stacey y Sam Wood

Producción: Selznick International Pictures, Inc. y Metro-Goldwyn-Mayer Corp.

Distribución: Loew’s Inc.

Productor: David O. Selznick.

Guión: Sidney Howard, basado en la novela homónima de Margaret Mitchell (Nueva York, 1936).

Diseño de producción: William Cameron Menzies.

Dirección artística: Lyle Wheeler.

Fotografía: Ernest Haller, Ray Rennahan y Wilfrid M. Cline (Technicolor).

Música: Max Steiner.

Reparto: Clark Gable (Rhett Butler), Vivien Leigh (Scarlett O’Hara), Leslie Howard (Ashley Wilkes), Olivia de Havilland (Melanie Hamilton).

Duración: 232 minutos.

Rodaje oficial: del 26 de enero al 11 de noviembre de 1939.

Estreno: 17 de enero de 1940 (con preestreno en Georgia, el 15 de diciembre de 1939).

Después de volver a ver (y van…) esta extraordinaria película, sin duda la más famosa del Hollywood clásico y probablemente del cine mundial (y todavía – y mal que le pese a James Cameron o la Disney – la más taquillera de toda la historia) primero como homenaje a la bellísima actriz que hoy acaba de cumplir 103 años, Olivia de Havilland (que perdería en buena lid el Oscar a la mejor actriz de reparto frente a su compañera, la afroamericana Hattie McDaniel) y segundo porque…



… ¿pero de verdad hay que buscar un por qué para volver a ver esta maravillosa obra maestra?

Como ya sabéis que ando delicado de salud (mis lumbares me recuerdan que ya he cumplido más de medio siglo de existencia) intentaré ser breve.

Además es difícil añadir algo distinto u original sobre una película que ha sido diseccionada por gente mucha más docta que yo a lo largo y a lo ancho del planeta.

Pero, como siempre digo, allá vamos.

Independientemente del baile de directores (aparte del finalmente acreditado Victor Fleming que abandonó los platós de otra de las películas más míticas de la historia, EL MAGO DE OZ, en las manos del maestro King Vidor (creo que mi querido amigo Fletcher tenía por ahí una copia sin visionar de su magistral PASO AL NOROESTE (1940)…) para suplir la marcha del director original, George Cukor (con el que Selznick llevaba planificando la película desde el principio) y del que le relevaría a él cuando el estrés hiciera mella en él, Sam Wood) y de guionistas (no sólo Sidney Howard – que moriría antes del estreno de la cinta – y del propio Selznick sino también John Balderston, Francis Scott Fitzgerald, Michael Foster, Oliver H. P. Garrett, Ben Hecht, Val Lewton, John Lee Mahin, Edwin Justus Mayer, Charles MacArthur, Winston Miller, Donald Ogden Stewart, Jo Swerling y John Van Druten (y alguno más que se me escapa…)) el auténtico autor de esta colosal producción es, sin lugar a dudas, su productor, David O. Selznick (1902-1965).

Y si hubiera que seguir en el escalafón el siguiente sería el diseñador de producción William Cameron Menzies (1896-1957), creador de la estética visual de la cinta gracias al uso (ahora habitual, entonces una novedad) del guión gráfico o storyboard en el que se detallaban no sólo los planos y hasta los ángulos de cámara sino (y lo más importante) el uso creativo del incipiente Technicolor que en esta película alcanzaría sus cotas más elevadas.



Y precisamente será ese tratamiento del color (extraordinariamente cuidado a lo largo de toda la película) lo que determinará en buena medida el devenir de la propia historia.

Y esencialmente el color rojo (en toda su amplia gama).

No deja de ser curioso que los nombres de los personajes principales (Scarlett y Rhett (que bien podría ser Red)) invoquen el color rojo que domina a lo largo de toda la historia.



La tierra roja de Tara.

Los atardeceres que incendian los cielos y que son santo y seña de la película (especialmente el de la despedida de Rhett después del incendio de Atlanta o aquel donde nuestra protagonista clama al cielo al final de la primera parte).








El rojo de la sangre del desertor yanqui al que Scarlett le descerroja un tiro en plena cara cuando intenta abusar de ella.



La escena en la que Rhett sube en brazos a Scarlett (con un vestido rojo) la enorme escalera roja y que concluirá – en off, por supuesto – con una noche apasionada de sexo – en off, of course – (de nuevo el color que asociamos a tal evento) donde será concebida su primera hija.



El color del vestido de la buena y noble madame, fiel amiga (y algo más) de Rhett.

