Hay una escena de los Simpsons que me viene a la cabeza cuando pienso en compositores como Doyle. El reverendo Lovejoy, narrando como acabó perdiendo totalmente el interés por evangelizar lleva joven y con muchas ganas a predicar, pero Flanders no hace mas que llamarle cada dos por tres y va progresivamente desentendiéndose hasta pasar del tema "sin que nadie se diese cuenta".
Esas llamaditas una tras otra de Hollywood y lo que implican, deben ir haciendo mella en la intenciones autorales de uno.