ANILLOS EN SUS DEDOS (
"Rings on her fingers"; 1942, Rouben Mamoulian) 20th Century Fox
Película tardía para el que suele ser cronológicamente el suelo en el que mayor impulso tomó este subgénero, la
screwball comedy; no está reconocida entre la flor y nata del género siendo ya de por sí una entrada atípica en el realizador de
"El hombre y el monstruo", "La reina Cristina de suecia" y
"El signo del Zorro".
Mamoulian fue un nombre poderoso dentro de la era
"Precode"; no obstante, y pese a que este film resulta bastante anónimo en cuanto a consignas de la firma del director, algunas "coincidencias"

se hallan, incluso permisivas con la censura, de otra manera no encuentro explicación a la escena del "twist", con tantas falda ondeando y ropa interior ocasionalmente mostrada en toda su claridad en flashes muy rápidos pero apreciables.
Lencería y conducta desenfrenada.... ¿y la censura?. ¿O es que el film sufrió una "restauración" posterior?
El film es ante todo y por encima de todo un vehículo para lucimiento-lanzamiento de una
Gene Tierney que con 21 añitos se muestra radiante, jovial, risueña en una de sus escasas incursiones en el género; un placer para la vista y una lástima que no protagonizase más comedias.
Su pareja en el film,
Henry Fonda, no se queda atrás, aunque al contrario que en otras ocasiones su personaje aquí llegado un momento actúa más como el
mcguffin del film que como protagonista; no es extraño pues que al apuesto Henry este film no le despertara interés y, según afirma Tierney en su biografía,
"odiara el guión de la película". Su personaje podría haberlo hecho otro, pero incluso así la profesionalidad y el atractivo de Fonda es un gancho poderoso y remarcable. SIEMPRE.
Gene comienza como listilla dependienta de tres al cuarto en una boutique de ropa para clase alta ironizando con una compañera sobre el futuro que las espera a ambas -hablan de los dos lados del mostrador; a un lado ellas, al otro la elegante alta sociedad de la que nunca serán parte- y su destino cambia con la llegada de una pareja de clientes (cortesía de
Spring Byington y el intimidador
Laird Cregar) que se interesan por la joven, su figura y su belleza "por pulir". Una auténtico diamante en bruto. Tal pareja de millonarios no resulta ser exactamente ser lo que parece, aunque eso no amedrenta a la buena de Gene, que acaba por seguirles la corriente actuando como si fuera de la alta sociedad.
Henry Stephenson (1871-1956), otro entrañable secundario del film.
En uno de sus múltiples viajes, "madre e hija" se topan con un apuesto joven acaudalado (
Fonda) de buenos modales e inocentón como un palomo; Gene le seduce sin decir ni pío (¡y a quién no!) y se entabla un inicio de amistad sincera invitando a la joven a unirse a él en la visita a un barco que quiere comprar.
El film no oculta más misterios que el hacer la cama diariamente, dejándose ver muy agradablemente gracias a todo su elenco más algún secundario que se unirá más adelante, una mezcla entre el cartoon Mr. Magoo y el Teniente Colombo. Va a haber muchos besitos, muchos cariños, tiernas o empalagosas -según aprecie el espectador- secuencias de convivencia de pareja que dejan un puntito de residual tristeza (sin llegar a las vistas en el film de Joan Fontaine
"De hoy en adelante" (From This Day Forward; 1946, John Berry, uno de los represaliados por el HUAC) y un tono íntimo meciendo el relato; pero también va a haber picardía, escenas divertidas y enredos, cierto ambiente gangsteril propio de algunas muestras de este subgénero, diálogos brillantes y situaciones con muchos extras en el plató de rodaje. No da para partirse de risa pero sí para mantener una sonrisa cómplice y, desde luego, mantener el interés.
Cabe achacarle como gran pega al relato el casi fulminante final que tiene; del todo a la nada en 5 minutos.
Por lo demás, Mamoulian se muestra inspirado en la dirección especialmente con esas secuencias que requieren gentío y saca buen provecho de los reducidos decorados en las escenas más íntimas, además de tratar lo mejor que puede al reparto teniendo en cuenta que los personajes tampoco es que den para mucho. Byington y Cregar se hacen querer más incluso que los jóvenes protagonistas y uno acaba echando de menos que no acumulen mayor metraje.
Pero la estrella es Gene, en su segundo papel consecutivo con Fonda tras cierto
western dirigido por Fritz Lang. Una flor abriéndose paso en el delicado mundo del cine; una voz que me maravilla pese a que ella se llevara un chasco asemejándola a una "
Minnie Mouse enfadada" (¡maldito tabaco!,¡pésima elección!). Gene Tierney era una entre un millón en Hollywood, fábrica de poner etiquetas y de poner fecha de caducidad próxima a sus producto y, teniendo en cuenta el francés tan fluido que hablaba gracias a una educación europea en su juventud, si en EEUU la hubiesen aparcado al llegar a los cuarenta, hubiera encontrado su sitio, convencido estoy, en la distinguida y revolucionaria cinematografía gala. Siempre y cuando -ejercicio de ficción- no hubiese tenido los problemas de saluid que acarrearon su fragilidad emocional y mental. Buena película, encantadora, si se dejan de lado algunos prejuicios y se disfruta sin más; no tan excelsa ni ácida como las mejores de su género.
Un brindis por Gene. Por cierto, canta brevemente durante el film en una de las secuencias más bonitas y entrañables del film acompañando a Fonda, y no parece doblada.
Pues veinte años después, Fonda, consagrado y Tierney, disfrutando por fin de la vida, se volverían a encontrar en Tempestad sobre Washington, su tercer y último film conjunto, aunque ésta vez apenas aparecen juntos creo recordar (es un film que debiera revisitar cuanto antes).
Gene Tierney en el Festival de Venecia junto a Jean Renoir (1951) y siendo atención de fotógrafos.
Por su autorretrato, "Self-portrait" (1979), Tierney fue consciente de las expectativas que levantó su vida entre la plebe. No la olvidaron.