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Comparto lo de que es uno de los mejores de su generación y añado , que de lejos, es uno de los mas IN-FRA-VA-LO-RA-DOS.
En nightcrawler estaba totalmente mimetizado en el papel y lo clavaba. Debe ser que no tiene padrino en Hollywood
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Superman Returns .............. Bryan Singer
Pues anoche me dispuse a ver de nuevo esta pelicula,donde solo la habia visto una vez y fue en el cine cuando se estreno,entonces decidi volverla a ver porque no la recordaba tanto,la primera vez si recuerdo que fue una pelicula que no me disgusto y la disfrute,ahora vuelvo a pensar lo mismo,a mi me gusto,podre ser uno de los pocos a los que le gusto esta vision de Singer y especie de reboot continuacion de las dos primeras clasicas,donde indudablemente para mi supera como pelicula a lo que fue la 3 y 4 donde serian las mas olvidables,sobre todo la 4,la 3 tiene algunos detalles buenos.
Cierto que Brandon Routh no tiene el carisma de Reeve y su Clark Kent no era tan carismatico como el de Reeves,pero se deja ver,me gusto el Lex Luthor de Kevin Spacey,aparte que para mi es un muy buen actor creo que su Luthor es el mas oscuro hasta la fecha,el de Gene Hackman era mas simpatico por sus toques de humor.
Puede que para la epoca fuera incomprendida,lenta y aburrida para otros,cierto es que hay una parte que el ritmo es lento,pero a mi me ha gustado,las escenas de accion son de lo mejor en la pelicula y ciertos detalles que se te quedan grabados,como la escena de la ametralladora,en fin no es ni mucho menos para mi la mejor pelicula de Singer pero yo la disfrute por nostalgia y ciertos detalles.
Mis preferidas de Star Trek son Mision salvar la Tierra y la Ira de Kahn.
Es cierto que el Luthor de Hackman recurre más a la ironía, pero no me parece que sea más simpático y menos oscuro que el de Spacey. Comete acciones que no son precisamente las de un "tío majo". Por ejemplo, el de Hackman no pega palizas como el de Spacey, pero sí que asesina a sangre fría. Particularmente no me causa ninguna simpatía alguien que arroja a un policía a las vías del tren o a un Superman completamente indefenso cargado de Kryptonita a la piscina; para a continuación, irse tranquilamente sin importarle que se ahogue.
Es verdad que por el tipo de Luthor que representa es muy setentero y no ha arraigado como el Luthor oficial. Yo no tengo problema con eso; a mí me gustan los dos tipos de Luthor: el científico megalómano y el multimillonario todopoderoso. Sin embargo, esto no me pasa con el Jóker, ya que prefiero el de los 80 antes que el de la era actual.
A ver si me veo Superman Returns de una vez.
A mí, el Luthor de Hackman, salvando las distancias, me recuerda un poco al Dr. Pretorius de La novia de Frankenstein: un personaje mefistófelico, muy divertido y urbano, pero realmente retorcido y maligno. Quizá es cierto que le sobre alguna que otra gracieta y, sobre todo, el pesadito de Otis, que ése sí está bastante pasado de vueltas.
Es difícil quedarte con una favorita, porque la historia se continúa en las siguientes. La Ira de Khan quizá es de las mejores, aunque me gustan mucho la primera y la de En busca de Spock.
No sé a qué te refieres. Después de décadas siendo un ladrón chistoso, el Joker recuperó en los 70 su carácter originario de psicópata asesino, si acaso en los 80 se le hizo algo más terrorífico con La broma asesina y algunos comics más, pero desde entonces no ha variado.
Me refiero a que el Jóker actual no es tan payaso y es más "serio", más anárquico, como el de Nolan. A mí, como sabes, me gusta más el de Jóker más fiestero, más clown, más pintoresco, como el de Nicholson.
Bueno, pero ya en los 80 perdió bastante del "bromista", lo que quiero decir es que en los comics desde los 80 a la actualidad la visión del personaje no ha cambiado básicamente. En las películas sí, pero es porque Burton añadió a la mezcla algo de la versión sesentera.
