"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
Y leyendo a Conrado se le nota la impotencia, entre líneas es cómo: Que es patrick doyle. PATRICK DOYLE. No estamos hablando de cualquiera. No está el panorama como para tener a este hombre en su casa.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
Q: "I'm your new quartermaster"
007: "You must be joking"
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CLAUDIO: "Lady, as you are mine, I am yours"
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EISENSTEIN: "I'm a boxer for the freedom of the cinematic expression" -"I'm a scientific dilettante with encyclopedic interests"
Otto+, ¿llegó a terminar Morricone la banda sonora de film animado El Fantasma de Canterville antes de fallecer?. Parece que la película se estrenará este 2021.
Ojo al reparto de voces:
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
Pues hice esa pregunta en este mismo hilo hace unas semanas...
En cualquier caso, he buceado un poco online y he encontrado esto...
Morricone on an interview for Zeit Online, back in 2018:
"I'll finish the music for Kim Burdon's animated film The Canterville Ghost and maybe score for Giuseppe Tornatera's next project, but that's it with the soundtrack." (sí, habéis leído bien: Tornatera )
¿Lo llegó a grabar? Porque escrito en teoría el score sí que podría haberle dado tiempo. Y de no haber habido pandemia de por medio, pues a lo mejor sí que lo hubiera grabado.
PD: Doyle había encontrado en "Grandes esperanzas" la llave para una expresión musical más....moderna.... de cara a como se fue desarrollando el siglo XXI. Llegó la enfermedad y puede que perdiera la inercia, un tiempo precioso, hasta Potter y la llamada de Emma Thompson para Nanny McPhee. Pero adaptándose a modos más zimmerianos se desnaturalizó un tanto y no le dio tan buen resultado (incluso su trabajo para Sleuth fue recibido muy tibiamente). Es que o estás en el candelero o no lo estás si tu nombre se difumina en unos pocos años, así de triste es. Vale para actores y directores, y creo que podríamos aplicarlo a compositores, salvo que seas un Newton Howard, americano.
Y ya que estamos, me pregunto cómo van a adaptar la nueva versión de La Sirenita de Menken y Ashman de 1989 a 2021; el score tan alegre inspirado en la época en la que está ambientada la historia mismamente si se pasa por filtros y arreglos más "modernos o a la orden del día", no sé yo... tampoco es que esté muy inspirado en su traslación a imagen real.
Obvia decir que ningún musical animado Disney, animado o no animado, léase nuevas versiones de los clásicos, se acerca al Jorobado de Notre Dame, la última ABSOLUTA OBRA MAESTRA del estudio como musical.
Pero grandes esperanzas pese a tener una paleta de sonidos más ecléctica y moderna (pero orgánica, ojo, detalle muy importante) se las arreglaba para seguir sonando al Doyle más clásico por los cuatro costados... ese score es mágico. Su sonoridad es muy especial.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
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Precisamente por eso y por no ser artificiosa era su llave para el siglo venidero. Es bellísima esa partitura, cuántos la quisieran para sí....
Y es grácil en su sofisticación, en su puesta al día, pero sofisticación "de la buena". Me pregunto a cuántos ejecutivos con síndrome de Tío Gilito contando sus monedas serán plenamente conscientes del nombre de Patrick Doyle, ojo. No llega a ser el "venerable y sabio anciano Pat Morita" que es John Williams, por describir su situación con un poco de sorna comparativamente en fama ganada.
Poca gente, fuera de sus puntuales incursiones de alto perfil en el cine americano. Poca gente... y de los que lo conocen de verdad, no ven lugar a su estilo en las peliculas de hoy en día.
No vas a contratar a Patrick Doyle para que te haga un Jack Ryan. Eso sería un desperdicio.
Pero tampoco vas a contratar a Patrick Doyle para que te escriba Indochina 2.0. Eso sería un suicidio comercial...
Y ya está. Esa es la mentalidad general. Por tanto no se le llama. Me vas a permitir que no desvele al autor de esas palabras, pero es el sentir en Hollywood. Lo que ya no me cuadra tanto es que no haga más películas europeas. Quizá tenga otras prioridades, o como Williams haya decidido dosificarse y reservarse casi en exclusiva para Branagh.
