La Guerra de los Mundos
H.G.Wells nos legó un mundo arrasado por entes del espacio. Orson Welles fue capaz de trasmitir por ondas radiofónicas el pánico que representaría dicha invasión en la sociedad perfecta norteamericana de 1938. En el siglo XXI, es Steven Spielberg, el director de mayor éxito de Hollywood, quien se encarga de trasladar en imágenes la destrucción absoluta. Con la más avanzada tecnología en efectos, nos encontramos en medio del caos que representaría el enfrentarnos al final de nuestra civilización. La amenaza constante que representa la presencia casi invisible de esas fuerzas externas, que amenazan la existencia de los protagonistas, nos recuerdan al mejor Spielberg de Tiburón. Ese suspense queda enmarcado en el argumento básico de la historia, que resulta en la lucha de un padre, Tom Cruise, dispuesto a cualquier cosa por salvar la vida de sus hijos. Una lucha desesperada por la supervivencia que le llevará a enfrentarse a todos los peligros, y a encontrarse con personajes como Tim Robbins, que representan la parte más psicótica del filme. Hay que destacar el excelente trabajo de Dakota Fanning, capaz de eclipsar con su talento a cualquier estrella de Hollywood que se cruce en su camino, realizando la mejor interpretación del filme. Sin duda se trata del estreno del verano, y uno de los fenómenos cinematográficos de la década, que superará la grave crisis taquillera que vive la actualidad cinematográfica norteamericana. Los aficionados a la ciencia ficción y a las catástrofes monumentales, se encontrarán en su salsa viendo cómo el mundo se destruye ante sus ojos. Yahoo.es
Añadido: June 29th 2005
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La Guerra de los Mundos
Enviado por jguateque el 2005-07-06 00:07:05
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Saludos desde Colombia. Pienso que para ser una pelicula de Spielberg deja mucho que desear. Angustia ? emoción ? .. muy poco ... expectativa ? si,, tenia mucha pero esta pelicula con su ritmo sin sentido quita toda la emocion que en un momento se crea. Donde estan las escenas espectaculares de la invasión a las ciudades ? de la lucha de los humanos ? (2 minutos de dialogo de Cruise y su hijo en una montaña para no verdad nada ), como llega primero el hijo a casa de la ex esposa despues de ir a una muerte segura ? (a pesar de ser ficcion, debe tener algo de coherencia). Lastima el desaprovechamiento de efectos y recursos (200 y cuantos millones de dolares costo ? ) .. y el final ,,, que pena pero es demasiado simplista y apresurado. Y donde esta la originalidad de los extraterrestres ? casi identicos a los de "Dia de la independencia ". Ojala algun otro director cree de verdad una pelicula que haga honor a H.G. Wells
La Guerra de los Mundos
Enviado por Seal_Bcn el 2005-07-06 00:05:11
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Aproximadamente desde el estreno de Magnolia .oO( En Minoriti Report tambien suda la camiseta ) que no podia decir que el tito Tom Cruise hace un BUEN PAPEL.
Y es que en La guerra de los mundos, Cruise simplemente... SE SALE por todos los costados. Alejad de vuestra mente el lugar tordido y oscuro al que habiaís metido al tito Tom por un momento, entrad de la sala, y podreis disfrutar de una buena actuacion por su parte
.oO( Es que lo odio jajajajajaja que le vamos ha hacer
)
Como bien habian apuntado con aterioridad, creo que hay que destacar, sin lugar a dudas; el Casting de la pelicula. Pues no creo que haya ningun actor, ningun secundario, y ningun figurante que no lo borde en toda la pelicula. Haciendonos entrar poco a poco en la trama de de la historia casi de forma magistral...oO( O por lo menos, os prometo, que lo intentan ).
Yo habria llevado más haya esta adaptacion .oO( o remake) y habria hecho justicia con nuestros incomodos invitados entregandoles el mundo con poca resistencia. Por lo demás, una buena pelicula para verla en la gran pantalla. Disfrutad de las sirenas en las primeras filas... y ya me contareis
Saludos!