Y, por supuesto, el color del vestido de Scarlett (que recuerda a una escena similar de JEZABEL (1938) de William Wyler) cuando Rhett la obliga a presentarse en el hogar de los Wilkes después de haber sido pillada en los brazos de Ashley.



Y otra cosa que me ha llamado la atención y de la que no me había dado cuenta hasta ahora es la repetición de escenas que hay a lo largo de la película.

El salto de la valla por parte del padre de Scarlett – síntoma de la alegría de vivir – se verá contrarrestado por similar escena y que supone la muerte de su querida hija Bonnie

La escena del velatorio de la madre tendrá su contrapartida en la del de su propia hija.

Las pesadillas que sufre Scarlett (durante la luna de miel con Rhett) se repiten en la mente de su hija (cuando él intenta alejarse de ella llevándose a la niña).

En fin, no quiero alargarme.

Una película que se sostiene en tres pilares fundamentales:

- Margaret Mitchell

- David O. Selznick

- Vivien Leigh

Me centraré en la última dado que el tiempo es escaso y mis riñones no me están dando tregua.

Y es que Vivien Leigh no sólo demuestra que fue la elección más idónea para el tan ansiado papel de Scarlett O’Hara sino que afirmaría con total rotundidad que su encarnación de la misma es uno de los mejores papeles femeninos que nos ha legado el cine a lo largo de toda su historia.

Porque Vivien Leigh ES Scarlett.



Una mujer dotada de una fuerza irresistible y de una belleza indómita a la que vemos convertirse de joven en mujer, que se superpone a todas las visicitudes que le acontecen y que aunque finalmente pierde lo que más ama (primero su hija, luego su marido) no por ello tira la toalla sino que como bien dice al final (el auténtico final, no el de “francamente, querida, eso no me importa” - por cierto, una frase inmortal -) “realmente, mañana será otro día” (otra frase para la historia).



Y no quiero acabar la reseña sin destacar el trabajo de la maravillosa (y ya más que centenaria) Olivia de Havilland que al principio puede parecernos casi como una santa pero que es un personaje rico en matices y fundamental en la historia.

Y si Clark Gable y Leslie Howard fueron reacios a interpretar sus papeles, al menos en el caso del primero hemos de reconocer lo que antes hacíamos con Vivien Leigh: Clark Gable ES Rhett.

Y aunque ciertamente en cuanto a temática no estamos tan lejos de la tan denostada (aunque admirable – lo cortés no quita lo valiente -) EL NACIMIENTO DE LA NACIÓN (1915) porque el tratamiento de los personajes afroamericanos (Oscar de McDaniel aparte) no dista tanto del de aquella cinta aunque también es cierto mencionar que la famosa escena en donde se supone que los “caballeros” (un embrión – en off – del KKK) aplican la justicia sobre las personas que atacaron a Scarlett en realidad los mismos eran prisioneros confederados que trabajaban (esclavizados) a sus órdenes…

De cualquier forma una obra maestra incuestionable y que espero volver a ver cuando cumpla los 100 años (ella, yo no).

Feliz noche y soñad con los angelitos.

Iniciado por Alex Fletcher

No me suelo emocionar al leer vuestros mensajes, porque uno es muy macho, pero eso que has puesto de tu madre, aunque parece poco, es mucho, y me he emocionado recordando mis cosas.....Disfruta la compañia compañero!

A mi madre siempre le ha gustado ver las películas en versión original aunque a veces le cuesta seguir el subtitulado si este es pequeño o va muy rápido.

A mi padre en cambio le gustaban sobre todo las películas de acción y, por supuesto, dobladas.

Iniciado por tomaszapa

Me sumo, por supuesto, a esa bonita estampa de madre e hijo. Y además, que con esa edad, guste de la VOS. En mi casa, a mis padres, que ya son mayores, pero afortunadamente aún conmigo, solo puedo ponerles películas dobladas.

En la mía también, aunque a veces puedo poner alguna en vose si me las ingenio para convencer a mi madre... (Mi padre falleció hace muchos años ya).

Iniciado por Alcaudón

GONE WITH THE WIND (1940, LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ)



Director: Victor Fleming + George Cukor, Breezy Reeves Eason, Chester Franklin, William Cameron Menzies, Eric C. Stacey y Sam Wood

Producción: Selznick International Pictures, Inc. y Metro-Goldwyn-Mayer Corp.

Distribución: Loew’s Inc.

Productor: David O. Selznick.

Guión: Sidney Howard, basado en la novela homónima de Margaret Mitchell (Nueva York, 1936).