Se que La-La-Land ha querido e intentado expandir más Doyle (Needful Things, Carlitos Way)... pero Dead Again ahí está, que no se ha agotado aún desde 2014.
Ten en cuenta que se trata de un compositor europeo. Su sensibilidad es británica, no norteamericana.
Compositivamente eso implica diferencias significativas.
Quizá una revisitación en profundidad de su obra (si hay un compositor que la merezca, es este, a la altura de los más grandes del medio, y con DIEZ AÑOS referenciales llenos de obras maestras, que se dice pronto) sea más apropiada para nuestra Quartet Records -interés tienen en Enrique V, Indochina... que para cualquiera de los grandes sellos especializados en música de cine.
El editorial de Conrado es triste, pero necesario. Es desolador que en 2021 hablar de Patrick Doyle sea poco menos que soltar aire caliente, cuando en realidad estamos hablando de alguien que fue, durante muchos años, absolutamente deslumbrante, uno de los baluartes que conformaron la gran esperanza de la banda sonora después de la generación de Goldsmith, Williams y demás. Conviene no olvidarlo.
De ese nivel estamos hablando.
Última edición por Branagh/Doyle; 25/06/2021 a las 20:12 Razón: Me comí un trozo.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
De hecho, Conrado Xalabarder le ha dedicado dos editoriales.
DOYLE, PERDIDO EN HOLLYWOOD
Si comparamos lo más reciente de Patrick Doyle, Artemis Fowl (20), con lo que el compositor hizo en el cine británico de los noventa, y si pensamos en los filmes de entonces de Kenneth Branagh y lo cotejamos con lo que firma ahora en USA, entonces no será difícil hablar de caída en picado, de decadencia, de pérdida de identidad a cambio, tampoco es difícil suponerlo, de más trabajo y más dinero. Es un escalón más en la caída hacia la nada de quienes en su día lo fueron todo. La situación del cine en Reino Unido es poco boyante y es comprensible que si se tiene la oportunidad se busquen mejores oportunidades, pero a un precio caro, el de dejar de ser uno mismo y transformarse en lo que exija la industria.
No todos tienen la suerte y fortuna de un Alexandre Desplat o de un Hans Zimmer, para los que Hollywood sí ha sido un paraíso donde establecer sus propios reinos. Desplat, además, se permite el regresar a Europa las veces que quiera para hacer las películas que quiera. Las cosas le han salido francamente bien y desde luego ha sabido moverse en territorio tan competitivo para convertirse en alguien sin competencia. Recuerdo, hace ya tiempo de eso, que George Fenton me explicó que alternaba el cine en USA con el de UK porque con el primero ganaba el dinero que necesitaba para poder hacer el del segundo sin apuros. Doyle, hace también tiempo de eso, me dijo exactamente lo mismo, aunque en su caso más como propósito que como realidad ya consolidada. De Fenton lamentablemente ya no sabemos apenas nada (en ninguno de los dos lados del Atlántico) y Doyle hace tiempo que se va invisibilizando.
Doyle es un compositor infinitamente más querido y respetado por los aficionados que conocen su trayectoria que por una industria a la que nada le importa lo que hicera en aquella gloriosa década de los noventa. Su nivel es máximo pero le han relegado (salvo algunos destellos) a prácticamente los mínimos, situándolo lejos de la primera línea con sus iguales, pues debería y merecería estar codeándose con los Desplat o demás. No es el único que ha sido fagocitado por esta cruel industria insensible al arte, pero sí uno de los más damnificados. No pocas deben haber sido las presiones que tanto Branagh como Doyle han debido sufrir para hacer de Artemis Fowl más un producto que una pieza de orfebrería como aquellas adaptaciones de Shakespeare. Tiemblo ante lo que ha puede ser la inminente Death On the Nile. Ojalá Doyle y Branagh pudieran encontrar el camino de retorno a Europa.
¿DÓNDE ESTÁ DOYLE?
