Iniciado por
Jane Olsen
Pero es que el caso del Pingüino está agravado porque además de malvado es un hipócrita. Finge que es muy bueno y está arrepentido, que quiere encontrar a sus padres....Batman no hace sino exponer a la gente su verdadera personalidad. Y esto de ser un hipócrita me parece una cualidad singularmente detestable. Si ya desde el principio lo vieras torturando a gente, no sería tan malo, en mi opinión, porque sabrías que este tipo es así y sabrías a qué atenerte.
Así es. El Pingüino es un verdadero monstruo, en la plena acepción de la palabra. Deforme de cuerpo y de mente. Si ya de pequeño hace esas cosas con los animales ¿qué hará cuando sea mayor? En la famosa serie de grabados del artista británico Hogarth, Las fases de la crueldad, se muestra cómo una persona que de pequeña trata con crueldad a los animales, de mayor tratará con crueldad a las personas. Esa escena del Pingüino maltratando al gato va por ahí. Y además viene a anticipar lo que luego será la relación entre el Pingüino y Catwoman: un adulto tratando con crueldad a otro adulto. Y efectivamente, el ser un freak de feria no le da carta blanca para vengarse de toda la sociedad. Como decía Herbert, fijaos en el caso del Hombre Elefante. Y todavía peor es el caso de Gwynplaine, el protagonista de El hombre que ríe, porque éste no sólo no nació siendo un monstruo, sino que fue desfigurado a propósito durante su infancia para convertirlo en un monstruo de feria. Un monstruo adulto es una cosa horrible, pero un monstruo niño me parece algo simplemente inimaginable. Añadid a esto una infancia de explotación y abusos. Y sin embargo, al igual que Merrick, de adulto es un personaje absolutamente bondadoso e inocente, que no piensa ni por asomo en vengarse de la sociedad o matar a todos los primogénitos de Londres.
Malas ideas, tal vez no, pero sí pésimos instintos. ¿Tú te acercarías, por ejemplo, a un perro que sabes que es agresivo, que te puede morder..? El perro no muerde por idea de morder, lo hace por instinto, y sin embargo, no dejas de de ver su conducta como algo negativo, y si puedes, intentarás evitarlo. A lo mejor, al Pingüino, como decías en otro mensaje, le hubiera bastado tener al lado una Esmeralda o una Christine; pero dudo que hubiera sido capaz de amar a ninguna de ellas, porque tiene el instinto egoísta de un animal salvaje. Sólo le preocupa su propia supervivencia: es incapaz de un acto altruista. La escena en que salva al niño es éso: una comedia, un circo que montan para intentar convencer a la gente de que es bueno, cuando a él la gente se la suda, como pone de manifiesto en otro momento. Por otra parte, no creo que ninguna mujer pudiera llegar a amar a un personaje tan repulsivo y con tan malísimas inclinaciones como el Pingüino. El Fantasma de la Ópera era un asesino desfigurado, y capaz de matar a miles de personas sin arrugarse: pero también podía ser bueno con la Sra. Guiry y su hija, estaba dispuesto a reformarse por Christine (una mujer que simboliza todo lo que él ansía y no tiene), y al final, se sacrifica por ella y la deja ir con Raoul, a pesar de lo mucho que odia a éste (yo creo que no tanto por celos, sino porque sabe que él no está a la altura de ella, y que Christine merecía algo mejor). Además era un genio de la música y del arte. Yo no creo que el Pingüino sea capaz de actos así ni sea genio de nada, como no sea de rebuscar en la basura, comer pescado crudo y poner mini-bombas a pingüinitos.
Se puede combatir el crimen sin necesidad de matar, y de hecho el Batman de las historietas más antiguas nunca mataba. Superman nunca mata si puede evitarlo. El Batman de estas dos películas mata sin despeinarse demasiado, y mata a varias personas. Catwoman, que yo recuerde, sólo mata a Schreck. Por eso es incongruente que este Batman que ha matado le diga a una persona que no puede hacerlo por venganza...cuando es este mismo afán de venganza lo que le ha convertido a él en justiciero de la noche, poniéndose las leyes civiles y penales por montera. Me parece un discurso incongruente, o hipócrita, da la impresión de que tiene una doble vara de medir.