La Guerra de los Mundos
Enviado por USUARIO el 2005-07-05 20:00:06
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LA GUERRA DE LOS MUNDOS
Digerido por BRONTE
HABLEMOS DE POLÍTICA INTERNACIONAL y hablemos de metáforas. En España estamos muy conformes con que nos digan que "Dame más gasolina" es una metáfora, pero no. Si alguien ahí fuera se ha preguntado alguna vez por qué los extraterrestres en los años ''50 eran malvados, pasaron a ser nuestros amigos en los ''80 y últimamente vuelven a ser más malos que la quina, que nadie se crea que es fruto de la casualidad. Lo de la improvisación no tiene tanto predicamento fuera de nuestras fronteras. Benditos sean los americanos por mantener vivo el noble arte del subtexto que en el resto del mundo da sus últimos estertores. Los extraterrestres siempre han sido la sublimación de la situación internacional. Si en los ''50 vivíamos en la guerra fría, los alienígenas eran malvados; si en los ''80 al paraíso socialista empezaban a saltársele los costurones y era evidente que les faltaban tres telediarios para mutar en democracias, era el momento de tender la mano a los marcianos. Si en el SXXI Spielberg decide resucitar a los peores de todos los extraterrestres, los de H.G. Wells, algo está queriendo decir. Que este director no da puntada sin hilo.
Antes de entrar en todas las lecturas de la película y en los mandobles que da a diestro y siniestro, déjenme hablar de lo que es puramente acción. Cuando se ve una película como ésta, no queda más remedio que entender por qué Spielberg es uno de los mejores directores de la historia. En una trama literalmente copada por la acción, consigue que cada escena sea sorprendente e impactante. Escalofriante. Sobresaliente. El comienzo del filme, con su luz degradada, recuerda mucho al principio de "Salvar al soldado Ryan", gracias a un realismo espectacular en el que los ingenios extraterrestres cobra una fisicidad prácticamente nunca vista en el cine (no sólo son impresionantemente reales a nivel de textura, es que el diseño es tan "técnico", que uno puede creerse perfectamente que esos aparatos pueden aterrizar aquí mañana mismo. Es el realismo sucio de "Star Wars"). Sin embargo, con mano magistral, a medida que avanza la película, el director es capaz de ir cambiando toda la dirección artística para rendir infinitos tributos, no sólo a la película original de 1953, sino al cine de los ''50 en general, con sus contraluces, y sus decorados artificiosos y saturados de color. ´"La guerra de los mundos" utiliza de manera sabia todas las posibilidades que la tecnología ofrece para servirnos un filme con ambiente de pesadilla del que parece imposible despertar... y sobrevivir.
Hablando de la película de 1953, es entendible que en su momento, a merced de sus f/x se convirtiera en un clásico, pero a nivel de guión parece un cuento infantil en comparación a ésta, y teniendo en cuenta que su protagonista, Gene Barry, es uno de los peores actores de la historia (quien por cierto hace un cameo en ésta), insistir en que la original es mejor que este remake, será cuestión tan sólo de cabezonería. Varias son las diferencias que separan a los dos filmes y que hablan mucho de cada momento histórico. En primer lugar el protagonista. Mientras que en la primera es un científico de primera línea, una eminencia que reparte tranquilidad allí por donde va, en la segunda es un pobre hombre, sino white trash, casi. Desaparece esa seguridad que Estados Unidos podía tener en sus ''50. La película de Spielberg está dominada por un sentimiento de indefensión e impotencia contínuo. Si en la original las relaciones familiares son ortodoxas y hasta aparece un cura que bendice la unión entre los protagonistas, en esta segunda se nos presenta una familia desestructurada, para que se vea como cambian las cosas.
Porque la película no habla sólo de política internacional. También es un hondo repaso a los conflictos personales. Se reflexiona sobre el miedo y sobre la búsqueda de refugio presentando una relación paterno-filial en la que el padre tiene tanto pavor como los hijos, y pocos elementos hay tan perturbadores a nivel de subconsciente, como el hecho de descubrir que el padre, figura protectora por antonomasia, está tan indefenso como el hijo, (sublimación de nuestro mundo actual en el que ya nada nos garantiza protección). Al mismo tiempo, se presenta el propio conflicto generacional, lo que ayuda a sobredimensionar la trama. En cada "acto", el personaje interpretado por Tom Cruise tendrá que enfrentarse a una decisión moral de transcendentísimas implicaciones. Porque "La guerra de los mundos" no habla sólo de un ataque extraterrestre. También habla de que el hombre es un lobo para el hombre, y el instinto de supervivencia tiene que hacer frente al pillaje y al propio instinto de supervivencia del resto, lo que da lugar a unas secuencias magníficas.