Patrick Doyle se posicionó durante más de dos décadas en la primera línea de entre los compositores más admirados pero ahora ya no queda apenas rastro, apenas hace películas y cuando se habla de él se rememoran mucho más los tiempos pasados que los presentes y casi nadie confia en lo que depare en el futuro. El pasado martes cumplía 68 años. Con su edad, su trayectoria y su talento debería en justicia estar rechazando películas por falta de tiempo, pero salvo con Kenneth Branagh apenas trabaja en el cine: en 2019 no hizo ninguna película y tan solo una en 2021, la adaptación de Branagh de Death on the Nile por la que todos sus seguidores estamos apostando -ciertamente no muy esperanzadoramente- que pueda suponer su resurrección. Es un compositor inmenso, creador de músicas exquisitas, sólidas, capacitado para llegar a las audiencias a la vez que levantar películas pero, salvo algún problema personal que desconozco, todo apunta a que la industria del cine (de Hollywood) no tiene ningún interés en él.
Como también sucedió con George Fenton, Doyle se fue a Estados Unidos a buscar mejores horizontes profesionales (y sobre todo económicos, pues el cine europeo no es muy boyante en honorarios), siguiendo el rastro de tantos que cruzaron el Océano y encontraron su lugar, oportunidades y éxito: Barry, Delerue, o más recientemente Desplat, Zimmer o Göransson, entre otros. Fenton pudo trabajar durante un tiempo en ambos lados del Atlántico: en el Reino Unido por presupuestos mucho menores pero en mejores proyectos, y en Estados Unidos en películas comerciales pero muy bien pagadas, tal y como él me lo explicó en persona. Doyle, instalándose en Los Ángeles, ha perdido los mercados europeos: apenas ha hecho nada en Reino Unido -exceptuando con Branagh- y ninguna película en Francia en diez años.
Lo que ha sucedido en su carrera desde que llegó a Hollywood se resume en una caída en picado, decadencia, pérdida de identidad y especialmente de visibilidad. En su día me dijo exactamente lo mismo que Fenton, que esa era su meta: trabajar en USA y en Europa. De Fenton lamentablemente ya no sabemos apenas nada (en ninguno de los dos lados del Atlántico) y Doyle hace tiempo que se ha ido invisibilizando. No es el único que ha sido fagocitado por esta cruel industria insensible al arte, pero sí uno de los más damnificados. No tengo muchas esperanzas de que Death On the Nile recupere al Doyle que todos anhelamos recuperar, pero tampoco hay otra opción a la vista, al menos de momento, para que vuelva a ser visible y sepamos en qué lugar está.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
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El problema de Doyle si se le deja hacer a su aire es que es demasiado clásico. Ya lo dice Clemmensen en la reseña de Indochina.
Buy it if you appreciate the melodramatic power of Patrick Doyle's solid classical style of grand thematic structures and immense orchestral harmony.
Indochine is a fine example of everything that defines Doyle's trademark sound in the dramatic genre. It is saturated with passion and harmonic brilliance, inspiring a rich and enthusiastic performance from the oversized orchestra. The score's title theme is sweeping and rooted in Western classicism. Broad orchestrations feature the strings but provide outstanding solo performances for every section during the course of the score
Esto es un problema muy grande teniendo en cuenta las sensibilidades musicales actuales. Yo he usado fragmentos de esta película para analizar y ha habido gente que me ha dicho "la música está mezclada muy alta" "la música me chilla el drama a la cara", "la música es excesiva", y así.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
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Y tanto, los compositores británicos en Hollywood rara vez tuvieron preponderancia al otro lado del atlántico; fueron más bien satélites en órbita de ida y vuelta con contratos puntuales. John Barry se estableció allí en los 80' y si su música ya de por sí tendía a la melancolía, a partir de entonces, doblemente melancólica. Y las raíces musicales de Barry en absoluto son las de Doyle.
Por cierto, Wargnier lleva sin hacer nada desde 2014, sólo un film más respecto al último que lo reunió con Doyle en 2011. Pero es que a Phillipe Sarde tampoco la cosa es que le vaya de maravilla, con 73 años, 5 más que el escocés, apenas ha compuesto música en su patria, no más de media docena de films en la anterior década.
