Creo que es una verdad incuestionable, al menos para los que nacimos en los años '60, que la programación cinematográfica de la única televisión que existía por entonces era infinitamente mejor que la que hay ahora de la que además el cine clásico ha sido prácticamente extraído de raíz.
Yo soy de los que amé el cine gracias no tanto a las salas comerciales como a la televisión.
Y siendo todavía un jovenzuelo (vamos, como ahora, al menos mentalmente) venía muchas películas en V.O.S.E.
Y cuando compramos el primer lector de VHS allá por 1989 me hinché a grabar películas clásicas, especialmente en blanco y negro y, por supuesto, en V.O.S.E., muchas de ellas ahora imposibles de ver y no sólo aquí sino incluso al otro lado del Atlántico.
Luego vendría el DVD que fue el que nos permitió ver ¡por fin! las películas en su formato original, en múltiples idiomas, con numerosos extras y con una calidad de imagen digna del cinéfilo más quisquilloso.
Más tarde el BD (de los que tendré ya cerca de 1.000 ()) y finalmente, al menos para mí, el 4K, que no sólo consigue una calidad de imagen que ya escapa a la sagacidad de mis cada vez más cansada visión sino que permite poner fin a la absurda tiranía de las Regiones y Zonas.
![]()