Diseño de producción: William Cameron Menzies.

Dirección artística: Lyle Wheeler.

Fotografía: Ernest Haller, Ray Rennahan y Wilfrid M. Cline (Technicolor).

Música: Max Steiner.

Reparto: Clark Gable (Rhett Butler), Vivien Leigh (Scarlett O’Hara), Leslie Howard (Ashley Wilkes), Olivia de Havilland (Melanie Hamilton).

Duración: 232 minutos.

Rodaje oficial: del 26 de enero al 11 de noviembre de 1939.

Estreno: 17 de enero de 1940 (con preestreno en Georgia, el 15 de diciembre de 1939).

Después de volver a ver (y van…) esta extraordinaria película, sin duda la más famosa del Hollywood clásico y probablemente del cine mundial (y todavía – y mal que le pese a James Cameron o la Disney – la más taquillera de toda la historia) primero como homenaje a la bellísima actriz que hoy acaba de cumplir 103 años, Olivia de Havilland (que perdería en buena lid el Oscar a la mejor actriz de reparto frente a su compañera, la afroamericana Hattie McDaniel) y segundo porque…



… ¿pero de verdad hay que buscar un por qué para volver a ver esta maravillosa obra maestra?

Como ya sabéis que ando delicado de salud (mis lumbares me recuerdan que ya he cumplido más de medio siglo de existencia) intentaré ser breve.

Además es difícil añadir algo distinto u original sobre una película que ha sido diseccionada por gente mucha más docta que yo a lo largo y a lo ancho del planeta.

Pero, como siempre digo, allá vamos.

Independientemente del baile de directores (aparte del finalmente acreditado Victor Fleming que abandonó los platós de otra de las películas más míticas de la historia, EL MAGO DE OZ, en las manos del maestro King Vidor (creo que mi querido amigo Fletcher tenía por ahí una copia sin visionar de su magistral PASO AL NOROESTE (1940)…) para suplir la marcha del director original, George Cukor (con el que Selznick llevaba planificando la película desde el principio) y del que le relevaría a él cuando el estrés hiciera mella en él, Sam Wood) y de guionistas (no sólo Sidney Howard – que moriría antes del estreno de la cinta – y del propio Selznick sino también John Balderston, Francis Scott Fitzgerald, Michael Foster, Oliver H. P. Garrett, Ben Hecht, Val Lewton, John Lee Mahin, Edwin Justus Mayer, Charles MacArthur, Winston Miller, Donald Ogden Stewart, Jo Swerling y John Van Druten (y alguno más que se me escapa…)) el auténtico autor de esta colosal producción es, sin lugar a dudas, su productor, David O. Selznick (1902-1965).

Y si hubiera que seguir en el escalafón el siguiente sería el diseñador de producción William Cameron Menzies (1896-1957), creador de la estética visual de la cinta gracias al uso (ahora habitual, entonces una novedad) del guión gráfico o storyboard en el que se detallaban no sólo los planos y hasta los ángulos de cámara sino (y lo más importante) el uso creativo del incipiente Technicolor que en esta película alcanzaría sus cotas más elevadas.



Y precisamente será ese tratamiento del color (extraordinariamente cuidado a lo largo de toda la película) lo que determinará en buena medida el devenir de la propia historia.

Y esencialmente el color rojo (en toda su amplia gama).

No deja de ser curioso que los nombres de los personajes principales (Scarlett y Rhett (que bien podría ser Red)) invoquen el color rojo que domina a lo largo de toda la historia.



La tierra roja de Tara.

Los atardeceres que incendian los cielos y que son santo y seña de la película (especialmente el de la despedida de Rhett después del incendio de Atlanta o aquel donde nuestra protagonista clama al cielo al final de la primera parte).








El rojo de la sangre del desertor yanqui al que Scarlett le descerroja un tiro en plena cara cuando intenta abusar de ella.



La escena en la que Rhett sube en brazos a Scarlett (con un vestido rojo) la enorme escalera roja y que concluirá – en off, por supuesto – con una noche apasionada de sexo – en off, of course – (de nuevo el color que asociamos a tal evento) donde será concebida su primera hija.



El color del vestido de la buena y noble madame, fiel amiga (y algo más) de Rhett.

Y, por supuesto, el color del vestido de Scarlett (que recuerda a una escena similar de JEZABEL (1938) de William Wyler) cuando Rhett la obliga a presentarse en el hogar de los Wilkes después de haber sido pillada en los brazos de Ashley.



Y otra cosa que me ha llamado la atención y de la que no me había dado cuenta hasta ahora es la repetición de escenas que hay a lo largo de la película.

