20.
Nazarín (1958)
Uno de los episodios más bellos, uno de los pocos en su filmografía en que Buñuel nos muestra un amor puro (o lo más cercano a él), es el del enano Ujo (Jesús Fernández, que también aparecerá en
Simón del desierto). Ujo, el pequeño “chaparrito”, se enamora de Andara, aunque sea “fea y pública”, lo que divierte, pero en el fondo enternece a la prostituta. Buñuel contaba una divertida anécdota: como el personaje de Ujo utilizaba repetidamente según el guion la expresión “coño”, algo que no podía superar la censura, se cambió por “puño”, un eufemismo de lo más divertido.
