Por cierto, también actorazo el hijo del director Cromwell, James, que aparte de ser el granjero en Babe, lo hemos visto en multitud de peliculones o series, como The Artist, L.A. Confidential (lo siento, Ellroy), o La milla verde, etc..
Por cierto, también actorazo el hijo del director Cromwell, James, que aparte de ser el granjero en Babe, lo hemos visto en multitud de peliculones o series, como The Artist, L.A. Confidential (lo siento, Ellroy), o La milla verde, etc..
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Y de otros géneros, muy buenos títulos también.
Se adelantó a su tiempo, y además le dio un papelazo a Eleanor Parker,quizás el mas exigente de toda su carrera (además recomendada por Joan Crawford que era la elegida inicialmente, pero que ya se pasaba de edad).
Sí, es un actor excepcional.![]()
Aquí otro fan de sin remisión, o de Eleanor Parker?
Eleanor Parker, nacida un 26 de Junio de 1922.... hace 100 años menos un mes. Como en el caso de Gene Tierney y Deborah Kerr, contemplo hacerle un homenaje, aunque esta vez dependerá de qué tal me encuentre yo también. Por algo dije que era importante dormir bien por la noche para sentirse descansado al día siguiente. Acabo derrengado bastantes días y por eso intervengo muy poco y no hago reviews de films.
Mi fotografía suya promocional favorita ha de ser ésta
Spoiler:
o ésta
Spoiler:
o ésta
Spoiler:
etc.etc.etc. que Roger Moore y Christopher Plummer se enamoraron de ella siendo varios años más jovenes. Y yo, muchas décadas más joven, de forma platónica también.
Está por salir en la filmo de Bogart en muy poco tiempo cronológicamente hablando, aunque la película conjunta no parezca la mejor elección.
Última edición por Otto+; 23/05/2022 a las 20:16
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16. La senda tenebrosa (Dark Passage, 1947), de Delmer Daves
Dark Passage no obtuvo buenos resultados. Aunque coincidía con el momento en que Bogart era el actor mejor pagado (lo fue en 1946), definitivamente convertido en una gran estrella, su imagen pública se vio perjudicada por su activa participación en el Comité de la Primera Enmienda, formado por personalidades del mundo del cine en apoyo de los “diez de Hollywood”, los cuales fueron obligados a comparecer ante el Comité de Actividades Antiamericanas (HUAC) del Congreso en Washington, en octubre de 1947 (la película se había estrenado en setiembre).
A pesar de ese resultado poco satisfactorio, Dark Passage es, en mi opinión, un film mucho más interesante que algunos de los últimos que hemos comentado, ejemplos de un cine negro un tanto estereotipado (Conflict, Dead Reckoning, The Two Mrs. Carrolls). En esta ocasión, el propio director, Delmer Daves, adapta la obra del mismo título de uno de los máximos representantes de la novela negra, David Goodis (ampliamente llevado al cine y la televisión: incluso Truffaut lo adaptó en uno de sus primeros films, Tirez sur le pianiste).
Pero, más allá de cierta ortodoxia argumental de género, alejada del coqueteo con lo gótico de The Two Mrs. Carrolls, si algo atrae de este film es la manera como Daves, con Sid Hickox como director de fotografía, airea la historia, situando la acción en numerosas localizaciones en exteriores. Y, claro, si se habla de exteriores y de cine negro, qué mejor plató al aire libre que las calles de San Francisco. Reconozco que cualquier película que se ambiente en la tortuosa geografía urbana de Frisco para mí ya tiene, de entrada, mucho ganado. Adoro la ciudad californiana, su luz y sus perspectivas, con esa omnipresente Coit Tower de la que tanto hablamos en su día cuando comentamos Vertigo, o, por supuesto, el Golden Gate o el puente de Oakland.
