Chillerama (Adam Green, Joe Lynch, Adam Rifkin y Tim Sullivan, 2011)
Zombies cachondos, un espermatozoide del tamaño de un edificio, y hasta el mismísimo Hitler convertido en
mad doctor, son tan sólo algunas de las locuras con las que nos podemos encontrar al visionar esta peli de capítulos que parodia/homenajea al cine de género de toda la vida con el ritmo, el humor y el ingenio que suelen escasear en este tipo de producciones, donde normalmente el concepto de
todo vale suele confundirse con hacer las cosas de la forma más chapucera posible.
Excepto el segmento
I was a teenage werebear (demasiado aburrida, plúmbea y obvia reinterpretación, en clave de músical gay, de las producciones de monstruos adolescentes de
Herman Cohen) el resto de historias, y a pesar de lo absurdo de su premisa inicial, mantienen el interés, te hacen reír y además consiguen ser originales... ¿qué más se puede pedir?
Chillerama logra además captar lo mejor del espíritu de la
Troma pero, a diferencia de las pelis de la mítica productora, maneja personajes con los que puedes indentificarte... y casi todos sus chistes tienen gracia
Divertimento asegurado para cinéfilos desprejuiciados