La película recuerda en todo momento a imágenes que todos tenemos frescas en la memoria. Los murales con anuncios preguntando por familiares desaparecidos; los edificios cayendo vistos a través de las calles; aviones presentados como elemento de destrucción; gente caminando por las calles cubierta de polvo... Al mismo tiempo el guión, obra de David Koepp (autor de grandes películas como "Carlito''s way"), no se queda atrás y muy metafóricamente se presenta crudo en su mensaje. El primer edificio aniquilado es una iglesia (mientras que en la original las iglesias servían de refugio); se habla de esas máquinas "dormidas" desde tiempos inmemoriales bajo los suelos de la civilización, esperando agazapadas para poder destruirla por sorpresa y sin posibilidad de defenderse; un personaje llega a preguntar si el ataque proviene de Europa (yo creo que por primera vez en el cine), consideración de enemigos que nuestro continente se está ganando a pulso a través de un antiamericanismo irracional y de contínuos desprecios; se comenta que en Japón han sido capaces de destruir algunas de esas máquinas, una manera muy sutil de decir "Hola, Asia; Adios, Europa", una realidad, la de cómo el viejo continente se está quedando en el rincón de la historia, que empieza a ser evidente para todos aquellos que no se conforman con el telediario de los late-shows; el final de la película está relacionado con una escultura de un soldado de la guerra de independencia... El quiera entender, entenderá.
Tom Cruise, excepcional. Dakota Fanning, lo mismo. Por último, decir a todos aquellos a los que les parezca que el final es "hollywoodiense", que le imputen la responsabilidad al propio H.G. Wells, quien no sólo coloca a la naturaleza siempre por encima del hombre, sino que además concluye su relato con un optimismo que podríamos llamar antropológico, de no ser porque la expresión es un disparate conceptual. La historia del cine por fin tiene su película sobre el 11S. Recomendada para amantes del gran espectáculo y para gente que duerme con un ojo abierto...
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La Guerra de los Mundos
Enviado por USUARIO el 2005-07-05 19:17:23
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basta de intelectualizar películas pochocleras. Son eso, no pretenden otra cosa. Seguramente hay maneras de leerlas políticamente, como quien subrayó el tema de las cenizas sobre Tom Cruise. En esta versión Spielberg respeta bastante la impronta de la decada del 50 y su ingenuo cometido de "meter miedo". Pero vaya si lo logra. Hay una hora entera de la película en que hay que enterrar las uñas en los brazos de la butaca o del acompañante. El que no haya muerto de conmoción al escuchar las sirenas de los trípodes, o ante el tren en llamas,o las desintegraciones de los cuerpos, o el río de cadáveres...ese no mereció entrar a la sala! Nunca se vio nada más realista, simple y demoledor que esta primera hora de la peli. Nunca. Tiene varias cosas para discutir, por supuesto. Pero si lo hago (racionalizando) no le rindo verdadero homenaje a lo que sentí. Una ráfaga de adrenalina como no sentía desde "sábados de super acción" cuando uno creía en monstruos sin preguntarse por su interpretación política.
La Guerra de los Mundos
Enviado por USUARIO el 2005-07-04 20:08:23
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En lo personal , la pelicula es una asco. alguno de ustedes en realidad leyo la novela?.
La Guerra de los Mundos
Enviado por USUARIO el 2005-07-04 19:49:52
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A mí esta película me parece bastante mala. Los efectos especiales quedan muy bien, pero en sí la película es bastante incoherente y creo que no le hace justicia a un Steven Spielberg.
Resulta que después de las primeras tormentas no funciona nada, ni coches, ni luz y mira por dónde en primera plana aparece un actor con una cámara de video grabando la aparición del primer trípode. El único coche que sigue funcionando lo tiene Tom Cruise aparcado delante de su casa. ( Qué oportuno ) Todos los demás coches se han quedado parados donde se encontraban en el momento de la tormenta, pero muy amables ellos, siempre de manera que Tom Cruise pueda pasar por entre medio. En la huída Tom y sus hijos encuentran una casa abandonada donde pasar la noche y en el transcurso de esta noche se cae un avión y queda completamente destrozado justo delante de la puerta de esta casa - evidentemente sin tocar ni a Tom ( aparte de alguna insignificante quemadura ) ni a sus hijos y sin tocar evidentemente el coche aparcado delante de la casa. Como por arte de mágia, tampoco ha tocado a los periodistas que documentan el accidente y además les funcionan los videos - como mínimo para enseñarle a Tom lo que han podido grabar con respecto a los extraterrestres. Después de destrozar todo el mundo y los EEUU en especial resulta que en Bostón la calle dónde se encuentra la ex-mujer de Tom Cruise, no ha sido ni siquiera tocada. Hasta los cristales de las ventanas y la puerta de la calle están intactos. La última escena es de lo más conmovedora, toda la familia se reúne, desde el ex marido hasta el nuevo marido pasando por abuelos, mujer e hijos. Si tuvieran perro, hasta éste hubiese sobrevivido sin mayores problemas.