El salto de la valla por parte del padre de Scarlett – síntoma de la alegría de vivir – se verá contrarrestado por similar escena y que supone la muerte de su querida hija Bonnie

La escena del velatorio de la madre tendrá su contrapartida en la del de su propia hija.

Las pesadillas que sufre Scarlett (durante la luna de miel con Rhett) se repiten en la mente de su hija (cuando él intenta alejarse de ella llevándose a la niña).

En fin, no quiero alargarme.

Una película que se sostiene en tres pilares fundamentales:

- Margaret Mitchell

- David O. Selznick

- Vivien Leigh

Me centraré en la última dado que el tiempo es escaso y mis riñones no me están dando tregua.

Y es que Vivien Leigh no sólo demuestra que fue la elección más idónea para el tan ansiado papel de Scarlett O’Hara sino que afirmaría con total rotundidad que su encarnación de la misma es uno de los mejores papeles femeninos que nos ha legado el cine a lo largo de toda su historia.

Porque Vivien Leigh ES Scarlett.



Una mujer dotada de una fuerza irresistible y de una belleza indómita a la que vemos convertirse de joven en mujer, que se superpone a todas las visicitudes que le acontecen y que aunque finalmente pierde lo que más ama (primero su hija, luego su marido) no por ello tira la toalla sino que como bien dice al final (el auténtico final, no el de “francamente, querida, eso no me importa” - por cierto, una frase inmortal -) “realmente, mañana será otro día” (otra frase para la historia).



Y no quiero acabar la reseña sin destacar el trabajo de la maravillosa (y ya más que centenaria) Olivia de Havilland que al principio puede parecernos casi como una santa pero que es un personaje rico en matices y fundamental en la historia.

Y si Clark Gable y Leslie Howard fueron reacios a interpretar sus papeles, al menos en el caso del primero hemos de reconocer lo que antes hacíamos con Vivien Leigh: Clark Gable ES Rhett.

Y aunque ciertamente en cuanto a temática no estamos tan lejos de la tan denostada (aunque admirable – lo cortés no quita lo valiente -) EL NACIMIENTO DE LA NACIÓN (1915) porque el tratamiento de los personajes afroamericanos (Oscar de McDaniel aparte) no dista tanto del de aquella cinta aunque también es cierto mencionar que la famosa escena en donde se supone que los “caballeros” (un embrión – en off – del KKK) aplican la justicia sobre las personas que atacaron a Scarlett en realidad los mismos eran prisioneros confederados que trabajaban (esclavizados) a sus órdenes…

De cualquier forma una obra maestra incuestionable y que espero volver a ver cuando cumpla los 100 años (ella, yo no).

Feliz noche y soñad con los angelitos.

"Lo que el viento se llevó" es la película de las películas... algo así como la mas grande... La primera vez que la vi fue alquilada en sistema Beta, luego grabada de la tv, luego comprada en dvd, bluray... no sé cuantas veces la habré visto ya... me encanta. Eso sí, para verla, necesitas una tarde entera libre...

Siempre hemos hablado (nosotros y todo el mundo, desde hace muchas décadas) de aquel año tan enorme para la producción de cine en Hollywood. El año de los años. Donde se acumuló lo mejor de cada estudio, los mejores directores, en unas, muchas, obras maestras, que no hace falta citar. Como 10 o 12, sin exagerar.
Pero viendo y reflexionando con los años, el fenómeno Lo que el viento se llevó, no me extraña que fuera considerada la grande entre las grandes. No solo por el hype o la expectación que había concentrado, primero el libro original, y después, todo el casting para los actores y demás. En eso, O´Selznick era un adelantado a su tiempo. en lo de crear expectación, generando interés en los medios.
sino también, y sobre todo, a que creo que se creó algo único. NI hasta la fecha, 1939, se había visto nada igual, ni por asomo, ni desde entonces, se ha llegado a igualar, pese a que se han hecho muchísimas producciones gigantes.
Es como el Titanic, pero llegando a Nueva York, con final feliz. O como cuando llegaron a la Luna hace 50 años (en estos días se celebrará la fecha).

Cult of Chucky (Don Mancini, 2017)



Insisto, qué sorpresas con esta saga...

Sigue siendo un slasher y de Halloween '78, Nightmare '84 & '86 y Scream '96 hay pocas así que son films justitos pero en esta saga al final no sólo no he visto la porquería que habita el tramo central de Halloween, o algunas de Friday, o las últimas de Nightmare, sino que además cada una tiene su personalidad y estilo. Además todo en una misma historia, conectada, pese a esos cambios de estilo, de alguna forma funciona.