Luego la situación es endémica, global. O te adaptas a lo que hay, que siempre ha sido así más o menos en las últimas décadas, o atente a las consecuencias. No es extraño que las posibilidades de Doyle hayan descendido de forma fulgurante; su maravillosa década de los 90' hoy no tendría cabida en el panorama actual donde el apartado musical se ha simplificado notablemente tanto a nivel de composición, complejidad bien entendida y orquestaciónes a las que sacar buen partido en las manos adecuadas.
Y si te fijas bien, tanto Brave como Cenicienta, Thor o Artemis Fawl tienen en común a Disney. Branagh y Doyle se han entregado al monopolio actual por excelencia porque fuera tampoco queda mucho más. En definitiva, por picas o por bastos, una década empobrecedora.
Lo que le acerca a cómo sería aceptado hoy Rózsa mismamente. Exceptuando a Herrmann y a Morricone, o a veces Barry, Delerue, Mancini -en sus vertientes más asequible- o el propio Williams -aunque los intentos inspiradores se queden en pálidos la mayoría de las veces-, el resto de los clásicos ha ido perdiendo influencia en el clima actual, ya no hablo de Korgold, sino de Bernstein o Goldsmith, al de la le va mejor coleta mejor, no obstante, aunque su influencia ha disminuido. Pero Waxman o North, ese nivel de sofisticación para los tiempos actuales de "usar, ver y tirar" a menudo. Inabordables.
Intentos de abordar a Goldenthal también los ha habido, pero rara vez adquieren la opulencia y el virtuosimo de aquél salvo en momentos puntuales.
Se ha despersonalizado mucho el efecto de la música en el cine, y como consecuencia, no se estimula el talento real u oculto.
Última edición por Otto+; 29/06/2021 a las 20:20
Al menos Branagh, gracias a los Cenicientas, Thor, Jack Ryan, Poirot, y Artemis de Hollywood puede financiar su compañia teatral y permitirse de cuando en cuando rodar proyectos cinematográficos en completa y total libertad como All Is True (exquisita), y presentarse un día en las oficinas de Sony con la película terminada para negociar su distribución. Y Doyle pudo escribir una partitura sin cortapisas creativas de ningún tipo. Menos da una piedra.
Ahora parece que ha hecho lo mismo con Belfast, otra película muy personal con tintes autobiográficos.
All Is True, incomprensiblemente, no se estrenó en cines en nuestro país. Eso no sucedía con una pelicula de Branagh desde su Flauta Mágica de 2006.
Esperemos que Belfast corra mejor suerte.
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John Ottman.
Ten en cuenta que se trata de un compositor europeo. Su sensibilidad es británica, no norteamericana.
Con esto también me refería a que el hecho de que sea europeo dificulta la comercialización a la hora de editar expansiones y demás, al menos en el mercado USA, que es el principal foco de interés de Intrada, La-La-Land, Varese y demás.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
El quid de la cuestión en cuanto a la relación de Doyle con sellos norteamericanos especializados para mí se centra bastante en Varése Sarabande y si dentro de su catálogo se encuentran a perpetuidad Carlito's Way, Needful Things y cerca de una decena de títulos más del escocés (ya hemos visto que sus derechos sobre Dead Again vencieron, o sea que hay posibilidades). Y los que se editaron a través de Sony, están bien representados como están (al menos Hamlet y Frankenstein -éste bajo el sello Epic que es (o era, no sé si seguirá existiendo) subsidiario.
Pero los sellos europeos, como ya apuntaste, también tienen mucho que decir al respecto, espero, pues tanto para MusicBox (sus films franceses) como para Quartet, que ya editó la inédita "Killing Me Softly", estoy seguro de que estarían encantados de incluírle más a menudo entre sus lanzamientos. Hablamos de 500-1000 unidades como mucho en formato físico, más cerca de la primera cifra que de la segunda. Depende de cuánto se puedan expandir porque Doyle en ese aspecto siempre ha sido bendecido con duraciones largas en sus CDs por lo general, aunque siempre faltará algo, seguro que Indochina o alguna más publicada por Warner Francia tienen margen de sobra para ser ampliadas.
Pero eso quieras que no es el pasado; en el presente Doyle lamentablemente no encuentra una rendija por la cuál desplegar su magia.