Como he dicho, no me ha gustado. Da la sensación que no se haya podido trabajar con tiempo todos los detalles afinando más, repasando detalles. Aún así los efectos especiales no quedan nada mal.
La Guerra de los Mundos
Enviado por kc el 2005-07-01 19:55:27
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El director Steven Spielberg ha sacado de un cajón un guión que compró hace años para llevar a los cines el lado más despiadado y salvaje de los extraterrestres. Los marcianos ya no son nuestros amigos. Han venido a la Tierra para exterminar a los humanos, con Tom Cruise a su cabeza, y llevaban planeando la invasión desde hace millones de años. E.T. no volverá a ser visto con los mismos ojos después de esta nueva ''Guerra de los mundos''.
Dispuesto -una vez más- a salvar al mundo mundial, Tom Cruise encarna en esta ocasión a Ray Ferrier, un padre poco ejemplar y del que reniegan su ex mujer y sus hijos... hasta que un día como otro cualquiera, con sus hijos de visita en casa, se produce justo al doblar la esquina el primer ataque alienígena contra la Tierra. Comienzan entonces casi dos horas de acción desenfrenada, de lucha de este estadounidense ''normal'' por salvar a sus hijos, Rachel (Dakota Fanning) y Robbie (Justin Chatwin).
El exterminio de la Humanidad ideado por Spielberg transcurre en el mundo cotidiano, en la América profunda y rural, muy lejos del Pentágono y el Despacho Oval. El propio director asegura que no se trataba "de hacer una historia épica, sino de la supervivencia de un padre que lucha por salvar a sus hijos". De hecho, antes de comenzar el rodaje, el cineasta hizo una lista con las cosas que no debían aparecer en ningún momento del metraje: "No se destruirían edificios famosos, no habría tomas de Manhattan destrozado, nada de generales reunidos alrededor de un mapa empujando barquitos en miniatura, nada de equipos de televisión rodando la destrucción...Y nada de marcianos". Los de esta peculiar guerra son extraterrestres, "que en Marte ya sabemos que no hay nada". Y son muy, pero que muy malos.
Tom Cruise vuelve a salvar al Planeta. (Foto: UIP)
Para este remake de la adaptación cinematográfica de la novela de Wells los productores no han tenido que hacer un gran esfuerzo de casting, porque han ideado una trama en la que sólo hay tres personajes y, de cuando en cuando, miles de personas corriendo despavoridas de un lado para otro. Y una corta pero intensa intervención de Tim Robbins, uno de los mayores activistas anti-Bush de Hollywood, a los que los guionistas -al menos en la versión original de la película- han reservado algunas frases gloriosas. Todo ello aderezado por unos efectos especiales de la factoría ILM que convierten en temibles los trípodes alienígenas, unos seres crueles, sedientos de sangre humana y con una inteligencia inusual para los extraterrestres que solemos ver por las pantallas de cine.
La película que llega ahora a los cines es uno de los trabajos más cortos e intensos del rey Midas de Hollywood: sólo 10 meses sumando la preproducción, filmación y postproducción del filme -de un presupuesto de 130 millones de dólares- aproximadamente la mitad del tiempo habitual para un ''taquillazo'' de la industria estadounidense. Quizá sea porque Spielberg ya tenía el guión mascado desde hace años. Tantos como guardaba en el cajón una de las escasas copias del que Orson Welles leyó por una emisora de radio en 1938 provocando el pánico en EEUU.
De allí sacó Spielberg una de las moralejas más agobiantes de la película: "Si huyes, te matan". Por eso al protagonista no le queda otra que afrontar su destino con resignación. Al final, aunque casi por los pelos, siempre ganan los hombres.
El MUndo
La Guerra de los Mundos
Enviado por kc el 2005-07-01 19:53:20
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Steven Spielberg vuelve a la carga con esta vibrante y espectacular adaptación de la novela homónima de H.G. Wells.
