Continuando con la temática inicial del post he encontrado este análisis de la revista CEC, hablando del tema y llegando a conclusiones idénticas.
Segunda parte del artículo de Jorge Wuhrmann y Luis Llana sobre cómo mejorar el estéreo de una instalación audiovisual.
Texto: Jorge Wuhrmann
En nuestro pasado número 11 (abril 2004) propusimos una alternativa diferente para mejorar el sonido estéreo respecto a un amplificador integrado de Cine en Casa. Si recordamos brevemente aquel artículo, analizábamos tres posibilidades diferentes: la separación radical entre un equipo para Cine en Casa y otro específico para estéreo, la utilización de un previo A/V de altas prestaciones en estéreo más etapas de potencia separadas y nuestra alternativa de usar un integrado estéreo con acceso directo a la etapa como etapa de los canales frontales.
Recapitulando nuestros argumentos a favor de la tercera opción, recordaremos que la posibilidad de separar radicalmente en dos equipos tenía el inconveniente del precio y la dificultad de no poderse llevar a cabo físicamente en muchos hogares, mientras que la utilización de etapas de potencia externas y un previo de A/V de altas prestaciones en estéreo, contaba como principal inconveniente con el problema del precio alto de esta alternativa, a pesar de sus ventajas en cuanto a calidad de sonido global. Finalmente, nuestra idea era mantener el integrado A/V e incorporar un amplificador integrado estéreo con entrada directa a la sección de amplificación, de forma que, atacado por el integrado A/V se comportase como una etapa de potencia externa, pero conectado directamente a un lector de CDs (o el propio DVD) actuase como integrado estéreo genuino, con las funciones de previo que esto implica.
Para los detalles de nuestra argumentación, me remito pues a lo que en su día publicamos, entrando en este caso concreto a analizar la prueba efectuada para comprobar nuestra tesis.
Dos magníficos aparatos
En nuestro experimento hemos utilizado dos aparatos analizados en nuestro número 14 (Julio/Agosto 2004). Como receptor integrado A/V contamos con el Marantz SR7400, un magnífico integrado con una relación calidad/precio muy interesante. Por otra, un amplificador integrado estéreo Musical Fidelity A308. Aunque nos remitimos a las pruebas individuales de ambos modelos para más detalle, reseñaremos brevemente algunas de sus características más destacadas.
El Marantz SR7400 constituye una propuesta ambiciosa, dirigida a un usuario exigente que pretende construir un equipo de Cine en Casa a escala grande, con capacidad de mover unas cajas acústicas frontales de suelo que tengan cierta calidad, con formatos 6.1 o 7.1, etc. Es un receptor que se sitúa por tanto en un segmento algo superior a los modelos más básicos y que ofrece, sobre todo, más potencia y más calidad de construcción, resultando todo en un mayor refinamiento de su sonido. Con capacidad para amplificar 7.1 canales, con la ayuda del correspondiente subwoofer activo, tiene una potencia de 105 W a 8 Ohm y 130 W a 6 Ohm, destacando entre sus virtudes los resultados en estéreo, por encima de lo habitual entre los receptores de su precio.
A su vez, el Musical Fidelity A308 es un integrado A/V de nivel alto, a priori de superior categoría al Marantz al que le hemos emparejado en esta ocasión. Con una clara voluntad audiófila, ofrece 150 W a 8 Ohm y 300 W a 4 Ohm, una potencia realmente alta y capaz de mover literalmente casi cualquier caja del mercado. Carente de toda circuitería digital, cuenta con entradas analógicas para fuentes estéreo como un giradiscos (tanto para cápsulas MC como MM) , un lector de CD o un sintonizador de radio, además de salidas de previo. Sin embargo, además de ser un buen aparato para estéreo, ha entrado en esta prueba por contar en su entrada “Aux2” con acceso directo a la etapa de potencia, por lo que es integrable en un equipo de A/V como etapa de los canales frontales. En cualquier caso, se trata de un amplificador de nivel alto que podríamos emparejar perfectamente con cajas de la categoría más alta de cualquier fabricante para constituir un equipo de ensueño para cualquier aficionado. Por tanto se trata de una amplificación que podría ser “definitiva” para muchos.
