08. DEAD POETS SOCIETY (1989, EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS)
Compañía: Touchstone Pictures presents in association with Silver Screen Partners IV a Steven Haft production in association with Witt-Thomas Productions (Copyright 1989 by Touchstone Pictures).
Productores: Steven Haft, Paul Junger Witt y Tony Thomas.
Guión: Tom Schulman.
Diseño de producción: Wendy Stites.
Fotografía: John Seale (en Metrocolor y formato panorámico (1.85:1)).
Música: Maurice Jarre.
Reparto: Robin Williams (John Keating), Robert Sean Leonard (Neil Perry), Ethan Hawke (Todd Anderson), Josh Charles (Knox Overstreet), Gale Hansen (Charlie Dalton), Dylan Kussman (Richard Cameron), Allelon Ruggiero (Steven Meeks), James Waterston (Gerald Pitts).
Duración: 2 h 08 m 44 s.
Rodaje: del 14 de noviembre de 1988 al 15 de enero de 1989.
Estreno: 2 de junio de 1989.
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1959
Academia Welton (Vermont)
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El Club de los Poetas Muertos (Neil, Todd, Knox, Charlie, Richard, Steven y Gerald)
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He de reconocer que no había vuelto a ver esta película desde el momento de su estreno (por cierto, en 1989 no 1990, querido amigo mad dog earle) o al menos no recuerdo haberla visto desde entonces (claro que mi memoria es cada vez más frágil…).
[De hecho hubiese jurado que la historia transcurría en Inglaterra y no en los EEUU, quizás porque ese tipo de colegios privados de élite los asocio más al entorno de las Islas, ya veis…]
Al contrario que vosotros no siento ninguna animadversión hacia el tristemente desaparecido Robin Williams (1951-2014) aunque tampoco lo incluiría dentro de mi lista de actores favoritos.
De hecho, pese a ser, en teoría, el personaje principal de la cinta, Weir es lo suficientemente inteligente (y Williams lo suficientemente generoso, también hay que reconocerlo) como para ceder el protagonismo a los siete jóvenes que interpretan a los miembros de El Club de los Poetas Muertos (bonito título, por cierto, que me recuerda al Sgt. Pepper’s Lonely Hearst Club Band de The Beatles…).
Además creo que Weir, un director discreto donde lo haya y del que nadie jamás ha hablado mal (al menos que yo sepa), controla bastante la tendencia natural del actor hacia un cierto histrionismo que además queda circunscrito básicamente al primer tramo de la historia.
[No deja de ser curioso que por elección o por contrato Weir volvería a trabajar con un actor similar aunque mucho más extremo como es Jim Carrey en la excelente EL SHOW DE TRUMAN, consiguiendo además un notable trabajo interpretativo de la estrella.]
Yo emparento, en cierta medida, EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS con ÚNICO TESTIGO en el sentido de que ambas tratan sobre comunidades cerradas que viven un tanto al margen de la sociedad, que tienen sus propias reglas de comportamiento y donde todo lo que huela a novedad o progreso es visto como algo maligno o contra el orden natural.
Comparto la idea de que el Keating encarnado por Williams (al que pese a su denostado histrionismo le veo algo apagado) y del que, por cierto, prácticamente no sabemos nada (un auténtico John Doe), no es consciente de la influencia que ha ejercido sobre ese grupo de siete alumnos que lo toman como una especie de mesías y que les hace ser conscientes de que la vida es algo más que para lo que han sido programados.
Lo que les trata de transmitir Keating no es tanto el tan cacareado carpe diem sino el que sean lo que quieran ser y no lo que los demás quieren que sean. Que piensen por sí mismos. A mí no me parece una mala filosofía, todo lo contrario.
Claro que si dejara hablar a mi lado oscuro también Keating podría ser como el personaje encarnado por James Stewart en la excelente ROPE (1948, LA SOGA) (que pronto será objeto de revisión en “el otro rincón”...) donde dos jóvenes cometen el “crimen perfecto” siguiendo las (aparentes) enseñanzas de su mentor.