Cineasta dotado de un extraordinario talento para conectar con todo tipo de espectadores, Steven Spielberg ha venido demostrando a lo largo de su extensa filmografía su capacidad para saltar de un género a otro sin renunciar a las señas de identidad que le han convertido en uno de los nombres más emblemáticos del cine americano contemporáneo. Fiel a un universo temático tan personal como fácilmente reconocible, el denominado ‘rey Midas’ de Hollywood es un autor en toda regla al que la evidente comercialidad de la mayor parte de sus proyectos provocó que durante un tiempo fuera tratado con cierta condescendencia (no se le consideraba tan ‘serio’ como Scorsese o Coppola). Películas como La lista de Schindler o Salvar al soldado Ryan sirvieron para enmendar esta situación y fortalecer su prestigio crítico.
Alejada del tono lúdico y amable de sus trabajos más recientes (Atrápame si puedes y La terminal, dos títulos que no se encuentran entre lo mejor de su carrera), La guerra de los mundos resulta por contraste inusitadamente oscura e inquietante. Aunque su planteamiento argumental se inscribe en el ámbito de la ciencia ficción, la resolución de buena parte de sus secuencias y el clima de tensión creado en torno a la presencia de lo desconocido remiten a mecanismos más propios del cine de terror (al igual que sucedía con Los pájaros, largometraje con el que guarda algunas similitudes y al que homenajea de forma explícita). Atendiendo al principio del más difícil todavía y empujado por la voluntad de ofrecer algo diferente a todo lo visto anteriormente, el director huye de los tiempos muertos y evita las explicaciones innecesarias para ir en todo momento al grano de la acción, consiguiendo de esta manera que la narración siga un ritmo de progresión imparable que no da respiro al espectador.
Spielberg juega con nuestra capacidad de asombro ofreciendo unas imágenes que nos sobrecogen por su alto grado de realismo y su ocasional crudeza, evocando tragedias presentes y pasadas (el recuerdo del miedo colectivo provocado por el 11 de septiembre recorre la totalidad de la cinta). La cámara nerviosa e inestable documenta unos acontecimientos que resultan a la vez tan sorprendentes como extrañamente familiares. Al igual que sucedía en Encuentros en la tercera fase, el punto de vista se centra en un número reducido de personajes con la intención de personalizar el drama y facilitar así la identificación del público con el grupo humano protagonista. A pesar de que las relaciones familiares constituyen uno de los pilares del film –la evolución interior del personaje principal va en paralelo al desarrollo del ataque-, no hay lugar para el exceso de sentimentalismo. Dicha contención emocional se concreta en una posición de distancia respecto a lo que le sucede a la familia Ferrier.
Si La guerra de los mundos se queda a las puertas de ser una obra maestra del género fantástico se debe principalmente a la dificultad de colmar las altas expectativas generadas durante su magnífica primera parte. Después de la acumulación de momentos de alta tensión, resultaba complicado que el desenlace estuviera a la altura de lo esperado y evitar así cierta decepción. Hay en su tramo final demasiada luz -que llega de forma repentina, casi atropelladamente-, lo que choca con el tono sombrío mantenido hasta entonces (al que firma le hubiera parecido mucho más contundente un final ambiguo o negativo, al estilo del de La invasión de los ultracuerpos). Por encima de sus limitaciones, la película –que nadie duda se convertirá en uno de los grandes éxitos comerciales de 2005- es un sólido entretenimiento que contiene algunos destellos del mejor Spielberg.