Sospecho que hasta que el patrón oficioso, Zimmer, no se retire o de un par de pasos atrás, su holding y Hollywood van a ir de la manita durante años venideros, lo que va a propiciar un período inusualmente largo de liderazgo y pseudoestancamiento. Porque nos hemos preguntado qué pasará cuando Williams no esté, pero ¿y cuándo Zimmer no esté? Su legado seguirá, presumiblemente su particular imperio, pero ya no será lo mismo.
Podría haber seguido haciendo más blockbusters del tipo Rise of the planet of the Apes (ofertas tuvo, y bastantes), pero se de buena pinta que no ha querido. Si hay que tirar de trillados soniquetes electrónicos en un momento dado por ayudar a un amigo se hace (Branagh y su Jack Ryan), pero despersonalizarse por rutina cómo que va a ser que no.
Detalle importante: según comentó el propio Doyle en una entrevista su partitura original para la peli de los simios fue rechazada y tuvo que volver a reescribirla casi por completo en TRES DÍAS para no ser despedido.
De George Fenton circula por ahí un rumor (se dice, se comenta, extraido de una supuesta conversación privada), en los mentideros del mundillo que afirma que al compositor británico le dio un día por reproducir el album de su partitura para Cold Pursuit... y no se reconoció a si mismo.
¿Yo escribí esto?. Dios...
De este modo, la decisión de apartarse del cine USA pese a estar muy bien remunerado, sería personal. No todo es cuestión de dinero.
Sigue activo en UK, su última película, The Duke, con Jim Broadbent y Helen Mirren, data de 2020.
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Frankenstein si, es de los mejores albumes de los 90, no solo de bandas sonoras, sino en general: la mezcla, masterización y demás es EXTRAORDINARIA, y el programa, con 70 minutazos, cubre cronologicamente el 95% del score, y su estructuración y desarrollo es impecable.
Mucho Ruido y Pocas Nueces lo mismo.
Pero Hamlet tiene casi 3 horas de música, aunque el album original dura 76 minutos y está muy bien, falta mucho material temático (variaciones, desarrollo...).
Es como Indochina. Son las dos partituras más largas de su carrera.
Needful things, Carlitos Way y Donnie Brasco si merece expandirse, como sucedio con Dead Again en su día, por la brevedad de sus programas originales.
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Ahora, Enrique V. Expansión no sé (solo faltan 15 minutillos, con lo que tendríamos un album de 75 minutos), pero remasterización si, por favor. Como estamos hablando de una de las partituras mas importantes de la historia del cine, (y encima debut en el medio, nada menos), debería editarse con todo lujo por su importancia histórica.
¿Aún no has visto la película, Otto+?. Te encantará, supongo que recuerdas la apasionada reseña de Campanilla.
PD: Siempre eché de menos en el programa original el fraseo de viento metal que se escucha inmediatamente al principio de este fragmento:
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John Ottman.
"I need not to be ashamed of your Majesty, praised be God, so long as your Majesty is an honest man".
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A diferencia de Doyle, Fenton tuvo (y sigue teniendo) bajo su brazo una mayor oferta de directores bastante variada: Harold Ramis, Neil Jordan, Nicholas Hytner, Ken Loach, Andy Tennant, Nora Ephron, y lanzó su propio sello, Debonair, que sospecho ya no está en activo. Tiene un film en su filmografía protagonizado por Jessica Chastain, verse asociado a nombres jóvenes de empaque añade un plus de consistencia.
Otra cosa, claro, es que sus trabajos se vean publicados, pero el sello alemán Caldera parece tenerle entre sus favoritos (Red Joan se editó gracias a ellos). Y a mí me gustaría que se reeditaran algunos de sus trabajos de los 80', e importante, nuevas ediciones de sus trabajos puede que no dependan tanto de sellos norteamericanos.
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John Ottman.
Si, además recuerdo la que se lió (es un decir), porque la contraportada de Carlito´s Way muestra la secuencia del billar, y esa escena tiene un corte de acción breve pero maravilloso que no se incluye en el CD.
De Frankenstein, si lo tienes a mano coge el CD y abrelo: Lo horrible es lo de dentro, con el color verde y la tipografía de los nombres de las pistas metidas de mala manera dentro de la galleta del CD... horrible, horrible todo.
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John Ottman.