Hace ya varias noches que puse en casa
Lars y una chica de verdad , una de esas grandes muestras de cine indie que tanto han prosperado en lo que llevamos de siglo.

Su director, Craig Gillespie, corroboró su enorme talento con la posterior Yo, Tonya, con unas increíbles Margot Robbie y una oscarizada Allison Janney.
Estamos ante un chico simpático, bonachón, pero extremadamente tímido. Incluso, diría que con algún problema grave en la relación con los demás. Va y viene del trabajo, se queda en casa, y ni siquiera acepta las innumerables ofertas de su hermano y cuñada, que viven al lado de él, para cenar en casa.
Su situación emocional da un rumbo inesperado cuando encuentra otro alma solitaria. En este caso, no desvelo nada,
una muñeca hinchable, de esas eróticas, pero con un pasado también desgraciado.
Es alucinante la de situaciones que genera este hecho. Con la familia, con los amigos, con el pueblo entero. Son situaciones entre cómicas, absurdas, y tiernas y emocionantes.
No soy muy de nota, pero sería un 9, perfectamente.