La 7a mantiene el tono más slasher-seriote de la 6a (definitivamente la 4a y 5a quedan como un divertido paréntesis), igualmente repite narrativa en un sólo lugar: el hospital mental en el que haya internada Nica tras los eventos de la anterior película (bueno, no, de ahí es trasladada a una institución de menor vigilancia, lo que Sarah Connor nunca logró) (con Nica también se propasa uno de los del personal... Directamente el médico). Así que ese rollo asylum ya le confiere personalidad propia a este film, especialmente con ese diseño de producción casi de película futurista de los 70 con pasadizos blancos, asepsia estética, iluminación casi Death-Staritica... Y el componente final: ahora hay varios Chuky y Brad Dourif le da a cada uno su toque.

A estas alturas ya deseas que Dourif apararezca porque apenas da miedo (de nuevo Mancini utiliza varios jumpscares traicioneros pero bueno ya va con el género) pero sobre todo es carismático y divertido (algo que no me parecía en las 3 primeras). Tiene ese punto casi consciente como cuando habla con la que cree que esta muerta y le acaba diciendo, por pesada, que luego la mata a ella

Mancini, eso sí, repite táctica de mostrarnos a Chucky en modo muñeco real esperando a que se mueva de esa otra manera, y juega mucho con ello pero, eh, es la mar de efectivo.

El film a veces se toma un poco en serio y eso choca con todas las apariciones de Chucky. Lo que sí que de alguna manera liga todo es cuando converge toda la mitología: Nica, Andy y aparición estelar al final de Kyle!! (aunque eso de que la vistan como en el film de 1990 es como lo de Han Solo: la gente crece, cambia de estilo ya no hace falta que vista igual... Es ridículo!). Las sagas Halloween, Friday o Nightmare sucumbieron a esos intentos de mitología porque eran poca cosa y en algunos casos querían darle profundidad, ampliarla o escarbar demasiado, respectivamente, y sólo se mantiene con una historia sencilla pero adaptada a la saga, con los mismos actores y conexión con ellos (Scream) o con esta fórmula curiosa de Chucky en la que, no es tanto lo que sucedió, ni tanto de añadir extras (aunque Nica lo es, de manual...) sino en concentrarse en hacer películas decentes, que cada una ofrezca algo distinto y tomársela en serio hasta donde se debe.

Pues bravo por Don Mancini!

PD: esa mención a Hannibal! (Mancini escribió para ella)

1. Child's Play: 6
2. Curse of Chucky: 5.5
3. Child's Play 2019: 5.5
4. Child's Play 2: 5.5
5. Cult of Chucky: 5.5
6. Seed of Chucky: 4
7. Bride of Chucky: 4
8. Child's Play 3: 4

Hoy cumple 57 años mi tocayo, el gran actor Tom Cruise.
Natural del estado de Nueva York, y estrella desde muy joven, con el tiempo se ha consolidado como un gran actor, más allá de su fachada.
Las décadas de los 80, en que debuta, los 90 o el nuevo siglo, han sido testigos de estupendas películas, y otras menos buenas, pero siempre con la marca "película de Tom Cruise".
Rebeldes, Risky business, Legend, Top gun, El color del dinero, Cocktail, Nacido el 4 de julio, Rain man, Algunos hombres buenos, La tapadera, Entrevista con el vampiro, la saga MI,Jerry Maguire, Eyes wide shut, Magnolia, Minority report, Collateral, La guerra de los mundos, Al filo del mañana, etc...
Ha recibido numerosos premios, excepto el Oscar, y es uno de los actores más taquilleros de la historia del cine.

Tomas, ayer estaba escuchando "sweet Caroline" de Neil Diamond y me acorde de ti, supongo que fue un bombazo no? Le tengo aprecio a dicha canción desde mi viaje a Irlanda con coleguitas, descubrimos la cultura de pub, donde en cualquiera de ellos hacen conciertos, una maravilla.

Aparte es la tipica canción que uno escucha mil veces en las pelis, pero ahora mismo no sabría decir ninguna con certeza, me suena en "Beautiful girls", donde Natalie Portman está para delinquir.