Desde mi punto de vista Jack,no es que el Luthor de Gene Hackman me parezca menos malo que el de Spacey,es tan malo y de planes maquiavelicos ambos,pero lo de oscuro me refiero porque tal y como decia Jane Olsen el de Hackman hace alguna gracieta y le llegas a coger cierta simpatia,el de Spacey no,lo veo mas oscuro en el sentido de que es mas serio,con un humor muy negro.
Spoiler:
Tercera entrega del maratón conradiano y no sé cuántas más va a haber ni con qué frecuencia, porque como ya dije, estoy un tanto revenida. Ésta vez le ha tocado el turno a una película que nunca hasta hoy había visto: Guillermo Tell.
Doy por sentado que todo el mundo se conoce más o menos la historia de Guillermo Tell, así que no pasará nada si comento la película y meto unos cuantos spoilers sin la perceptiva etiqueta.
Bueno, básicamente es la historia de unos campesinos en Suiza en la Edad Media. El país está bajo el control del Emperador de Austria, que divide el país en tres partes y pone al frente de cada una de ellas a un noble de su corte, a cuál más cabrito, para que recaude los impuestos y todo éso. A la parte donde está Guillermo Tell (Hans Marr) le toca en suerte Gessler (Veidt), que es un hijo de fruta de cuidado. Tiene una apariencia costrosa, lleva un látigo de varias colas constantemente, le gusta comer cordero con las manos y beber vino en cálices de misa y trata el país como su cortijo personal. Un encanto de tipo, vamos.
Los esbirros de Gessler se dedican a asolar el país: intentando violar a las mujeres de los guardabosques, robando vacas, dejando ciegos a ancianos y todas las tropelías que se os puedan ocurrir. Pobres de los aldeanos como intenten decir esta boca es mía, porque lo que les espera es aún peor. En estas, los campesinos, que están más que hartos de los austríacos, deciden que es hora de hacer algo, y se reúnen, y piden a Tell, el mejor cazador y tirador de la zona, una especie de héroe local por sus habilidades venatorias y su puntería, que se una a ellos y a la causa por la libertad. Pero a pesar de ver a sus vecinos tan atribulados, el amigo Guillermo no quiere saber nada de politiqueos, es un hombre de su casa y prefiere quedarse en donde está con su familia. Entre tanto, asistimos a las luchas por el poder entre los nobles y las intrigas de la corte. Hay una pijilla suiza, Bertha von Brünneck (Erna Morena), de la que se encapricha Gessler. Pero la chica no quiere ni oír hablar de casarse con el simpático austríaco, entre otras, porque ya hay otro por ahí que le hace más tilín, Ulrich von Rudens (Johannes Riemann). El otro, por cierto, no se atreve a hacer gran cosa, porque Gessler manda más, tiene más pasta, más mala leche y además le saca lo menos diez centímetros. Sin embargo, acaba por agotar la paciencia de Gessler, que no anda muy sobrado de ella, y el tipo acaba en la mazmorra. Bertha consigue liberar a su amado con la promesa de que se casará finalmente con el aborrecido Gessler.
Se hacen los preparativos para la boda, y entre tanto, nuestro encantador tirano tiene la idea de plantar en la plaza del pueblo un poste con un gorro en lo alto, ante el cual deben arrodillarse al pasar todos, so pena de ser condenados a muerte por traidores. Pasa por ahí Guillermo Tell con su hijo, y no se arrodilla ante el sombrero. Lo van a detener y a ejecutar, pero Gessler, que pasaba por ahí en ese mismo momento, ha oído hablar de la famosa puntería de Tell y dice que él y su hijo se salvarán y serán libres si Tell hace el consabido numerito de la manzana sobre la cabeza de su hijo. Por supuesto, lo hace, pero, llegados ya a este punto, a Tell ya se le han hinchado bastante las narices y se pone chulo con Gessler, que lo manda detener.
Gessler se va al castillo de su novia para casarse llevándose con él a Tell prisionero, pero hay una tempestad y el barco que los lleva está a punto de naufragar. Tell se escapa, se les adelanta por otro lado, se encuentra Gessler en una encrucijada y como Don Luis en el Tenorio le envía al otro mundo una flecha envuelta en él. Muerto el perro se acabó la rabia, y como el capullo de Gessler ahora está muerto, Bertha está que da palmas con las orejas porque al fin se puede casar con Ulrich y los campesinos que tan mal lo habían pasado, se dedican a tratar a los esbirros del otro casi tan mal como los han tratado a ellos antes, en vez de mostrar cierta comprensión y perdonar, si es que la gente no aprende.
