Pura formalidad (1994), de Giuseppe Tornatore.
Atendiendo a la insistente y apasionada recomendación de Mizoguchi, a raíz del hilo que hemos creado sobre la obra de Polanski, he visionado por primera vez esta película, que cuenta con Polanski, en su faceta de actor. Curiosamente esta ha sido la primera película de Tornatore que veo, porque… sí, sí, nunca he visto
Cinema Paradiso (me da una pereza que hasta hoy ha sido invencible).
A pesar de ser un film del italiano, autor del guion (para los diálogos aparece acreditado Pascal Quignard, escritor con una larga trayectoria que incluye la obtención del Premio Goncourt), y que los títulos de crédito de la versión que he visto están en esa lengua, incluido el nombre de los dobladores de los actores principales, Gerard Depardieu y Roman Polanski, la copia que he visto, y que creo que en este aspecto corresponde a la versión original, es en francés. Comprensible, si tenemos en cuenta que el film es ante todo un
tour de force interpretativo entre Depardieu y Polanski (el resto de los personajes tienen poco diálogo, salvo Sergio Rubini, en el papel de un joven policía, y al que recordaba como trasunto de Fellini en
Intervista). Ese carácter de confrontación entre personajes en un escenario casi único tiene un marcado carácter teatral, por lo que no me extraña que se haya representado también en teatros.
El film empieza con una clara referencia (¿préstamo?
) a Hitchcock: un revolver en primer plano gira hasta encañonarnos, algo que el maestro británico ya hizo en
Recuerda muchos años atrás. El disparo… ¿corresponde a un suicidio, como en Hitchcock? ¿A un asesinato? ¿De quién, en definitiva, es la visión subjetiva sobre el cañón de la pistola? Lo que vemos a continuación es la detención de un hombre, que corre de forma sospechosa a través de una zona rural, en una noche de tempestad, bajo una intensa cortina de lluvia. Es un hombre indocumentado, que dice ser Onoff (Depardieu), un famoso escritor. Trasladado a una comisaria rural, situada en un viejo edificio lleno de goteras, con el suelo inundado, asistiremos a un largo interrogatorio por parte del comisario que interpreta, excelentemente, Polanski. Al parecer han encontrado en la proximidad de la casa de Onof alguien muerto, quizá asesinado (¿hombre, mujer?) y Onoff parece ser el principal sospechoso, especialmente porque sus recuerdos están llenos de lagunas, da versiones contradictorias, parece estar ocultando algo.
A lo largo de esa interminable y lluviosa noche, en un ambiente casi kafkiano, Onoff se somete a todo tipo de preguntas a las que da cada vez respuestas más dubitativas. Y hasta aquí puedo leer, porque es de esos films en que el giro final (que descoloca aunque algo se vaya intuyendo) te obliga a replantearte todo lo visto anteriormente, o sea que no conviene destriparlo.
Lamentablemente, la
copia de la edición en DVD, de JRB, es pésima, primero porque no es anamórfica (el formato del film es 2,35:1) y además porque parece sacada de un VHS gastadísimo. Las imágenes de esta película, nocturna, inevitablemente oscura, se convierten en esta edición en una masa visual donde a menudo es difícil identificar caras, cuerpos u objetos. Afortunadamente, podemos seguir el diálogo entre Onoff y el comisario, el duelo interpretativo entre Depardieu y Polanski (excelentes ambos, pero personalmente me quedo con el franco-polaco). De fondo, banda sonora de Ennio Morricone. Espero poderla ver en otra ocasión en mejores condiciones. No obstante, me parece recomendable, aunque mi apreciación no sea tan sumamente elogiosa, ditirámbica, como la de Mizoguchi.