Iniciado por tomaszapa

Hoy cumple 57 años mi tocayo, el gran actor Tom Cruise.
Natural del estado de Nueva York, y estrella desde muy joven, con el tiempo se ha consolidado como un gran actor, más allá de su fachada.
Las décadas de los 80, en que debuta, los 90 o el nuevo siglo, han sido testigos de estupendas películas, y otras menos buenas, pero siempre con la marca "película de Tom Cruise".
Rebeldes, Risky business, Legend, Top gun, El color del dinero, Cocktail, Nacido el 4 de julio, Rain man, Algunos hombres buenos, La tapadera, Entrevista con el vampiro, la saga MI,Jerry Maguire, Eyes wide shut, Magnolia, Minority report, Collateral, La guerra de los mundos, Al filo del mañana, etc...
Ha recibido numerosos premios, excepto el Oscar, y es uno de los actores más taquilleros de la historia del cine.

Siempre había pensado que había ganado el Óscar por NACIDO EL CUATRO DE JULIO pero veo que estaba equivocado.

Lo digo sin acritud, pero me resulta un poco cansado leer este hilo por las constantes citas de mensajes largos completos. ¿No se podría citar solamente, no sé, el comienzo, o el cartel de la película que se comentaba?

Bueno, pues he visto dos películas en estos días, una tontá francesa llamada Grave o Crudo y la que creo que es la mejor película que ha hecho Ridley Scott en los últimos años, Todo el dinero del mundo. Empiezo por la mala, para recomendar sólo a vuestro peor enemigo, ya que deja mal sabor de boca… y nunca mejor dicho.

¿Qué se va a encontrar un espectador que vea esta historia sobre una tarada caníbal? pues cosas que parecen sacadas de un catálogo de reivindicaciones feministas chorras, como tías meando de pie con una “técnica” especial, o bien depilaciones de c*ñ* salvajes que dejan en nada al Bilbao de Bigas Luna, peleas de “gatas” mordiéndose la cara y arrancándose trozos de carne, escenas que rozan el incesto lésbico, comidas de dedos humanos… Hay películas provocadoras y groseras como Salò de Pasolini o Canino de Lanthimos que no sólo están infinitamente mejor filmadas que este ejercicio de amateurismo con ínfulas de autora en el que la dirección es nula, sino que además encierran un mensaje a tener en cuenta. Esto, ni es terror ni es comedia ni es nada. La enésima película europea sobre el vacío que lo confía todo a la provocación y el tremendo mal gusto. Que hayan premiado esto en algunos sitios, por ejemplo Sitges, no me dice nada o me dice mucho. Es el caso más flagrante que recuerdo (pero habrá más) desde que en 1971 lo hicieran con Necrophagus.

Volvemos al cine, con Ridley Scott, que ya era hora porque pese a las grande películas que ha rodado me ha parecido siempre un director un tanto irregular. Me he reconciliado con él con esta Todo el dinero del mundo. Ya había comentado hace unos días que la había empezado a ver pero no había tenido tiempo para terminarla hasta antes de ayer. Me dejó muy buen sabor de boca (debí verla antes que la anterior) y me mantuvo sin mirar el reloj durante los dos días en que la pude ver (lo tuve que hacer en dos partes por cuestión de tiempo). Recomiendo no investigar absolutamente nada antes sobre ella ya que está basada en un hecho real de secuestro (con cambios) o de lo contrario tendréis la película arruinada.

Por cierto, quizá no veamos nunca esta película con Kevin Spacey, el actor original, pero Christopher Plummer está extraordinario.

La profecía (The Omen, 2006)

Vista La profecía, de John Moore, remake treinta años después de la original La profecía, de Richard Donner. Se trata de uno de esos remakes innecesarios con que Hollywood nos acostumbra a “regalar” en las últimas décadas. El film de Moore, discreto dentro de su adscripción genérica, no aporta nada nuevo al film de Donner, perdiendo en la inevitable comparación en todos los apartados, empezando por el reparto: la pareja Liev Schrieber y Julia Stiles, como el matrimonio Thorn, palidece al lado de Gregory Peck y Lee Remick. Aunque Moore cuenta con un buen grupo de secundarios (Pete Postlehwaite, David Thewlis, Mia Farrow, Michael Gambon), me parecen más ajustados los de la versión de 1976: Patrick Troughton, David Warner, Billie Whitelaw (mucho más inquietante que Mia Farrow, que más bien está esperpéntica), Leo McKern. Incluso el Damien del film de Donner parecía más diabólico que el de este film.





También la ambientación y la fotografía original (de Gilbert Taylor, el director de fotografía de la canónica Repulsion o de Dr.Strangelove, entre muchos otros títulos) están por encima de la versión moderna, por no citar la banda sonora de Jerry Goldsmith, difícil de superar. En definitiva, se ve sin incomodidad, inevitablemente jugando a las comparaciones, pero me temo que se olvide con la misma facilidad. ¿Hacía falta?

