Vista anoche
The Lords of Salem (2012), de Rob Zombie.
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Tras finalizar un programa radiofónico de música rock en el que trabaja Heidi junto a sus dos compañeros, ésta recibe una misteriosa caja que contiene un vinilo, cortesía de
The Lords, creyendo que se trata de una nueva banda en busca de promoción.
Tras llegar a casa, cansada y tras haber tomado unas copas de más, escucha del disco (en lo que parece ser una serie de ruidos inconexos) y tiene visiones en las que ve lo que parece un aquelarre.
Según pasan los días sus visiones/pesadillas acrecentan y cada vez son más reales y enfermizas.
¿Estará Heidi volviéndose loca?
Fantástica película de Rob Zombie, en la que pese a las cuantiosas influencias/homenajes a cineastas, escritores o pintores (del Polanski de
Repulsión,
La semilla del diablo,
Macbeth o
El quimérico inquilino; la seminal
Häxan de Benjamin Christensen; el Bava de
La máscara del demonio; el Fellini de
Roma; el Argento de
Suspiria o
Inferno; el Carpenter de
El príncipe de las tinieblas, el Kubrick de
El resplandor o
Eyes Wide Shut; el Lynch de Cabeza borradora o
Twin Peaks; el Ken Russell de
Los diablos, Méliès,
El Fantasma de la ópera, Lovecraft, Jorodowsky, Goya, Crowley, LaVey etc...), destaca su puesta en escena, ya sea con la sutil forma en que el director dosifica la información así como
impregnando a las (aparentemente) inócuas imagenes (esa textura amenazante que poseen los planos de los paseos nocturnos por la ciudad, el propio apartamento de la protagonista) de una maligna fisicidad, dejando progresivamente al espectador sin un personaje/guía al que agarrarse en su descenso a los abismos, despojandole de su zona de seguridad/confort
, y es que el modo en que el director se enfrenta a los códigos narrativos del cine de terror contemporáneo, subvitiéndolos (el modo en que lo fantástico impregna lo real y cotidiano), puede que no sea del gusto de aquéllos aficionados más puristas.
Destacable asimismo el equivalente tratamiento que se da a varias piezas musicales, logrando que composiciones como el
Réquiem de
Mozart o canciones como
Venus in fursy (especialmente)
All tomorrow's parties de
Velvet Underground, nunca vuelvan a ser lo mismo.
Recomiendo, como en el cine de Lynch, no tratar de analizar/racionalizar el argumento sino dejarse llevar, de ése modo su visionado puede ser satisfactorio por su ambigüedad.
:hola