Como decía, Weir toma partido claramente por ese grupo de siete jóvenes y centra toda su atención en ellos. Ellos serán el núcleo de la historia y el corazón de la misma.
De hecho, en muchas tramos de la película el personaje encarnado por Williams desaparece totalmente de la pantalla y además Weir rara vez (por no decir nunca) narra la historia desde su punto de vista.
[¿Tal vez por ello Steven Spielberg le contrató para hacer de Peter Pan en HOOK (1991, EL CAPITÁN GARFIO)? ¿Alguien que se niega a crecer? ¿O alguien que carece de pasado?]
Keating podría ser un Allen Fox (Harrison Ford) mucho más comedido dado que no llega a los extremos de éste en su quijotesca lucha contra la sociedad y/o los convencionalismos y que además es mucho menos coherente que éste como bien queda expresado en la (lamentable) escena en la que el profesor le recuerda a Charlie (el más exaltado de sus seguidores – la escena del castigo corporal (¿en un instituto?) me parece algo surrealista -) que está bien ser un revolucionario pero siempre sin sacar los pies del tiesto (¡!).
Aunque Weir no da el mismo protagonismo a los siete amigos (lógicamente, dado su número) y se centra básicamente en Neil, Tood, Knox y Charlie todos ellos están perfectamente caracterizados.
La historia romántica (y con final feliz) de Knox me parece demasiado epidérmica cómo para que nos llegue a interesar en demasía.
Y el final trágico de Neil es tan previsible como la carrera de Frank (Mel Gibson) por salvar la vida a su amigo Archy (Mark Lee) en GALLIPOLI. Algo a lo que tampoco ayuda precisamente el acompañamiento musical.
[Y hablando de la banda sonora o una de dos, o yo me estoy quedando sordo o qué demonios fue del gran Maurice Jarre de las películas de David Lean. De hecho, si uno no se lee los títulos de crédito iniciales dudo que pudiera identificar al autor de la música. Para mí, eso es un defecto aunque como ya comenté en las anteriores colaboraciones del músico con el australiano que probablemente sea algo buscado por él.]
En lo que estoy completamente de acuerdo con vosotros es en repudiar ese impostado final que Weir (o quien sea) se saca de la manga y que, desde luego, hubiera sido mucho más impactante sin la presencia de Keating que parece una especie de bis que el actor hace para despedir al personaje.
Para finalizar destacar la labor tanto de los actores jóvenes (especialmente Leonard, Hawke, Charles y Hansen) como de los veteranos y donde se nota la buena mano que el director que siempre saca lo mejor de cada uno de ellos.
No deja ser curioso que mientras trabajaba en Australia Weir ejercía de argumetista y/o guionista de casi todas sus películas (salvo, curiosamente, PICNIC EN HANGING ROCK – todavía, la película suya que prefiero -) en cambio en Norteamérica siempre parte de textos ajenos. Ello no tiene por qué implicar una película menos personal pero ciertamente algo ha cambiado…
[Por cierto, PICNIC es otro ejemplo de sociedad cerrada y donde un suceso traumático acaba por alterar el status quo que parecía estar labrado en la piedra como las Tablas de la Ley de Moisés.]
Y para finalizar recomendar una película mucho más hermosa que la hoy visionada y que también trata sobre la influencia (en este caso benévola) de un profesor sobre sus alumnos. Me refiero, lógicamente, a GOODBYE, MR. CHIPS (1939, ADIÓS, MR. CHIPS) de Sam Wood que además consiguió la hazaña de que su protagonista, un excelente Robert Donat (al que pronto le tendremos de protagonista en uno de los mejores thrillers de Sir Alfred…), le birlara el Oscar nada más y nada menos que a Clark “Rhett Butler” Gable.
Ah y que conste que, pese a todo, me ha gustado la película.
Porque después de todo, no importa quién está delante de la cámara sino quién está detrás de la misma.
Feliz tarde y disfrutar del resto de vuestra vida que esto se acaba pronto.
P. D. Y ahora para completar el programa doble la entrega nº 16 de Sir Alfred...![]()