Reconozco que no me resultó una experiencia demasiado gratificante, aunque sin duda el esfuerzo de Fassbinder es digno de elogio. Tampoco recuerdo que la novela de Alfred Döblin me resultara demasiado apasionante, no es lo que se dice una lectura "fácil". En cambio, Fanny y Alexander sí es una serie muy generosa con el espectador. También Secretos de un matrimonio, aunque de una manera distinta por lo crudo del planteamiento (se dice que después de emitirse por la televisión sueca se incrementó el número de divorcios y Bergman cuenta que muchas personas le consultaban sus problemas matrimoniales...¡pobres ilusos!).




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Reconozco que no me resultó una experiencia demasiado gratificante, aunque sin duda el esfuerzo de Fassbinder es digno de elogio. Tampoco recuerdo que la novela de Alfred Döblin me resultara demasiado apasionante, no es lo que se dice una lectura "fácil". En cambio, Fanny y Alexander sí es una serie muy generosa con el espectador. También Secretos de un matrimonio, aunque de una manera distinta por lo crudo del planteamiento (se dice que después de emitirse por la televisión sueca se incrementó el número de divorcios y Bergman cuenta que muchas personas le consultaban sus problemas matrimoniales...¡pobres ilusos!).
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Pero fíjate que Bergman murió de viejo con 89 años, y activo hasta el final de su vida, a pesar de haberle dado todas las vueltas posibles a la muerte, al suicidio, a lo frágil que es la realidad, a los espectros, a la imposibilidad de la felicidad, al odio como la otra cara del amor, a... Y a pesar de ello, o puede que gracias a ello, aguantó el tipo entregando una obra cinematográfica, teatral y memorialística de primer orden. Al menos confiemos en no encontrarnos con el hombre-pajaro o que nos muerda un siniestro niño en un soleado día junto al mar.
Tanto Bergman de golpe no sé si es aconsejable.