Desayuno sobre la hierba (Le déjeuner sur l’herbe, 1959)

Revisada esta divertida comedia de un ya veterano Jean Renoir, un poco de vuelta de todo, Desayuno sobre la hierba, título de inequívoca filiación pictórica. Renoir juega a poner en solfa el papel de la ciencia en la sociedad moderna, encarnada en Etienne Alexis (un magnífico Paul Meurisse), científico dedicado a la investigación en la fecundación artificial, que durante una tarde de asueto en el campo, a la sombra de los árboles y junto al río, la situación deviene lujuriosa por el influjo de la naturaleza en forma de viento huracanado que sopla en las inmediaciones del templo en ruinas de Diana. Las consecuencias serán el embarazo de una joven (Nénette, una carnal y voluptuosa Catherine Rouvel) que ha entrado a su servicio con la esperanza de ser inseminada artificialmente.



Humor blanco, pero con un punto de descaro y la típica “joie de vivre” burlona del veterano director.



Queimada (1969),

Por último, revisada Queimada, de Gillo Pontecorvo. Film político de gran impacto en su día, situaba la acción a mediados del siglo XIX en una imaginaria isla caribeña de dependencia portuguesa (tenía que ser una colonia española, pero al parecer el régimen de Franco movió los hilos para impedirlo). Hasta allí llega un agente inglés (Marlon Brando) que juega a dos bandos: por un lado, impulsar una guerrilla formada por los esclavos de origen africano (dirigidos por José Dolores, revolucionario que adquirirá estatus de héroe y, finalmente tras ser ejecutado, de mito) que desencadenarán una revolución, y por el otro organizar a la burguesía de isla para conseguir que caiga, como fruta madura, la independencia de la metrópolis, aunque, en definitiva, el resultado será pasar del dominio directo portugués al dominio indirecto británico, a través de las compañías azucareras. Pontecorvo, como en su día con La batalla de Argel (más tarde tocaría el tema del terrorismo de ETA, con Operación Ogro, sobre el asesinato de Carrero Blanco, para luego dedicarse casi en exclusiva al documental), consiguió un film de referencia para cualquier debate anticolonialista o antiimperialista de la época. Vista hoy en día la versión inglesa (que al parecer es notablemente más corta a la original italiana, con más de veinte minutos recortados) da la impresión de estar montada a hachazos, con enormes elipsis temporales, y con cierto abuso de los típicos recursos visuales de la época (zoom, teleobjetivo, cierto feísmo estético, etc.). Interesante, sobre todo por sus lecturas históricas.

Iniciado por Abuelo Igor

Lo digo sin acritud, pero me resulta un poco cansado leer este hilo por las constantes citas de mensajes largos completos. ¿No se podría citar solamente, no sé, el comienzo, o el cartel de la película que se comentaba?

Comparto tu opinión. Yo intento hacerlo, porque, si no, dedicamos mucho espacio a repetir un post que puede estar justo encima del nuestro, de manera que, con dos o tres post que a veces son breves respuestas al original, nos "comemos" toda una página. Me apunto a la sugerencia de no citar automáticamente un post entero, sino la frase que se quiere comentar o el título, cartel o foto de la película.

Iniciado por Alex Fletcher

Tomas, ayer estaba escuchando "sweet Caroline" de Neil Diamond y me acorde de ti, supongo que fue un bombazo no? Le tengo aprecio a dicha canción desde mi viaje a Irlanda con coleguitas, descubrimos la cultura de pub, donde en cualquiera de ellos hacen conciertos, una maravilla.

Aparte es la tipica canción que uno escucha mil veces en las pelis, pero ahora mismo no sabría decir ninguna con certeza, me suena en "Beautiful girls", donde Natalie Portman está para delinquir.

Partiendo de que Neil Diamond es un icono norteamericano, quizá el último gran icono que queda vivo de ese país, es cierto que Sweet Caroline fue un pelotazo, pero a más a más, es un himno para mucha generaciones. Y en eso tiene mucha culpa el cine y la televisión. Beautiful girls, como dices, o Ted 2, o en tv, Big bang theory o The Strain, o en diversos anuncios publicitarios, véase coches y demás. Además, diversos equipos, ya sea profesionales o universitarios norteamericanos, en el fútbol americano o en el béisbol, lo utilizan como "himno". También lo he escuchado en algunos campos británicos.