Texto Gonzalo Izquierdo
La Guerra de los Mundos
Enviado por kc el 2005-07-01 19:48:18
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Spielberg lo hizo otra vez. De todas las adaptaciones que se realizaron, tanto en el cine como en la tele, de uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción, esta versión es la más fidedigna a la obra de H.G.Wells. Y en este punto se encuentra uno de los grandes valores del film. Spielberg se tomó la historia en serio y como resultado de ello quedó un peliculón pochoclero que captura a la perfección el miedo que se trasmite desde las páginas del libro. La primera hora del film es alucinante. La manera en que se presenta la amenaza que se cierne sobre el planeta es fabulosa, los climas de suspenso están logrados a la perfección con esa clase que tiene el Gran Steven para contar historias. Es claro que se cuidaron de que la propuesta no resultara una secuela de Día de la Independencia y fue un acierto. En ese sentido, el haber evitado los lugares comunes en los que se podían haber caído como los clásicos monumentos históricos destruidos o la típica escena en el Pentagono, que muestra como el ejército yanqui intenta salvar al mundo. En este film no hay héroes. El personaje de Tom Cruise, es un tipo común y corriente que sólo intenta sobrevivir. Algo loco es que salvo por Cruise, Dakota Fanning (que la rompe otra vez) y Tim Robbins, el resto de la gente que se ve en pantalla son extras. No creo que halla otro antecedente, por lo menos reciente en que los extras tengan tanto protagonismo en escena. Desde lo visual, GUERRA DE LOS MUNDOS, ofrece un espectáculo sorprendente donde se destaca la fotografía de Janusz Kaminski y el trabajo de los muchachos de Industrial Ligths & Magic, que una vez más demuestran de que se trata la magia en el cine. Lo que hicieron con las escenas de acción es soberbio. Ni hablar de las naves trípodes que son emocionantes. Una vez más queda demostrado que si se trata de películas pochocleras a Spielberg no hay con que darle, es el más grande. Disfrutenla en el cine, no se la pierdan.
El DATO LOCO: En la última escena aparece una pareja de ancianos que nos son dos extras más. Se trata de la pareja protagónica de la vieja Guerra de los mundos, de 1953, que dirigió Byron Haskins: George Barry y Anne Robinson que tuvieron un cameo especial a pedido de Spielberg.
Cine Argentinos
La Guerra de los Mundos
Enviado por kc el 2005-07-01 19:24:23
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Steven Spielberg ha vuelto a unirse a Tom Cruise para su nueva película, «La guerra de los mundos», uno de los estrenos más esperados de la temporada
Ahora tenemos la certeza de que no hay vida inteligente ni en Marte ni en ciertos puntos muy concretos de la Tierra; por lo tanto, el botepronto de un ataque marciano sería tomado por el terrícola bien (y puntualmente) informado como una manipulación política y probablemente promovida por José María Aznar. A finales del siglo XIX, en cambio, no se tenían certezas y H. G. Wells pudo imaginar nuestro mundo como si fuera una gota de agua vista al microscopio por esas fuerzas alienígenas, y nosotros viviéramos vigilados y ajenos a ello igual que los microbios que habitan en la gota... Tampoco sobraban las certezas cuando en 1938 Orson Welles perpetró aquel programa radiofónico que entonces paró el corazón del mundo y que hoy sería uno más, y blandito.
Bien, este extraño e incorrecto preámbulo tiene la misión de advertir que para poner hoy «La Guerra de los Mundos» a la altura de nuestros niveles de tolerancia (lo hemos visto todo: holocaustos, guerras, diversos y fatídicos días 11, escrúpulos a la altura de la planta del pie y desvergüenzas que dan ganas de vomitar, hemos visto incluso los telediarios de la Primera), no sirve cualquier cosa: unos cuantos marcianos que sobrevuelan Washington no provocaría más que risa o un largo bostezo.
Steven Spielberg no es, desde luego, cualquier cosa, y si alguien podía poner en hora «La Guerra de los Mundos» sin duda era él. Al menos la mitad de la película que nos ofrece Spielberg es asombrosa, desde el mismo espectacular arranque de la historia con esas impresionantes escenas de destrucción, con calles que se levantan enteras sin necesidad de operarios del ayuntamiento y de edificios que se derrumban sobre cientos de ciudadanos horrorizados. Luego, cuando a la película le tocaba crecer ya en el único sentido posible (hacia adentro), la mano de Spielberg ya no resulta tan efectiva...
El modo que eligen Spielberg y sus guionistas (Josh Friedman y David Koepp) de contar esta historia se atiene a la lógica narrativa más al uso y más funcional y supuestamente hábil e inteligente: de lo general (el mundo entero está en peligro) a lo personal (se concentra todo el miedo y el peligro en unas cuantas personas, y en especial una familia, la que componen Tom Cruise y sus dos hijos, un adolescente y una niña). La estructura tal vez sea la adecuada, pero, en lo menudo, en los detalles, en los diálogos y en la resolución de «los momentos», uno puede estar mirando aquello con el mismo apasionamiento que a dos chinos jugando al majong.
