AVISO: OFF-TOPIC
Aunque no puedo ofrecer una respuesta 100% certera, creo que tanto en el cine como en la música realizados a partir de casi mediados de los años 60, se produjo un notable relevo generacional/contracultural, en el que como en muchos otros aspectos de la época como la moda, la narrativa, el
free-love, o los movimientos políticos que proliferaron (aunque aquí, por obvios motivos en menor grado
), la juventud tuvo voz y voto, de modo que, particularmente en el campo del cine y la música, los productores se frotaron las manos ante lo que se les venía encima
, ya que tenian a toda una nueva generación dispuesta a llenar las salas y conseguir los álbumes de jóvenes, con los que podian identificarse (algo que ya se produjo en los EE.UU. en los años 50, con la aparición de Elvis en la televisión nacional, que revolucionó a la juventud y que en el cine produjo exploits como las películas de moteros y gangs juveniles, aunque en el campo musical, no fuera tan revolucionario como lo que se produjo en la segunda mitad de los años 60 (y aquí el factor lisérgico sí tuvo mucho que ver
).
El ejemplo más claro, en mi humilde opinión, se produce con los giallo, en los que se pervierte la narrativa clásica del thriller (la trama no siempre se resuelve por medio de una investigación policial o detectivesca, sino que elementos esotéricos como sueños o premoniciones adquieren mucha relevancia) y se dota a las imagenes (la planificación, esos colores tan saturados, los interiores tan pop, ) y a la (suntuosa) música, de una textura onírica, malsana (los brutales crimenes, cometidos en pantalla con todo lujo de detalle) e hiper-sexualizada.
Para poner música a dichas imagenes, se trató de subvertir tambien las partituras habituales del género, partiendo de música pop (como si de un romance juvenil se tratara, ya que los protagonistas solian ser jovenes con las hormonas en plena efervescencia) que se convertía en el tema central (muy idílico, que no hace presagiar la que le espera a nuestra/o protagonista).
A ésta melodia le sigue el tema del asesino/psicópata, que contrasta con el tema musical del protagonista, y en el que suele usarse una melodía infantil (de cara a mostrar un trauma producido en la infancia/adolescencia) junto a un tema que se usa para acompañar a los violentos actos del susodicho.
Con tan solo dos o tres temas centrales, el compositor desarrolla la banda sonora, introduciendo particularmente en el tema del protagonista leves variaciones, de carácter disonante, que iran acrecentándose segun avanza la trama, consiguiendo con ello (como si de romper una cuarta pared se tratara) introducir en el mundo
real del protagonista (idílico, romántico, seguro) el mal, lo fantástico, algo que no pueden comprender ni controlar (aquí el director y guionista, juegan como el asesino con sus víctimas, usando su edad como falta de madurez y credibilidad ante la autoridad, tratandoles en ocasiones de borrachos y drogadictos).
En otros paises, se usó la música jazz (desde los primeras películas de Polanski, el movimiento free-cinema británico, el
Blow-up de Antonioni, los thrillers de Seijun Suzuki, etc...), la guitarra eléctrica (desde el tema de James Bond y sus múltiples sucedáneos, hasta los spaguetti-western), la música clásica y/o contemporánea (Kubrick con las versiones electrónicas de piezas de Beethoven compuestas por Walter Carlos para
La naranja mecánica o hasta el soul/funk (el género blaxpoitation o los samplers que astutamente editaban en multitud de películas de artes marciales
).
Huelga decir, que como en casi todos los campos artísticos, a lo que en principio fue innovador y que dotaba a dichas películas de una identidad/nacionalidad propia y que era una especie de rebelión al sistema
, se acabó subiendo al carro quien más y quien menos, con resultados que el tiempo ha puesto en su sitio (y es que no se trata de poner gemidos
, coros disonantes y disonancia a cascoporro y al tuntún).
Aquí, en particular, con el retroceso que vivíamos respecto a todos los movimientos (contra)culturales, nos llegó (una pequeña parte, no sea que se formase un sindiós
) tarde y (mal) digerido por temibles
auteurs televisivos como Valerio Lazarov (no pronunciéis su nombre tres veces frente a un espejo
) cuyos zooms, barridos y polarizados de imagenes podian provocar efectos secundarios en las mentes de algunos televidentes menos preparadas para semejante
modernidad, al más puro estilo de los
scanners cronenbergianos
(aunque no hay pruebas concluyentes de ello).
Todo ello, por no mencionar que era mucho más rentable poner a un reducido grupo pop-rock, que a una (costosa) orquesta.
PD: Perdón por el off-topic. Podriamos abrir un hilo de películas cuya banda sonora no acompaña (en nuestra opinión) a las imágenes