El tema alcanzó el número 4 del Hot 100 la semana del 16 de agosto de 1969. Esa semana comandaba la lista In the year 2525, de Zager & Evans. Repitió posición la semana siguiente, ya con nuevo líder, Honky tonk women, de Rolling Stones.

Iniciado por Alcaudón

Siempre había pensado que había ganado el Óscar por NACIDO EL CUATRO DE JULIO pero veo que estaba equivocado.

De hecho, era el favorito en 1989. Había recibido previamente el Globo de Oro y su película, la de Stone, aspiraba a todo. Pero llegó un jovencito Daniel Day Lewis, con 32 años, y convenció a la Academia con esa capacidad para imitar, en este caso al artista con parálisis cerebral, Christy Brown. Recordar que la que interpretaba a su madre, Brenda Fricker, también se llevó el Oscar a mejor actriz de reparto.

Tom Cruise, ahora con tanto botox será difícil que le den algún Oscar.

Iniciado por Mizoguchi

Bueno, pues he visto dos películas en estos días, una tontá francesa llamada Grave o Crudo y la que creo que es la mejor película que ha hecho Ridley Scott en los últimos años, Todo el dinero del mundo. Empiezo por la mala, para recomendar sólo a vuestro peor enemigo, ya que deja mal sabor de boca… y nunca mejor dicho.

¿Qué se va a encontrar un espectador que vea esta historia sobre una tarada caníbal? pues cosas que parecen sacadas de un catálogo de reivindicaciones feministas chorras, como tías meando de pie con una “técnica” especial, o bien depilaciones de c*ñ* salvajes que dejan en nada al Bilbao de Bigas Luna, peleas de “gatas” mordiéndose la cara y arrancándose trozos de carne, escenas que rozan el incesto lésbico, comidas de dedos humanos… Hay películas provocadoras y groseras como Salò de Pasolini o Canino de Lanthimos que no sólo están infinitamente mejor filmadas que este ejercicio de amateurismo con ínfulas de autora en el que la dirección es nula, sino que además encierran un mensaje a tener en cuenta. Esto, ni es terror ni es comedia ni es nada. La enésima película europea sobre el vacío que lo confía todo a la provocación y el tremendo mal gusto. Que hayan premiado esto en algunos sitios, por ejemplo Sitges, no me dice nada o me dice mucho. Es el caso más flagrante que recuerdo (pero habrá más) desde que en 1971 lo hicieran con Necrophagus.

Volvemos al cine, con Ridley Scott, que ya era hora porque pese a las grande películas que ha rodado me ha parecido siempre un director un tanto irregular. Me he reconciliado con él con esta Todo el dinero del mundo. Ya había comentado hace unos días que la había empezado a ver pero no había tenido tiempo para terminarla hasta antes de ayer. Me dejó muy buen sabor de boca (debí verla antes que la anterior) y me mantuvo sin mirar el reloj durante los dos días en que la pude ver (lo tuve que hacer en dos partes por cuestión de tiempo). Recomiendo no investigar absolutamente nada antes sobre ella ya que está basada en un hecho real de secuestro (con cambios) o de lo contrario tendréis la película arruinada.

Por cierto, quizá no veamos nunca esta película con Kevin Spacey, el actor original, pero Christopher Plummer está extraordinario.

A mí, personalmente me gustó bastante Crudo,cierto es también, que es "mi tipo de cine".No la tengo fresca, no podría analizarla, pero si que recuerdo el buen sabor de boca que me dejó.Me resultó hipnótica,diría que algo existencialista y perturbadora.Muy por encima del cine de terror comercial sin mensaje(monjas y Anabelles..)pero lo dicho, estas películas festivaleras de cine indie de "terror" son mi debilidad.

Para evitar lo que antes comentábais pero sin orden ni concerto os adjunto unos breves pensamientos:

- La de CRUDO la tengo pendiente de revisión. Aunque en principio no es el tipo de cine (de terror) que me gusta suelo pillarme las películas que se han presentado en Sitges y han ganado algún premio o al menos han recibido una buena crítica.

- No me imagino un remake de una película tan buena como LA PROFECÍA, sin dudarlo, la mejor de su director.

- Lo de que Neal Diamond como el último icono norteamericano me parece un pelín exagerado dado que todavía está vivita y coleando la gran Barbra Streisand.

- Amigo mad dog earle, ¿la película de Renoir es una especie de remake de la película homónima de 1936?

Corto y cambio.

Por alusiones. Por supuesto que Barbra Streisand (una de mis favoritas desde hace décadas) está en el Olimpo. Yo, mentalmente, me refería a la categoría masculina.