Se supone que uno ha de sentir toda la intensidad del desastre a través de esos personajes, y ahí, afortunadamente para el desarrollo y el equilibrio de la intriga, está la jovencísima y peligrosísima actriz Dakota Fanning, que se apropia de las escenas con ese divino egoísmo que tienen los niños. Ella y el joven Justin Chatwin, que interpreta a su hermano -y ambos a los hijos de Tom Cruise-, consiguen darle un mínimo de profundidad al drama familiar en el medio de ese gran atestado que es el mundo: hijos de un matrimonio roto, el padre es un desastre y ellos dan bandazos entre uno y otra...
Mientras tanto, la gran estrella, el gran protagonista, Tom Cruise, ha de conformarse con hacer un papel aseado y sin tener nunca la sartén por el mango. Compone su personaje (un personaje sin interés, dicho sea de paso, un tipo gris, con una vida gris y con unas reacciones grises) frente a sus dos hijos, que son quienes lo mueven desde el fango hasta la gloria: el espectador ve la miseria y la grandeza del personaje de Cruise a través de los ojos de sus hijos, y en especial los de la niña Dakota Fanning. Y las mejores escenas de calado dramático son entre ellos, entre reproches o entre sacrificios.
El mundo está en peligro, nuestra especie está siendo exterminada por unos monstrusos alienígenas que estaban agazapados desde hace siglos a la espera de destruirnos, las ciudades caen como fichas de dominó, el caos, la desolación y el paisaje de después de la gran batalla..., y entre tanto, nuestros personajes consiguen ponernos el corazón en un puño con una escena en un sótano al cruzarse con un personaje loco que interpreta, con su mejor pinta de tarado, Tim Robbins. He ahí el gran talento de Spielberg: dirime la destrucción del mundo con una batallita en una habitación cerrada a la que no puede entrar la niña Dakota, ni por lo tanto sus ojos (su mirada), ni por lo tanto los nuestros.
Es la filosofía de Spielberg en «La Guerra de los Mundos»: hay tantas cosas pequeñas que no podemos ver, que acaban empequeñeciéndonos las grandísimas que sí nos muestra. La capacidad destructiva de nuestros invasores, la incapacidad de los humanos para organizar una defensa, la fuerza de voluntad y las ansias de supervivencia de los protagonistas en contraposición con el resto de la gente, que quedan convertidos por la película en tristes terrícolas anónimos sin organización, sin tierra, país, estado o comunidad autónoma... Avanza la película entre grandes imágenes y decorados fastuosos, hasta que se decide a borrar de un modo precipitado la invasión marciana por métodos que hoy resultan pueriles, si no se trabajan un poco más... No sirve decir «y los marcianos se pusieron malitos y se murieron». Tanto en esa resolución, que es la original pero no está puesta en hora, como en el desenlace muy al gusto de Spielberg, los guionistas han estado torpones.
Pero no quisiera dejar una impresión completamente negativa de esta película, que tiene algunos momentos impresionantes, nunca vistos, y que tiene, también, una cierta sobredosis de Cruise, pero que resume de algún modo esa intensa y aventurera desazón del siglo XX de verse invadidos por los marcianos, y que propone esas viejas preguntas que se hace cualquier generación desde que se inventó el papelillo de fumar: ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿quiénes somos?...
«La Guerra de los Mundos» es la contraportada de «E.T.», pero, lo que es más importante, está en consonancia inversa con el inevitable Encuentro de Civilizaciones que predica Zapatero.
Abc
La Guerra de los Mundos
Enviado por kc el 2005-07-01 19:21:38
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En una de las ideas visuales más ingeniosas de La guerra de los mundos, los rayos lanzados por los perversos marcianos desintegran a los seres humanos, aunque sus ropas quedan intactas, volando por el aire tras la destrucción de la carne y los huesos. Ray Ferrier (Tom Cruise) corre por la calle mientras a su lado se desintegran otros pacíficos ciudadanos. Cuando llega a su casa, Ray tiene todo el cuerpo literalmente cubierto de ceniza.
El plano no es azaroso: remite poderosamente a una de las imágenes más difundidas de los ataques terroristas del 11-S, cuando centenares de neoyorquinos huían de las inmediaciones de las Torres Gemelas cubiertos por el polvo y las cenizas de la apocalíptica humareda. De haber rodado Spielberg La guerra de los mundos en 1997, por ejemplo, Ray no quedaría cubierto de ceniza, seguro.
Sólo con esta imagen queda claro que esta nueva versión del relato de H.G. Wells es una película pensada y meditada bajo la influencia de los atentados terroristas que socavaron la moral de Occidente. Lo que viene después, las frases aparentemente chistosas del hijo de Ray preguntando si los ataques son de terroristas, y si éstos proceden de Europa, son innecesarias; es uno de los muchos defectos de Spielberg, más proclive al subrayado que a la sugerencia.