Dirigen unos tales Rudolf Dworsky y Rudolf Walther-Fein, de los que no he visto ninguna otra película. Parece que se gastaron un montón de pasta en hacer esta película y hasta contrataron a varios asesores históricos para que todo fuera lo más verosímil posible. Debió de tener bastante éxito en su momento, pero hoy en día es una película más bien olvidada, y creo que es fácil saber por qué.
A pesar de algún hallazgo visual interesante, de los hermosos paisajes en que transcurre, bellamente fotografiados, y del buen ritmo con que está narrada, esta película tiene un par de defectos capitales. El más gordo de los cuales es que, siendo una película épica, es más bien muy poco épica, le falta exaltación y sentido heroico. Comparémosla, por ejemplo, con Los Nibelungos de Fritz Lang. No sólo el actor elegido para encarnar a Guillermo Tell es un tipo gordo y barrigudo, con una pinta poco heroica, es que además está muy diluido como personaje. Sale poco, y no nos cuentan gran cosa de su carácter y aspiraciones. Sus hechos se quedan restringidos casi a sus habilidades cinegéticas y a su puntería, no nos muestran aquí a un patriota. Y esto nos lleva al segundo defecto, y es que también la acción en general y la mayoría de los personajes están también muy diluidos y faltos de desarrollo, y todo resulta bastante tópico y por momentos, algo confuso. Puede deberse a que la calidad de la copia no era muy allá y sólo tenía rótulos en alemán que no he comprendido del todo bien. Veidt está en su salsa como el maligno Gessler, uno de sus memorables villanos, aunque quizá resulte un tanto tópico en exceso, como todo lo demás.
Es evidente que quisieron meter cierto mensaje político en la película, ya que se hizo en una época en que estaba reciente la fundación de la República de Weimar y ésta era mirada por cierto escepticismo, por cuanto en Alemania las cosas no iban demasiado bien, pero éste mensaje es bastante suave y no llega a caer nunca en el panfleto, limitándose a ser una tópica apelación a la libertad y a la unidad del pueblo (hacía dos días, como quien dice, que Alemania había dejado de ser un conglomerado de ciudades estado). Con todo, debió de tener cierto éxito pues unos diez años después fue objeto de un remake sonoro, con Veidt repitiendo el papel de Gessler...y a punto de tener un serio disgusto. Pues no recuerdo ahora si durante la producción, post-producción o promoción de la película, tuvo que volver a Alemania...donde los nazis, que no le tenían demasiada ley, lo secuestraron y lo tuvieron detenido varios días en un hotel intentando que se pasara a su lado (recordemos que en el 33 se había tenido que ir a vivir a Gran Bretaña tras no querer colaborar con ellos) y sometiéndolo a tortura psicológica. Sólo gracias a la intervención de su amigo, el productor británico Michael Balcon que tenía contactos diplomáticos, lo soltaron y pudo volver a Gran Bretaña. No volvió a pisar tierras alemanas.
La próxima vez que os veáis Casablanca, pensad que si el tipo clavaba el papel de nazi cruel y refinado era no sólo porque era un gran actor, sino porque sabía muy bien cómo se las gastaban aquellos elementos.
Estimada J. Olsen, es imposible no agradecerte un post como este. Compartes la película, das tu punto de vista y encima añades anécdotas curiosas al post. No creo que me vuelva loco buscando la película pero si algún día la veo por casualidad me acordaré de tu post. Gracias :abrazo
Sí, Herbest, si llevas razón que el de Spacey (que también me gusta), es más violento que el de Hackman; pero no tiene que ver con crueldad. Este no es un asesino, y el de Hackman, sí. El de Spacey sólo quiere vengarse de Superman, y el de Hackman quiere quitarse de en medio a Superman para poder llevar a cabo sus planes, que no es ni más ni menos que destruir un Estado entero, matando miles de inocentes por simple lucro personal. Además, aunque no se vea en la película, también se sabe que mata a varias personas para robar un trozo de meterito. Su luthor tendrá una apariencia inocente, e incluso infantil, pero desde luego es un asesino de mucho cuidado.