Además de dar un salto hacia el exterior de los estudios, algo que caracterizará el cine negro más interesante de la postguerra, a menudo en producciones de serie B, la película de Daves subvierte los cánones narrativos en otros aspectos. Uno es el recurso, justificado argumentalmente (algo que no pasaba en la fallida Lady in the Lake, de Robert Montgomery), de la cámara subjetiva (aunque con alguna excentricidad, como mantener ese punto de vista cuando Perry se escapa dentro de un bidón que cae rodando por una ladera),
que nos permite seguir la evasión de Vincent Parry (Bogart) de San Quentin, pero sin mostrarnos el rostro del actor, ya que solo después de someterse a una operación de cirugía estética Parry “será” Bogart. Así, en otra decisión atrevida (y criticada dentro de la propia Warner, que se tuvo que comer el marrón), el rostro de Bogart no aparecerá completo hasta la hora de película. Primero mediante el uso de la cámara subjetiva y luego mediante el rostro vendado, se nos escatima la cara de la estrella, algo realmente poco usual en el cine, y menos en el cine clásico hollywoodiense.
Y eso, además, cuando el tirón comercial del film se supone que pasaba por emparejar de nuevo a Bogart con su flamante esposa, la bella Lauren Bacall (que aquí está en mi opinión muy bien, además de regalarnos su especial y sensual belleza).
En estos aspectos radica el interés del film y hace que se mantenga, en mi opinión, más fresco y atractivo que otros que hemos comentado recientemente. La historia que se nos cuenta, en el fondo, es un poco lo de menos. Parry cumple cadena perpetua por el asesinato de su mujer, aunque él siempre se ha declarado inocente. Irene (Bacall) lo rescata y ayuda por simpatía, ya que su padre fue condenado por lo mismo, a consecuencia de lo cual se suicidó en la prisión.
Casualmente (el argumento, hay que reconocerlo, exige unas importantes dosis de suspensión de la incredulidad), Irene tiene como amiga a Madge (espléndida Agnes Moorehead), una auténtica arpía, de la cual Parry sospecha su implicación en la muerte de su mujer.
Y es que Madge, como se demostrará en una espeluznante secuencia final, no tiene límites a la hora de conseguir lo que quiere, y uno de sus deseos fue el propio Parry, que se negó a mantener con ella una relación amorosa. Descubierta al final, Madge prefiere lanzarse al vacio, con un gesto vibrante que coge desprevenido a Parry y sorprende al espectador, antes de confesarlo todo y liberarlo así de la condena.
Imposibilitado de reivindicarse ante la justicia, y habiendo acumulado por el camino otros cadáveres (el de su amigo George, asesinado también por Madge; el de un chantajista, que muere en una pelea con él junto al Golden Gate; y el de la propia Madge), Parry no tendrá más remedio que huir de San Francisco con destino a un pueblo de la costa peruana donde espera reunirse en el futuro con Irene, como así será, y el feliz encuentro cierra el film sin necesidad de palabras, solo con unas miradas que lo dicen todo, sobre los personajes y sobre los actores que los encarnan.
Me encanta ver a Parry moviéndose por las calles de San Francisco, subir a los tranvías, huir por los tejados,
entrar en uno de esos cafés que inmortalizo Edward Hopper. Precisamente, en este local la película introduce lo que se puede interpretar como un guiño cinéfilo, cuando un policía sospecha de Parry porque en una noche lluviosa y húmeda... no viste gabardina.
Como anécdota, en el verano de 1987, de visita turística a la ciudad californiana, subí a un tranvía en el que había una pequeña placa informando que en ese vehículo había viajado Bogie años atrás. ¡Qué ilusión!
Única colaboración de Bogart con Daves, Dark Passage supone un refrescante intermedio antes de abordar dos excelentes films dirigidos por John Huston, la extraordinaria The Treasure of the Sierra Madre (para cuya revisión espero poder releer la novela de B. Traven) y Key Largo, la última película de la pareja Bogart-Bacall. O sea, uno de los momentos más dulces de la carrera de nuestro actor.
La semana que viene comentaré https://www.imdb.com/title/tt0039926/
Al parecer el propio jefazo de la Warner, Jack, se quedó a cuadros cuando supo de la no visibilidad del rostro de Bogart hasta bien avanzado el film. Pero ya era demasiado tarde para poder hacer algún cambio, pues la producción estaba bien avanzada.
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Última edición por Otto+; 23/05/2022 a las 20:14 Razón: había escrito "mutitos" en lugar de "minutitos" (sin comentarios....)
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