Sin embargo, fuera del plano estrictamente político, La guerra de los mundos sí aboga por esa sugerencia. No hay mejor secuencia en el filme que aquélla en la que, fuera de campo, Ray se enfrenta con el fanático Ogilvy (Tim Robbins), después de haberle tapado los ojos con una venda a su hija (Dakota Fanning) para que no vea lo que va a hacer.
En estos planos sugeridos, o en la primera irrupción de la amenaza alienígena, en la búsqueda que realiza la máquina marciana de elástico cuello por el sótano de la casa de Ogilvy o en la imagen espectral del tren envuelto en llamas, la película acredita su poder de fascinación.
En su discurso ambiguo sobre la tensa situación mundial, de la que esta fábula de ciencia-ficción no puede ni quiere renunciar, el filme resulta más discutible. Con todo, ya se está produciendo un fenómeno estimable, similar al que ocurrió en tiempos de la fiebre anticomunista y la guerra fría con La invasión de los ladrones de cuerpos: la película puede verse como una apología nacionalista estadounidense o como un cuestionamiento de la inmadurez de aquel país al enfrentarse a situaciones como el 11-S. Se admiten apuestas.
Mientras tanto, Steven Spielberg reniega del bondadoso E.T., aunque sigue viviendo de sus royaltis.
El Periodico
La Guerra de los Mundos
Enviado por kc el 2005-06-30 21:00:33
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El 31 de octubre de 1938, Orson Welles evidenciaba la credulidad de las masas con la emisión, radiofónica y teatralizada, de The end of the worlds, que sumió en el pánico a buena parte de la población norteamericana. Era una alevosa adaptación de la ilustre, renovadora novela La guerra de los mundos, que H.G. Welles había escrito en 1898. En 1953, Byron Haskin se encargó de llevar al cine aquella novela. Surgió todo un clásico del género, cuyo remake nadie se había atrevido a abordar hasta ahora.
Steven Spielberg, poseedor de la única copia del guión del programa de radio de Welles que no fue requisado por las autoridades tras la ola de pánico desatada, llevaba tiempo proyectando una nueva versión de La guerra de los mundos. El estreno, en el año 1996, de Independence day,aquel bodrio futurista de Roland Emmerich, retrasó sus planes.
Pero el 11-S y la amenaza del terrorismo global le han decidido a rodar esta versión actualizada de la novela futurista de H. G. Wells. Las diferencias con E.T. El extraterrestre resultan abismales, si bien Spielberg -en el último tramo de la película- se permite la jocosa autocita de mostrarnos la mano -o garra- de una de las diabólicas criaturas invasoras, idéntica a la de E.T.
Si en la película de Haskin un sacerdote caminaba hacia la nave marciana con la Biblia en la mano y pronunciando palabras sobre la paz universal, Spielberg refleja, en su versión, los terrores que atenazan a la sociedad americana. Que alguno de los fugitivos del filme se pregunte si los invasores son terroristas venidos... de Europa, queda como chiste de dudosa gracia.
Lo malo es que a Spielberg, con la edad, parece que se le acentúan los traumas de la infancia, derivados del divorcio de sus padres en 1965.
Porque el armazón dramático del filme se sustenta en el hecho de que el protagonista (Tom Cruise, angustiado y saltarín), un divorciado cuyos hijos viven con la madre, intente recuperar, ante una situación límite, el amor filial. A Cruise se lo zampa -en las muchas escenas que ambos comparten- la espléndida actriz infantil Dakota Fanning.
Azares del destino, bueno, de los guionistas, motivan que durante una visita de fin semana de los hijos se desencadene la invasión marciana, y que Cruise deba salvarlos heroicamente.
Hay incongruencias en el guión: durante la huida, cuando recalan en la casa abandonada de su ex esposa, Cruise prepara unos tristes bocadillos para sus hijos, sin que antes se le ocurra mirar qué hay en la nevera. O el personaje psicótico al que sólo la solvencia de Tim Robbins otorga cierta credibilidad.
Pero, en lo concerniente a los elementos de ciencia-ficción, Spielberg evita la simple cacharrería de efectos digitales, crea secuencias de gran suspense y atrapa al espectador con la progresión narrativa de una historia sobre la supervivencia.
La Vanguardia