A mí me gustan mucho los dos, aunque prefiero al de Hackman. Gene lo interpreta mejor, le añade más matices y lo hace más carismático que el de Spacey. Desde luego, lo que está claro es que ambos tienen el aspecto del Luthor de los cómics, cosa que el nuevo, el de Jesse Eissenberg, no. Ese sí que me da miedo :sudor
Bueno Jack los dos son asesinos,si te fijas en Superman Returns
[SPOILER]Como bien dices el Luthor de Hackman quiere destruir un estado entero donde moriran millones de personas,el de Spacey aparte de matar a Superman,con los cristiales de la fortaleza de la soledad,quiere crear un continente nuevo encima de todo Estados Unidos,y en una parte Lois Lane le dice,mataras a millones de personas inocentes y le da absolutamente igual,asi que yo diria que si son ambos asesinos.[SPOILER]
Tiene intención, pero no mata a nadie ni se ve en ningún momento en la película. El de Hackman llega a consumir la matanza con el misil provocando la falla. Sólo Superman logra evitarlo retrocediendo en el tiempo.
Realmente da igual, porque es la misma versión del personaje. En Returns se dice que a Luthor lo juzgaron por los crímenes que se ven en Superan I y II. Y Spacey interpretó la versión de Hackman. Lo que sí es cierto es que Spacey tiene la escena más cruel y violenta.
Y por cierto, Eisenberg sí tiene el físico de alguna versión de Luthor como la de Birthright o la de Secret Origin.
Sí, es la misma, ¿pero no es el mismo Superman también y todos los demás? Una escena no hace mejor una interpretación, y precisamente muchas críticas no le pusieron demasiado bien a Spacey por no ofrecer algo nuevo, y limitarse a imitar a Hackman.
Yo lo siento, pero para mí no hay mejor Lex Luthor que Gene Hackman, como no hay mejor Jóker que Nicholson y, por supuesto, mejor Batman y Superman que Michael Keaton y Christopher Reeve. Sé que es una opinión poco popular, sobre todo a lo tocante al Batman de Burton, pero para mí son los mejores.
Vista Babadook...5.5
No soy un gran fan del cine de terror, porque generalmente es una sucesión de tópicos que se repiten en todas las películas y porque en general los argumentos dejan mucho que desear.
La película se deja ver, realmente hay momentos en los que se llega a pasar mal si uno se pone en la piel de la madre (que interpreta un muy buen papel), pero como en la mayoría de películas del género, el final es un :fiu en toda regla.
En este caso, me ha recordado en muchos momentos a El resplandor
Spoiler:
Para pasar el rato.
"Safe" de Boaz Yakin con jason Statham y Catherine Chan. Un ex-policía venido a menos debe poner a salvo a una niña china protegida de las Triadas por su mente prodigiosa, tras la que van la mafia rusa y unos agentes corruptos de la Policía por una combinación numérica. Acción y efectos pirotécnicos además de mamporros a tutiplén en una pelicula para pasar el rato.
Cuarta entrega de este miniciclo que me he montado. Lo prometido es deuda, y allá va El hombre que ríe, que no me veía desde hace la tira de tiempo.
1928 (como 1939) fue uno de ésos años buenísimos para el cine (como los hay para las cosechas de vinos). Se suele decir que para esa época, las películas mudas aún se hacían muy bien, y aún no se hacían demasiadas malas películas sonoras. Y es verdad que 1928 dejó unas cuantas excelentes películas: El hundimiento de la casa Usher, de Epstein (otra de las películas que tengo en un altar), El viento, Amanecer, La pasión de Juana de Arco, El circo...y ésta que nos ocupa. Pero pronto el cine iba a dejar de ser lo que hasta entonces había sido, porque como el propio Conrad dijo en una entrevista que le hicieron en los años 30, por aquel entonces un terremoto sacudió Hollywood: no era un terremoto de verdad, sino la llegada del cine sonoro. Se ha dicho a veces que El hombre que ríe es de las últimas grandes superproducciones del cine mudo, y hasta he leído por algún sitio que en un principio hasta se consideró hacerla con sonido: cuando se estrenó tenía una pista sonora sincronizada con música y efectos de sonido (como otras películas de esta época de transición), pero no diálogos.