Pruebas de escucha
Para analizar los resultados de la integración de ambos aparatos en un equipo A/V, utilicé unas cajas frontales System Audio SA1250, un central SA220, unas cajas de efectos B&W DM302, un subwoofer KEF PSW2000 y cableado Van den Hul para modulación y cajas y Supra LoRad para alimentación eléctrica.
Los resultados en escuchas multicanal son, como se esperaba, claramente mejores. Los canales frontales, configurados como “large” en el Marantz, ganan tremendamente en presencia, dinámica y detalle. Incluso en pasajes donde el subwoofer no trabaja, se obtiene una contundencia de los graves muy destacable. Si bien películas de acción como “Reglas de compromiso” o el “Episodio I” permitirán comprobar de inmediato dicha mejora, es en DVD musicales como el concierto de Diana Krall “Live in Paris” donde más apreciaremos el cambio. El comportamiento del MF A308 cuando lo atacamos a través de su entrada “Aux2” es el de una etapa externa normal y corriente, sin capacidad de regular su propio volumen y sin pasar por la sección de previo en absoluto. Pero su musicalidad y poderío es muy superior a la de una etapa "normal".
La contundencia es realmente sorprendente, dada la extraordinaria entrega de corriente que ofrece este aparato y que obliga a regular el volumen del canal central con cuidado para evitar que "desaparezca" entre los canales frontales. Es decir, el resultado es muy superior al que obtendríamos añadiendo una etapa a un integrado A/V, dada la altísima calidad del MF A308. El integrado, descargado de la tarea de amplificación de los dos canales frontales, trabaja también ligeramente mejor en el resto de canales a su cargo y el conjunto resulta poderoso e impactante pero con una delicadeza tímbrica y musical destacadísima. Pero si la mejora en audio multicanal era esperable, es en escuchas estéreo donde debemos encontrar el gran cambio. En el esquema que proponemos la señal de la fuente no pasa por el integrado A/V en absoluto, pudiendo dejar éste incluso apagado. Un enlace analógico une el lector CD dedicado (o el mismo DVD por su salida analógica) al integrado estéreo A308 como haría en cualquier equipo estéreo dedicado. No hay más sección de previo que la del propio integrado.
El resultado, comparado con la escucha de las mismas piezas directamente en el integrado A/V o utilizando éste como previo igual que hacemos en escuchas multicanal, es espectacularmente mejor. Destacan de inmediato la transparencia, el detalle, la dulzura tímbrica, y el realismo de la escena sonora, incomparablemente mejor definida con el integrado estéreo que con un integrado A/V, incluso cuando está ayudado por una etapa de potencia, ya que la sección de previo del integrado se hace notar y mucho. El sonido que percibiremos en escuchas estéreo del MF A308 es mucho más rico, detallado y con mejor imagen estéreo que el que ofrecen los previos A/V más básicos. Únicamente utilizando un previo A/V de alta calidad en estéreo, veremos como las diferencias se sitúan en el terreno de los matices y las preferencias personales más subjetivas. En todo caso, el resultado en estéreo está, en mi opinión, muy por encima del que ofrecen incluso los mejores integrados A/V del mercado.
La ventaja añadida de esta configuración es su flexibilidad de cara al eslabón que más probablemente sufrirá cambios tecnológicos en el futuro cercano: el del cine en casa. Así, a poco que la tecnología pueda dejar obsoleto el integrado A/V usado, podremos cambiarlo de forma relativamente sencilla y a un coste menor. A la vez, un amplificador como el A308 se mantendrá como valor seguro por muchos años y con capacidad evolutiva cara a las cajas a atacar, ya que dada su enorme potencia, no nos limitará en absoluto a la hora de elegir las mismas.
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