En mi opinión no estamos ante una obra maestra (ya explicaré por qué), pero sí ante una película que se queda muy cerca de serlo. Siempre que veo esta película no puedo sino lamentarme de la temprana muerte de su creador, Paul Leni, y como en el caso de Murnau, preguntarnos qué maravillas podría haber llegado a hacer este hombre en el cine sonoro. En efecto, la filmografía de este director teatral alemán metido a cineasta, que empezó su carrera el Alemania y desembarcó luego en Hollywood (como otras grandes figuras del cine germano de la época), es breve: en la actualidad apenas son visibles El hombre de las figuras de cera, El legado tenebroso, El hombre que ríe, y ocasionalmente, El teatro siniestro. Tal como sucede con otras grandes figuras del silente, como Paul Fejös o Murnau, cuyas obras, muy apreciadas en su momento, no podemos nosotros apreciar por haber llegado muy mutiladas o haber desaparecido por completo. Sólo que en el caso de Leni, su apreciación y redescubrimiento es mucho más reciente: se trató de un realizador semiolvidado durante muchos años, y en las enciclopedias, con suerte, apenas aparecían unas líneas en la entrada a él correspondiente.
Y es que El hombre que ríe visual y narrativamente es una maravilla. Increíblemente dinámica y avanzada para su tiempo. Incluso para el día de hoy, con planos muy audaces, movimientos de cámara muy imaginativos y un cuidado montaje. Toda la película está llena de pequeños y maravillosos detalles: mencionaré, por ejemplo, el modo en que Leni nos presenta por primera vez al protagonista, no mostrándonos su cara deforme de una vez, sino en una serie de vistazos desde distintos ángulos y planos parciales. La primera vez que le vemos la cara a Gwynplaine se la vemos reflejada en un espejo, estando él sentado de espaldas a la cámara, y hecho todo ello de tal forma, que tardamos un rato en darnos cuenta de que estamos viendo un reflejo en un espejo. Y hay más, porque en ese momento Gwynplaine cierra las puertas del espejo y lo que vemos es un plano de sus manos sobre las carátulas teatrales pintadas en las puertas. Profético. Porque toda la estética de esta película, que acaso debió haberse titulado Las gentes que rieron, gira en torno a una serie de leit-motivs: la risa, el llanto, las apariencias, la realidad, la mentira...Porque nada es lo que parece en este mundo de aristócratas depravados, bufones intrigantes, monstruos enamorados y beldades lisiadas. Alucinante. Es como un adelanto de lo que Browning nos mostrará, por ejemplo, en Freaks, y ya nos había anticipado en Garras humanas, como también había hecho Sjöstrom con El que recibe el bofetón. Pero esta película, que en muchos sentidos, es hija del expresionismo alemán, aunque hecha el Hollywood, también es heredera de títulos como El jorobado de Notre Dame o El vagabundo poeta, que comenté unos cuantos posts más atrás. Y sin embargo, tiene un carácter especial que la diferencia definitivamente de todas ellas. La mayoría de estas películas de monstruos, marginados y demás tienen un carácter muy conservador o muy reaccionario, incluso, cuando detrás de ésta parece subyacer un cierto mensaje revolucionario:.Spoiler:
Los decorados son otra de las grandes bazas de la película: se nota que Leni había sido director teatral y escenógrafo antes que cineasta, y que tras la dirección artística estaba el gran Charles D. Hall, responsable de la ambientación de muchas de las películas de monstruos que vendrían después y que contribuirían en no pequeña medida a cimentar el género. Como detrás del maquillaje estaba el gran Jack Pierce, el creador de todos los famosos monstruos de la Universal: de Frankenstein al hombre lobo pasando por la momia.
Y por supuesto está Conrad Veidt como Gwynplaine, un pilar fundamental de la película (y éso que estamos ante un personaje que no aparece demasiado en la historia) en el que yo considero es (junto con el Cesare de Caligari y el Erik el Grande de Magia Roja) su mejor trabajo. Hay actores que hacen arte. Hay otros que son arte ellos mismos. Y Conrad pertenecía al segundo grupo. Sólo con la mirada y el lenguaje corporal, con un incomodísimo maquillaje (parece que lo pasó tan mal que después de esta prometió que no volvería a hacer ningún papel de monstruo -una pena, el cine de terror perdió muchísimo- o que requiriera un maquillaje muy elaborado y lo cumplió)...¡qué cantidad de cosas expresa! ¡Cuánto deberían aprender los actores de ahora -muchos de ellos no saben ni cómo estar de pie- de los actores de aquella época..! Es involuntariamente terrorífico (no me explico cómo todo el mundo se parte la caja con él), y al mismo tiempo, transmite un pathos enorme. Es muy curioso ver cómo cambia completamente su expresión con sólo taparse la boca con un pañuelo o la manga. El personaje de Gwynplaine, el desdichado freak sentimental -al igual que gran parte de la película- es pura emoción, absorbente, tremenda. Os aseguro que casi lloro en la escena en que Ursus. Y eso que la película tiene también escenas muy fuertes, de una sordidez que es casi como una bofetada en la cara. ComoSpoiler:.Spoiler:
La mayoría del resto de los actores -cuyas carreras, por cierto, no sobrevivieron al cine mudo- están excelentes: Dea (Mary Philbin, protagonista también de El Fantasma de la Ópera y que repitió con Conrad en la ya citada Magia Roja) es la imagen misma de la fragilidad y la dulzura, una heroína con una imagen muy vintage (completada con peluca de tirabuzones rubios, y todo, a pesar de que en el libro te la describen con el pelo oscuro). Cesare Gravina, que era uno de los mánagers del teatro en El Fantasma...es una figura paternal y conmovedora como Ursus, el saltimbanqui filósofo que acoje a los dos jóvenes parias. El interesante Brandon Hurst como el intrigante y cruel Barkilphedro (era un villano habitual en muchas de estas películas mudas, como El Jorobado de Notre Dame, aunque también le vimos como mayordomo siniestro), es, en todos los aspectos, la contrafigura del inocente Gwynplaine que está obligado a reírse aunque no quiera; yo creo que éste es el personaje que realmente debió inspirar al Joker de Batman; Sam de Grasse como el rey Jacobo viene a ser una versión actualizada y con chorreras del Iván el Terrible de El hombre de las figuras de cera; por último, Olga Baclanova, actriz rusa con un sorprendente parecido a Madonna (que hizo un papel muy parecido al que hace aquí en Freaks, por el que quizá es más conocida), como la imagen misma de la perversión y la tentación, la mujer bella por fuera y absolutamente podrida por dentro.
Sin embargo, y a pesar de todas sus excelencias, hay unas cuantas cosas que impiden que esta película llegue a obra maestra. Sospecho que faltan escenas (he encontrado muy poca información al respecto), que sin duda permitirían profundizar más en los personajes, en especial, los de Dirry-Moir --, Barkilphedro, cuyas motivaciones tampoco quedan nada claras ni se sabe a qué obedecen -Spoiler:, el doctor Hadquanonne, que sale muy poco y apenas se explica, pese a ser un personaje de gran importancia en el desarrollo de los acontecimientos, o incluso el propio Gwynplaine, que resulta, durante la mayoría de la película, un tipo un tanto pasivo, que se limita a estar por ahí con porte de sauce llorón, o acurrucado cual perro apaleado a los pies de Dea. La acción también se resiente algo del exceso de tramas y personajes, pese a no quedar éstos bien explicados del todo, como ya dije, y se llega a hacer un poquito pesada en algún momento, y sobre todo el tramo final es muy apresurado e inverosímil.Spoiler:
Con todo esta película es una maravilla, responsable en gran medida de mi fascinación por el cine de este período y por el propio Conrad. Es una lástima que corra por ahí en copias malísimas, sucias, rayadas, con artefactos, que no respetan la velocidad originaria de proyección, a ver si Cinema Ritrovato, la Fundación Murnau o a quién corresponda se ponen las pilas y hacen una restauración como es debido.
De obligado visionado para los amantes del cine mudo, del terror de la Universal (de la cual es una digna antecesora), de los fans de Batman (no hace falta que repita que el personaje de Gwynplaine fue la inspiración declarada para el Joker, si esto lo hacen hoy, les cae un pleito que los ponen finos, porque lo hicieron con el actor todavía vivo y en activo y sin pedir permiso), de los fans de Conrad y los fans del cine en general.